23.02.12

El humanismo cristiano de ciertas personas es así

A las 1:28 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Sujetos activos contra la fe
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Aunque ya han pasado unos días desde que el Partido Popular, actual fuerza política gobernante en España, terminara en Sevilla su Congreso o como diantre le llamen a tal reunión, lo bien cierto es que las consecuencias del mismo estarán en vigor muchos meses y años y, por eso mismo, no es tarde decir algo más de lo hasta ahora dicho.

Algo de lo allí dicho y que toca a nuestro negociado católico es, así dicho, falso de toda falsedad y encubre un fariseísmo digno de ser echado en cara.

Esteban González Pons, capitoste del Partido Popular sentó la doctrina pepera al respecto de lo religioso y del humanismo cristiano. Para él, que además, entiende que lo religioso es cuestión ideológica, “Es simplemente una manera de caracterizar a determinados partidos políticos del centro y del centro-derecha europeo. A veces ese apelativo no ha estado en nuestros estatutos. Ahora está, y si tiene que debatirse no hay problema en que se debata“. Y que, por si no fuera ya suficiente decir que poco importa lo religioso en su partido, va y dice que “Los españoles hoy no tienen problemas ideológicos, tienen problemas económicos".

Lo que pasa es que, muy al contrario de lo que creen en tal partido político (y lo creen porque así fue aprobado) no se trata de algo baladí lo religioso y, aquí, lo católico, sino que la falta de contemplación de los valores religiosos, aquí católicos, es, no por casualidad, lo que ocasiona la situación en la que estamos. Es decir, que se trata de una crisis no sólo económica sino, principalmente de falta de contemplación de valores.

Esto lo dice muy bien Benedicto XVI cuando, en su encíclica Caritas in veritate (78) cuando escribe que

“Al contrario, la cerrazón ideológica a Dios y el indiferentismo ateo, que olvida al Creador y corre el peligro de olvidar también los valores humanos, se presentan hoy como uno de los mayores obstáculos para el desarrollo. El humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano. Solamente un humanismo abierto al Absoluto nos puede guiar en la promoción y realización de formas de vida social y civil —en el ámbito de las estructuras, las instituciones, la cultura y el ethos—, protegiéndonos del riesgo de quedar apresados por las modas del momento. La conciencia del amor indestructible de Dios es la que nos sostiene en el duro y apasionante compromiso por la justicia, por el desarrollo de los pueblos, entre éxitos y fracasos, y en la tarea constante de dar un recto ordenamiento a las realidades humanas. El amor de Dios nos invita a salir de lo que es limitado y no definitivo, nos da valor para trabajar y seguir en busca del bien de todos, aun cuando no se realice inmediatamente, aun cuando lo que consigamos nosotros, las autoridades políticas y los agentes económicos, sea siempre menos de lo que anhelamos. Dios nos da la fuerza para luchar y sufrir por amor al bien común, porque Él es nuestro Todo, nuestra esperanza más grande.”

¿Hay alguien que pueda decir que mantener la ley del aborto no es excluir a Dios del pensamiento de quien esto permite? Y si eso se hace, como muy bien dice el Santo Padre, de lo que se trata es de un “humanismo inhumano”. No se trata de nada ideológico en el sentido de que tanto da una cosa como la otra y si hay que hablar pues se habla…

Dicen, por lo tanto, en el Partido Popular, que la cosa quedaría así:

“El PP está inspirado en los valores de la libertad, la democracia, la tolerancia y el humanismo cristiano, y está plenamente comprometido con las necesidades, las preocupaciones y los problemas de todos los ciudadanos".

Esto quiere decir que, en cuanto a lo del “humanismo cristiano” nada ha cambiado en el partido político porque, en efecto, se deja tal expresión como estaba.

Entonces, alguien podría explicar que si para la actual Ministra de Sanidad (entre otras cosas) el aborto es el tema “menos importante de la familia” el humanismo cristiano sobre o no en tal partido político, mundano y relativista donde los haya que se ampara, además, bajo el paraguas de lo religioso para lo que le conviene pero no para la realidad del día a día.

Y eso sin entrar en lo que de comportamientos moralmente sospechosos o poco presentables se dan en tal partido político. Y me refiero a dirigentes que se jactan de no asistir a la celebración de la Sana Misa y de haberse casado por lo civil, etc.

Todo esto no es más que una gran farsa y una gran vergüenza que es la misma que la que le falta a más de uno y, por ser igualitarios, a más de una.

Y es que ya dijo Jesucristo aquello de “sepulcros blanqueados”.

Y repeinados, también.

Eleuterio Fernández Guzmán