A pesar del descrédito que sufre la Iglesia en el país

El primer ministro irlandés recibe 100.000 postales contra el cierre de la embajada ante la Santa Sede

 

Los fieles católicos han reaccionado contra el primer ministro, Enda Kenny, enviándole 100.000 postales como protesta por el cierre de la embajada de Irlanda ante la Santa Sede. Sin embargo, el sacerdote jesuita Brian Lennon advierte que tras la publicación de los informes sobre los abusos, «el clergyman está mal visto por muchos y quien lo lleva a veces es insultado por la calle».

26/01/12 9:27 AM


 

(Vatican Insider) Hace dos meses el país rebajó la categoría de su representación ante la Santa Sede de residente a no residente. El P. Lennon señala que “en realidad el gobierno se ha equivocado respecto a la cronología: fue en 1998 cuando el cardenal Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación para el Clero, dijo a los obispos irlandeses que la política del Vaticano era proteger a los sacerdotes cuando eran acusados”. Según la afirmación del gobierno esto es lo que ha sucedido durante los últimos tres años.

“Por cuanto sea criticable una imprecisión de este tipo en una importante declaración del gobierno, las palabras del ministro reflejan probablemente la indignación general suscitada por las revelaciones del Informe Cloyne” observa el padre Brian Lennon”.

“La decisión del gobierno de cerrar la embajada en El Vaticano”, explica el jesuita, “es un síntoma del profundo cambio en las relaciones entre Irlanda y la Santa Sede. En el pasado, la Iglesia tenía una gran influencia en la sociedad irlandesa. Obispos y sacerdotes eran tratados con respeto y podían tener influencia en la legislación en materia moral. Tras la publicación de los informes sobre los abusos, el clergyman está mal visto por muchos y quien lo lleva a veces es insultado por la calle”.

Un problema que ha emergido con esta crisis es que muchos sacerdotes y religiosos se sienten culpables por lo sucedido, “aunque sean inocentes porque no han abusado de nadie ni nunca han desempeñado cargos de autoridad”.

Es decir, según el padre Lennon, “plantea la cuestión de las relaciones colegiales: ¿en qué medida los miembros de la Iglesia que personalmente son inocentes tendrían que asumir una cuota de responsabilidad por lo que ha hecho la organización a la que pertenecen?  Es una cuestión normal en el derecho civil y en situaciones de conflicto: por ejemplo, ¿se puede pedir a los jóvenes alemanes nacidos después de 1945 que paguen impuestos para contribuir a indemnizar al pueblo israelí por parte del Estado alemán a causa del Holocausto, aunque en la época de la II Guerra Mundial no hubieran nacido todavía?”.

Cierre de la embajada

El 3 de noviembre el gobierno de Dublín comunicó que la sede del embajador ante la Santa Sede, vacante desde hacía algunos meses, sería cerrada. A propósito del escándalo de los  abusos en Irlanda ha intervenido directamente el Papa, con una carta a los fieles de la isla, una visita apostólica y la dimisión de diversos obispos.

La línea de “tolerancia cero” introducida por Benedicto XVI ha sido resumida por el prelado maltés Charles J. Scicluna, promotor de justicia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, durante una mesa redonda en el Senado: “La denuncia de abusos puede ser convertida en una cosa difícil por algunas consideraciones equivocadas y fuera de lugar de lealtad y pertenencia”. La Iglesia Católica, asegura el Procurador General de la Santa Sede, “sabe bien que cada vez que uno de sus ministros (tanto un obispo como un sacerdote, un diácono, o un agente pastoral laico) abusa sexualmente de un menor, se infiere una trágica herida a la comunidad, subordinada al daño indescriptiblemente repugnante causado al niño”.