¡Toma parte activa en la familia de ZENIT! Campaña de recogida de fondos 2012

En 2011 ZENIT creció gracias a los medios de comunicación que pagaron la suscripción para publicar nuestras noticias, anuncios publicitarios en nuestros servicios, y sobre todo gracias a los donativos de nuestros lectores que lograron cubrir el 90% del presupuesto anual.
Para poder seguir creciendo y continuar con nuestra política de ofrecer gratuitamente nuestros servicios a los 500,000 lectores que en todo el mundo hacen un uso personal de ZENIT, este año necesitamos reunir entre los lectores en español 230,000 dólares estadounidenses (180,000 euros).

Igual que en años anteriores, hacemos un llamamiento a la generosidad de cada uno de ustedes para seguir adelante y mejorar.
Enviar una ayuda es muy sencillo. Les invitamos a entrar en nuestras páginas de donativos: http://www.zenit.org/spanish/donativos.html
¡Muchas gracias y buena lectura con ZENIT!

 


ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 19 de febrero de 2012

Publicidad

¡ZENIT TIENE UN SISTEMA DE PUBLICIDAD ONLINE!

¿Desea anunciar un nuevo libro, un congreso, una peregrinación, un encuentro o retiro, una página web, un DVD, un CD, una campaña, en el amplísimo y selecto mundo de los lectores de ZENIT...?

¡Publique su anuncio en los espacios publicitarios en nuestro sitio Web y/o en los servicios de ZENIT vía correo electrónico!

Podrá llegar a los centenares de millares de visitantes de nuestro sitio Web y a más de 500.000 lectores en todo el mundo, 250.000 de ellos suscritos a los servicios vía correo electrómico en español.

¡Tarifas promocionales!

Para proponer su anuncio son suficientes pocos minutos, basta seguir los pasos que se indican en el enlace:

http://ads.zenit.org/spanish

Para ver las tarifas y poner su anuncio en los servicios via email de ZENIT visite: http://ads.zenit.org/spanish


Santa Sede

Cardenales, mayor disponibilidad para Cristo y para la comunidad

Cardenales, comprometidos a trabajar en la dirección de la Iglesia universal

Abogado que denunció al papa, prefirió archivar el caso a presentar las pruebas

Mundo

Mongolia: La iglesia católica se prepara para festejar sus 20 años de existencia

Foro

Benedicto XVI y proceso electoral

Flash

Italia: Presidente de la Renovación Carismática saluda a los nuevos cardenales

Documentación

Reevangelizar allí donde la sal del Evangelio ha perdido su sabor

Vuestra tarea: dar testimonio de la alegría del amor de Cristo

Rojo, color de la sangre y del amor


Santa Sede


Cardenales, mayor disponibilidad para Cristo y para la comunidad
Benedicto XVI concelebró con los nuevos purpurados
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 19 febrero 2012 (ZENIT.org).- A las 9,30 de este domingo, solemnidad de la Cátedra de San Pedro Apóstol, Benedicto XVI presidió, en la basílica vaticana, la concelebración eucarística con los nuevos 22 cardenales creados en el Consistorio de este sábado.

Al inicio de la santa misa, el prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos Fernando Filoni, primero entre los nuevos cardenales, dirigió al papa unas palabras de saludo y gratitud, en nombre de todos los purpurados.

El cardenal Filoni señaló que con esta llamada el papa les ha unido a él en el cumplimiento de “la suprema misión de principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad de la fe y de la comunión en la Iglesia”.

Los nuevos cardenales, dijo, “la catolicidad de la Iglesia de Cristo y la variedad de sus carismas”.

“La púrpura con la que hemos sido distinguidos nos recuerda –señaló- no tanto la grandeza de quien la llevaba como símbolo de poder y de dominio, sino el misterio profundo del sufrimiento de Jesús, que revestido por sus verdugos de un manto purpúreo y presentado así a la multitud por Pilatos, se humilló haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz”.

“También hoy en la Iglesia, por la fidelidad a su Señor, no faltan el martirio, las tribulaciones y las persecuciones en muchos de sus miembros”.

En la homilía, Benedicto XVI comentó la segunda lectura en la que el apóstol Pedro exhorta a los «presbíteros» de la Iglesia a ser pastores diligentes y solícitos del rebaño de Cristo.

“Estas palabras están dirigidas sobre todo a vosotros, queridos y venerados hermanos, que ya tenéis muchos méritos ante el Pueblo de Dios por vuestra generosa y sapiente labor desarrollada en el ministerio pastoral en diócesis exigentes, en la dirección de los dicasterios de la Curia Romana o en el servicio eclesial del estudio y de la enseñanza”, dijo el papa.

“La nueva dignidad que se os ha conferido quiere manifestar el aprecio por vuestro trabajo fiel en la viña del Señor, honrar a las comunidades y naciones de las cuales procedéis y de las que sois dignos representantes de la Iglesia, confiaros nuevas y más importantes responsabilidades eclesiales y, finalmente, pediros mayor disponibilidad para Cristo y para toda la comunidad cristiana”, subrayó.

Comentó el pasaje del Evangelio que presenta a Pedro expresando la propia fe fundada en Jesús, el Hijo de Dios y el Mesías prometido. Cristo revela “la misión que pretende confiarles, la de ser la «piedra», la «roca», el fundamento visible sobre el que está construido todo el edificio espiritual de la Iglesia”, añadió.

El papa se detuvo en comentar el significado de la Cátedra de Pedro, tal como está representada en la basílica vaticana, para dirigir luego una mirada al conjunto.

“Y veamos cómo está atravesado por un doble movimiento: de ascensión y de descenso. Es la reciprocidad entre la fe y el amor. La Cátedra está puesta con gran realce en este lugar, porque aquí está la tumba del apóstol Pedro, pero también tiende hacia el amor de Dios. En efecto, la fe se orienta al amor. Una fe egoísta no es una fe verdadera”.

“La verdadera fe es iluminada por el amor y conduce al amor, hacia lo alto, del mismo modo que el altar de la Cátedra apunta hacia la ventana luminosa, la gloria del Espíritu Santo, que constituye el verdadero punto focal para la mirada del peregrino que atraviesa el umbral de la basílica vaticana”. Y concluyó afirmando que “a cada cristiano y a nosotros, se nos confía el don de este amor: un don que ha de ofrecer con el testimonio de nuestra vida”.

Para leer la homilía completa del papa, entrar en: http://www.zenit.org/article-41525?l=spanish.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Cardenales, comprometidos a trabajar en la dirección de la Iglesia universal
El papa invitó a orar por los nuevos purpurados
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 19 febrero 2012 (ZENIT.org).- Después de la celebración eucarística con los nuevos cardenales creados en el consistorio de este sábado, el santo padre Benedicto XVI se asomó a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para rezar el Ángelus con los fieles y peregrinos congregados en la plaza de San Pedro para la habitual cita dominical.

Benedicto XVI comentó en sus palabras antes del rezo del Ángelus el Consistorio celebrado ayer en el que creó 22 nuevos cardenales.

Invitó a todos a unir su oración por ellos “que ahora están aún más comprometidos a trabajar conmigo en la dirección de la Iglesia universal y a dar testimonio del Evangelio hasta el sacrificio de sus vidas”. Recordó que “esto significa el color rojo de sus vestidos: el color de la sangre y del amor”.

Explicó que ahora “forman parte del Colegio que ayuda al Papa más de cerca en su ministerio de comunión y de evangelización”.

Señaló que este evento eclesial tiene como fondo la fiesta litúrgica de la Cátedra de San Pedro, adelantada a hoy, porque el próximo 22 de febrero --la fecha de esta fiesta--, será el Miércoles de Ceniza, inicio de la Cuaresma.
 

Explicó que la Cátedra de San Pedro “es el símbolo de la misión especial de Pedro y de sus sucesores de pastorear el rebaño de Cristo, manteniéndolo unido en la fe y en la caridad”.

“Esta función especial de servicio le viene a la comunidad romana y a su obispo por el hecho de que en esta ciudad han derramado su sangre los apóstoles Pedro y Pablo, junto a numerosos otros mártires”, recordó.

Y encomendó a los nuevos cardenales a la protección de “para que siempre les ayude en su servicio eclesial y los sostenga en la prueba”.

Se pueden leer las palabras completas del papa en este enlace: http://www.zenit.org/article-41523?l=spanish.

Al término del rezo del Ángelus, Benedicto XVI saludó a los distintos grupos lingüísticos e hizo un resumen de sus palabras en italiano.

A los asistentes de idioma castellano, les dijo: “Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en especial a los obispos, presbíteros, personas consagradas y fieles que han venido para acompañar a los nuevos cardenales. “Acompañadlos también con la oración y la colaboración en su nueva responsabilidad”.

Así mismo, saludó “a los jóvenes de San José de Barcelona y a los diversos grupos parroquiales de Sevilla”.

Y concluyó invitando a todos “a ser fieles al mensaje de Cristo transmitido por los apóstoles y a tener presentes en la plegaria a cuantos han recibido el ministerio de hacer llegar la luz del Evangelio a través de los tiempos en todos los rincones de la tierra”.
 

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Abogado que denunció al papa, prefirió archivar el caso a presentar las pruebas
Después del escándalo mediático, silencio de la prensa a la retirada de la acusación
ROMA, domingo 19 febrero 2012 (ZENIT.org).- La denuncia del abogado estadounidense Jeff Anderson, contra Benedicto XVI, que pretendía incluso que el papa fuera a declarar en Estados Unidos como imputado, concluyó con el retiro del proceso por parte del demandante pues temía un fallo negativo de la justicia.

Es el caso llamado "John Doe 16 vs Santa Sede" fue presentado en abril de 2010 y causó gran escándalo en los medios. Se acusaba al papa y al Vaticano de haber encubierto al sacerdote de Wisconsin P. Lawrence Murphy, quien abusó sexualmente de cientos de menores entre 1950 y 1974 en una escuela para sordos en Milwaukee.

Cuando los abogados de la Santa Sede pidieron que se presentaran las pruebas, Jeff Anderson consideró que era más prudente retirar el juicio y así el viernes 10 de febrero en la Corte del distrectual de Wisconsin, presentó un pedido de archivación de la acción denominada "John Doe 16 v. Holy See".

Esto comporta “la archivación inmediata del juicio sin que sea necesario una sentencia por parte de la corte” indicó el abogado de la Santa Sede Jeffry S.Lena. O sea la demostración que las acusaciones eran inconsistentes.

El abogado de la Santa Sede Jeffrey Lena indicó que el proceso, pretendía que la Santa Sede y su número uno, el papa, fuera el responsable de todas las acciones de los cuatrocientos mil sacerdotes que existen en el mundo. 

Además, si bien la responsabilidad penal es individual, eventualmente dichos clérigos dependen primero de sus obispos o superiores religiosos y no del Vaticano  

Los abogados de la parte demandante "retiraron el caso porque sabían que iban a perder si el caso proseguía. Y era claro que no querían un fallo negativo por parte de la corte", declaró Lena a la agencia de noticias ACI prensa.  

La misma agencia indica que por cada demanda que Anderson ha ganado contra la Iglesia, obtuvo entre 25 y 40% del total acordado.  

Jeff Anderson además no era nuevo en casos de este tipo pues ha presentado en su vida profesional más de 1.500 demandas contra la instituciones eclesiásticas. 

La Radio Vaticano por su parte recordó el enfático anuncio que hizo el abogado Anderson avisando que tenía informaciones según las cuales se demostraba que existía “una acción conjunta de nivel mundial” de la Iglesia conectada a los abusos sexuales, la cual era dirigida directamente por el Vaticano.  

El abogado de la Santa sede considera incluso, que la teoría de la acusación haya sido cuidadosamente montada para favorecer un escándalo mediático: “Sobre una teoría tan vieja como desmentida fue creada para los medios de comunicación una secuencia de eventos que trasformó un hecho gravísimo, la violencia sexual contra un menor, en un instrumento de falsedad sobre la presunta responsabilidad de la Santa Sede” dijo. 

El legal de la Santa Sede recordó además el empeño de la Iglesia en la lucha contra los abusos: “Fue principalmente el derecho canónico y no el civil que instituyó la obligación de la denuncia”. Y consideró que el caso “no es otra cosa que una instrumentalización”.

“No debemos olvidar --añadió el abogado defensor- que muchos años atrás John Doe 16, un joven solo y diversamente hábil, fue objeto de terribles abusos. Y que Benedicto XVI indicó como cada abuso, sea en una institución pública que privada, por cualquier persona, del credo o afiliación religiosa que sea es un pecado y un crimen”.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Mundo


Mongolia: La iglesia católica se prepara para festejar sus 20 años de existencia
Tras la apertura del país a las libertades
ROMA, domingo 19 febrero 2012 (ZENIT.org).- Desde que se establecieron las relaciones diplomáticas con la Santa Sede en 1992 y la llegada casi simultánea de los primeros misioneros, la Iglesia católica de Mongolia se ha desarrollado considerablemente, afirmando su presencia en este vasto país poco poblado e implicándose en diferentes sectores, como la educación, las actividades sociales y médicas y más aún en proyectos de desarrollo.

“Dios ha hecho grandes cosas por nosotros”, se regocija monseñor Wenceslao Padilla, prefecto apostólico de Ulan-Bator. De origen filipino, festeja también él este año sus 20 años de ministerio en el país donde él ha visto crearse y crecer la comunidad católica de la cuál el lleva la carga pastoral, informa la agencia Eglises d'Asie.

En 1992, apenas la nueva república de Mongolia nacía de las cenizas del antiguo estado comunista, establecía relaciones diplomáticas con la Santa Sede y autorizaba de nuevo a los misioneros a entrar en su territorio.

Tres misioneros del Inmaculado Corazón de María (CICM), entre ellos el futuro monseñor Wenceslao Padilla fueron enviados para reconstruir las bases de una comunidad cristiana en los lugares donde setenta años antes, la misma congregación había creado una misión sui juris, totalmente barrida por la llegada del comunismo.

Hoy la prefectura apostólica de Mongolia, erigida en 2002, cuenta con cuatro parroquias. Tres de ellas se encuentran en la capital Ulan-Bator: Santa María, San Pedro-San Pablo (catedral), el Buen Pastor. La última, María Socorro de los Cristianos, creada en 2007 se encuentra en Darham, la segunda ciudad más importante de Mongolia. A estas comunidades parroquiales, hay que añadir un número creciente de misiones y capillas, en Dair Ekh, Niseh, Shuwuu, Zuun Mod, Arvaikheer, y también en Bayan-Khoshuu.

El número de católicos en Mongolia, es difícil de evaluar hoy por falta de estadísticas precisas, se estima entre 420 y 700 bautizados. En cuanto a los miembros del clero (sacerdotes seculares y religiosos), su número alcanzaría 85 entre los cuales habría que contar a 64 misioneros venidos de 18 países y pertenecientes a una decena de congregaciones diferentes.

“Hemos fundado una Iglesia local viva pero la casi totalidad del clero de la prefectura apostólica es de origen extranjero --explica Monseñor Padilla-, es momento de animar las vocaciones, y de formar animadores pastorales en el seno de la Iglesia local”.

Al comienzo de su establecimiento, la Iglesia católica, golpeada por las necesidades de una población muy desprovista, después de décadas pasadas bajo un régimen totalitario, dio prioridad a proyectos de ayuda social, educativa y médica. Con apoyo del gobierno, numerosas congregaciones han creado escuelas, hogares de acogida, hospitales, tiendas de alimentación y explotaciones agrícolas.

Pero hoy la joven comunidad católica siente cada vez más la necesidad de dar prioridad a profundizar más en la fe y sobre todo a la formación de neófitos, cuyo número no cesa de crecer: más de 500 niños participan en la “escuela dominical”.

Monseñor Padilla, que se preocupa particularmente de la formación de un clero autóctono en Mongolia, se congratuló con toda la comunidad católica en 2008 por el envío al seminario de Daejeon, en Corea del Sur, del primer seminarista de origen mongol, Enkh Baatar. Además, la prefectura de Ulan-Bator subvenciona los estudios de jóvenes católicos en la universidad de San Luis de Baguio City, en Filipinas, dirigida por las CICM , y anima a la traducción y a la publicación de textos de la Biblia, de catecismos y de libros de oraciones destinados a los fieles.

En su proyecto pastoral del 2012, que presentó a sus fieles a finales de diciembre, monseñor Padilla subraya la importancia de la celebración de los veinte años de la existencia de la comunidad católica para convertirse cada vez más en actores del cambio, en las parroquias, la sociedad e incluso en el país.

Volviendo a las dificultades económicas de Mongolia, el azote del alcoholismo, del paro, de la pobreza, de la corrupción, así como de la desaparición de los valores morales, el prelado ha puesto su acento sobre el papel que se les puede dar a los cristianos en la restauración de la dignidad del ser humano.

Con motivo de este año de celebración, monseñor Padilla hizo saber que organizaría encuentros con los fieles, los miembros del clero y las congregaciones, con el fin de conocer “los deseos, aspiraciones y sugerencias” de todos, puntos de vista que pueden ser expresados por un cuestionario.

Acontecimientos culturales, conmemoraciones y celebraciones, se planifican desde ahora, así como la realización de folletos, artículos o películas, vídeos destinados a dar a conocer a la pequeña Iglesia de Mongolia.

Las celebraciones culminarán con las conmemoraciones de lo que se revela ser un doble aniversario: el 4 de abril, fecha del establecimiento de las relaciones diplomáticas con la Santa Sede en 1992, y varios días de fiesta del 5 al 8 de julio celebrando el establecimiento de la misión sui juris de Urga (Ulan-Bator) como prefectura apostólica con la nominación de monseñor Padilla, el 8 de julio del 2002.

Pero si la Iglesia católica de Mongolia es consciente del camino recorrido, también sabe que debe contar con el nuevo panorama religioso que no deja de modificarse desde la apertura del país en el año 1990, y la inscripción de la libertad religiosa en la Constitución. Hoy, la Iglesia católica debe enfrentarse a una nueva “explosión” de espiritualidades, al islam que supone el 5% de la población, de pequeños grupos de bahaís y de mormones, pero sobre todo de numerosas Iglesias protestantes, esencialmente evangélicas y pentecostales, que se desarrollan con una gran rapidez.

Según las estadísticas declaradas por las diferentes comunidades religiosas en Mongolia, los cristianos, y las demás confesiones serían en la actualidad cerca del 2% de la población mongol, la cuál sigue mayoritariamente un budismo tibetano local mezclado con creencias chamánicas.

Traducido del francés por Raquel Anillo

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Foro


Benedicto XVI y proceso electoral
Ante el viaje del papa, abrir la mente y el corazón
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, domingo 19 febrero 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos la colaboración habitual en el espacio Foro del obispo de San Cristóbal de las Casas, México, monseñor Felipe Arizmendi. Esta vez analiza el significado de la visita de Benedicto XVI a México, más allá de interpretaciones torcidas.

*****

+ Felipe Arizmendi Esquivel

HECHOS

El papa Benedicto XVI estará en nuestro país del 23 al 26 de marzo. ¿A qué viene? ¿Qué esperamos de su visita? No faltan quienes, presumiendo de saber mucho de cosas de Iglesia, pero con un claro dejo de anticlericalismo, aventuran hipótesis de que todo se planeó para que viniera en tiempos preelectorales, y así influir a favor de un partido político. ¡Cuánta imaginación, y al mismo tiempo cuánta irresponsabilidad al emitir juicios totalmente ajenos a la verdad!

El mismo papa, el 12 de diciembre de 2011, en la basílica de San Pedro, declaró su objetivo: “Tengo la intención de emprender un viaje apostólico antes de la santa Pascua a México y Cuba, para proclamar allí la Palabra de Cristo y se afiance la convicción de que éste es un tiempo precioso para evangelizar con una fe recia, una esperanza viva y una caridad ardiente”.

Su visita es netamente pastoral: proclamar el Evangelio, para que nuestra fe católica sea recia y no tambaleante; para que nuestra esperanza no sea pasiva sino viva y nos comprometamos con los cambios que el país requiere; para que nos inflamemos en amor de unos hacia otros, sobre todo hacia los que sufren por cualquier motivo, en vez de que siga la destrucción de unos por otros, como lo estamos sufriendo con el narcotráfico y las descalificaciones entre candidatos a puestos públicos. Al predicarnos la Palabra de Cristo, esperamos que influya en nuestra realidad desde el corazón, desde la conversión personal, comunitaria y eclesial, no desde un partido político. Que éstos quieran aprovecharse de su visita para sus propios fines electorales, es algo que se debe evitar a como dé lugar.

El papa no es ajeno a la situación que vive el país y sabe que estamos en plena campaña electoral. Su palabra no anda por las nubes, no es aséptica ni atemporal, sino que ilumina nuestra realidad desde el Evangelio. No interfiere en preferencias partidistas, pero da luz para que todos vivamos estos momentos con madurez democrática, como Dios quiere.

CRITERIOS

La Iglesia no puede estar ajena a la realidad. Así nos lo dijo en Aparecida: “La Iglesia, que participa de los gozos y esperanzas, de las penas y alegrías de sus hijos, quiere caminar a su lado en este período de tantos desafíos, para infundirles siempre esperanza y consuelo. El discípulo sabe que sin Cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro” (13-V-2007).

El 23 de septiembre de 2005, en tiempos también preelectorales anteriores al presente sexenio, al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador de México ante la Santa Sede, dijo: “Es de esperar que el proceso electoral contribuya a seguir fortaleciendo el orden democrático, orientándolo decididamente hacia el desarrollo de políticas inspiradas en el bien común y en la promoción integral de todos los ciudadanos, atendiendo especialmente a los más débiles y desprotegidos. La actividad política en México ha de continuar ejerciéndose como un servicio efectivo a la nación, con el fin de promover y garantizar las condiciones necesarias para que los ciudadanos puedan desarrollar su vida en las mejores condiciones posibles. Se ha de fomentar el respeto a la verdad, la voluntad de favorecer el bien general, la defensa de la libertad, la justicia y la convivencia, en el marco del Estado de Derecho. Es largo el proceso a través del cual los pueblos se ejercitan en la corresponsabilidad propia de la democracia”.

PROPUESTAS

En vez de enrarecer el ambiente previo a la visita del papa a nuestro país con una serie de suposiciones sin sentido, les invito a conocer en profundidad su pensamiento. La Comisión Episcopal de Pastoral Profética, cumpliendo un encargo de la asamblea pasada del episcopado mexicano, elaboró un folleto con algunas de las muchas intervenciones del papa sobre diversos temas de actualidad. Lo pueden consultar en la página de la CEM: www.cem.org.mx o en la de nuestra diócesis: www.diocesisdesancristobal.com.mx.

Analice usted tantas opiniones que se vierten sobre esta visita, pero no se quede en lo anecdótico, sino que abra su mente y su corazón al verdadero mensaje que nos trae.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Flash


Italia: Presidente de la Renovación Carismática saluda a los nuevos cardenales
Salvatore Martínez confía en una mayor valorización de los carismas laicales
ROMA, domingo 19 febrero 2012 (ZENIT.org).-Con motivo del reciente consistorio celebrado por el papa Benedicto XVI, el presidente de la Renovación Carismática Católica Italiana (RNS), Salvatore Martínez, manifestó en una nota de prensa su satisfacción por la creación de los nuevos 21 cardenales, siete de los cuales son italianos y cuyo trabajo es conocido por el movimiento.

El dirigente aseguró que con cada Consistorio se refuerzan los vínculos de la comunión visible con el papa, en este año especial en que se celebrará el Sínodo especial de los obispos sobre la Nueva Evangelización, y les auguró a los nuevos purpurados un testimonio más eficaz para ofrecer al mundo la belleza del testimonio de Cristo.

Finalmente, expresa su confianza en una más eficaz y ordinaria valorización de los carismas y de los ministerios de los que muchos laicos son portadores.

El RNS es un movimiento eclesial que en Italia cuenta con más de 200.000 adherentes, reagrupados en cerca de 1.900 grupos y comunidades. 

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Documentación


Reevangelizar allí donde la sal del Evangelio ha perdido su sabor
Ponencia del cardenal Timothy Dolan, en el Día de reflexión y oración del Colegio de Cardenales
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 19 febrero 2012 (ZENIT.org).- Este viernes 17 de febrero, por la mañana, tuvo inicio, en el Aula Nueva del Sínodo, en el Vaticano, la Jornada de oración y reflexión, convocada por Benedicto XVI para los miembros del Colegio Cardenalicio y los nuevos cardenales, con motivo del Consistorio. El tema de la Jornada fue “La proclamación del Evangelio hoy: Entre la missio ad gentesy la nueva evangelización”. Ofrecemos la intervención del cardenal Timothy Michael Dolan, arzobispo de Nueva York.

*****
 

Santísimo Padre, señor cardenal Sodano, queridos hermanos:
¡Alabado sea Jesucristo!
 

Se remontaal último mandato de Jesús: "¡Vayan, y hagan discípulos en todas las naciones!", es tan actual como la Palabra de Dios que hemos escuchado en la liturgia de esta mañana…
 

Me refiero al deber sagrado de la nueva evangelización. Es "siempre antigua, siempre nueva". El cómo, el cuándo y el dónde pueden cambiar, pero el mandato sigue siendo el mismo, así como el mensaje y la inspiración: "Jesucristo... el mismo ayer, hoy y siempre".
Estamos reunidos en el caput mundi, evangelizada por los apóstoles Pedro y Pablo; en la ciudad de la que el sucesor de Pedro "ha enviado" evangelizadores a ofrecer la Persona, el mensaje y la invitación que están en el corazón de la evangelización, para toda la Europa, hasta el “nuevo mundo”, en la era de los “descubrimientos geográficos”, así como en África y Asia en tiempos más recientes.
 

Estamos reunidos frente a la basílica, donde el celo evangélico de la Iglesia se expandió durante el Concilio Vaticano II; cerca de la tumba del sumo pontífice que ha creado el término "Nueva Evangelización", familiar para todos.
 

Nos reunimos agradecidos por la compañía fraternal de un pastor que nos hace recordar todos los días, el desafío de la nueva evangelización.
 

Sí, estamos aquí juntos como misioneros, como evangelizadores.
 

Acogemos la enseñanza del Concilio Vaticano II, especialmente en lo que está expresado en los documentos Lumen Gentium, Gaudium et Spesy Ad Gentes, que especifican con precisión cómo entiende la Iglesia su propio deber evangélico, llamando a toda la Iglesia misionera; es decir, que todos los cristianos, en virtud del bautismo, la confirmación y la eucaristía, son evangelizadores.
 

Sí, el Concilio ha reiterado, sobre todo en Ad Gentes, que si bien son misioneros explícitos aquellos enviados a los lugares donde las personas nunca han oído el nombre mediante el cual todos los hombres han sido salvados, sin embargo, no hay cristiano que esté excluido de la tarea de dar testimonio de Jesús, transmitiendo a los demás el llamado del Señor en la vida cotidiana.
 

Por lo tanto, la misión se ha convertido en el punto central de la vida de cada Iglesia local, de cada creyente. La naturaleza misionera se renueva no sólo en un sentido geográfico, sino en el sentido teológico, en tanto el destinatario de la 'misión' no es sólo el no creyente, sino el creyente. Algunos se preguntaban si esta ampliación del concepto de la evangelización hubiese debilitado involuntariamente el significado de la misión 'ad gentes'.
El beato Juan Pablo II ha desarrollado esta nueva comprensión del término, haciendo hincapié en la evangelización de la cultura, en cuanto el parangón entre fe y cultura sustituyó la relación entre la Iglesia y el Estado que prevaleció hasta el Concilio, y en este cambio de acento consiste la tarea de reevangelizar culturas que alguna vez fueron el verdadero motor de los valores evangélicos. Así, la nueva evangelización se convierte en el reto de aplicar la llamada de Jesús a la conversión del corazón, no sólo ad extrasino también ad intra; a los creyentes y culturas en las que la sal del evangelio ha perdido su sabor. Por lo tanto, la misión se dirige no sólo a Nueva Guinea, sino también a Nueva York.
En la Redemptoris Missio, número 33, el beato Juan Pablo II presentó este planteamiento, haciendo una distinción entre la evangelización primaria --el anuncio de Jesús a los pueblos y contextos socioculturales donde Cristo y su Evangelio no son conocidos--, y la nueva evangelización --el reavivar la fe en la gente y las culturas en las que se ha apagado--, y la atención pastoral de las iglesias que viven la fe y han reconocido su compromiso universal.
 

Está claro que no hay oposición entre la misión ad gentesy la nueva evangelización: no se trata de un aut-autsino de un et-et. La Nueva Evangelización genera misioneros entusiastas, y aquellos que están comprometidos en la misión ad gentesdeben dejarse evangelizar continuamente.
 

Desde el Nuevo Testamento, la misma generación que recibió la misión ad gentesdel Maestro en el momento de la Ascensión necesitaba que san Pablo la exhortase a "reavivar el carisma de Dios", reavivando la llama de la fe depositada en ellos. Esto es sin duda, uno de los primeros ejemplos de la nueva evangelización.
 

Y más recientemente, durante el alentador Sínodo sobre África, hemos escuchado las voces de nuestros hermanos que están ejerciendo su ministerio en los lugares donde la cosecha de la misión ad gentesera rica, pero ahora que han pasado dos o tres generaciones, también ellos sienten la necesidad de una nueva evangelización.
 

El reconocido misionero televisivo, arzobispo Fulton J. Sheen, dijo: "La primera palabra de Jesús a sus discípulos fue 'vengan', y la última fue 'vayan'. Uno no puede 'ir' a menos que primero no haya 'venido' a él".
 

Un gran reto, tanto para la misión ad gentescomo a la nueva evangelización, es el llamado secularismo. Escuchemos cómo lo describe el Santo Padre: "La secularización, que se presenta en las culturas como una configuración del mundo y de la humanidad sin referencia a la Trascendencia, invade todos los aspectos de la vida diaria y desarrolla una mentalidad en la que Dios de hecho está ausente, total o parcialmente, de la existencia y de la conciencia humanas. Esta secularización no es sólo una amenaza exterior para los creyentes, sino que ya desde hace tiempo se manifiesta en el seno de la Iglesia misma. Desnaturaliza desde dentro y en profundidad la fe cristiana y, como consecuencia, el estilo de vida y el comportamiento diario de los creyentes. Estos viven en el mundo y a menudo están marcados, cuando no condicionados, por la cultura de la imagen, que impone modelos e impulsos contradictorios, negando en la práctica a Dios: ya no hay necesidad de Dios, de pensar en él y de volver a él. Además, la mentalidad hedonista y consumista predominante favorece, tanto en los fieles como en los pastores, una tendencia hacia la superficialidad y un egocentrismo que daña la vida eclesial." (Discurso de Su Santidad Benedicto XVI a la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio para la Cultura, 8.III.2008).
 

Esta secularización nos llama a una estrategia eficaz de evangelización.
 

Permítanme exponerla en siete puntos:
 

1. A decir verdad, al invitarme a hablar sobre este tema "El anuncio del Evangelio hoy: entre misión ad gentesy la nueva evangelización", el eminentísimo secretario de Estado, me pidió contextualizar el secularismo, sugiriendo que mi archidiócesis de Nueva York es quizá "la capital de la cultura secularizada".
 

Pero, --y creo que mi amigo y colega, el cardenal Edwin O'Brien, que creció en Nueva York, estará de acuerdo--, yo diría que Nueva York, a pesar de dar la impresión de ser secularizada, es sin embargo una ciudad muy religiosa.
 

Incluso en los lugares que suelen ser clasificados como "materialistas", tales como los medios de comunicación, el entretenimiento, las finanzas, la política, el arte, la literatura, hay una innegable apertura a la trascendencia, ¡a lo divino!
 

Los cardenales que sirven a Jesús y a su Iglesia en la Curia Romana pueden recordar el discurso de Su Santidad por la Navidad hace dos años, en el que se celebraba esta apertura natural a lo divino, incluso en aquellos que dicen adherirse al secularismo:
“…Considero importante sobre todo el hecho de que también las personas que se declaran agnósticas y ateas deben interesarnos a nosotros como creyentes. Cuando hablamos de una nueva evangelización, estas personas tal vez se asustan. No quieren verse a sí mismas como objeto de misión, ni renunciar a su libertad de pensamiento y de voluntad. Pero la cuestión sobre Dios sigue estando también en ellos… Como primer paso de la evangelización debemos tratar de mantener viva esta búsqueda; debemos preocuparnos de que el hombre no descarte la cuestión sobre Dios como cuestión esencial de su existencia; preocuparnos de que acepte esa cuestión y la nostalgia que en ella se esconde… Creo que la Iglesia debería abrir también hoy una especie de "atrio de los gentiles" donde los hombres puedan entrar en contacto de alguna manera con Dios sin conocerlo y antes de que hayan encontrado el acceso a su misterio, a cuyo servicio está la vida interna de la Iglesia”.
 

Este es mi primer punto: Compartimos la convicción de los filósofos y poetas del pasado, los cuales  no tenían la ventaja de haber recibido la revelación. Y, por eso, incluso una persona que dice adherirse al secularismo y despreciar las religiones, tiene dentro de sí una chispa de interés en el más allá, y reconoce que la humanidad y la creación serían un enigma absurdo sin un concepto de 'creador'.
 

En el cine hay ahora una película llamada The Way (El Camino), en la que uno de los protagonistas es un conocido actor, Martin Sheen. Quizás la hayan visto. Hace el papel de un padre cuyo hijo distanciado muere mientras recorre el Camino de Santiago de Compostela en España. El angustiado padre decide completar la peregrinación en lugar del hijo perdido. Es el icono del hombre secular: satisfecho de sí mismo, despectivo hacia Dios y la religión, que se definía "excatólico", cínico frente a a la fe... pero, sin embargo, es incapaz de negar que dentro de sí hay un interés irresistible de conocer más allá, una sed de algo más –o alguien más--, que crece en él a lo largo del camino.
 

Sí, podríamos tomar prestado lo que los apóstoles le dijeron a Jesús en el evangelio del domingo: ¡"todos te buscan"! Y te están buscando incluso hoy…
 

2. Esto me lleva al segundo punto: este hecho nos da una inmensa confianza y el coraje decisivo para cumplir con el sagrado deber de la misión y la nueva evangelización. "No tengan miedo", como suele decirse, es la exhortación más repetida en la Biblia.
Después del Concilio, la buena noticia era que el triunfalismo en la Iglesia había muerto. Pero, por desgracia, ¡también la confianza!
 

Estamos convencidos, confiados y valientes con la nueva evangelización gracias al poder de la Persona que nos ha confiado esta misión --da la casualidad de que es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad--, y gracias a la verdad de su mensaje y la profunda apertura a lo divino, incluso entre las personas más secularizadas de nuestra sociedad actual.
 

¡Seguros, sí!
 

Triunfalistas, ¡nunca más!
 

Lo que nos mantiene lejos de la arrogancia y de la soberbia del triunfalismo es el reconocimiento de lo que nos enseñó el papa Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi: ¡la Iglesia misma tiene siempre la necesidad de ser evangelizada!
 

Esto nos da la humildad de admitir que nemo dat quod non habet, que la Iglesia tiene una profunda necesidad de conversión interior, algo medular en la llamada a la evangelización.
 

3. Un tercer elemento para una misión eficaz es la conciencia de que Dios no sacia la sed del corazón humano con un concepto, sino a través de una persona que se llama Jesús. La invitación implícita en la misión ad gentesy la nueva evangelización no es una doctrina, sino un llamado a conocer, amar y servir --no a algo--, sino a alguien.
 

Santo Padre, cuando comenzó su pontificado, nos invitó a una amistad con Jesús, expresión con la que Usted ha definido la santidad. Es el amor de una Persona, una relación personal que está en el origen de nuestra fe.
 

Como escribe san Agustín: “Ex una sane doctrina impressam fidem credentium cordibus ingulorum qui hoc idem credunt verissime dicimus, sed aliud sunt ea quae creduntur, aliud fides qua reduntur” (De Trinitate, XIII, 2.5).
 

4. Y aquí está el cuarto punto: esta persona, este Jesús de Nazaret, nos dice que Él es la verdad. Por lo tanto, nuestra misión tiene una sustancia, un contenido. A veinte años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, en el quincuagésimo aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y al umbral de este Año de la fe, nos encontramos con el reto de combatir el analfabetismo catequético.
 

Es verdad que la nueva evangelización es urgente, porque a veces el secularismo ha ahogado el grano de la fe; pero esto fue posible porque muchos creyentes no tienen la mínima idea de la sabiduría, la belleza y la coherenciade la Verdad.
 

Su eminencia el cardenal George Pell, dijo que "no es tan cierto que las personas han perdido la fe, sino que no la tuvieron desde el inicio; y si la había de algún modo, era tan insignificante que podía ser fácilmente arrancada".
 

Por eso el cardenal Avery Dulles nos ha llamado a una neoapologética, no radicada en discusiones vacías, sino en la Verdad que tiene un nombre, Jesús.
 

Del mismo modo, cuando el beato John Henry Newman recibió la tarjeta para la nominación al Colegio de Cardenales, advirtió sobre los peligros del liberalismo en la religión, es decir, "la doctrina según la cual no hay ninguna verdad positiva en la religión, en que un credo vale tanto como otro. La religión revelada no es una verdad, sino un sentimiento y una preferencia personal".
 

Cuando Jesús nos dice "Yo soy la Verdad", dijo también que es "el Camino y la Vida." El camino de Jesús es al interior y a través de su Iglesia, que como una madre santa nos da la Vida del Señor.
 

"¿Cómo lo habrías conocido a Él si no a través de Ella?”, preguntaba De Lubac, haciendo referencia a la relación inseparable entre Jesús y su Iglesia.
 

Por lo tanto, nuestra misión, esta nueva evangelización, tiene unas dimensiones catequéticas y eclesiales.
 

Esto nos lleva a pensar en la Iglesia de una manera renovada: a pensar en ella como una Misión en sí misma. Como nos enseñó el beato Juan Pablo II en la encíclica Redemptoris Missio, la Iglesia no tiene una misión, como si la "misión" fuera una cosa entre las muchas que Iglesia hace. No, la Iglesia es una misión, y cada uno de nosotros que confiesa a Jesús como Señor y Salvador debería  interrogarse sobre su propia eficacia en la misión.
 

En los últimos cincuenta años desde la apertura del Concilio, hemos visto a la Iglesia pasar por las últimas etapas de la Contrarreforma y volver a descubrirse como una obra misionera. En algunos lugares esto ha significado un nuevo descubrimiento del Evangelio. En los países cristianos ya ha dado lugar a una reevangelización que abandona las aguas estancadas de la conservación institucionaly, como Juan Pablo II ha enseñado en la Novo Millennio Ineunte, nos invita a despegar en pos de una pesca eficaz.
 

En muchos de los países aquí representados, alguna vez la cultura y el entorno social transmitían el evangelio, pero hoy en día no es así. Ahora, por lo tanto, el anuncio del evangelio --la invitación explícita a entrar en la amistad con el Señor Jesús--, debe estar en el centro de la vida católica y de todos los católicos. Pero en todo momento, el Concilio Vaticano II y los grandes papas que le han dado una interpretación autorizada, nos impulsan a llamar a nuestra gente a pensarse como un desplieguede misioneros y evangelizadores.
5. Cuando era seminarista en el Colegio Norteamericano, todos los estudiantes de teología del primer año de todos los ateneos de Roma fueron invitados a una misa en San Pedro celebrada por el prefecto de la Congregación para el Clero, el cardenal John Wright.
 

Esperábamos una homilía densa. Pero él empezó pidiéndonos: "Seminaristas, háganme un favor a mí y a la Iglesia: cuando vayan por las calles de Roma, ¡sonrían!".
 

Por lo tanto, el punto cinco: el misionero, el evangelizador, debe ser una persona alegre. “La alegría es el signo infalible de la presencia de Dios”, afirma Leon Bloy. Cuando asumí como arzobispo de Nueva York un sacerdote me dijo “sería mejor si deja de sonreir cuando va por las calles de Manhattan o ¡terminará por hacerse arrestar!”
 

Un enfermo terminal de sida en la casa Don de la Paz llevada por las Misioneras de la Caridad en la archidiócesis de Washington del cardenal Donald Wuerl, pidió ser bautizado. Cuando el sacerdote le pidió una expresión de fe, murmuró: "lo que sé es que soy un infeliz, y las hermanas en cambio son muy felices, incluso cuando las insulto y les escupo. Ayer finalmente les pregunté la razón de su felicidad y ellas me contestaron "Jesús". Yo quiero a este Jesús para que así yo también pueda ser feliz.
 

Un verdadero acto de fe, ¿no?
 

La nueva evangelización se realiza con una sonrisa, no con el ceño fruncido.
La misión ad genteses, básicamente, un sí a todo aquello que hay de decente, bueno, verdadero, bello y noble en la persona humana.
 

¡La Iglesia es básicamente un sí, ¡no un no!
 

6. Y, penúltimo punto, la Nueva Evangelización, es un acto de amor.
Recientemente le preguntaron a nuestro hermano John Thomas Kattrukudiyil, obispo de Itanagar, en el noreste de la India, el motivo del enorme crecimiento de la Iglesia en su diócesis, que registra más de diez mil conversiones de adultos al año.
 

"Porque presentamos a Dios como un Padre amoroso, y porque la gente ve que la Iglesia los ama", respondió. No es un amor etéreo, añadió, sino un amor encarnado en maravillosas escuelas para los niños, clínicas para los enfermos, casas para los ancianos, orfanatos, alimentos para los hambrientos.
 

En Nueva York, hasta el corazón del más convencido secularizado se enternece cuando visita una de nuestras escuelas católicas de la ciudad. Cuando uno de nuestros benefactores, que se definía como agnóstico, le preguntó a la hermana Michelle, por qué a su edad y con dolores de artritis en las rodillas, seguía trabajando en una escuela hermosa, pero muy exigente, ella respondió: "Porque Dios me ama y yo lo amo y quiero que estos niños descubran este amor."
 

7. Alegría, amor y... último punto… siento decirlo, la sangre.
 

Mañana, veintidós de nosotros oirán lo que la mayoría de ustedes ya han oído: "Para la gloria de Dios y en honor de la Sede Apostólica recibe esta birreta, signo de la dignidad cardenalicia, sabiendo que tendrás que actuar con fortaleza hasta el derramamiento de tu sangre: para la difusión de la fe cristiana, la paz y la tranquilidad del pueblo de Dios, la libertad y el crecimiento de la Santa Iglesia Romana."
 

Santísimo Padre, ¿podría, por favor, saltar lo del "derramamiento de tu sangre" cuando me entregue la birreta?
 

¡Por supuesto que no! Pero nosotros somos audiovisuales escarlatapara todos nuestros hermanos y hermanas que también están llamados a sufrir y morir por Jesús.
 

Fue Pablo VI quien observó sabiamente que el hombre moderno aprende más de los testigos que de los maestros, y el supremo testimonio es el martirio.
 

Hoy en día, lamentablemente, tenemos mártires en abundancia.
 

Gracias, Santo Padre, porque nos recuerda a menudo a aquellos que hoy en día sufren la persecución a causa de su fe en todo el mundo.
 

Gracias al cardenal Koch, porque cada año llama a la Iglesia a un "día de solidaridad" con los perseguidos por causa del evangelio, y por la invitación a nuestros interlocutores en el ecumenismo y en el diálogo interreligioso a un "ecumenismo en el martirio".
 

Mientras lloramos a los mártires cristianos; mientras los amamos, oremos con y por ellos; mientras actuamos enérgicamente en su defensa, estamos también muy orgullosos de ellos, nos sentimos orgullosos de ellos y proclamamos su testimonio supremo al mundo.
Ellos encienden la chispa de la misión ad gentesde la Nueva Evangelización.
 

Un joven de Nueva York me dijo que volvió a la fe católica, abandonada en la adolescencia, después de haber leído ‘Los monjes de Tibhirine’, sobre los trapenses martirizados en Argelia quince años atrás, y al haber visto su historia en el film francés ‘De dioses y hombres’.
Tertuliano no se sorprendería.
 

Gracias a ustedes, santo padre y hermanos, por soportar mi italiano básico. Cuando el cardenal Bertone me pidió que hablara en italiano, estuve preocupado porque yo hablo italiano como un niño.
 

Pero entonces me acordé de que cuando era un joven sacerdote, recién ordenado, mi primer párroco me dijo mientras iba a enseñar el catecismo a los niños de seis años: "¡Ahora vamos a ver que hará toda tu teología, y si podrás hablar de la fe como un niño!".
 

Y quizás conviene concluir simplemente con este pensamiento: tenemos necesidad de decir de nuevo, como un niño, la verdad eterna, la belleza y la sencillez de Jesús y de su Iglesia.
¡Alabado sea Jesucristo!
 

Traducido del italiano por José Antonio Varela V.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Vuestra tarea: dar testimonio de la alegría del amor de Cristo
Benedicto XVI concelebró con los nuevos cardenales
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 19 febrero 2012 (ZENIT.org).- A las 9,30 de este domingo, solemnidad de la Cátedra de San Pedro Apóstol, Benedicto XVI presidió, en la basílica vaticana, la concelebración eucarística con los nuevos 22 cardenales creados en el Consistorio de este sábado.

Ofrecemos el texto de la homilía pronunciada por el papa en la celebración.
*****

Señores Cardenales,

Venerados hermanos en el Episcopado y en el Sacerdocio

Queridos hermanos y hermanas

En la solemnidad de la Cátedra del apóstol san Pedro, tenemos la alegría de reunirnos alrededor del Altar del Señor junto con los nuevos cardenales, que ayer he agregado al colegio cardenalicio. Les saludo ante todo a ellos muy cordialmente, y agradezco al cardenal Fernando Filoni las amables palabras me ha dirigido en su nombre. Extiendo mi saludo a los demás purpurados y a todos los obispos presentes, así como a las distinguidas autoridades, a los señores embajadores, a los sacerdotes, a los religiosos y a todos los fieles, venidos de varias partes del mundo para esta feliz circunstancia que reviste una carácter especial de universalidad.

En la segunda lectura que se acaba de proclamar, el apóstol Pedro exhorta a los «presbíteros» de la Iglesia a ser pastores diligentes y solícitos del rebaño de Cristo (cf. 1 Pe 5,1-2). Estas palabras están dirigidas sobre todo a vosotros, queridos y venerados hermanos, que ya tenéis muchos méritos ante el Pueblo de Dios por vuestra generosa y sapiente labor desarrollada en el ministerio pastoral en diócesis exigentes, en la dirección de los dicasterios de la Curia Romana o en el servicio eclesial del estudio y de la enseñanza. La nueva dignidad que se os ha conferido quiere manifestar el aprecio por vuestro trabajo fiel en la viña del Señor, honrar a las comunidades y naciones de las cuales procedéis y de las que sois dignos representantes de la Iglesia, confiaros nuevas y más importantes responsabilidades eclesiales y, finalmente, pediros mayor disponibilidad para Cristo y para toda la comunidad cristiana. Esta disponibilidad al servicio del Evangelio está sólidamente fundada en la certeza de la fe. En efecto, sabemos que Dios es fiel a sus promesas y permanecemos en la esperanza de que se cumplan las palabras del apóstol Pedro: «Y cuando aparezca el Supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita» (1 Pe 5,4).

El pasaje del Evangelio de hoy presenta a Pedro que, movido por una inspiración divina, expresa la propia fe fundada en Jesús, el Hijo de Dios y el Mesías prometido. En respuesta a esta límpida profesión de fe, que Pedro confiesa también en nombre de los otros apóstoles, Cristo les revela la misión que pretende confiarles, la de ser la «piedra», la «roca», el fundamento visible sobre el que está construido todo el edificio espiritual de la Iglesia (cf. Mt 16,16-19). Esta expresión de «roca-piedra» no se refiere al carácter de la persona, sino que sólo puede comprenderse partiendo de un aspecto más profundo, del misterio: mediante el cargo que Jesús les confía, Simón Pedro se convierte en algo que no es por «la carne y la sangre». El exegeta Joaquín Jeremías ha hecho ver cómo en el trasfondo late el lenguaje simbólico de la «roca santa». A este respecto, puede ayudarnos un texto rabínico que reza así: «El Señor dijo: "¿Cómo puedo crear el mundo cuando surgirán estos sin-Dios y se volverán contra mi?". Pero cuando Dios vio que debía nacer Abraham, dijo: "Mira, he encontrado una roca, sobre la cual puedo construir y fundar el mundo". Por eso él llamó Abrahán una roca». El profeta Isaías se refiere a eso cuando recuerda al pueblo: «Mirad la roca de donde os tallaron,… mirad a Abrahán vuestro padre» (51,1-2). Se ve a Abrahán, el padre de los creyentes, que por su fe es la roca que sostiene la creación. Simón, que es el primero en confesar a Jesús como el Cristo, y es el primer testigo de la resurrección, se convierte ahora, con su fe renovada, en la roca que se opone a la fuerza destructiva del mal.

Queridos hermanos y hermanas. Este pasaje evangélico que hemos escuchado encuentra una más reciente y elocuente explicación en un elemento artístico muy notorio que embellece esta basílica Vaticana: el altar de la Cátedra. Cuando se recorre la grandiosa nave central, una vez pasado el crucero, se llega al ábside y nos encontramos ante un grandioso trono de bronce que parece suelto, pero que en realidad está sostenido por cuatro estatuas de grandes Padres de la Iglesia de Oriente y Occidente. Y, sobre el trono, circundado por una corona de ángeles suspendidos en el aire, resplandece en la ventana ovalada la gloria del Espíritu Santo. ¿Qué nos dice este complejo escultórico, fruto del genio de Bernini? Representa una visión de la esencia de la Iglesia y, dentro de ella, del magisterio petrino.

La ventana del ábside abre la Iglesia hacia el externo, hacia la creación entera, mientras la imagen de la paloma del Espíritu Santo muestra a Dios como la fuente de la luz. Pero se puede subrayar otro aspecto: en efecto, la Iglesia misma es como una ventana, el lugar en el que Dios se acerca, se encuentra con el mundo. La Iglesia no existe por sí misma, no es el punto de llegada, sino que debe remitir más allá, hacia lo alto, por encima de nosotros. La Iglesia es verdaderamente ella misma en la medida en que deja trasparentar al Otro – con la «O» mayúscula – del cual proviene y al cual conduce. La Iglesia es el lugar donde Dios «llega» a nosotros, y desde donde nosotros «partimos» hacia él; ella tiene la misión de abrir más allá de sí mismo ese mundo que tiende a creerse un todo cerrado y llevarle la luz que viene de lo alto, sin la cual sería inhabitable.

La gran cátedra de bronce contiene un sitial de madera del siglo IX, que por mucho tiempo se consideró la cátedra del apóstol Pedro, y que fue colocada precisamente en ese altar monumental por su alto valor simbólico. Ésta, en efecto, expresa la presencia permanente del Apóstol en el magisterio de sus sucesores. El sillón de san Pedro, podemos decir, es el trono de la verdad, que tiene su origen en el mandato de Cristo después de la confesión en Cesarea de Filipo. La silla magisterial nos trae a la memoria de nuevo las palabras del Señor dirigidas a Pedro en el Cenáculo: «Yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos» (Lc 22,32).

La Cátedra de Pedro evoca otro recuerdo: la célebre expresión de san Ignacio de Antioquia, que en su carta a los Romanos llama a la Iglesia de Roma «aquella que preside en la caridad» (Inscr.: PG 5, 801). En efecto, el presidir en la fe está inseparablemente unido al presidir en el amor. Una fe sin amor nunca será una fe cristiana autentica. Pero las palabras de san Ignacio tienen también otra connotación mucho más concreta. El término «caridad», en efecto, se utilizaba en la Iglesia de los orígenes para indicar también la Eucaristía. La Eucaristía es precisamente Sacramentum caritatis Christi, mediante el cual él continua a atraer a todos hacia sí, como lo hizo desde lo alto de la cruz (cf. Jn 12,32). Por tanto, «presidir en la caridad» significa atraer a los hombres en un abrazo eucarístico, el abrazo de Cristo, que supera toda barrera y toda exclusión, creando comunión entre las múltiples diferencias. El ministerio petrino, pues, es primado de amor en sentido eucarístico, es decir, solicitud por la comunión universal de la Iglesia en Cristo. Y la Eucaristía es forma y medida de esta comunión, y garantía de que ella se mantenga fiel al criterio de la tradición de la fe.

La gran Cátedra está apoyada sobre los Padres de la Iglesia. Los dos maestros de oriente, san Juan Crisóstomo y san Atanasio, junto con los latinos, san Ambrosio y san Agustín, representando la totalidad de la tradición y, por tanto, la riqueza de las expresiones de la verdadera fe en la santa y única Iglesia. Este elemento del altar nos dice que el amor se asienta sobre la fe. Y se resquebraja si el hombre ya no confía en Dios ni le obedece. Todo en la Iglesia se apoya sobre la fe: los sacramentos, la liturgia, la evangelización, la caridad. También el derecho, también la autoridad en la Iglesia se apoya sobre la fe. La Iglesia no se da a sí misma las reglas, el propio orden, sino que lo recibe de la Palabra de Dios, que escucha en la fe y trata de comprender y vivir. Los Padres de la Iglesia tienen en la comunidad eclesial la función de garantes de la fidelidad a la Sagrada Escritura. Ellos aseguran una exégesis fidedigna, sólida, capaz de formar con la Cátedra de Pedro un complejo estable y unitario. Las Sagradas Escrituras, interpretadas autorizadamente por el Magisterio a la luz de los Padres, iluminan el camino de la Iglesia en el tiempo, asegurándole un fundamento estable en medio a los cambios históricos.

Tras haber considerado los diversos elementos del altar de la Cátedra, dirijamos una mirada al conjunto. Y veamos cómo está atravesado por un doble movimiento: de ascensión y de descenso. Es la reciprocidad entre la fe y el amor. La Cátedra está puesta con gran realce en este lugar, porque aquí está la tumba del apóstol Pedro, pero también tiende hacia el amor de Dios. En efecto, la fe se orienta al amor. Una fe egoísta no es una fe verdadera. Quien cree en Jesucristo y entra en el dinamismo del amor que tiene su fuente en la Eucaristía, descubre la verdadera alegría y, a su vez, es capaz de vivir según la lógica de este don. La verdadera fe es iluminada por el amor y conduce al amor, hacia lo alto, del mismo modo que el altar de la Cátedra apunta hacia la ventana luminosa, la gloria del Espíritu Santo, que constituye el verdadero punto focal para la mirada del peregrino que atraviesa el umbral de la Basílica Vaticana. En esa ventana, la corona de los ángeles y los grandes rayos dorados dan una espléndido realce, con un sentido de plenitud desbordante, que expresa la riqueza de la comunión con Dios. Dios no es soledad, sino amor glorioso y gozoso, difusivo y luminoso.

Queridos hermanos y hermanas, a cada cristiano y a nosotros, se nos confía el don de este amor: un don que ha de ofrecer con el testimonio de nuestra vida. Esto es, en particular, vuestra tarea, venerados Hermanos Cardenales: dar testimonio de la alegría del amor de Cristo. Confiemos ahora vuestro nuevo servicio eclesial a la Virgen María, presente en la comunidad apostólica reunida en oración en espera del Espíritu Santo (cf. Hch 1,14). Que Ella, Madre del Verbo encarnado, proteja el camino de la Iglesia, sostenga con su intercesión la obra de los Pastores y acoja bajo su manto a todo el colegio cardenalicio. Amén.

©Librería Editorial Vaticana

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Rojo, color de la sangre y del amor
El papa invitó a orar por los nuevos cardenales
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 19 febrero 2012 (ZENIT.org).- Después de la celebración eucarística con los nuevos cardenales creados en el consistorio de este sábado, el santo padre Benedicto XVI se asomó a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para rezar el Ángelus con los fieles y peregrinos congregados en la plaza de San Pedro para la habitual cita dominical. Ofrecemos las palabras con las que el papa introdujo la oración mariana.

*****
 

¡Queridos hermanos y hermanas!
 

Este domingo es especialmente festivo aquí en el Vaticano, con motivo del Consistorio realizado ayer, en el cual he creado 22 nuevos cardenales. Con ellos he tenido la alegría esta mañana, de concelebrar la eucaristía en la basílica de San Pedro, junto a la tumba del Apóstol a quien Jesús llamó a ser la "roca" sobre la cual edificaría su Iglesia (cf. Mt. 16,18). Por eso les invito a todos a unir su oración por estos venerables hermanos, que ahora están aún más comprometidos a trabajar conmigo en la dirección de la Iglesia universal y a dar testimonio del Evangelio hasta el sacrificio de sus vidas. Esto significa el color rojo de sus vestidos: el color de la sangre y del amor. Algunos de ellos trabajan en Roma, al servicio de la Santa Sede, otros son pastores de importantes iglesias diocesanas; mientras que otros son conocidos por una larga y valiosa actividad en el estudio y en la enseñanza.
 

Ahora forman parte del Colegio que ayuda al Papa más de cerca en su ministerio de comunión y de evangelización: los recibimos con alegría, recordando lo que Jesús dijo a los doce apóstoles: "el que quiera ser el primero entre ustedes, será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos."(Marcos 10,44-45).
 

Este evento eclesial tiene como fondo la fiesta litúrgica de la Cátedra de San Pedro, adelantada a hoy, porque el próximo 22 de febrero --la fecha de esta fiesta--, será el Miércoles de Ceniza, inicio de la Cuaresma.
 

La "cátedra" es el asiento reservado para el obispo, de ahí el nombre de "catedral" dado a la iglesia donde, precisamente, el obispo preside la liturgia y enseña al pueblo. La Cátedra de San Pedro, representada en el ábside de la basílica de San Pedro por una escultura monumental de Bernini, es el símbolo de la misión especial de Pedro y de sus sucesores de pastorear el rebaño de Cristo, manteniéndolo unido en la fe y en la caridad. Ya en el siglo II, Ignacio de Antioquía, atribuía a la Iglesia que estaba en Roma un singular primado, saludándola, en su carta a los Romanos, como la que "preside en la caridad". Esta función especial de servicio le viene a la comunidad romana y a su obispo por el hecho de que en esta ciudad han derramado su sangre los apóstoles Pedro y Pablo, junto a numerosos otros mártires. Volvemos, entonces, al testimonio de la sangre y de la caridad. La Cátedra de Pedro, por lo tanto, es sí un signo de autoridad, pero la de Cristo, basada en la fe y en el amor.
 

Queridos amigos, encomendamos a los nuevos cardenales a la protección maternal de María santísima, para que siempre les ayude en su servicio eclesial y los sostenga en la prueba. María, Madre de la Iglesia, ayúdame a mí y a mis colaboradores a trabajar incansablemente por la unidad del Pueblo de Dios y proclamar a todos los pueblos el mensaje de la salvación, cumpliendo con humildad y valentía, el servicio a la verdad en la caridad.

Traducido del italiano por José Antonio Varela V.

©Librería Editorial Vaticana

Envìa esta noticia a un amigo

arriba