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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 20 de enero de 2012

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Santa Sede

En santa Inés brilla la belleza de pertenecer a Cristo sin titubeos

Benedicto XVI invitado a visitar Eslovaquia

Mundo

Peregrinos de Miami irán a Cuba para la visita de Benedicto XVI

Tailandia: Juntos ante los retos de la sociedad actual

Taiwan: La Iglesia se congratula por la reelección de Ma Ying-jeou

La dimensión ético-política de la Bioética

En la escuela de san Pablo...

Convertirse y acoger la Buena Noticia que Cristo nos viene a traer (Tiempo ordinario 3º, ciclo B)

Foro

Escenario migratorio y Nueva Evangelización


Santa Sede


En santa Inés brilla la belleza de pertenecer a Cristo sin titubeos
El papa glosó la figura de la mártir cristiana en su audiencia al Colegio Capranica
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 20 enero 2012 (ZENIT.org).- A las once de la mañana de este viernes, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano, Benedicto XVI recibió en audiencia a la comunidad del Almo Colegio Capranica de Roma, y les dirigió un discurso, en el que glosó la figura de la joven Inés, mártir de las primeras comunidades cristianas en el imperio romano, cuya festividad litúrgica se celebra mañana, 21 de enero.

El papa se dirigió a los presentes expresando su alegría por este tradicional encuentro con el Almo Colegio Capranica, que, desde hace más de cinco siglos es uno de los seminarios de la diócesis de Roma. Saludó “con afecto” a los miembros de la comunidad estudiantil y en especial al cardenal Martino y al rector Ermenegildo Manicardi.

Dió las gracias al cardenal por sus “corteses palabras” y comentó el significado de la figura de santa Inés, patrona del Colegio.

Santa Inés, explicó Benedicto XVI, “es una de las conocidas adolescentes romanas, que muestran la belleza auténtica de la fe en Cristo y de la amistad con Él. Su doble condición de virgen y mártir recuerda la dimensión total de la santidad. Es una santidad integral que se les pide también a ustedes por su fe cristiana y por la especial vocación sacerdotal con la que el Señor les ha llamado y les une a sí mismo”.

El martirio --para Santa Inés--, añadió el papa, “significó la generosa y libre aceptación de gastar la propia joven vida, en su totalidad y sin reservas, a fin de que el Evangelio fuese predicado como verdad y belleza que iluminan la existencia”.

En el martirio de Inés, recibido con coraje en el estadio de Domiciano, dijo el pontífice, “brilla por siempre la belleza de pertenecer a Cristo sin titubeos, confiándose a Él. Incluso hoy, para cualquiera que pasa por la plaza Navona, la efigie de la santa ubicada en el frontis de Iglesia de Santa Inés en Agone, recuerda que nuestra ciudad está fundada también sobre la amistad de muchos de sus hijos e hijas con Cristo, y del testimonio de su Evangelio. Su generosa entrega a Él y en beneficio de los hermanos, es un componente fundamental de la fisonomía espiritual de Roma”.

En el martirio, subrayó el papa, “Inés sella también otro elemento crucial de su vida, la virginidad por Cristo y por la Iglesia. La entrega total al martirio se prepara, de hecho, por la decisión consciente, libre y madura de la virginidad, testimonio de la voluntad de ser totalmente de Cristo. Si el martirio al final es un acto heroico, la virginidad es el resultado de una larga amistad con Jesús en la escucha constante de su palabra, en el diálogo de la oración, en el encuentro eucarístico”.

“Inés, aún joven, había entendido que ser discípulos del Señor quiere decir amarlo, involucrando toda la existencia. Esta doble titulación --Virgen y Mártir--, trae a nuestra reflexión que un testigo creíble de la fe debe ser una persona que vive para Cristo, con Cristo y en Cristo, transformando la propia vida según las exigencias más altas de la gratuidad”, señaló el papa.

Afirmó que también la formación del sacerdote requiere integridad, plenitud, ejercicio ascético, constancia y fidelidad heroica en todos sus aspectos: “en el fondo –dijo- debe haber una sólida vida espiritual animada por una relación intensa con Dios a nivel personal y comunitario, con especial atención a las celebraciones litúrgicas y en la frecuencia de los sacramentos.

La vida sacerdotal, dijo Benedicto XVI, “exige un creciente anhelo de santidad, un claro sensus Ecclesiae y una apertura a la fraternidad sin exclusiones ni parcialidad. Del camino de santidad del sacerdote forma parte también su decisión de elaborar --con la ayuda de Dios, de su inteligencia y empeño--, una verdadera y sólida cultura personal, fruto de un estudio apasionado y constante”.

“La fe –explicó el papa- tiene su propia dimensión racional e intelectual que le es esencial. Para un seminarista y para un sacerdote joven que se esfuerza en el estudio académico, se trata de asimilar la síntesis entre fe y razón que es propia del cristianismo”.

“La Palabra de Dios se hizo carne --añadió--, y el presbítero, verdadero sacerdote del Verbo Encarnado, de ser cada vez más transparencia luminosa y profunda, de la Palabra eterna que nos ha sido dada”.

“Quién es maduro, incluso en esta formación cultural global, puede ser un eficaz educador y promotor de aquella adoración 'en Espíritu y verdad' de la que habla Jesús a la samaritana (cf. Jn 4,23)”, subrayó Benedicto XVI.

Tal adoración, que se forma por la escucha de la Palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo, señaló el santo padre, “está llamada a ser, sobre todo en la liturgia, el rationabile obsequium, del cual habla el apóstol Pablo, un culto en el cual el hombre mismo, en su totalidad de un ser dotado de razón, se vuelve adoración, glorificación del Dios vivo, y que puede ser alcanzada no adecuándose a este mundo, sino dejándose transformar por Cristo, renovando nuestra forma de pensar, para poder discernir la voluntad de Dios, lo bueno, lo agradable, lo perfecto (Rom 12,1-2)”.

Concluyó el papa asegurando a los estudiantes presentes que “la Iglesia espera mucho de los jóvenes sacerdotes en la obra de evangelización y de nueva evangelización”.

Y les animó a que “en la fatiga cotidiana, enraizados en la belleza de la tradición auténtica, unidos profundamente a Cristo”, sean capaces de llevarlo a sus comunidades “con verdad y alegría”.

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Benedicto XVI invitado a visitar Eslovaquia
1.150 aniversario de la llegada de los santos Cirilo y Metodio
ROMA, viernes 20 enero 2012 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha sido invitado a visitar este año Eslovaquia, teniendo en cuenta que en 2012 se cumple el 1.150 aniversario de la llegada de los evangelizadores Cirilo y Metodio, copatronos de Europa.

Una delegación de parlamentarios eslovacos, liderados por el presidente del Parlamento Pavol Hrusovsky, vicepresidente de los demócrata cristianos eslovacos participó, este miércoles, en la audiencia general de Benedicto XVI en el Aula Pablo Pablo VI del Vaticano.

Hrusovsky se reunió la víspera en Roma con su homólogo italiano Gianfranco Fini y luego con los presidentes de las comisiones para Asuntos Exteriores de la Cámara de los Diputados y del senado italianos según informó la agencia TASR.

En el curso de la audiencia, Pavol Hrusovsky renovó la invitación dirigida a Benedicto XVI por el presidente de la República de Eslovaquia Ivan Gasparovic, comunicada al papa el 12 de enero de 2011 por el ministro eslovaco de Asuntos Exteriores Mikulas Dzurinda.

El ministro Dzurinda explicó en aquella ocasión que Eslovaquia celebra en 2012 el 1.150 aniversario de la llegada a esta región, entonces misión de la Gran Moravia (863), de los santos Cirilo y Metodio, copatronos de Europa.

El presidente del Parlamento subrayó a la citada agencia la importancia de esta invitación para su país que espera de ella una “renovación espiritual”. El político eslovaco regaló al papa la obra de un escultor eslovaco inspirada en los santos patronos de Europa.

Los obispos eslovacos también invitaron a Benedicto VI a visitar su país este año, proponiendo etapas en Bratislava, Nitra, Zilina y Presov, en julio o en otoño. Por el momento, la Santa Sede se reserva la respuesta.
 

Por Anita Bourdin

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Mundo


Peregrinos de Miami irán a Cuba para la visita de Benedicto XVI
Los viajes serán por aire, con participación en las dos misas papales
MIAMI, viernes 20 enero 2012 (ZENIT.org).- Cuando el papa Benedicto XVI visite Cuba del 26 al 28 de marzo, algo va a ser diferente. “Ese deseo que quedó en deseo hace 14 años ahora tiene otra posibilidad”. Es la posibilidad de una peregrinación desde Miami, dijo monseñor Emilio Aranguren, de la diócesis de Holguín, Cuba, durante una reciente visita a Miami.

De hecho, el 12 de enero, el arzobispo de Miami Thomas Wenski anunció que iba a encabezar una peregrinación de católicos del Sur de la Florida a Santiago y La Habana para participar en las misas papales.

"Viajamos en solidaridad con la Iglesia en Cuba, y en respuesta a su invitación para compartir con ellos este evento histórico", dijo el arzobispo Wenski.

La peregrinación será por aire, ya que no había tiempo para organizar un crucero, como se había hecho cuando Juan Pablo II se convirtió en el primer papa en visitar la isla, en enero de 1998. Ese viaje fue anunciado un año antes, mientras que las fechas exactas de éste no se dieron a conocer hasta el 1 de enero de 2012.

La peregrinación de 1998 fue cancelada debido a la vociferante oposición de sectores de la comunidad de exiliados cubanos. En su lugar, el entonces arzobispo de Miami John C. Favalora, viajó a La Habana para participar en la misa papal final con un muy reducido grupo de sacerdotes, religiosos y laicos del sur de la Florida.

Esta vez, el arzobispo Wenski espera llevar hasta dos aviones llenos, con alrededor de 250 personas cada uno, a la isla, donde los peregrinos tendrán la opción de tomar parte en las dos misas papales, así como en una misa celebrada por el arzobispo Wenski en la catedral de La Habana.

"Las cosas han cambiado considerablemente" en los años transcurridos, dijo el arzobispo, que era obispo auxiliar de Miami en 1998. “Muchos de los opuestos [a la peregrinación], a la semana después, se arrepintieron de su oposición” después de ver la reacción del pueblo cubano ante el Papa.

"En esta comunidad, siempre hay alguna crítica, no importa de qué lado se ponga uno", dijo el arzobispo Wenski en la conferencia de prensa, el 12 de enero. "Pero la inmensa mayoría de las reacciones que he recibido hasta ahora han sido muy, muy positivas".

“Llevamos tres años diciendo ‘la caridad nos une --dijo el obispo Aranguren a The Florida Catholic en noviembre--. Esa es una de las uniones que tenemos más que como nostalgia, la tenemos como proyecto. Es algo que sentimos como Iglesia, como pueblo y como familia”.
El obispo se refería a: “A Jesús por María: La Caridad nos une”, el lema de los tres años de preparación de la Iglesia cubana para celebrar el 400 aniversario del hallazgo de la imagen original de Nuestra Señora de la Caridad, en las aguas de la Bahía de Nipe en 1612.

Ese aniversario 400 es la razón por la que el papa Benedicto XVI visitará la isla en este mes de marzo. Fue su predecesor del mismo nombre, el papa Benedicto XV, quien en 1916 declaró a Nuestra Señora de la Caridad, la patrona de Cuba.

La unidad deseada por la Iglesia cubana se refleja ya en las celebraciones paralelas que tuvieron lugar el 7 de enero: Una misa matinal en el santuario de Nuestra Señora de la Caridad de El Cobre, Cuba, y una misa por la tarde en el Santuario de Nuestra Señora de la Caridad, en Miami, para conmemorar el inicio del Año Jubilar Mariano en la isla.

El arzobispo Wenski ha proclamado el año jubilar en Miami también y ha designado el santuario como un sitio donde los visitantes pueden recibir la indulgencia plenaria hasta el 8 de septiembre de 2012, el día de la fiesta de Nuestra Señora de la Caridad.

“El peregrinaje de la imagen de la Virgen por toda la Isla nos demuestra que Cuba no es atea. Pero en el Año Jubilar, la misión de nuestra iglesia es que Cuba sea cristiana”, dijo monseñor Aranguren.

El obispo Aranguren dijo que el papa Benedicto XVI “se inserta como peregrino” en la celebración de los cubanos por el hallazgo de la imagen de su patrona.

Y añadió: “Si el papa Juan Pablo II vino como mensajero de la verdad y la esperanza, éste viene como peregrino de la Caridad para ponerse delante de la imagen, ponerle una flor y encenderle una vela” en el santuario de El Cobre, al igual que lo han hecho los cubanos durante cuatro siglos.

Cuando pronunció esas palabras, monseñor Aranguren no conocía el itinerario detallado de la visita papal (ver: http://www.zenit.org/article-41225?l=spanish).

“Es otra Cuba, es otro papa”, dijo el obispo Aranguren. “Pero sea como sea, [hará] lo que le dijo Jesús a Pedro, que fue: Confirma a tus hermanos en la fe”. Y añadió que el papa Benedicto XVI encontrará que en Cuba “hay una comunidad cristiana más estable. Los espacios más o menos siguen siendo los mismos, pero más estables”.

Señaló que en la actualidad hay tres seminarios en la isla en lugar de dos; que los sacerdotes y religiosos de otros países están ayudando en todas las diócesis; que se proporciona educación religiosa a niños y adultos; que las casas de misión están activas en toda la isla; que las diócesis han creado centros de formación donde los laicos son capacitados como catequistas y ministros laicos; que hay bibliotecas con colecciones de libros históricos y teológicos administradas por la Iglesia, y que la Iglesia ofrece un testimonio de servicio a través de programas operados por Caritas para los pobres, los enfermos y las personas mayores.

El obispo Aranguren señaló también que el porcentaje de personas que se identifican como católicos ha crecido, y que hasta el 60% de las personas llaman ahora a un sacerdote para que visite a un familiar moribundo en el hospital o para realizar los ritos funerarios.

“La referencia a la Iglesia católica como tal, hoy es más nítida que en 1998”, dijo, y la peregrinación de la imagen de Nuestra Señora de la Caridad “ha restablecido el vínculo del pueblo cubano con la Iglesia católica”.

En Miami, también, la comunidad parece más receptiva a la idea de viajar a la isla para la visita papal, dijo el padre Juan Rumin Domínguez, rector del Santuario de Nuestra Señora de la Caridad. “Hay muchas personas que han llegado a la Ermita pidiendo información”, afirmó.
Aunque los miembros de las generaciones llegadas más recientemente a menudo regresan a Cuba para pasar tiempo con sus familiares, “personas que llevan muchos años aquí se han acercado también a mí para averiguar qué hay que hacer para ir a la peregrinación de la visita del papa”, dijo el padre Domínguez. “En el pueblo católico hay una mayor convicción de lo importante que es acompañar esta visita del papa. Es una manera de acompañar a una Iglesia que está haciendo una gran labor misionera”.

“Siempre la iglesia gana espacios con una visita del papa --añadió el padre Domínguez--. Además de apoyo y confirmación en la fe, es un reconocimiento a una Iglesia que ha luchado por mantenerse viva”.

Para más información, véase el sitio web de la Archidiócesis de Miami: www.miamiarch.org, y la página de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba: www.iglesiacubana.org.
 

Por Ana Rodríguez Soto

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Tailandia: Juntos ante los retos de la sociedad actual
Reunión de líderes religiosos en la Universidad católica de Bangkok
ROMA, viernes 20 enero 2012 (ZENIT.org).- Líderes religiosos de diez países y regiones de Asia y de países occidentales se reunieron en Bangkok, Tailandia, para tratar algunos retos sociales en los que se puede dar una respuesta desde el diálogo religioso y la cooperación entre los diversos credos.

Cincuenta expertos, estudiosos de la cultura y de las religiones del Asia, provenientes del budismo, cristianismo, confucianismo, hinduismo, islam, jainismo y taoísmo --de diez países y regiones de Asia y de países occidentales (Camboya, China, Hong Kong , India, Líbano, Macao, Filipinas, Taiwán, Tailandia, Turquía, Vietnam y los EE.UU.)--, se reunieron en Tailandia para abordar algunas cuestiones urgentes y responder a las necesidades de la sociedad moderna, informa este viernes el diario vaticano L'Osservatore Romano.

Entre los temas más importantes tratados en la reunión están la violencia, la crisis económica, la corrupción, los conflictos entre culturas, el daño ambiental, la destrucción de las culturas y valores, así como el buen gobierno.

La reunión se celebró en la Universidad Católica de la Asunción de Bangkok, con el tema: "Diálogo entre las culturas del Asia". El evento fue propiciadopor el arzobispo de Guwahati Thomas Menamparampil, responsable de la oficina para la evangelización de la Federación de las Conferencias Episcopales del Asia (FABC).

El objetivo de la reunión era poner en evidencia la rica diversidad religiosa y cultural de los distintos países, promover actitudes positivas hacia otras tradiciones religiosas y destacar sus contenidos de bondad, verdad y belleza, así como fomentar la colaboración con otras confesiones en pos de una comprensión mutua y el intercambio de preocupaciones en común.

El prelado se mostró complacido con la participación masiva y destacó que este tipo de eventos tienen como objetivo "buscar visiones e inspiraciones desde la cultura y la tradición representada por cada estudioso”. “Con la progresiva globalización mundial --añadió--, existe una infinidad de posibilidades para el diálogo entre cultura, civilización y fe; es una ocasión para escuchar las ideas de cada uno y aprender de los puntos de vista de los demás".

Los aspectos de tipo cultural y religioso que se trataron fueron: el diálogo entre pensamiento confuciano y el cristianismo, entre el islam y el cristianismo, entre budistas y musulmanes. Algunos expertos profundizaron en los valores intrínsecos de Asia, las reflexiones sobre la ecología en el taoísmo, el desafío de una acción ética en el contexto chino, y la ética confuciana en la sociedad moderna.

Consultado sobre si este intercambio cultural puede ayudar a aliviar las tensiones en algunas partes del Asia donde los cristianos, así como las minorías étnicas y religiosas son víctimas de ataques, el arzobispo dijo que "podría constituir una valiosa contribución, pero se debe estudiar la causa profunda de las tensiones y los motivos de insatisfacción".

El obispo Menamparampil agregó que "al principio era muy difícil comunicar a la gente el proyecto de reunir a personas de diferentes culturas y tradiciones para hablar entre sí, pero una vez aclarada la idea, muchos lo han apoyado con entusiasmo".

Traducido del italiano por José Antonio Varela

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Taiwan: La Iglesia se congratula por la reelección de Ma Ying-jeou
Podría favorecer las relaciones entre los católicos chinos de la isla y el continente
ROMA, viernes 20 enero 2012 (ZENIT.org).- En cuanto se conocieron los resultados electorales en Taiwan, el arzobispo de Taipei John Hung Shan-chuan se congratuló por la reelección del presidente saliente Ma Ying-jeou, y declaró que podría contribuir a reforzar las relaciones entre los católicos de Taiwan y los de la China continental.

El arzobispo de Taipei y presidente de la Conferencia Episcopal de Taiwan –según informaba este lunes Eglises d'Asie, la agencia de las Misiones Extranjeras de París--, afirmó que la victoria de Ma Ying-jou podría traducirse en más intercambios entre ambas orillas del estrecho de Formosa para la formación en Taiwán del clero de China continental, o en una mejora de los contactos entre la Santa Sede y Pekín. La Santa Sede figura entre los raros estados que mantienen relaciones diplomáticas con Taipei y no con Pekín.

En un resultado que los analistas calificaron de "voto por la estabilidad", los electores de Taiwán le dieron el 51% de los votos al presidente saliente, miembro del Kouomintang (KMT), mientras que su rival del Partido Demócrata Progresista (DPP), Tsai Ing-weng, obtuvo el 45,6%. Con una tasa de participación relativamente baja para Taiwan (poco menos del 75% de los electores inscritos se desplazaron), los taiwaneses dieron de nuevo la mayoría al presidente Ma, con 64 diputados del KMT sobre un total de 113 escaños, aunque con una pérdida de escaños, mientras que el DPP gana ocho escaños y obtuvo un total de 40.

Respecto a las condiciones en que se desarrolló el escrutinio, el Comité Internacional para las Elecciones en Taiwán (ICFET) estimó que la elección fue "libre en lo esencial pero en parte falseada". En un comunicado, este grupo de observadores señaló la persistencia de las prácticas de compra de votos y de la utilización de los medios y de las finanzas del Estado con fines electorales. En cuanto a la compra de votos, el obispo auxiliar de Hualien y el responsable de la Iglesia presbiteriana de Taiwán realizaron una acción común, antes de las votaciones, llamando a los aborígenes de la isla, muy numerosos en la región de Hualien, a rechazar todo fraude o corrupción.

Para la pequeña comunidad católica de Taiwán (300.000 personas sobre un total de 23 millones de habitantes), la campaña estuvo marcada por el hecho de que Ma Ying-jeou, por primera vez en su carrera política, mencionó el hecho de que fué bautizado como católico. No siendo conocido como practicante, el presidente saliente asistió no obstante a la misa del gallo de la diócesis de Kaohsiung, atraído por los comentarios de los observadores políticos que denunciaban un intento de captar al electorado católico.

El cardenal Paul Shan kuo-hsi, obispo emérito de Kaohsing y figura de la Iglesia local, declaró que Ma Ying-jeou era el primer presidente católico del país y que jamás había dejado de apoyar o ayudar a la Iglesia cuando esta había expresado la necesidad.

En el momento de la campaña, Ma Ying-jeou defendió su balance explicando que la apertura hacia la China popular y la promoción de los intercambios con el Continente, tenían una dimensión económica, pero también cultural. Los intercambios en el campo religioso se volvieron más estrechos, con visitas más frecuentes y más fáciles de sacerdotes del Continente. En Taiwan, la población "goza de libertad religiosa y la defiende", una antigua tradición china fundada sobre el respeto de las "diferencias culturales" subrayó.

Para algunos miembros de la Iglesia católica de Taiwán, la reelección de Ma Ying-jeou se acompaña del deseo de que el poder político se comprometa activamente en una política de reducción de las desigualdades sociales, en alza notable desde hace varios años.

Sor Stephana Wei Wei, directora del Centro Rerum Novarum, que ayuda a los emigrantes y a los grupos desfavorecidos, pide una acción más resuelta de los poderes públicos. La financiación se apoya únicamente en donativos privados o subvenciones públicas. En su opinión, el gobierno debería tomar medidas fiscales redistributivas, mejorar la cobertura de los riesgos sociales (paro, enfermedad, jubilación) y, en un país donde las industrias están masivamente deslocalizadas, en China continental, asegurar una mejor adecuación de la formación profesional a las necesidades de las empresas.

Traducido del francés por Raquel Anillo

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La dimensión ético-política de la Bioética
Jornadas en la Universidad Católica San Antonio de Murcia
MURCIA, viernes 20 enero 2012 (ZENIT.org).- La Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM) clausuró este viernes unas Jornadas de Bioética, que en su último día versaron sobre “Bioética y bien común”.

Cabe destacar la ponencia titulada “La dimensión ético-política de los problemas bioéticos”, que expuso el profesor ordinario de Teología Moral de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz de Roma, y consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, monseñor Ángel Rodríguez.

Monseñor Rodríguez aseguró que una buena parte de los problemas bioéticos tienen una dimensión de tipo político, relacionada con la dimensión personal, pero distinta, y que para abordarla requiere una metodología específica.

“En el fondo un país tiene las leyes que acepta. Si bien es importante la cultura política de los políticos, también es importante la cultura política de los ciudadanos”, señaló monseñor Ángel Rodríguez.

La rectora de la UCAM Josefina García Lozano fue la encargada de clausurar el simposio, junto a la directora del máster en Bioética Gloria Tomás, que leyó las conclusiones extraídas de las diferentes ponencias, a cargo de destacados profesionales, durante los tres días dedicados a las Jornadas.

La rectora de la UCAM señaló este acto como un punto de encuentro en el que profesionales de distintos ámbitos relacionados con la Bioética, pueden debatir y compartir el conocimiento y los avances producidos.

Aseveró que “la posición de la Universidad en este sentido siempre es la defensa de la dignidad de la persona humana desde su concepción hasta su muerte natural”.

El primero en intervenir en esta jornada había sido el magistrado presidente de la Sección 4ª de la Sala de lo Contencioso de la Audiencia Nacional, y exvocal del Consejo General del Poder Judicial José Luis Requero, que centró su ponencia en el tema “Legisladores, jueces y bioética”.

Se extendió en presentar la situación de la legislación respecto a la vida humana, el estado de la cuestión en cuanto a reproducción humana asistida, y fundamentalmente la legislación sobre el aborto.

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En la escuela de san Pablo...


Convertirse y acoger la Buena Noticia que Cristo nos viene a traer (Tiempo ordinario 3º, ciclo B)
Comentarios a la segunda lectura dominical
ROMA, viernes 20 enero 2012 (ZENIT.org).- Nuestra columna "En la escuela de san Pablo..." ofrece el comentario y la aplicación correspondiente para el III domingo del Tiempo ordinario.

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Pedro Mendoza LC

"Os digo, pues, hermanos: El tiempo es corto. Por tanto, los que tienen mujer, vivan como si no la tuviesen. Los que lloran, como si no llorasen. Los que están alegres, como si no lo estuviesen. Los que compran, como si no poseyesen. Los que disfrutan del mundo, como si no disfrutasen. Porque la apariencia de este mundo pasa". 1Cor 7,29-31

Comentario

El pasaje de este domingo continúa presentándonos la respuesta que san Pablo ofrece a los miembros de la comunidad de Corinto con relación a ciertas dudas y problemas de carácter moral que habían surgido en ella.

Ante todo vemos cómo el apóstol va más allá de la pregunta inmediata de los corintios sobre el modo de comportarse en las relaciones conyugales y ante otras situaciones u ocupaciones. Él dirige su mirada hacia los valores más universales. Y, en la primera de las frases de este parágrafo, introduce su respuesta señalando el principio o motivo principal que sostiene toda la argumentación de su respuesta, de donde deriva todo lo demás. Por eso la expresión es solemne y fuerte: "El tiempo es corto". A ella, como en un eco añadirá la última frase: "Porque la apariencia de este mundo pasa", que sirve, por tanto, a continuar y precisar el principio colocado al inicio.

¿Cómo comprender y evaluar, entonces esa expresión de san Pablo sobre la "brevedad" del tiempo? ¿Ese dicho del apóstol continúa siendo válido, si el fin del mundo se espera desde hace dos mil años? Ante todo conviene precisar que esas palabras del apóstol no se refieren sólo a la inminencia del fin del mundo, algo que en aquellos tiempos se percibía con mayor fuerza, pues la venida de Cristo y la realización de su obra redentora había suscitado la creencia y el ánimo de que el tiempo de intervalo para su segunda venida sería "muy breve". De ahí la urgencia de estar preparados cuanto antes para salir a su encuentro en su venida. Pero la duración del intervalo entre una venida y otra de Cristo permanece siempre desconocida y, como la historia bimilenaria muestra, todavía queda la incógnita del momento exacto en que Cristo volverá. Lo cual no significa una demora indefinida, pues llegará de modo sorpresivo, en el momento en que Dios así lo tiene determinado.

Es preciso, pues, distinguir lo que el apóstol pudo haber pensado, o retenido por cierto, sobre la cuestión del tiempo del juicio universal y cuanto, independientemente de tal opinión, pero por medio de ella debía permanecer escrito como admonición para toda la Iglesia. Las palabras de san Pablo, pronunciadas en un determinado contexto y enraizadas dentro de una situación bien precisa, conservan sin embargo su valor también para otros tiempos y otras circunstancias. Permanece una realidad absolutamente válida el hecho de que, después de la primera venida del Hijo del hombre, el mundo se encuentra bajo signos distintos de los precedentes. Entre la primera venida del Señor y su regreso, el mundo viene a encontrarse, por así decir, en una "tenaza". Por eso el apóstol coloca todas las situaciones humanas en medio de esta "tenaza", bajo la cual cobra toda su fuerza la realidad de la brevedad del tiempo y la contingencia de las cosas temporales.

Juzgando, bajo esta luz, las realidades humanas, san Pablo llega a afirmar: "los que tienen mujer, vivan como si no la tuviesen". No significa esto que los esposos deban renunciar a la unión conyugal, o ser indiferentes ante la propia pareja. Más bien quiere decir que los casados deben evitar convertirse en esclavos de las relaciones conyugales hasta tal punto de no poder vivir sin ellas. Es necesario que exista siempre entre ellos ese espacio de libertad del cual el apóstol ha hablado tantas otras veces. En esta línea se coloca, por ejemplo, el consejo dado poco antes de renunciar por un cierto tiempo y en común acuerdo a la intimidad física para dedicarse a la oración.

Partiendo de este ámbito de los temas conyugales, san Pablo ha llegado a hablar en primer lugar de esta actitud, que para él es de la máxima importancia. Pero le parece bien continuar ilustrando la propia afirmación aplicando la conclusión a otras situaciones. Aquí entra la categoría de "los que lloran", es decir, de todos aquellos que, por un motivo u otro, experimentan el dolor de la existencia humana. A ellos no se les prohíbe derramar lágrimas, sino hacerlo desconsoladamente olvidando que esas situaciones son una etapa entre otras de la vida. Del mismo modo, se refiere a "los que están alegres", es decir, a cuantos se encuentran en estado de gozo y de felicidad. A ellos el apóstol no les veta la felicidad, pues tanto esos momentos como los momentos de dolor forman parte de la vida humana.

A continuación, menciona otras categorías que tienen que ver con las realidades terrenas. Así a "los que compran", una tarea tan propia de miembros de una comunidad comercial como la de Corinto, les pone en guardia contra la tendencia de engolfarse en esas ocupaciones y caer en los riesgos impuestos de quien busca sólo la ganancia en ese oficio. También en estas situaciones es preciso alcanzar esa libertad de espíritu, propia del cristiano. Por último se refiere al correcto "uso del mundo", es decir, a todo aquello que forma parte de la vida de un ciudadano, con las variadas relaciones que establece en todos los campos. En toda situación es preciso vivir con la conciencia del "único necesario", sin olvidar que todas las cosas tienen una importancia relativa, dentro del breve giro de tiempo en el que vivimos en este mundo.

Por tanto, en la respuesta de san Pablo, vemos que los principios que señala sirven para orientar a los cristianos a estar cuanto más desapegados del mundo, en el modo en que entonces era necesario. Todo ello no debe conducirnos al otro extremo en la relación con las cosas del mundo, esto es a una actitud de desprecio o negligencia ante las realidades y tareas intramundanas. Más bien nos debe ayudar a sentir como deber nuestro hacia el reino de Dios el contribuir con todas nuestras fuerzas y constantemente al progreso terreno entendido en su "justo valor". Por lo mismo tampoco hay que llevar al otro extremo esta actitud última de valoración de las situaciones y realidades terrenas, "porque la apariencia de este mundo pasa".

Aplicación

Convertirse y acoger la Buena Noticia que Cristo nos viene a traer.

Con el Tiempo ordinario del año litúrgico hemos dado los primeros pasos en el seguimiento de Cristo en su vida pública. Ahora lo encontramos, después de la elección de los primeros discípulos, en el momento en que proclama el anuncio fundamental de su buena nueva: la llamada a la conversión para abrazar el evangelio, que es Él mismo.

La primera lectura, tomada del libro del profeta Jonás (3,1-5.10), ilustra muy bien el tema de la conversión a la que Cristo nos llama. El profeta que, en nombre del Señor, invita a los ninivitas a la conversión, amenazándolos de otro modo con el anuncio de un castigo inminente, obtiene la conversión de todos. El anuncio de los castigos inminentes por parte de Dios tiene la intención no de hundir los ánimos, sino de sacudir las conciencias, espoleando a las personas a actuar de modo tal que eviten esos castigos y se reconcilien con Dios. Así también nosotros debemos estar siempre a la escucha de las llamadas y de las correcciones de Dios, para rechazar de nuestra vida todo aquello que nos aleja de Él y, por el contrario, dar lugar a todo aquello que acrecienta nuestra comunión de vida con Él.

En el evangelio de este domingo (Mc 1,14-20) vemos que, así como Jonás en su tiempo, Cristo inicia también su predicación anunciando que el tiempo se ha cumplido y que la intervención de Dios es inevitable y que, por tanto, es preciso dar paso en la propia vida a la conversión. Pero al mismo tiempo, se anuncia también la Buena noticia: Dios está a punto de intervenir para nuestra salvación, Él quiere derramar su amor sobre nosotros, y nos pide por tanto eliminar los obstáculos.  En estos momentos en que Cristo está comenzando su vida pública, cada uno de nosotros está llamado a vivir esa conversión profunda del corazón a Dios. Ésta es una condición indispensable para poder acompañar de cerca a Cristo y alcanzar las promesas de salvación que Él nos ofrece.

Como hemos comentado en la lectura del apóstol (1Cor 7,29-31), san Pablo refleja en cierta forma el anuncio a la conversión proclamado por Cristo. Jesús dice: "El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca". San Pablo replica: "El tiempo es corto". Esto significa: Dios quiere realizar su proyecto de amor; por ello es necesario pensar sólo en eso. Porque el tiempo se ha hecho breve, es necesario convertirse. Demos, pues, a toda nuestra vida esa orientación fundamental hacia Dios, viviendo en este mundo como peregrinos hacia la patria celeste, en donde Dios nos aguarda con amor de Padre para acogernos en un abrazo eterno de amor.

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Escenario migratorio y Nueva Evangelización
Ofrecer la fe a los que llegan sin complejos ni miedos
MADRID, viernes 20 enero 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos a los lectores un artículo de nuestro habitual colaborador monseñor Juan del Río Martín, arzobispo castrense de España. Comentando el mensaje del papa sobre las migraciones, el obispo destaca las actitudes propias de un cristiano ante las personas de otros países.

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+ Juan del Río Martín

Se ha celebrado recientemente la Jornada Mundial del emigrante y del refugiado 2012. El tema que se eligió fue Migraciones y nueva evangelización. Benedicto XVI en su mensaje para esta ocasión ha querido iluminar el escenario social donde ha de encarnarse el anuncio del Evangelio en la actualidad: el fenómeno migratorio y de la globalización. La geografía étnica de nuestras ciudades, naciones y continentes se están transformando a grandes velocidades debido, entre otras causas, por la realidad compleja de la globalización que nos desvincula de los confines geográficos, que nos exige llevar la misión a los cinco continentes y que requiere energías renovadas para plantear abiertamente la cuestión de Dios en todos aquellos procesos de encuentro, mixtura y reconstrucción de tejidos sociales, que provoca este vasto y complicado fenómeno de la movilidad humana. (Cf. Lineamenta, 6).

La Iglesia ante este nuevo contexto social recuerda su origen, su experiencia y su propia vocación universal. Cristo mismo experimentó en su condición humana lo que significaba ser emigrante (cf. Mt 2,12-14). Es más, la originalidad del pueblo de Israel radica en el hecho de haber configurado su experiencia religiosa en el marco de la migración. Además, la Iglesia primitiva adquiere notoriedad por el impulso del Espíritu de Pentecostés que supera el carácter de Babel de razas, pueblos y naciones, para constituirse en el nuevo pueblo de Dios donde “ya no hay distinción entre judío o no judío, entre esclavo o libre, entre varón o mujer….” (Gal 3,28), porque todos han sido convocados a formar la gran familia de los redimidos de todas las naciones.

Este punto de arranque es necesario tenerlo siempre presente para no ser atrapados por los miedos ante los retos pastorales que la nueva situación plantea. Porque las migraciones, han dejado de ser algo anecdótico y puntual, para convertirse en un fenómeno que produce desasosiego, preocupación y muchas veces rechazo en nuestra sociedad. Como cristianos debemos preparar el corazón y la mente para que nuestras actitudes no sean negativas respecto a ellos.

Tres serían los momentos de aproximación cristiana a los emigrantes y refugiados. Primero tendríamos la acogida en la caridad cumpliendo el mandato del Señor: “fui extranjero y me acogisteis”. En esto, las instituciones católicas samaritanas están dando un buen ejemplo en medio de la sociedad descreída en occidente y en sociedades donde la pluralidad religiosa y cultural es grande. Sin embargo, esta labor es silenciada en los potentes Medios de Comunicación, debido a que el estilo cristiano del trabajo con inmigrantes busca más la eficacia, la ayuda y la orientación, que la preocupación por la propaganda mediática. Pero la nueva evangelización no se puede quedar en lo puramente social, cultural o político, sino que ha de buscar el bien de la persona concreta que ha dejado su propio país, su familia, sus raíces…., porque el “forastero” no es un cualquiera, “no es un número” como ha dicho Benedicto XVI, sino que es hijo de Dios y hermano nuestro. De ahí, que la presencia y servicio de los inmigrantes en nuestra sociedad y en la Iglesia, es un don divino que debemos agradecer por lo que supone de rejuvenecimiento de ambas y como oportunidad para un futuro de convivencia en la diversidad.

Pero, “no sólo de pan vive el hombre…” (Mt 4,4): los inmigrantes son personas que también tienen necesidades espirituales que no debemos olvidar. En la acogida cristiana se ha de contemplar un segundo momento con la integración en nuestras parroquias y comunidades de aquellos inmigrantes cristianos que son de nacionalidades y culturas distintas. Esta integración eclesial requiere una pastoral nueva y creativa que les ayude a vivir su fe cristiana como miembros de pleno derecho en las Iglesias que los acogen.

El tercer paso a tener presente es la evangelización de aquellos que no son cristianos y no conocen a Jesucristo. La oferta de la propuesta católica no es intolerante, ni va contra el respeto que se debe la diversidad cultural, ni invalida el espíritu ecuménico con respecto a otras religiones o confesiones cristianas. Además, debemos hacerla abiertamente, sin complejos ni miedos. Porque dar a conocer la Buena Noticia del Evangelio es la acogida más profunda y humana que podemos ofrecer los cristianos a cualquier hombre o mujer de buena voluntad que llega a nuestras casas. ¡No silenciemos este aspecto en la aceptación de los inmigrantes y refugiados!

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