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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 5 de marzo de 2012

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Santa Sede

Benedicto XVI: Jesús ha entrado por siempre en la historia
Mensaje a los congresistas de Jesús, nuestro contemporáneo

Nuevos miembros de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos
Nombrados por Benedicto XVI

Mundo

La pobreza infantil también se registra en Alemania
Entrevista con el cardenal Rainer Maria Woelki, arzobispo de Berlín

¿Cuáles son las expectativas de los cubanos ante la visita del Papa?
Entrevista con el obispo cubano monseñor José Félix

España: Empresa de preservativos imparte educación afectivo-sexual en institutos
La campaña podría ser inconstitucional según Profesionales por la Ética

Timor-Oriental: por unas elecciones sin violencia
Cinco mil personas marcharon en la jornada por la paz convocada por la Iglesia

La comunicación de la fe y el testimonio cristiano
Convenio en la Universidad de la Santa Cruz de Roma

Documentación

La concelebración eucarística. Del símbolo a la realidad
Intervención del cardenal Cañizares en la Universidad de la Santa Cruz de Roma


ANUNCIOS


Santa Sede


Benedicto XVI: Jesús ha entrado por siempre en la historia
Mensaje a los congresistas de Jesús, nuestro contemporáneo
ROMA, lunes 5 marzo 2012 (ZENIT.org).- El papa Benedicto XVI envió un telegrama al congreso “Jesús, nuestro contemporáneo”, que se celebró en Roma, del 9 al 11 de febrero.

“Jesús ha entrado para siempre en la historia humana y sigue viviendo en ella, con su belleza y potencia, en aquél cuerpo frágil y siempre necesitado de purificación pero también colmado del amor divino, que es la Iglesia”.

Lo escribe el papa, en el telegrama leído por monseñor Mariano Crociata, secretario general de la Conferencia Episcopal Italiana, en la apertura del congreso “Jesús, nuestro contemporáneo”, promovido por el Comité para el proyecto cultural.

“La contemporaneidad de Jesús –sigue Benedicto XVI- se revela de modo especial en la Eucaristía, en la cual Él está presente con la pasión, muerte y Resurrección. Es este el motivo que hace a la Iglesia contemporánea de todo hombre, capaz de abrazar a todos los hombres y todas las épocas porque está guiada por el Espíritu Santo a fin de continuar la obra de Jesús en la historia”.

“Muchas señales –afirma el papa- revelan cómo el nombre y el mensaje de Jesús de Nazaret, aún en tiempos tan distraídos y confusos, encuentren frecuentemente interés y ejerciten una fuerte atracción, incluso en aquellos que no llegan a adherirse a su palabra de salvación”.

De aquí, la necesidad de “suscitar en nosotros mismos y dondequiera una comprensión cada vez más profunda y completa de la figura real de Jesucristo, como puede surgir sólo de la hermenéutica de la fe puesta en fecunda relación con la razón histórica”.

Según el papa, por tanto, “es muy significativo que, dentro de la obra de elaboración cultural de la comunidad cristiana, se ponga como tema lo que no puede considerarse objeto exclusivo de las disciplinas sagradas, como bien muestra la amplitud de las competencias y la pluralidad de las voces llamadas a capítulo por el congreso”.

“Abrir a Dios una vía en el corazón y en la vida de los hombres”: esta, recuerda Benedicto XVI, una de las “prioridades” de su pontificado. “No a un indefinido ente superior o una fuerza cósmica ppodemos confiar nuestras vidas” advierte el papa: “Es Jesús la clave que nos abre la puerta de la sabiduría y del amor, que rompe nuestra solidad y tiene encendida la esperanza ante el misterio del mal y de la muerte”.

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Nuevos miembros de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos
Nombrados por Benedicto XVI
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 5 marzo 2012 (ZENIT.org).- El papa Benedicto XVI ha nombrado a varios cardenales y obispos miembros de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.

Los nuevos miembros de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos son los siguientes cardenales: Antonio Cañizares Llovera, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; Laurent Monsengwo Pasinya, arzobispo de Kinshasa, República Democrática del Congo; y los monseñores: Pier Luigi Celata, arzobispo titular de Doclea, secretario del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso; José Octavio Ruiz Arenas, arzobispo emérito de Villavicencio, secretario del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización; Joseph Kalathiparambil, obispo emérito de Calicut, secretario del Consejo Pontificio de la Pastoral para los Migrantes e Itinerantes.

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Mundo


La pobreza infantil también se registra en Alemania
Entrevista con el cardenal Rainer Maria Woelki, arzobispo de Berlín
ROMA, lunes 5 marzo 2012 (ZENIT.org).- La pobreza entre los niños también existe en países desarrollados o ricos. Los motivos son diversos pero las víctimas son siempre ellos.

Proponemos una entrevista al arzobispo de Berlín, el nuevo cardenal Rainer Maria Woelki que explica particulares interesantes de la existencia del fenómeno y cómo se trata de enfrentarlo.

En particular en un país como Alemania, que desde el final de la segunda guerra mundial estuvo dividido en Este y Oeste, hasta 1989 con la caída del muro de Berlín. El Este bajo la influencia soviética sufría una situación de pobreza respecto al Oeste.

En la actual Alemania más de un niño de cada tres con menos de 15 años tiene subsidios sociales entregados en el ámbito del programa Harz IV.

Organizaciones caritativas como L'Arca o la Caritas le garantizan a los niños y jóvenes en situación extrema, el acceso a servicios de base, con un desayuno y al menos una comida caliente.

Este hecho significa que los papás no logran darle condiciones buenas de subsistencia, y que además no logran incentivar los talentos y pontencialidades de sus hijos, pues se entiende que no pueden por ejemplo, participar en actividades deportivas o culturales, que en Europa normalmente son costosas.

Terminar en dificultades financieras y en situación de pobreza, al menos relativa, es más fácil de lo que se cree. Quien en tal situación no logra apoyarse en parientes o amigos depende de las ayudas estatales y de la comunidad.

Dicha situación de los niños y jóvenes afecta incluso la posibilidad en edad adulta de mejores perspectivas de vida.

¿Cómo se explica el porcentaje no pequeño de niños que sufre situaciones de pobreza?

--Cardenal Woelki: Los niños son los principales afectados de la pobreza de sus padres. incluso si muchos papás intentan beneficiarlos con los medios que tienen a disposición, la pobreza de los padres es omnipresente en la vida cotidiana de los hijos, que pasan a tener menos oportunidades de participación y como explica la actual campaña de Caritas, de conducir una vida sana.

Medidas como el Bildungspaket, (un paquete de educación con subsidios educativos para los niños pobres ndr.) decidido por los políticos va en la dirección justa.

Fundamentalmente es claro: de las personas afectadas por la pobreza los niños son los menos responsables y no se pueden defender. Forman por así decir el eslabón más débil de la cadena y se encuentran en un círculo sin salida.

¿Con cuáles medidas y proyectos de ayuda de la Iglesia católica?

--Cardenal Woelki: La Iglesia ayuda en varios modos, baste pensar en los nidos gestionados por la Iglesia, o las iniciativas de muchas parroquias y asociaciones parroquiales y de los servicios sociales e instituciones de Caritas. Allí experimentan el apoyo de Dios, que reconoce y estima a cada persona, independientemente del trabajo, rédito o estatus social. El apoyo y ayuda refuerzan la confianza de la gente en sus propias fuerzas para tomar su futuro en las propias manos.

También es importante como medida concreta para combatir la pobreza, la promoción pública de la solidaridad y de las relaciones justas en la política y en la sociedad. A nivel de la Iglesia católica se hace a través de declaraciones de obispos o de asociaciones, a través de las regiones o en el contacto directo con los responsables políticos.

¿Cree que nuestra sociedad presta suficiente atención al problema y se empeña seriamente para encontrar una solución?

--Cardenal Woelki: Los medios de comunicación, la política, las Iglesias, con sus asociaciones de beneficencia, y también organizaciones como Unicef y la Liga para la Protección de los Niños, siguen con mucha atención la situación de la pobreza infantil.

En Alemania del Este o áreas metropolitanas como Berlín y la región del Ruhr, la situación nos preocupa. El asunto es si dar solamente la culpa a la política resuelve algo. La pobreza es un fenómeno social, por lo tanto se trata de unir fuerzas sociales para juntos encontrar soluciones. El objetivo no tiene que ser una simple redistribución de fondos. Se trata de aumentar la capacidad participativa y la participación de las personas en la vida social.

¿Los cristianos cómo pueden contribuir a mejorar la situación de modo estable?

--Cardenal Woelki: Los cristianos pueden participar en las iniciativas y proyectos para combatir la pobreza en su entorno. Además pueden dar testimonio del amor de Dios. Los cristianos pueden hacer experimentar el amor de Dios en el amor por el prójimo. En el mejor de los casos, incluso las obras de caridad pueden ser experiencia de Dios, para ambas partes.

Por Britta Dörre

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¿Cuáles son las expectativas de los cubanos ante la visita del Papa?
Entrevista con el obispo cubano monseñor José Félix
ROMA, lunes 5 marzo 2012 (ZENIT.org).- Monseñor José Félix, secretario adjunto de la Conferencia Episcopal Cubana, explica en esta entrevista las expectativas que tienen los cubanos ante la próxima visita del papa Benedicto XVI.

En una entrevista, concedida a la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada monseñor José Félix explica la situación actual de la Isla.

¿Puede describir el momento en el que llega el papa a Cuba?

--Mons. Félix: Benedicto llega a Cuba en un momento de gracia, durante la fiesta por los 400 años de la aparición de la Virgen de la Caridad. Todos nosotros esperamos que el santo padre confirme nuestra fe. Y que nos done también la caridad, entendida como virtud teologal, capaz de contribuir a la paz y a la reconciliación entre los cubanos.

¿Qué recuerdo tiene del viaje de Juan Pablo II en 1998?

--Mons. Félix: La visita del papa Wojtyla dio un nuevo dinamismo a la acción pastoral de nuestra Iglesia. Fue la primera vez que la comunidad católica convocaba públicamente a sus fieles y hablaba libremente de Cristo en las plazas. Gracias a Juan Pablo II, la gente de Cuba vivió una experiencia de fe alegre, como es el alma de su pueblo.

¿Benedicto XVI encontrará una Cuba diferente?

--Mons. Félix: El país ha cambiado en estos años y tiene un nuevo presidente, Raúl Castro. Pero sufrimos por las dificultades económicas y por la fuerte crisis de valores. En estos años, la Iglesia ha contribuido para mejorar el comportamiento ético de todos los isleños, pero nuestra sociedad atea y materialista influye negativamente en la población.

¿La crisis ha empeorado la situación económica?

--Mons. Félix: El bloqueo es inaceptable. La Iglesia lo ha declarado en más de una ocasión y lo insistió cuando vino Juan Pablo II. Es difícil determinar los efectos de la crisis, pero influyen en una situación de por sí complicada. El tema económico en Cuba es decisivo, porque, con sus salarios inadecuados, los trabajadores no logran afrontar las necesidades cotidianas.

En 1998 Wojtyla invitó al país a vencer el aislamiento. ¿Desde entonces se ha abierto al mundo Cuba?

--Mons. Félix: Creo que sí, pero se trata de una apertura insuficiente. No solo hacia el mundo, sino hacia los mismos cubanos. Como admitió el presidente Raúl Castro, es necesario encontrar puntos de acuerdo en el terreno de la política y de lo social.

¿Cree que la visita influya en las relaciones entre la Santa Sede y Cuba?

--Mons. Félix: Una simple visita no puede producir un cambio. Pero, sin dudas, será una ocasión útil para mejorar la comunicación entre las autoridades civiles cubanas y los pastores de la Iglesia local.

¿Considera probable un encuentro entre el papa Ratzinger y Fidel?

--Mons. Félix: El programa no lo prevé. Sin embargo, el el Palacio de la Revolución, el Papa se encontrará con la familia del jefe de estado...

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España: Empresa de preservativos imparte educación afectivo-sexual en institutos
La campaña podría ser inconstitucional según Profesionales por la Ética
MADRID, lunes 5 marzo 2012 (ZENIT.org).- Institutos de enseñanza en España como el Juan de Juni, Valladolid, Francisco Ayala, Madrid, Axular Lizeoa, San Sebastián, y colegios concertados como el San Buenaventura de Llucmaior, Baleares, colaboran activamente con la campaña lanzada por una conocida empresa de preservativos en tres mil centros de enseñanza de todo el territorio nacional y dirigida a jóvenes entre 12 y 16 años.

La campaña se denomina “Xmilmotivos” y asegura acogerse a la educación sexual introducida por la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria

del Embarazo. Su objetivo es «formar a los y las jóvenes para que puedan decidir de qué manera quieren vivir su sexualidad y capacitarlos/las en la gestión de los riesgos asociados (embarazos no planificados, ITS y VIH) mediante la promoción del preservativo». A los alumnos se les imparte un completo programa didáctico con fichas personales en las que deben reflejar cuestiones como «cuál es su noche ideal».

«En definitiva», afirma Fabián Fernández de Alarcón, vicepresidente de la asociación “Profesionales por la Ética”, «una empresa comercial quiere hacer negocio a costa de nuestros hijos y se introduce en centros de enseñanza sostenidos con fondos públicos (es decir, con nuestros impuestos) para promocionar su producto vulnerando la Constitución, que otorga a los padres la responsabilidad y la libertad sobre la formación de sus hijos en cuestiones morales. Se violenta, además, la intimidad de alumnos menores sin conocimiento de sus padres».

«Estamos estudiando las denuncias de los padres y preparando un Informe para las Administraciones educativas, ya que son responsables de frenar este tipo de intromisiones en los centros de enseñanza y su negligencia puede tener consecuencias legales para los profesores, el centro escolar y la Consejería de Educación correspondiente», concluye Fernández de Alarcón.

Para saber más: www.profesionalesetica.org.

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Timor-Oriental: por unas elecciones sin violencia
Cinco mil personas marcharon en la jornada por la paz convocada por la Iglesia
ROMA, lunes 5 marzo 2012 (ZENIT.org).- La Conferencia de Superiores Mayores de Timor-Oriental (CSM-TL), en colaboración con la Comisión Justicia y Paz de la diócesis de Dili, organizó en la capital una Jornada nacional de la Paz con el fin de preparar las elecciones presidenciales y legislativas libres de las violencias que han marcado la historia reciente de la joven nación.

La jornada por la paz comenzó con una marcha de unos cinco kilómetros a través de Dili, desde la iglesia de Nuestra Señora Auxiliadora en Comoro hasta el arzobispado situado en Lecidere. Según monseñor Alberto Ricardo da Silva, obispo de Dili, que presidía la procesión, más de cinco mil personas desfilaron pacíficamente recitando el rosario, entrelazado con tiempos de meditación sobre la paz, informa la agencia Eglises d'Asie.

La asistencia estaba compuesta por numerosos sacerdotes y seminaristas, religiosos y religiosas y también centenares de estudiantes, escolares, fieles venidos de siete parroquias de Dili, así como políticos y embajadores extranjeros. 

Los salesianos estaban particularmente representados, con los alumnos de sus escuelas y las Hijas de María Auxiliadora. El padre Joao Paulino Aparicio Guterres, superior provincial de los salesianos de Indonesia-Timor y presidente de la Conferencia de superiores mayores, así como sor Paola Battagliola, superiora provincial de las Hijas de María Auxiliadora y vicepresidenta de la Conferencia, y los superiores mayores, estaban igualmente presentes.

En Timor Oriental (convertida oficialmente en Timor Leste), país donde los católicos son más del 90% de la población, la Iglesia siempre ha desempeñado un papel importante, interviniendo particularmente como mediadora en el momento de las violencias asesinas que desgarraron la isla. En Lecidere, monseñor Ricardo, que se expresa en tetun --la lengua nacional de Timor-Oriental--, se dirigió al pueblo timorés, exhortándole a dar la espalda a la violencia para "construir la paz con la fuerza de Dios y la protección de María". El obispo ha subrayó la necesidad de primero "convertir su propio corazón" y hacer "la paz en las familias", antes de orar por "las elecciones en la paz y la unidad" y para que "los timoreses vivan en armonía como una nación de hermanos". 

La manifestación se acabó con un tiempo de adoración eucarística seguido de una oración por la paz, que será recitada durante 111 días en toda la diócesis. El lanzamiento de esta gran cadena de oración titulada "111 días de reflexión y de oración por las elecciones pacíficas y democráticas en Timor-Leste" ha sido acompañado simbólicamente con el soltar palomas y globos en los que se podía leer "Cambiad vuestros corazones, cambiad el mundo!".

Pedro da Costa, diputado, dio las gracias a monseñor Ricardo por el mensaje lanzado por los católicos y declaró esperar que todos los políticos respondan a eso. Uno de los candidatos a la presidencia, Jose Luis Guterres, presente en la manifestación, aseguró por su parte a la población que no teman ir a votar, la situación de hoy es muy diferente a la de las últimas elecciones presidenciales del 2007.

Este año será particularmente crucial para los timoreses que celebrarán a la vez la conmemoración del 10 aniversario de la independencia de su país, pero irán a las urnas igualmente para las elecciones presidenciales del 17 de marzo y las legislativas en junio. Estos acontecimientos que jalonarán el año 2012 deberán estar acompañados de la retirada progresiva de los cascos azules y de otras fuerzas internacionales que se encargaban de mantener el orden desde las jornadas de violencia del 2006 en Timor Oriental. Estas diferentes etapas serán consideradas como una de tantas pruebas para la comunidad internacional que vigila estrechamente el polvorín timorés.

Desde el consejo de seguridad del 22 de febrero pasado, la representante especial por la MINUT (Misión integrada de las Naciones unidas en Timor-Leste), Ameerah Haq, se felicitó por los avances de Timor-Leste y de la "estabilidad general del país", en vísperas de las elecciones y de la retirada de la ONU. Recordó sin embargo que para asegurar la transparencia y la seguridad de los escrutinios, estos se desarrollarán bajo la vigilancia conjunta de la policía nacional de Timor- Oriental (PNTL) y de la MINUIT.

El consejo de seguridad anunció igualmente la prórroga del mandato de la MINUT hasta el 31 de diciembre del 2012. Jose Ramos-Horta, presidente saliente de Timor-Leste y premio Nobel de la paz presentó al Consejo el balance de su mandato, reconociendo los progresos efectuados y también los fracasos, especialmente en el dominio de la salud y de la justicia. Expresó su confianza en la capacidad de su país para asegurar su seguridad después de la salida de los cascos azules, mientras que el proceso de transferencia de los poderes retenidos por la ONU a la armada y la policía locales se desarrollan como estaba previsto .

Sin embargo, el mayor riesgo de seguridad hoy en Timor-Leste es "la impunidad casi total relativa a los autores de la violencia", analiza Cillian Nolan, especialista de la región, por el International Crisis Group, evocando especialmente los 200.000 muertos y desaparecidos de los años 1975-1999, a los cuales aún no se ha hecho justicia.
 

Traducido del francés por Raquel Anillo

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La comunicación de la fe y el testimonio cristiano
Convenio en la Universidad de la Santa Cruz de Roma
ROMA, lunes 5 marzo 2012 (ZENIT.org).- Los días 12 y 13 de marzo, la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma, organiza un Convenio sobre un tema de particular interés para este año 2012, que prepara el Año de la Fe, así como el Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización.

El tema general es “La comunicación de la fe”, considerada desde una perspectiva específica: la relación entre la palabra y el testimonio. ZENIT habló con el profesor Paul O'Callaghan, profesor de Antropología Teológica de la Santa Cruz y presidente del Comité Organizador de la Conferencia.

Profesor O'Callaghan, ¿por qué se eligió el tema de “la comunicación de la fe”?

--Prof. O'Callaghan: Porque se trata del gran desafío de nuestros tiempos, dentro del cual el santo padre Benedicto XVI en su magisterio ha realizado esfuerzos considerables. Sabemos bien, cómo el beato Juan Pablo II trabajó durante todo su pontificado en la evangelización del mundo, la cultura y en los diversos ambientes de la sociedad. El Concilio Vaticano II fue convocado con el propósito de poder comunicar la fe con mayor eficacia. En una época en la que los cambios culturales eran rápidos e intensos, por esto, el desafío de la “comunicación de la fe” se convierte en una cuestión crítica.

En el convenio se afrontará también el ámbito del testimonio...

--Prof. O'Callaghan: Se trata de una categoría fundamental para la comunicación de la fe: la fe es comunica a través del testimonio. El hecho es que a partir del Concilio se ha hablado mucho del testimonio. Para muchos es notable la frase famosa de Pablo VI: “El hombre contemporáneo escucha con más agrado a los testigos que a los maestros... O si escucha a los maestros es porque son testigos” Tal vez, podemos decir que el testimonio es la mejor garantía de la autenticidad de la fe comunicada. La presencia y la vida del testigo se convierte en un llamado a todo el hombre, a sus facultades y sensibilidad. El testigo interpela al otro directamente, integralmente, auténticamente. Se trata de una categoría antropológicamente integral.

¿No se corre el riesgo de una aplicación demasiado amplia de esta categoría del testimonio?
--Prof. O'Callaghan: Es cierto que el testimonio puede perder su especificidad cristiana. Sin embargo, cada testimonio es la participación en el de Cristo, que es “el testigo fiel”, dice el libro del Apocalipsis (1,5). En realidad, es Cristo, que hace del cristiano testigo del amor del Padre. Por lo tanto, el testimonio hace referencia a una verdad que no coincide con la persona del testigo: sino que se refiere a Dios, a la Verdad. Sería una contradicción si se refiriera a la persona que da testimonio. Así, que en realidad, el testigo debe desaparecer --de hecho, en algunos casos puede morir, como en el caso del martirio--, mientras comunica la verdad.

¿Durante el Congreso se afrontará la categoría de la Palabra...

--Prof. O'Callaghan: De acuerdo con la tradición cristiana, la revelación divina se comunica a través de la palabra, la palabra de Dios presente en la creación, en los discursos de los profetas y especialmente en la vida y las enseñanzas de Jesucristo, el Verbo de Dios hecho hombre. La categoría de la palabra, por lo tanto, es esencial en la evangelización. Sin embargo, el énfasis primordial del testimonio en las últimas décadas se ha hecho a veces a expensas de la palabra. En el apostolado de la Iglesia, a menudo la palabra se ha dejado de lado, trabajando “anónimamente”, por así decirlo, el solo testimonio.

¿Cómo fue esto posible?

--Prof. O'Callaghan: Había un deseo, legítimo, incluso deseable, para evitar el peligro de la intolerancia en la comunicación de la fe, a partir de una palabra de significado potencialmente unívoco. Se pensaba que el testimonio poseía una dinámica más incisiva, más eficaz, más respetuosa en la comunicación de la fe, de frente a la palabra desnuda y dura.

¿Por tanto, se trata de unir estas dos categorías, la palabra y el testimonio?

--Prof. O'Callaghan: Exactamente. Hay quien se ha quejado de un testimonio sin la palabra, ininteligible, o una palabra sin testimonio, sin el apoyo de una vida humana integra y atractiva. Ni la una ni la otra de estas categorías convence.

¿Como se desarrollará el Congreso?

--Prof. O'Callaghan: Dicho en forma de broma, durante los dos días, vamos a dedicar la mañana a la palabra y la tarde, al testimonio. Me explico, la mañana estará ocupada principalmente por las reflexiones teológicas. En la que se abordarán cuestiones de antropología, de historia, Sagrada Escritura, teología fundamental y pastoral. Además, hemos recibido muchas peticiones de los profesores que quieren presentar comunicaciones breves sobre diversos aspectos --son muchas- de la cuestión. Por la tarde, sin embargo, habrá dos mesas redondas dedicadas precisamente al “testimonio” de la vida cristiana en diferentes ámbitos. En el primer día después de una intervención de monseñor Salvatore Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, la mesa redonda versará sobre el testimonio cristiano en el campo del arte y la sociedad. En cambio, el martes, se tratará el testimonio cristiano en el ámbito de la política. Para la presentación de las dos mesas redondas hemos invitado personalidades prominentes de la vida pública italiana.

¿Cuáles son las expectativas para esta iniciativa?

--Prof. O'Callaghan: Con este convenio queremos destacar, como elemento constitutivo del mensaje del Concilio Vaticano II, el apostolado de todos los cristianos, un apostolado hecho por la palabra y el testimonio, para la evangelización en el mundo.

Para más información e inscripciones: www.pusc.it/teo/conv2012

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Documentación


La concelebración eucarística. Del símbolo a la realidad
Intervención del cardenal Cañizares en la Universidad de la Santa Cruz de Roma
ROMA, lunes 5 marzo 2012 (ZENIT.org).- El cardenal Antonio Cañizares intervino en la presentación del libro de monseñor Guillaume Derville La concelebración eucarística. Del símbolo a la realidad, en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz de Roma, este lunes 5 de marzo. Ofrecemos la intervención del cardenal Cañizares.

*****

“Jesús se llevó con él a Pedro, a Santiago y a Juan, y los condujo, a ellos solos aparte, a un monte alto y se transfiguró ante ellos. Sus vestidos se volvieron deslumbrantes y muy blancos; tanto, que ningún batanero en la tierra puede dejarlos así de blancos. Y se les aparecieron Elías y Moisés, y conversaban con Jesús. Pedro, tomando la palabra, le dice a Jesús: -Maestro, qué bien estamos aquí; hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías” (Mc 9, 2-5).

Ayer, segundo domingo de Cuaresma, la liturgia proclamaba las palabras que acabo de leer. Palabras que pienso pueden servir de marco, de introducción, en esta presentación del libro de monseñor Guillaume Derville, publicado por PalabraLa concelebración eucarística. Del símbolo a la realidad [La concélébration eucharistique. Du symbole à la réalité, publicado por Wilson & Lafleur en su colección Gratianus].

Al evocar el relato de la transfiguración brotan espontáneas en nuestra mente las palabras: gloria, fulgor, belleza. Son expresiones que se aplican directamente a la liturgia. Como recuerda Benedicto XVI la liturgia está intrínsecamente vinculada con la belleza. De hecho “La verdadera belleza es el amor de Dios que se ha revelado definitivamente en el Misterio pascual”1.

La expresión “Misterio pascual” sintetiza el núcleo esencial del proceso de la Redención, es el culmen de la obra de Jesús. A su vez, la liturgia tiene como contenido propio esta “obra” de Jesús, porque en ella se actualiza la obra de nuestra Redención. De ahí que la liturgia, como parte del Misterio pascual, sea “expresión eminente de la gloria de Dios y, en cierto sentido, un asomarse del Cielo sobre la tierra. El memorial del sacrificio redentor lleva en sí mismo los rasgos de aquel resplandor de Jesús del cual nos han dado testimonio Pedro, Santiago y Juan cuando el Maestro, de camino hacia Jerusalén, quiso transfigurarse ante ellos (cf. Mc 9,2). La belleza, por tanto, no es un elemento decorativo de la acción litúrgica; es más bien un elemento constitutivo, ya que es un atributo de Dios mismo y de su revelación. Conscientes de todo esto, hemos de poner gran atención para que la acción litúrgica resplandezca según su propia naturaleza”2.

Querría fijarme precisamente en las últimas palabras del texto apenas citado pues, en mi opinión, introducen un tema delicado que es, al mismo tiempo, el centro del estudio de monseñor Derville. Leámoslas de nuevo: “la belleza, por tanto, no es un elemento decorativo de la acción litúrgica; es más bien un elemento constitutivo, ya que es un atributo de Dios mismo y de su revelación. Conscientes de todo esto, hemos de poner gran atención para que la acción litúrgica resplandezca según su propia naturaleza”.

Es decir, la liturgia, y dentro de ella la concelebración, será bella cuando sea verdadera y auténtica, cuando en ella resplandezca su propia naturaleza. En esta línea se sitúa el interrogante planteado por el Romano Pontífice ante las grandes concelebraciones: “Para mí –dice el papa– queda un problema, porque la comunión concreta en la celebración es fundamental; por eso, creo que de ese modo aún no se ha encontrado realmente la respuesta definitiva. También en el Sínodo pasado suscité esta pregunta, pero no encontró respuesta. También hice que se planteara otra pregunta sobre la concelebración multitudinaria, porque si por ejemplo concelebran mil sacerdotes, no se sabe si se mantiene aún la estructura querida por el Señor”3.

Se trata efectivamente de mantener “la estructura querida por el Señor”, porque la liturgia es un don de Dios. No es algo fabricado por nosotros los hombres. No está a nuestra disposición. De hecho, “con el mandato «Haced esto en conmemoración mía» (cf. Lc 22,19; 1 Co 11,25), nos pide corresponder a su don y representarlo sacramentalmente. Por tanto, el Señor expresa con estas palabras, por decirlo así, la esperanza de que su Iglesia, nacida de su sacrificio, acoja este don, desarrollando bajo la guía del Espíritu Santo la forma litúrgica del Sacramento”4.

Por este motivo, “debemos aprender a comprender la estructura de la liturgia y por qué está articulada así. La liturgia se ha desarrollado a lo largo de dos milenios e incluso después de la reforma no es algo elaborado sólo por algunos liturgistas. Sigue siendo una continuación de un desarrollo permanente de la adoración y del anuncio. Así, para poder sintonizar bien con ella, es muy importante comprender esta estructura desarrollada a lo largo del tiempo y entrar con nuestra mens en la vox de la Iglesia”5.

El completo estudio de monseñor Derville se coloca en esta dirección. Nos ayuda a ponernos a la escucha del Concilio Vaticano II cuyos textos, según las palabras del beato Juan Pablo II, “no pierden su valor ni su esplendor. Es necesario leerlos de manera apropiada y que sean conocidos y asimilados como textos cualificados y normativos del Magisterio, dentro de la Tradición de la Iglesia”6.

El Concilio efectivamente decidió ampliar la facultad de concelebrar en base a dos principios: esta forma de celebración de la Santa Misa manifiesta adecuadamente la unidad del sacerdocio y a la vez, se ha practicado hasta ahora en la Iglesia tanto en Oriente como Occidente7. De ahí que la concelebración, como apunta también Sacrosanctum Concilium, se encontraría entre aquellos ritos que convenía restablecer “de acuerdo con la primitiva norma de los santos padres”8.

En este sentido, cobra su importancia sumergirse, siquiera brevemente, en la historia de la concelebración. La panorámica histórica que nos ofrece monseñor Derville, si bien como él modestamente señala, es un breve resumen, nos basta para dejar ver zonas de sombra, que manifiestan la ausencia de datos definitivos sobre la celebración eucarística en los primeros tiempos de la Iglesia. Al mismo tiempo, y sin dejarse llevar por un ingenuo “arqueologismo”, aporta suficientes elementos para poder afirmar que la concelebración, según la genuina tradición de la Iglesia, sea oriental que occidental, es un rito extraordinario, solemne y público, ordinariamente presidido por el obispo o por su delegado, rodeado por su presbyterium y por toda la comunidad de los fieles. Por otro lado, la concelebración cotidiana, en uso entre los orientales, en la que concelebran únicamente presbíteros, así como la concelebración, por así decir “privada” en sustitución de las Misas celebradas individualmente o more privato, no se encuentran en la tradición litúrgica latina.

Por otra parte, en mi opinión el autor acierta plenamente cuando se detiene en las razones de fondo que menciona el Concilio para la extensión de la concelebración. Una ampliación de la facultad de concelebrar, que debía ser moderada como se descubre leyendo los textos conciliares. Y es lógico que así fuera pues la concelebración no tiene por cometido resolver problemas logísticos o de organización, sino por el contrario hacer presente el Misterio pascual manifestando la unidad del sacerdocio que nace de la Eucaristía. La belleza de la concelebración, como decíamos al principio, implica su celebración en verdad. Y así, su fuerza significativa depende de que se vivan y respeten las exigencias que la misma concelebración conlleva.

Cuando el número de concelebrantes es demasiado elevado un aspecto esencial de la concelebración queda velado. La casi imposibilidad de sincronizar las palabras y los gestos que no están reservados al celebrante principal, el alejamiento del altar y de las ofrendas, la falta de ornamentos para algunos concelebrantes, la ausencia de armonía de colores y formas, todo eso puede oscurecer la manifestación de la unidad del sacerdocio. Y no podemos olvidar que es precisamente esa manifestación la que justificó la ampliación de la facultad de concelebrar.

En el lejano 1965, el cardenal Lercaro, presidente del Consilium ad exsequendam Constitutionem de sacra liturgia, dirigía una carta a los Presidentes de las Conferencias Episcopales, alertando sobre este peligro: considerar la concelebración como un modo de superar dificultades prácticas. Y recordaba cómo podía ser oportuno promoverla en el caso de que favoreciese la piedad de fieles y sacerdotes9.

Es este el último aspecto que querría afrontar muy brevemente. Como afirma Benedicto XVI: “recomiendo a los sacerdotes la celebración diaria de la santa Misa, aun cuando no hubiera participación de fieles. Esta recomendación está en consonancia ante todo con el valor objetivamente infinito de cada celebración eucarística; y, además, está motivado por su singular eficacia espiritual, porque si la santa Misa se vive con atención y con fe, es formativa en el sentido más profundo de la palabra, pues promueve la configuración con Cristo y consolida al sacerdote en su vocación”10.

Para cada sacerdote, la celebración de la santa Misa es la razón de su existencia. Es, tiene que ser, un encuentro personalísimo con el Señor y con su obra redentora. A la vez, cada sacerdote , en la celebración eucarística, es Cristo mismo presente en la Iglesia como Cabeza de su cuerpo11 y  actúa también, en nombre de toda la Iglesia, “cuando presenta la oración de la Iglesia y sobre todo cuando ofrece el sacrificio eucarístico”12. Ante la maravilla del don eucarístico, que transforma y configura con Cristo, sólo cabe una actitud de estupor, de gratitud y de obediencia.

El autor nos ayuda a captar con una mayor profundidad y claridad esta realidad admirable. Y a la vez, con la lectura de este libro nos recuerda y nos mueve a tener en cuenta que junto a la concelebración, se encuentra la posibilidad de la celebración individual o la participación en la Eucaristía como sacerdote, pero sin concelebrar. Se trata, en cada circunstancia, de entrar en la liturgia, de buscar la opción que permita entablar más fácilmente el diálogo con el Señor, respetando la estructura de la liturgia misma. Encontramos aquí los límites de un derecho a concelebrar o no, que respeta también el derecho de los fieles en participar en una liturgia donde el ars celebrandi hace posible su actuosa participatio. Tocamos por lo tanto puntos que han de ver con lo que es justo o no. El autor de hecho hace también referencia al Código de Derecho Canónico.

No me queda más que agradecer a monseñor Derville y a las editoriales Palabra y Wilson & Lafleur el libro que hoy tengo el gusto de presentar. Pienso que su lectura ofrece un ejemplo de la justa hermenéutica del Concilio Vaticano II. “Se trata de leer los cambios indicados por el Concilio dentro de la unidad que caracteriza el desarrollo histórico del rito mismo, sin introducir rupturas artificiosas”13. Y constituye una ayuda y estímulo de cara al cometido que el santo Padre ha recordado recientemente a la Congregación que presido: “se dedique principalmente a dar nuevo impulso a la promoción de la Sagrada Liturgia en la Iglesia, según la renovación querida por el Concilio Vaticano II a partir de la Constitución Sacrosanctum Concilium”14. Además estoy seguro que este libro contribuirá a hacer posible, que el Año de la fe, “sea una ocasión propicia para intensificar la celebración de la fe en la liturgia, y de modo particular en la Eucaristía”15.

Antonio Card. Cañizares Llovera

Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos

NOTAS

1  BENEDICTO XVI, Ex. apost. post. Sacramentum caritatis, n. 3

2  Idem.

3  BENEDICTO XVI, Encuentro con los sacerdotes de la diócesis de Roma, 7-II-2008.

4  BENEDICTO XVI, Ex. apost. post. Sacramentum caritatis, n. 11.

5  BENEDICTO XVI, Encuentro con los sacerdotes de la diócesis de Albano, 31-VIII-2006.

6  JUAN PABLO II, Carta ap. Novo millennio ineunte, 6-I-2001, n. 57.

7  Cfr. CONCILIO VATICANO II, Const. Sacrosanctum Concilium, n. 57.

8  CONCILIO VATICANO II, Const. Sacrosanctum Concilium, n. 50.

9  Notitiae 1 (1965) 257-264.

10  BENEDICTO XVI, Ex. apost. post. Sacramentum caritatis, n. 80.

11  Cfr. CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, n. 1548.

12  CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, n. 1552.

13  BENEDICTO XVI, Ex. apost. post. Sacramentum caritatis, n. 3.

14  BENEDICTO XVI, Motu proprio Quaerit semper, 30-VIII-2011.

15  BENEDICTO XVI, Motu proprio Porta fide, n. 9.

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