23.02.12

Una farsa de misionero

A las 12:40 PM, por Luis Fernando
Categorías : Actualidad, Secularización interna de la Iglesia
 

Según informa Vatican Insider, el nonagenario misionero de la Consolata Silvano Sabatini, que vivió durante 40 años con los indígenas de la Amazonia brasileña, nos ha contado su labor.

Reproduzco el último párrafo:

Un proyecto que tiene una visión radical de la evangelización que se expresa de forma única: «No bautizamos a ningún yanomami –declara Sabatini– porque estábamos convencidos de que no tenía sentido bautizar a la persona fuera de la comunidad y que es la cultura la que debe ser evangelizada: el hombre tiene derecho de tener su cultura y debe encontrar en ella la forma para expresarse cristianamente. Bautizar fuera de la comunidad habría significado crear en el bautismo una doble personalidad». Motivo por el que, cuenta Zaccaria, «Sabatini respondía a aquel monseñor ansioso por saber cuántos yanomami había bautizado: por gracia del Buen Dios, ninguno».

Ahí lo tienen. Este señor presume de haber desobedecido a Cristo durante toda su vida. Este señor presume de haberle negado el sacramento que abre la puerta a la salvación a todos aquellos indígenas con los que ha tratado en 40 años. Este señor ha estafado a la Iglesia, a esos hombres y mujeres y al Altísimo. Es más, tiene la poca vergüenza de decir que el no haber bautizado a nadie es “por gracia del Buen Dios". Yo más bien pienso que Satanás debe de estar descoyuntándose de la risa ante semejante despliegue de miseria espiritual.

Mucho me temo que no sea el único misionero-farsante. La secularización interna de la Iglesia se ha cebado especialmente con las órdenes y congregaciones religiosas, lo cual incluye a las que tienen un carisma misionero.

Lo primero que debería de hacer la Iglesia, en mi opinión, es enviar a misioneros de verdad a evangelizar y bautizar a los yanomani. Digo evangelizar, porque me extrañaría mucho que ese tal Sabatini les haya transmitido algo parecido al evangelio de Cristo. Y desde luego, si se demuestra que en la congregación religiosa sabían y consentían lo que estaba haciendo y además estamos ante un proceder habitual y no excepcional, lo mejor que se puede hacer es cerrarla, siquiera sea para respetar la memoria y defender la dignidad de su fundador, el beato José Allamano.

Luis Fernando Pérez Bustamante