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Servicio diario - 19 de enero de 2012

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Santa Sede

La Iglesia propone su enseñanza moral como un mensaje liberador, dijo el papa

Benedicto XVI: hay que ponerse de acuerdo entre cristianos sobre cuestiones éticas

Mundo

Una curación inexplicable abrió la vía a la beatificación de sor Dulzura

Desafíos de la vida religiosa en la Nueva Evangelización

Austria: La actuación política, expresión de un cristianismo práctico

Cardenal Cipriani: La continuidad hace grande el espíritu de Lima

España: Este domingo, Jornada de la Infancia Misionera

Italia: Nuevo comentario al Código de Derecho Canónico


Santa Sede


La Iglesia propone su enseñanza moral como un mensaje liberador, dijo el papa
Discurso a los obispos de Estados Unidos en visita 'ad limina'
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 19 enero 2012 (ZENIT.org).- Benedicto XVI recibió en audiencia a dos grupos de obispos estadounidenses en visita ad limina apostolorum, en diferentes momentos, y, al final, en la Sala del Consistorio, les dirigió un discurso en el que subrayó la defensa de la Iglesia de una enseñanza moral no separada de una fe razonable y como mensaje liberador.

Benedicto XVI, en su discurso en inglés, empezó saludando a estos hermanos en el episcopado expresando el deseo de que su peregrinación de renovación espiritual y profunda comunión les confirme en la fe y en su responsabilidad pastoral Estados Unidos.

Recordando su viaje apostólico a ese país, el santo padre afirmó que uno de los aspectos más memorables de su visita fue la oportunidad que le brindó de reflexionar sobre la experiencia histórica estadounidense en lo concerniente a la libertad religiosa, y específicamente en la relación entre religión y cultura.

“En el corazón de cada cultura, tanto si percibe o no, hay un consenso sobre la naturaleza de la realidad y el bien moral, y por lo tanto sobre las condiciones para el florecimiento humano”, dijo.

Añadió el papa que, en Estados Unidos, este consenso, tal como se contiene en los documentos fundadores del país, “se fundamentó en una visión del mundo formada no sólo por la fe sino también por un compromiso con determinados principios éticos, derivados de la naturaleza y la naturaleza de Dios”.

Hoy ese consenso, añadió Benedicto XVI, “se ha erosionado significativamente ante nuevas y potentes corrientes culturales, que no sólo se oponen directamente a las enseñanzas centrales de la tradición judeocristiana, sino que cada vez son más hostiles al cristianismo como tal”.

El papa subrayó que, “con su larga tradición de respeto por la correcta relación entre fe y razón, la Iglesia desempeña un papel crítico al confrontarse con corrientes culturales que, basadas en un individualismo extremo, buscan promover nociones de libertad separadas de la verdad moral”.

“Nuestra tradición no habla de fe ciega, sino de una perspectiva racional que enlaza nuestro empeño por construir una sociedad auténticamente justa, humana y próspera con nuestra seguridad última de que el cosmos posee una lógica interna, accesible al razonamiento humano”, afirmó Benedicto XVI.

“La defensa de la Iglesia de un razonamiento moral basado en la ley natural se basa en su convicción de que esta ley no es una amenaza para nuestra libertad, sino más bien un 'lenguaje' que nos permite entendernos a nosotros mismos y a la verdad de nuestro ser, para así crear un mundo más justo y humano. Por lo tanto, propone su enseñanza moral, como un mensaje no de constricción, sino de liberación, y como base para la construcción de un futuro seguro”, añadió el papa.

El pontífice observó su aprecio por los esfuerzos de la Iglesia en Estados Unidos por mantener contactos con católicos empeñados en la vida política, y ayudarles en comprender su responsabilidad personal en ofrecer testimonio público de su fe, especialmente con respecto a los grandes problemas morales de nuestro tiempo: el respeto de la vida, don de Dios, la protección de la dignidad humana, y la promoción de los auténticos derechos humanos.

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Benedicto XVI: hay que ponerse de acuerdo entre cristianos sobre cuestiones éticas
Audiencia del papa a una delegación ecuménica de la Iglesia Luterana de Finlandia
CIUDAD DEL VATICANO, jueves 19 enero 2012 (ZENIT.org).- En el marco de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, este jueves Benedicto XVI celebró el encuentro con la delegación ecuménica de la Iglesia Luterana de Finlandia, presente en Roma con motivo de la fiesta de San Enrique, patrono de este país.

Según informa Radio Vaticano, en su discurso Benedicto XVI destacó que este encuentro anual da testimonio del crecimiento de la comunión entre las tradiciones cristianas presentes en aquél país y manifestó su profunda esperanza de que pueda seguir creciendo y dando frutos entre católicos, luteranos y los demás cristianos de Finlandia.

El papa puntualizó que la gran amistad unida al testimonio común al mundo de hoy deben acelerar la resolución de las diferencias que dividen a los cristianos. Además, Benedicto XVI observó que en los últimos tiempos, las cuestiones éticas se han convertido en uno de los puntos de divergencia entre cristianos, especialmente con respecto a la correcta comprensión de la naturaleza humana y su dignidad.

El santo padre destacó también la necesidad de llegar a un acuerdo profundo sobre una antropología, capaz de ayudar a la sociedad y los políticos para tomar decisiones sabias y justas sobre cuestiones importantes en la esfera de la vida humana, la familia y la sexualidad.

En 1999, la Sede Apostólica y la Federación Luterana Mundial firmaron un importante acuerdo sobre la doctrina de la justificación.

En relación a este argumento, Benedicto XVI se refirió al reciente documento sobre diálogo ecuménico bilateral entre Finlandia y Suecia, que dijo, refleja un acercamiento entre católicos y luteranos sobre la comprensión de la justificación y exhorta a los cristianos a la conversión: “Confiamos en el poder del Espíritu Santo para hacer posible lo que todavía puede parecer fuera de nuestro alcance: una renovación generalizada de la santidad y la práctica pública de la virtud cristiana, siguiendo el ejemplo de los grandes testigos que nos han precedido”.

Aludiendo a la Semana de oración por la Unidad de los Cristianos que celebra en estos días la Iglesia, el papa subrayó el anhelo común por la plena unidad visible de los cristianos, que requiere una espera paciente y profunda confianza en que la unidad de todos los cristianos en una Iglesia es un regalo de Dios y no un logro personal.

Al finalizar su discurso el Papa auspició que la visita a Roma de la delegación de la Iglesia luterana permita profundizar las relaciones fraternas existentes entre luteranos y católicos.

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Mundo


Una curación inexplicable abrió la vía a la beatificación de sor Dulzura
Entrevista con el postulador de la causa de la religiosa argentina
ROMA, jueves 19 enero 2012 (ZENIT.org).- “Sor Dulzura”, así la recuerdan en los lugares en donde vivió la religiosa argentina María Crescencia Pérez, sus hermanas de la congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto, que en breve será beatificada.

Nacida en San Martín el 17 de agosto de 1897, estudió en Pergamino y dedicó la mayor parte de su corta vida en Buenos Aires en la casa de la calle Rincón, en el hospital marítimo de Mar del Plata . Los últimos cuatro de su vida los vive en Vallenar, en donde muere el 20 de mayo de 1932.
Se caracterizó por la heroicidad de sus virtudes en la vida cotidiana y el milagro sucede en Buenos Aires entre los hospitales aeronáutico y el italiano, cuando una joven argentina, enferma gravísima de hepatitis A, que esperaba un trasplante pide su intercesión y se cura inexplicablemente.

El doctor Enrico Venanzi, postulador de esta causa de beatificación, le concedió a ZENIT una entrevista en la que cuenta interesantes particulares que proponemos a continuación.

¿Esta beata despertó el interés público de Argentina y Chile?

--Enrico Venanzi: Sí, incluso con demostraciones de alto nivel. En 1997 la Cámara de Diputados de la República Argentina, declaró la causa de 'interés parlamentario' y solicitó a la presidencia de la República que emanara una 'declaración de interés nacional' promulgada con decreto del 25 de agosto del 2000. Y también la embajada chilena ante la Santa Sede diversas veces indicó la particular atención con la cual esta causa es seguida en Chile.

¿Qué se sabe de los últimos momentos de su vida?

--Enrico Venanzi: Sus últimas palabras, según los testigos presentes fueron: “Corazón de Jesús te pido una bendición especial por este Chile, y ya que es la voluntad de Dios de que muera aquí. Gustosa te ofrezco el sacrificio por la paz y tranquilidad de esta nación”.

La muerte es muy edificante y fue escrita por una de los presentes, la madre Ludovica Bonoris, que confesará que nunca había asistido a una muerte “tan santa como la de ella, recordando la de santa Teresita del Niño Jesús”.

¿Ella dónde había nacido, qué se sabe de su familia?

--Enrico Venanzi: Sus padres son inmigrantes españoles y entre sus parientes cercanos figuran un sacerdote y tres religiosas.

Ella nace en San Martín, provincia de Buenos Aires en el año 1897, vive con su familia hasta los diez años cuando va a estudiar en el colegio de las hermanas Del Huerto en Pergamino. Allí descubre su vocación religiosa.

¿Y entonces?

--Enrico Venanzi: Hace la profesión religiosa en 1919 y toma el nombre de Crescencia pues el bautismal era María Angélica.

Trabaja en la escuela anexa a la casa generalicia de Buenos Aires. Presta servicios en el instituto Estela Otamendi de San Fernando. Es transferida al colegio Del Huerto de la calle Rincón. Enseña costura y se ocupa del vestuario. Después va al Solarium, para asistir a las jóvenes que tenían tuberculosis. Allí enseña catequismo y las prepara para la primera comunión.

De 1924 a 1928 es enviada a Mar del Plata. En esta ciudad trabaja en el Hospital Marítimo, donde acude a los niños, si bien su salud empeora. Después pasa por Quillota, en Chile y va a su último destino, el hospital Nicolás Naranjo de Vallenar.

Ella es enfermera?

--Enrico Venanzi: No, María Crescencia concluyó sus estudios con el título de 'maestra de labores'. Entretanto trabaja mucho en comunidades que operan en el ambientes de hospitales, especialmente en Mar del Plata y después en Chile.

Y su cuerpo fue exhumado?

--Enrico Venanzi: Las actas relativas a la primera exhumación en los años sesenta refieren que “sus restos estaban intactos y su vestimenta completa. El rostro como si recién hubiera muerto”.

Cuál es el carisma o el punto central de la vocación de esta monja?

--Enrico Venanzi: Más allá de esto, no existen cosas 'excepcionales'. Me ha impresionado su heroísmo en lo cotidiano, en la realización de tareas simples realizadas con espíritu de verdadero abandono y confianza en la Providencia y en la obediencia a la regla. Se caracteriza por esto.

¿Qué escribió usted en el perfil biográfico?

--Enrico Venanzi: En la premisa al perfil biográfico escribí: “La vida de la hermana se desarrolla en un área geográfica muy circunscrita. Una vida que no es rica en grande acontecimientos exteriores, de los que dejan huella en la vida civil. Pasó indemne a través de esos hechos, escondida en la observancia de una regla. Elegida a acoger la llamada del Señor que la llamaba a consagrar la propia existencia. Por tal razón se buscará en vano elementos que la relacionen con su tiempo.

La suya ha sido una vida de gran riqueza interior, como transfigurada y literalmente consumida en la donación a Dios y al prójimo, en particular a los enfermos. Este es el espíritu de las religiosas “gianellinas” y este ha sido indudablemente el espíritu de la madre María Crescencia Pérez”.

Cuénteme un poco de la congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto, más conocidas como las Hermanas del Huerto.

--Enrico Venanzi: El instituto fue fundado en 1829 por un sacerdote de Liguria, Antonio Maria Gianelli (1779 - 1846) que después en 1838 fue elegido obispo de Bobbio. Un gran testigo del evangelio, de hecho beatificado en 1925 y canonizado en 1951.

Gianelli encontró una excelente colaboradora en Caterina Podestá, (1809 - 1884) que después de la muerte del fundador guió la congregación durante cuarenta años, asegurándole estabilidad y promoción con el reconocimiento del derecho pontificio en 1868, así como su expansión en América Latina.

La misma inició en 1856 con la llegada a Montevideo, y tres años más tarde en Buenos Aires.

En Chile, las religiosas “gianellinas” --llamadas así por el nombre de su fundador- están desde 1914. Hoy tienen 115 comunidades, de las cuales en los países en los que vivió la futura beata, unas treinta en Italia, otras tantas en Argentina y tres en Chile.

¿Y sobre el milagro necesario para la beatificación?

--Enrico Venanzi: El milagro fue en 1997. Una curación inexplicable por su modalidad, pues era una hepatitis aguda de tipo A, complicada por insuficiencia de órganos y en un paciente con diabetes melito insulinodependiente.

¿Cómo se recogieron las pruebas?

--Enrico Venanzi: En Buenos Aires fue instruida una investigación diocesana, que recogió testimonios y documentación médica. El caso fue considerado por tres peritos llamados ab inspectione, todos muy calificados.

El titular de la cátedra de medicina legal de la Universidad Católica Argentina, y otros dos docentes universitarios, uno de los cuales fue presidente de la Asociación Argentina de Estudio de las Enfermedades Hepáticas.

Después en Roma se realizaron dos pericias de oficio: la primera por un médico legal y la otra por el presidente de los hepatólogos de los hospitales italianos. Al final se pronunció la Asesoría Médica de la Congregación de la Causa de los Santos.

¿Y qué concluyeron?

--Enrico Venanzi: Aquí a nivel colegiado se concluyó por unanimidad que la curación no encuentra una explicación científica en su modalidad.

¿O sea que con algún tipo de terapia en tiempos largos podría haberse curado?

--Enrico Venanzi: No, aún hoy no existe una terapia. Además la rapidez y la curación completa no se explica. En este caso la única posibilidad era la del trasplante.

¿Transplante de hígado?

--Enrico Venanzi: Sí, y para ello es llevada al hospital italiano para que se realice el transplante con prioridad nacional a nivel uno.

¿Bueno, pero ella por qué le pide el milagro a sor Crescencia?

--Enrico Venanzi: Poco antes en el Hospital Aaeronáutico donde está la comunidad de las monjas gianellinas, conoce la historia de "sor Dulzura" junto a las hermanas del Huerto que trabajaban allí y piden su intercesión.

¿Y cuándo se cura?

--Enrico Venanzi: La curación repentina sucede ya en el Hospital Italiano, donde la situación cambia en el giro de pocas horas.

La paciente cuenta que mientas le hacen una biopsia “en medio de un gran sufrimiento, en un cierto momento me pareció como si todo hubiera desaparecido de mi vida y probé una sensación de inmensa paz. Habrá sido ese el momento en el cual sor Crescencia me daba la gracia de curarme?”.

En un lapso de tiempo entre 48 y 72 horas quedó enteramente curada. La curación fue definida por lo tanto no habitual. Un médico del departamento de terapia intensiva calificó la curación como “eficaz y con una velocidad excepcional”.

¿A partir de allí que se investiga?

--Enrico Venanzi: Como en todo proceso de beatificación, la comisión teológica, en base a estos hechos consideró que existió invocación a la futura beata. Y por su parte la plenaria de los cardenales y obispos que componen el dicasterio de las Causas de los Santos concluyeron que fue un milagro.

Todos los pronunciamientos fueron unánimes y el 19 de diciembre, Benedicto XVI promulga el decreto en base al cual se procederá a la beatificación de "sor Dulzura".

¿Dónde y cuándo será?

--Enrico Venanzi: Aquí entramos en las cuestiones organizativas. Será en Argentina, probablemente en Pergamino. Depende de muchos factores: las exigencias de la gente, de las religiosas y de la misma congregación etc. Si pudiera, estaría el cardenal Angelo Amato, si bien todo esto aún no lo sabemos.

Por H. Sergio Mora

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Desafíos de la vida religiosa en la Nueva Evangelización
Entrevista al padre Santino Brembilla, superior general de los monfortianos
ROMA, jueves 19 enero 2012 (ZENIT.org).- El padre Santino Brembilla es el primer italiano superior general de la Compañía de María, congregación conocida popularmente como Misioneros Monfortianos. Se encuentra ejerciendo este servicio por un segundo periodo. En esta entrevista afronta los desafíos que vive hoy la vida religiosa ante la llamada por Benedicto XVI a una Nueva Evangelización. En sucesivas entrevistas, otras familias religiosas expondrán su actual momento y cuál será su respuesta al actual reto de transmitir la buena noticia al mundo de hoy, desde su carisma propio.

El padre Santino Brembilla, misionero por muchos años en América Latina, habla con claridad, en esta entrevista concedida a ZENIT, sobre los desafíos de la vida religiosa en la nueva evangelización y otros aspectos actuales de esta familia fundada por san Luis María Grignion de Monfort.

Hace algunas semanas, las congregaciones religiosas de todo el mundo se reunieron para hablar de la Nueva Evangelización, y la pregunta que ha quedado en el ambiente es ¿qué cambios se verán a mediano plazo entre los religiosos?

--P. Brembilla: Se tocó el tema y me dio gusto que todos estemos apuntando a lo esencial en la vida religiosa, que es la conversión al Evangelio de las comunidades y en especial de las personas. Para esto se dará un acento especial en la formación permanente, así como en vivir con pasión, intensidad y profundidad el día a día, siempre a la luz de la palabra de Dios. Y algo fundamental: debemos ser consecuentes, pues antes de hablar de evangelizar a los demás, el primero que debe estar evangelizado es uno mismo y las comunidades. Hemos salido convencidos de que se debe hacer un profundo trabajo hacia el interior.

A su parecer, ¿por qué ha “bajado” esa pasión?

--P. Brembilla: Son muchas las causas y una es que en las congregaciones ha entrado también la cultura de la secularización. Aunque se dice que creemos y vivimos nuestra vocación, el estilo de vida y lo que pensamos tiene mucho que ver con la mentalidad de la secularización. Hay otra causa, especialmente en el norte del mundo donde faltan vocaciones, y es el hecho de que sin nuevas generaciones que traigan entusiasmo y deseos de cambiar, los que han quedado envejeciendo se han asentado, perdiendo esta pasión y este empuje que se necesita para una renovación continua de nuestro servicio a la evangelización.

¿Qué pistas y orientaciones se vienen dando para retomar esta fidelidad evangélica?

--P. Brembilla: Nosotros por ejemplo, en el Capítulo general de mayo de 2011, dimos líneas orientativas para seguir este camino, que debe verse en nosotros, entre nosotros y, a través de nosotros, en los demás. Es así que si no hacemos este cambio profundo en nosotros mismos y en fraternidad, para pasar de una “vida común” a una “comunión de vida”, no seremos un signo de la buena noticia del Reino en la sociedad de hoy.

En la asamblea de superiores mayores del año pasado se identificaron varios contextos de vivencia de la fe, de por sí difíciles: indiferencia, o los que han abandonado, u otros que “no la necesitan”…, ¿qué tipo de respuesta podrán dar las congregaciones a esta exigencia?

--P. Brembilla: Esto nos exige una manera nueva de relacionarnos con todo este pueblo que vive un ateísmo práctico, que se ha alejado de la fe o de un camino de vida espiritual. Debemos ser luz, signo, vivir en coherencia con el Evangelio. Porque las personas hoy, a pesar de la secularización y el desinterés por un camino de fe, tienen sed de valores; y una estrategia nueva sería el contacto, el diálogo, la escucha, saber acompañarlos en procesos muy difíciles, sea por la crisis financiera o en la familia. Es importante que los religiosos estemos presentes y atentos, porque con las preguntas de la gente encontraremos caminos para retomar el sentido de la vida.

Algunos se preguntan cuál es el rol de la nueva evangelización, diferente de la misión ad gentes... Para los monfortianos, que están en los dos campos, ¿cómo se actuará en ambas?

--P. Brembilla: Hasta hace unas décadas se hablaba solo de evangelización ad gentes, pero actualmente con todas estas sociedades creyentes que eran católicas y que hoy se han alejado, se habla de una evangelización para el hombre de hoy. Y esta va en todo sentido, no solo del norte al sur del mundo, sino con la participación de todos. Yo hice bastantes años de labor en el Perú, y allá hay más satisfacción con el trabajo misionero que en ciertos países. Europa es definitivamente, un desafío importante al que debemos responder.

¿Cuál puede ser el aporte de los misioneros del “sur” al “norte”?

--P. Brembilla: Lo que se necesita es gente con pasión. El trabajo de anunciar el evangelio se hace solo cuando hay esa pasión que te quema el corazón como los discípulos de Emaús... Por eso la importancia de formar bien a aquellas vocaciones para la vida religiosa que provienen del sur. No debemos preocuparnos tanto del número, sino de la calidad, es decir, de la profundidad y de la coherencia de vida.

¿Cómo “matar” el secularismo que usted identifica en las congregaciones y órdenes religiosas?

--P. Brembilla: No es fácil, porque ha penetrado de tal forma que no se le ve morir… Y me refiero a una vida muy cómoda, diría burguesa, donde se habla de los tres votos pero muchas veces la pobreza no se vive; y tampoco la obediencia, donde el individualismo ha penetrado la vida religiosa de tal forma que cuando buscamos voluntad para el servicio que se requiere, es difícil encontrar disponibilidad. Hay cosas que deben morir en los próximos años para renovarnos.

Se venía diciendo en estos días en Italia, que la Iglesia tiene muchas exenciones fiscales, beneficios, por lo que se ha abierto el debate sobre lo que debe (y no) pagar la Iglesia…

--P. Brembilla: Para mí es fundamental la información, que debe ser exacta y real. Si las instituciones religiosas tienen actividades lucrativas, deben atenerse a las leyes del Estado, pagando impuestos para el bien de la sociedad. Al mismo tiempo, las obras de caridad y de solidaridad deben ser públicas y conocidas para que la gente esté conforme con las exenciones. Por ejemplo en Italia, dentro del mundo de los migrantes que son los nuevos pobres, hay religiosos que hacen un servicio encomiable y se les debe apoyar.

La congregación de los Misioneros Monfortianos ha cumplido 300 años, con una importante presencia en Haití durante 150, o en el Perú que ya son 50 años. ¿Qué significa todo esto para usted?

--P. Brembilla: Como me decía mucha gente en el Perú, donde fui para la celebración: “Estamos agradecidos por todo el bien que han hecho en el país; la presencia de la comunidad monfortiana ha sido un regalo del Señor”. Para nosotros es un motivo que nos llama a seguir con la misma pasión y dedicación, a fin de vivir nuestro carisma al servicio del Evangelio.

Hablando de la evangelización en América Latina, esta también tiene críticas… ¿A usted qué le parece el trabajo que se viene realizando allí?

--P. Brembilla: La falta de una mayor presencia, más profunda y seria de la Iglesia católica, es un serio problema. Un recuerdo de mi trabajo en el Perú fue que cuando llegué a la selva de Uchiza, en el departamento de San Martín, la parroquia que me asignaron abarcaba ochenta pueblos, con una sola iglesia en el mismo pueblo de Uchiza, y donde solo participaba la gente mayor. Cuando comencé a trabajar en las comunidades y a visitar los pueblitos, una señora me decía que era católica pero que cada fin de semana iba a un grupo evangélico diferente, a fin de escuchar el Evangelio y cantar, porque los católicos no se reunían. Otra me decía que no iba a los templos, pero enviaba a sus hijos por que si no, ¿cómo aprenderían la palabra de Dios? Pienso que el vacío dejado por nuestra Iglesia es la causa del gradual alejamiento de la gente que quiere vivir su fe. Por ejemplo, yo trabajé con la ayuda de muchos laicos, a quienes reunía cada mes para formarlos, y así pudiesen conducir ellos las comunidades. Era un modo de encontrarlas preparadas y animadas durante mis visitas. Esto es algo que hay que continuar o retomar como prioridad, porque con la formación de laicos comprometidos --que asuman sus responsabilidades--, se fortalecerán nuestras comunidades católicas.

¿Y los monfortonianos cómo podrán responder a la nueva evangelización?

--P. Brembilla: Justamente, como acabamos de celebrar los 300 años y en el 2016 celebraremos 300 años de la muerte de nuestro fundador, hemos pensado --especialmente desde 2012--, en que se cumplen otros 300 años desde que Montfort escribió el Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, proponer a los hermanos de la congregación una seria reflexión para reapropiarnos de la espiritualidad monfortiana, acudiendo también a otras obras suyas. Así podremos llegar a celebrar los 300 años de la muerte del fundador, no solo con gestos exteriores, sino a través de un camino que renueve nuestras vidas personales y las de las comunidades. Cuando visitamos al papa en mayo, él con un rostro amable nos dijo que Juan Pablo II era una gran figura que había difundido por todo el mundo la profundidad de la espiritualidad de nuestro santo fundador. Y también en la homilía de la misa de beatificación, el papa citó dos veces a Monfort, señalándolo como un santo que influyó mucho en la espiritualidad del nuevo beato.

¿Alguna otra ‘proyección’ que pueda adelantar a los lectores?

--P. Brembilla: Desde el nuevo gobierno tenemos el deseo de centrarnos en el carisma que nos ha dejado como herencia Monfort, ya que nuestra congregación --por situaciones históricas--, se ha metido en todo: parroquias, colegios y otras más, haciéndonos perder nuestra especificidad que es la evangelización a través de las misiones. Nuestro Capítulo nos ha pedido elegir con coraje y audacia, a fin de retomar este camino de coherencia con el carisma que nos dejó el fundador.

¿Cómo está desarrollada la congregación actualmente?

--P. Brembilla: No somos muchos, solo 900 religiosos en el mundo, presentes en 27 países. En las ultimas décadas se ha ido estabilizando con vocaciones provenientes de Filipinas, Indonesia, India y Papúa en Asia, aunque también tenemos de África y de América Latina. Y como en Europa está bajando mucho, venimos buscamos caminos de colaboración internacional para que en aquellos lugares históricos, donde hay nuevos desafíos, podamos crear comunidades internacionales para profundizar la formación y espiritualidad monfortianas; un ejemplo será en Francia, donde están nuestros orígenes. Finalmente, limitaremos compromisos en parroquias, para dejar que el clero diocesano siga con el trabajo parroquial.

¿Cómo va el proceso para declarar a san Luis María de Monfort doctor de la Iglesia?

--P. Brembilla: Se ha bloqueado un poco el camino, pero el mismo papa ha dicho que se siga trabajando. El padre carmelita Lethel, que predicó el retiro de Cuaresma al Papa y a la curia, tuvo la impresión de que Benedicto XVI, al escuchar sus reflexiones, ha tenido otra miradasobre la figura de Monfort.

¿Qué pide la Iglesia para darle este título?

--P. Brembilla: Es importante presentar toda su espiritualidad y no parcialmente como algunos movimientos la han presentado, aun distorsionándola... Debemos realizar más estudios y convocar a simposios en diversas partes del mundo, a fin de mostrar cómo él sigue influyendo en la espiritualidad de la Iglesia.

Por José Antonio Varela Vidal

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Austria: La actuación política, expresión de un cristianismo práctico
Hildegard Burjan, fundadora de las Hermanas de la Caridad Social será beatificada en Viena
ROMA, jueves 19 enero 2012 (ZENIT.org) - El próximo 29 de enero será beatificada en la catedral de San Esteban en Viena, la fundadora de las Hermanas de la Caridad Social (Caritas Socialis), Hildegard Burjan (1883-1933).

"Para la archidiócesis de Viena, pero también para toda la Austria, Hildegard Burjan es una figura que impresiona, una persona que debe ser puesta de relieve", dijo el cardenal arzobispo de Viena, Christoph Schönborn.

El proceso de beatificación fue iniciado en 1963 por el entonces cardenal Franz König. Y la solemne ceremonia será presidida por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

La nueva beata nació el 30 de enero de 1883 en Görlitz --una ciudad a orillas del río Neisse, desde 1945 partida en dos por la frontera germano-polaca--, y fue la segunda hija de la familia Freund, de origen hebreo. Desde temprana edad, Hildegard se distinguió por su apertura a los problemas sociales y su espíritu libre. Fue una de las primeras mujeres en estudiar en la universidad y la primera en ocupar un escaño en el Parlamento austriaco.

Concluyó brillantemente sus estudios de filosofía en Zurich, Suiza, con un doctorado summa cum laude. Después de su matrimonio en 1907 con Alexander Burjan, se mudó con su marido a Berlín y luego en 1909 a la capital austriaca.

En Viena, afronta las grandes contradicciones sociales. Pero en lugar de cerrar los ojos ante la miseria, como una observadora atenta y crítica de la intolerable situación, empieza a comprometerse seriamente en el trabajo social.

Se une a un grupo de mujeres que luchan por la implementación de las ideas formuladas por el papa León XIII en su encíclica social Rerum Novarum de 1891. El compromiso de Burjan está profundamente marcado por la fe católica, a la que se convirtió en 1909 tras una grave enfermedad.

Para el desarrollo interior del hombre, Burjan considera indispensable la libertad interior y la formación de la personalidad. Está convencida de que la auténtica asistencia social está en el ayudar a otros a ayudarse a sí mismos. Para Hildegard, la dignidad del hombre está siempre en primer plano.

En 1912 fundó la Asociación de Empleadas de Hogar cristianas (Verein christlicher Heimarbeiterinnen) y en 1918 reúne a todas las organizaciones de mujeres trabajadoras en la asociación de Asistencia Social. También ayuda a los que padecían hambre en los montes Metálicos (Erzgebirge) con una colecta de alimentos y crea en la Región de los Sudetes una red de apoyo a las familias.

Fiel al principio de que la acción social exige la unión del compromiso privado y político, Burjan se lanza a la actividad política en 1918, un año antes del fin de la primera guerra mundial y del colapso del imperio austro-húngaro. Su objetivo es cambiar de modo permanente las estructuras sociales; la sensibilidad que muestra hacia la problemática económica y social de su tiempo es impresionante.

Su compromiso político se centra en temas sociales. Luchó por la justicia, por el salario mínimo de las empleadas de hogar, así como en la asistencia a quienes se dedicaban a actividades riesgosas, y combate el trabajo infantil. Con su actividad, Burjan fue decisiva para la política y las instituciones sociales de hoy.

Con la ayuda del prelado Ignaz Seipel, que después de la primera guerra mundial fue dos veces canciller de Austria, fundó en octubre de 1919 la sociedad de las Hermanas de la Caridad Social (Caritas Socialis). Una motivación para implementar la iniciativa fue el hecho de que la sociedad necesitaba de personas dedicadas enteramente a la actividad social. Con un énfasis principal en la flexibilidad del trabajo, Burjan renunció al claustro y otras expresiones de la vida religiosa, consideradas limitantes para la nueva congregación.

La congregación gestiona hoy diversas estructuras en Viena, incluyendo un albergue para madres y niños, jardines de infancia, centros de salud y clínicas especializadas para los ancianos y los enfermos crónicos, así como centros de día para pacientes que sufren de Alzheimer y de esclerosis múltiple. En la capital austriaca, el hospicio Rennweg de la Caritas Socialis, se especializa en cuidados paliativos, incluso a domicilio.

Gracias a su ejemplo e incansable esfuerzo, la próxima beata Hildegard Burjan --quien fuera también madre de una hija, Lisa (por razones de salud los médicos le habían recomendado un aborto, a lo que se negó categóricamente)--, ha creado una obra que sigue siendo muy actual hoy y que será un punto de referencia para las generaciones futuras.

Para leer los detalles sobre el programa de la beatificación y sobre la vida de Hildegard Burjan (además del austriaco, está en inglés, italiano y portugués) se puede entrar en: http://www.hildegardburjan.at/.
 

Por Britta Dörr

Traducido del italiano por José Antonio Varela

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Cardenal Cipriani: La continuidad hace grande el espíritu de Lima
Misa por el 477 Aniversario de la fundación de la capital peruana
LIMA, jueves 19 enero 2012 (ZENIT.org).- “Podemos tener discrepancias, pero busquemos modos de trabajar unidos y si hay que rectificar, rectifiquemos; pero tengamos esa grandeza de ánimo, esa humildad, ese respeto para no humillar; como en una familia”, afirmó el cardenal Juan Luis Cipriani en la celebración eucarística que presidió por el 477 Aniversario de la fundación de Lima, capital de Perú.

El cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo de Lima, pidió a Dios que una a la gran familia limeña para que haya continuidad en el desarrollo de la ciudad, sin que se subraye tan sólo una historia de contradicciones y enfrentamientos, informa a ZENIT el Arzobispado de Lima.

“La identidad de nuestra vida en esta ciudad va más allá de las coyunturas y de las dificultades pasajeras. Esta institucionalidad y respeto por lo que constituye esta realidad de la ciudad trasciende tanto a quienes nos antecedieron como a los que nos sucederán. Y precisamente esa continuidad es la que hace grande el espíritu de una ciudad”, reflexionó.

Recordó que es muy importante valorar el lugar en donde todos procuran ser mejores personas y mejores ciudadanos. “Les pido a todos un esfuerzo grande para que el ambiente y el clima social hagan de esta maravillosa ciudad un lugar hermoso, agradable y habitable. No nos acostumbremos a estar resaltando solo lo malo, lo difícil y lo contradictorio”, animó.

“Esa realidad no solo cae sobre quien tiene el deber de gobernar, cae sobre todos nosotros. Cada uno, con nuestro ejemplo, construimos o destruimos. Hace falta una gran cruzada cívica de educación que sin tantos análisis ni diagnósticos implante nuevamente en la ciudad el respeto por las normas y por el orden público”, continuó.

Exhortó también a los medios de comunicación para que cumplan con el “gran deber de ayudar y educar a la población en ese respeto, para que esa casa común que es la ciudad nos ayude a todos a seguir con entusiasmo”.

El arzobispo de Lima manifestó la importancia de dejar de lado prejuicios e ideologías para hacer de Lima una ciudad bonita y correcta, en donde la gente encuentre un lugar adecuado para vivir.

“Señor, siembra en nuestros corazones paz, fuerza, entusiasmo, capacidad de entendimiento. No levantemos dedos acusadores, no descalifiquemos a quien pide o busca perdón; busquemos puntos de encuentro, esa base fundamental en donde todos podemos unirnos para ir buscando las soluciones”, expresó.

Comentó también que Lima, desde su fundación, nació y se cultivó bajo la religión católica. “Siempre hemos escuchado que al empezar el Acta de Fundación se invoca la ayuda de Dios, no queriendo hacer de la religión católica un elemento de división. Lima nació bajo la bendición de la Trinidad, nació y se cultivó bajo la sombra de una santa Rosa de Lima, de un san Martín de Porres, de un santo Toribio de Mogrovejo”, afirmó.

Finalmente, animó a todos a hacer de la ciudad una casa acogedora, realizando un gran esfuerzo para hacer una política grande a favor del bien común, de la familia y de la persona.

“Qué bonita es nuestra ciudad y cómo nos convoca hoy a todos a hacer un esfuerzo especial, estamos a tiempo y tenemos el deber de intentarlo. Que Dios bendiga a esta ciudad”, culminó.

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España: Este domingo, Jornada de la Infancia Misionera
Lema: Con los niños de América, hablamos de Jesús
MADRID, jueves 19 enero 2012 (ZENIT.org).- El próximo domingo se celebra en España la Jornada de la Infancia Misionera. Miles de niños de los cinco continentes participan en esta Obra Pontificia, cuyo lema es "Los niños ayudan a los niños".

La Infancia Misionera es una institución de la Iglesia universal para promover la ayuda recíproca entre los niños del mundo. Miles de niños de los cinco continentes participan en esta Obra Pontificia, cuyo lema es "Los niños ayudan a los niños".

La obra nació en 1843, por iniciativa del obispo francés Forbin-Janson, que invitó a los niños de su diócesis a colaborar con los niños de China.

La reina Isabel II la inició en España en 1852. Su hija mayor, la infanta Isabel, fue la primera niña española en pertenecer a Infancia Misionera.

Los primeros colaboradores de Infancia Misionera son los niños, que rezan por los otros niños de los territorios de misión y les entregan generosamente sus donativos. A través de ellos lo hacen también sus padres y familiares, sus educadores y tutores, y quienes se sienten solidarios con los más pequeños.

En España la Jornada de Infancia Misionera se celebra el cuarto domingo de enero. La preparación de esta Jornada comienza con el Adviento Misionero y la presencia de los niños como “Sembradores de Estrellas” antes de Navidad, y se prolonga a lo largo del curso.

Infancia Misionera promueve la creación y el sostenimiento de centros para la distribución de alimentos. Casas de acogida para niños abandonados y huérfanos. Hospitales para atender a los niños enfermos. Escuelas infantiles, primarias y medias. Iglesias, capillas y espacios donde se transmite la fe.

Este año, el lema de la Jornada de la Infancia Misionera es: “Con los niños de América… hablamos de Jesús”.

“Con los niños de América...” es ya la cuarta etapa del recorrido que están haciendo los niños de Infancia Misionera por los cinco continentes. Primero fue Asia; después, África; y el año pasado, Oceanía. Es el turno de América.

América es un continente más cercano para los niños de España, al menos por la proximidad de tantos niños americanos que, por efecto de la emigración, se encuentran en nuestro país. En estos años han vivido la triple experiencia de “buscar”, “encontrar” y “seguir” a Jesús.

Ahora, llega el momento de “hablar” de Jesús. “Quienes han tenido la gracia de encontrar y seguir a Jesús han vivido una experiencia irrepetible. Es la condición del discípulo, que, una vez ha visto al Señor, se lo dice a los demás. Comunica lo que ha visto y oído. Así lo hicieron los apóstoles, que tuvieron la dicha de convivir con Él. Es la razón por la que un misionero sale de su tierra para decir a otros lo que le ha pasado con Jesús. El niño de Infancia Misionera es “misionero” porque cuenta a otros su amistad con Jesús”, afirman en la página web los organizadores de la Jornada.

Para conseguir materiales de la Jornada y obtener más información, se puede enlazar con la página de las Obras Misionales Pontificias: www.omp.es.

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Italia: Nuevo comentario al Código de Derecho Canónico
Rector de la Lateranense: No hay contraposición entre lo jurídico y lo pastoral
ROMA, jueves 19 enero 2012 (ZENIT.org).- Acaba de presentarse en Roma, Italia, una nueva edición en italiano de comentarios jurídico pastorales al Código de Derecho Canónico, por un equipo de docentes y canonistas. El acto de presentación tuvo lugar en el Ateneo del Laterano.

La pastoral de la Iglesia, guiada por el papa y los obispos, es la dimensión precisa de la justicia, en un período histórico de fuerte relativismo. La dimensión jurídica y la pastoral están inseparablemente unidas en la Iglesia. Entre el aspecto jurídico y el pastoral no hay contraposición, sino más bien complementariedad.

Estos fueron algunos de los conceptos expuestos en la presentación de la tercera edición de los comentarios jurídicos pastorales, publicados con el título Il Codice di diritto canonico, presentado el 17 de enero en el Ateneo del Laterano de esta ciudad.

La nueva edición de los comentarios jurídicos y pastorales del Códico de Derecho Canónico es un instrumento importante para evitar procedimientos relativistas o meramente subjetivos de las normas canónicas.

La obra tuvo dos ediciones en 1986 y 1996, firmadas por su fallecido autor, monseñor Luigi Chiappetta. Ahora, se presenta actualizada por un equipo de docentes y conocedores del Derecho Canónico: los profesores: Francesco Catozzella, Arianna Catta, Claudia Izzi y Luigi Sabbarese.

Después de los saludos del rector de la Universidad Pontificia Lateranense Enrico dal Covolo, presentaron la obra el presidente emérito de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede, cardenal Velasio de Paolis, y uno de los redactores, Luigi Sabbarese, profesor de la facultad de derecho canónico de la Universidad Pontificia Urbaniana. Moderó el encuentro el claretiano español Manuel Arroba Conde, presidente del InstitutoPontificio Utriusque Iuris.

“En la Iglesia –afirmó el rector de la Lateranense--, no hay espacio para mentalidades y procedimientos relativistas, con la consecuencia inevitable de una visión distorsionada del derecho y una interpretación meramente subjetiva de las normas canónicas. En un contexto cultural marcado por el relativismo y positivismo jurídico, la pastoral de la Iglesia guiada por el papa y los obispos es la dimensión justa para reconducir a la persona humana hacia el derecho y la justicia”.

Del Covolo insistió además sobre el riesgo de identificar el derecho de la Iglesia solamente con la actividad judicial. “Entre los dos aspectos, el jurídico y el pastoral --explicó el prelado- no hay contraposición, sino más bien complementariedad.

Derecho y pastoral por lo tanto constituyen un “binomio imprescindible” para el bien de la Iglesia y para la salus animarum, como Benedicto XVI afirmó hace casi un año atrás, en el último discurso al Tribunal de la Rota Romana.

El rector de la Lateranense citó además una alocución de 1990, del beato Juan Pablo II: “No es verdad que para ser más pastoral el derecho deba ser menos jurídico (…). La dimensión jurídica y la pastoral están inseparablemente unidas en la Iglesia, peregrina en esta tierra. Antes de todo existe una armonía entre ellas que deriva de la finalidad común: la salvación de las almas”.

Monseñor Dal Covolo manifestó su convicción de que “este comentario al Código, que conserva la firma de monseñor Chiappetta, constituya realmente una fuente de información indispensable para estudiantes, docentes y quienes aplican el Derecho”.

La nueva edición de tres volúmenes, sigue manteniendo el triple perfil de las anteriores, que recogen todos los cánones del Codex Iuris Canonici, la legislación universal, el derecho particular y complementario y la normativa relativa a pactos.

La actualización ha repasado el nuevo panorama normativo, tomando en cuenta los cambios legislativos aportados a algunos cánones del Código.

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