17.01.12
Uno de los grandes estetas del Siglo de Oro, el Padre Sigüenza, decía sobre El Bosco, en especial sobre El Jardín de las Delicias [terrenales]:
La diferencia entre las pinturas de El Bosco y las de otros es que los demás procuraron pintar al hombre cual parece por de fuera; éste sólo se atrevió a pintarle cual es por dentro (…) Los cuadros del Bosco no son disparates, sino unos libros de gran prudencia y artificio, y sí disparates son los nuestros, no los suyos, y, por decirlo de una vez, es una sátira pintada de los pecados y desvaríos de los hombres.
Felipe II compró el cuadro moralizante para su dormitorio.
Si la escena del infierno es pavorosa, ¿qué habría pintado el artista holandés de haber vivido hoy en día? Como diría ‘Super-ratón‘: «no se vayan todavía, aún hay más»
Alexander Boot, cuenta en su blog el último descubrimiento de la TV holandesa BNN, en un programa titulado Proefkonijnen (Conejillo de Indias), dos trajeados varones se disponen a ‘cenarse un poco’, el Sr. Valerio un cacho de culo (con perdón) del Sr. Storm, y éste un gajo de tripa de aquel. Ambas exquisiteces extraídas quirúrgicamente. Se cocinaron con aceite de girasol, alternativa más saludable que la pura mantequilla, pero sin sal ni pimienta, no fuesen a perder su sabor.
El concurso ya venía preparado, para todos aquellos que no creen que exista una «ley moral de pendiente resbaladiza», por el «Shooting Up and Swallowing» –Dispara y traga–que ofrecía un chute en directo de heroína. Y antes por el «The Big Donor Show» en el que, con formato Gran Hermano, el público iba eliminando concursantes a un trasplante de riñón.
Si alguno se pregunta por qué nadie intervino, la respuesta en este mundo iuspositivista es obvia: el canibalismo no es ilegal en los Países Bajos. No hay más criterio.
Podría escribir una anotación moral sobre lo que le espera a esa sociedad, o soltar un taco, pero como en el caso del reconocimiento de los pedófilos como minusválidos en Grecia, no merece la pena, los hechos se comentan solos.
No sé si estas sociedades habrán traspasado el punto de no retorno, como en Sodoma y Gomorra. Ese momento en el que aunque el Señor suscite santos nadie responda a la llamada, momento en el que no quede ni «un justo». Porque, que nadie no lo dude, esto no se resuelve con un par de leyes, se necesitan santos, y probablemente mártires.
Hace tres años escribía (disculparme la autocita):
En abril de 2002, Holanda promulgaba la primera ley de Eutanasia, en la que se despenalizaba el suicidio asistido no sólo para los enfermos adultos que la pidieran de forma «explícita, razonada y repetida» y para los jóvenes de 16 a 18 años que formularan esta petición escrita, sino para los adolescentes capaces de consentimiento, de 12 a 16 años, con la condición de que los propios padres o quien tuviera la tutela jurídica añadieran su consentimiento a la petición personal de los sujetos afectados por enfermedad incurable o por dolor. En mayo del mismo año, Bélgica imitaba a los holandeses, en principio con una ley más restrictiva, en la práctica más laxa pues permitía poner fin a la vida de pacientes en situaciones excepcionales de sufrimiento físico o psíquico constante e insoportable .
Pues seguimos bajando. Ahora se quiere extender a «todos aquellos que estén cansados de vivir». A finales de este mes de enero, el parlamento debatirá la ampliación. Si el holandés medio es el público de la BNN, no me extrañaría que desaparezca el país.