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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 9 de marzo de 2012

Santa Sede

La estrategia del descrédito no prevalecerá
El cardenal Giovanni Lajolo aclara las dudas y rechaza las intoxicaciones

La Iglesia en México y Cuba en cifras
Datos de la Santa Sede con motivo del viaje de Benedicto XVI

Mundo

El documento "Inaceptable" suscrito por 500 personajes significativos de Estados Unidos
Contra la reforma sanitaria que obliga a los centros católicos a ofrecer anticonceptivos

Los cristianos sirios, por las reformas y contra la ingerencia
Mor Gregorios de Aleppo visita Alemania y advierte que la guerra civil será larga

Gregorio III: Peregrino de la paz y la reconciliación
Gira europea del patriarca grecomelquita de Antioquía y de todo el Oriente

Cardenal Cipriani: Me uno a todos los enfermos del Perú
El arzobispo de Lima felicitó a las mujeres en su día

Cuaresma

La divinidad de Cristo es la piedra angular que sostiene la fe y la Iglesia cristiana
El padre Cantalamessa invita a leer a los padres de la Iglesia

La vigilancia del espíritu
Una virtud a cultivar en Cuaresma

En la escuela de san Pablo...

Descubrir en Cristo crucificado la fuerza y la sabiduría de Dios (Cuaresma 3º, ciclo B)
Comentarios a la segunda lectura dominical

Documentación

San Atanasio y la fe en la divinidad de Cristo
Primera prédica de Cuaresma 2012 del padre Cantalamessa


Santa Sede


La estrategia del descrédito no prevalecerá
El cardenal Giovanni Lajolo aclara las dudas y rechaza las intoxicaciones
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 9 marzo 2012 (ZENIT.org).- En una entrevista publicada en el blog Stanze Vaticane, del sitio Mediaset Tgcom24 (http://stanzevaticane.tgcom24.it/2012/03/08/le-lettere-di-mons-vigano-le-spese-del-governatorato-e-il-vatileaks-intervista-al-card-lajolo-in-azione-forze-ostili-alla-chiesa/), el cardenal Giovanni Lajolo, presidente emérito del Gobernatorado Vaticano, aclara las dudas y rechaza las intoxicaciones que se han difundido a través de los medios de comunicación.

En el curso de una transmisión televisiva de una televisión privada italiana, se hicieron públicas las cartas que monseñor Carlo Maria Viganò, exsecretario general del Gobernatorado Vaticano, había enviado al papa Benedicto XVI y al cardenal secretario de Estado Tarcisio Bertone.

En estas cartas, monseñor Viganò, actual nuncio apostólico en Estados Unidos, suscitaba dudas sobre presuntos hechos de corrupción, dipendios de dinero y operaciones financieras poco transparentes.

En la entrevista publicada por el Tgcom24, el cardenal Lajolo afirma que "monseñor Viganò partió de sospechas, que se han revelado infundadas, y se puso sobre una pista equivocada".

"Me siento amargado al ver cómo la opinión pública ha sido influenciada de manera tan negativa, con turbación también de muchos fieles", dijo el presidente emérito del Gobernatorado Vaticano.

Según el purpurado, de monseñor Viganò se dio una imagen negativa por lagunas noticias de prensa y ha quedado profundamente herido. "Al buscar a los responsables, partió de sospechas, que revelaron infundadas, y se puso sobre una pista equivocada, que le llevó a inscribir su caso en un marco más amplio con una serie de análisis que un examen más atento y desapasionado ha revelado erróneos".

A la pregunta sobre los costes del Nacimiento de la plaza de San Pedro de 2008, el cardenal Lajolo explicó que "no hay detrás ningún dispendio injustificable" porque "el costo de aquél nacimiento, incluía la instalación del Árbol de Navidad y de numerosos nacimientos menores distribuidos por la Ciudad del Vaticano; los Servicios Técnicos del Gobernatorado habían además procedido a realizar una nueva estructura de sostén en carpintería metálica, un nuevo sistema de iluminación y a la adquisición de nuevos materiales, en gran parte de poliestireno, todos elementos que fueron luego empelados en los nacimientos de los años sucesivos". Por este motivo, los nacimientos de los años sucesivos costaron menos, pudiendo usar elementos ya adquiridos y siendo también menos complejos como arquitectura y además notablemente más pequeños.

Sobre una operación de diciembre de 2009 en la que se perdieron dos millones y medio de dólares, de los que habla monseñor Viganò, el cardenal Lajolo ha precisado que "probablemente se basaba en una fluctuación desfavorable del cambio a corto plazo, pero no tenía en cuenta la evolución positiva a largo plazo y los rendimientos adquiridos".

"Puedo decir --sostuvo el purpurado- que el APSA Sección Extraordinaria, a la que confié las inversiones financieras del Gobernatorado en marzo de 2009, en aquél mismo año 2009 realizó una recuperación del 24,6% de las pérdidas de 2008, y esto gracias también a la consultoría de la Comisión de Finanzas y Gestión instituida por mí en 2008".

"En 2010 --añadió- la obra de recuperación continuó, y el balance de gastos del Gobernatorado fue ampliamente positivo: esto por el hecho de que no estaba ya gravado por pérdidas financieras de 2008 y en particular gracias a la acción del APSA Sección Extraordinaria y a las entradas de los Museos Vaticanos".

A la pregunta sobre quién está detrás de este "Vatileaks", el cardenal Lajolo respondió: "Son posibles varias interpretaciones. Por mi parte no puedo sustraerme a la impresión de que algún empleado de la Curia, frustrado en sus ambiciones, haya creído poderse compensar con producir secretamente una acción de confusión, y haya encontrado a algun conocido en el mundo de los medios, que se ha aprovechado enseguida de ello. Que luego esto suceda justo en este momento, mientras la Iglesia se está preparando con empeño al Año de la Fe, es especialmente desagradable. Pero la Fe vencerá".

Y concluyó: La "estrategia de la confusión", haciendo erróneamente pensar que el Vaticano sea una barca sin motor, mira a desacreditar la fuerza del gran mensaje pontificio y del gobierno de la Iglesia, quitando la atención de los aspectos positivos y centrándola en episodios ciertamante desagradables, pero ocasionales y marginales. Pero no prevalecerá".

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La Iglesia en México y Cuba en cifras
Datos de la Santa Sede con motivo del viaje de Benedicto XVI
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 9 marzo 2012 (ZENIT.org).- Con motivo del viaje apostólico de Benedicto XVI a México y a Cuba, del 23 al 29 de marzo de 2012, la Santa Sede ha difundido una serie de datos sobre la situación de la Iglesia en estos dos países.

Lso datos de la Oficina Central de Estadística de la Iglesia son a fecha 31 de diciembre de 2010.

México

Población: 108.426.000; superficie: 1.958.201 km2; densidad: 55 habitantes por km2; católicos: 99.635.000; católicos por 100 habitantes: 91,89; circunscripciones eclesiásticas: 93; parroquias: 6.744; otros centros pastorales: 7.169; católicos por centro pastoral: 7.161.

Personas empeñadas en actividades de apostolado

Obispos (situación al 22.02.2012): 163; sacerdotes diocesanos: 12.328; sacerdotes religiosos: 3.906; sacerdotes en conjunto: 16.234; diáconos premanentes: 827; religiosos no sacerdotes profesos: 1.735; religiosas profesas: 28.288; miembros de institutos seculares: 505; misioneros laicos: 25.846; catequistas: 295.462.

Indicadores de la carga pastoral

Católicos por sacerdote: 6.137; católicos por agente pastoral: 270; sacerdotes por centro pastoral: 1,17; sacerdotes por 100 personas emepñadas en actividades de apostolado: 4,4.

Vocaciones sacerdotales

Seminaristas menores: 4.524; seminaristas mayores: 6.495; seminaristas mayores por 100.000 habitantes: 5,99; seminaristas mayores por 100.000 católicos 6,52; seminaristas mayores por 100 sacerdotes: 40,01.

Centros educativos de propiedad y/o dirigidos por eclesiásticos o religiosos

Escuelas: Maternas y primarias: 6.639; medias inferiores y secundarias: 1.735; superiores y universidades: 617.

Estudiantes de: Escuelas maternas y primarias: 897.613; escuelas medias inferiores y secundarias: 375.425; institutos superiores y universidades: 583.697.

Centros caritativos y sociales de propiedad y/o dirigidos por eclesiásticos o religiosos

Hospitales: 257; ambulatorios: 1.602; leprosarios: 8; casas para ancianos y minusválidos: 372; orfanatos y asilos nido: 329; consultorios familiares y otros centros para la protección de la vida: 2.134; centros especiales de educación o reeducación social: 1.822; otras instituciones: 340.

Cuba

Población: 11.242.000; superficie: 110.861 km2; densidad: 101 habitantes por km2; católicos: 6.766.000; católicos por 100 habitantes: 60,19; circunscripciones eclesiásticas; 11; parroquias: 304; otros centros pastorales: 2.210: católicos por centro pastoral: 2.691.

Personas empeñadas en actividades de apostolado

Obispos: 17; sacerdotes diocesanos: 190; sacerdotes religiosos: 171; sacerdotes en conjunto: 361; diáconos permanentes: 71; religiosos no sacerdotes profesos: 37; religiosas profesas: 619; miembros de institutos seculares: 24; misioneros laicos: 2.122; catequistas: 4.133.

Indicadores de la carga pastoral

Católicos por sacerdote: 18.744; católicos por agente pastoral: 916; sacerdotes por centro pastoral: 0,14; sacerdotes por 100 personas empeñadas en actividades de apostolado: 5,1.

Vocaciones sacerdotales

Seminaristas menores: 13; seminaristas mayores: 78; seminaristas mayores por 100.000 habitantes: 0,69; seminaristas mayores por 100.000 católicos: 1,15; seminaristas mayores por 100 sacerdotes: 21,61.

Centros educativos de propiedad y/o dirigidos por eclesiáticos o religiosos

Escuelas: Maternas y primarias: 4; medias inferiores y secundarias: 6; superiores y universidades: 2.

Estudiantes de: Escuelas maternas y primarias: 153; escuelas medias inferiores y secundarias: 560; institutos superiores y universidades: 400.

Centros caritativos y sociales de propiedad y/o dirgidos por eclesiáticos o religiosos

Hospitales: 0; ambulatorios: 2; leprosarios: 1; casas para ancianos y minusválidos: 8; orfanatos y asilos nido: 3; consultorios familiares: 0; centros especiales de educación o reeducación social: 10; otras instituciones: 3.

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Mundo


El documento "Inaceptable" suscrito por 500 personajes significativos de Estados Unidos
Contra la reforma sanitaria que obliga a los centros católicos a ofrecer anticonceptivos
ROMA, viernes 9 marzo 2012 (ZENIT.org).- El Observatorio Internacional Cardenal Van Thuan sobre Doctrina Social de la Iglesia ha publicado un artículo referente a la recogida de firmas de personajes relevantes de la sociedad estadounidense contra la reforma sanitaria Obama que obliga a los centros católicos a ofrecer esterilización y píldoras abortivas en los seguros de sus empleados.

Hemos seguido de cerca la lucha de los obispos de Estados Unidos contra las disposiciones sanitarias de la administración Obama, en materia sanitaria y en particular las recientes cuestiones relativas a la seguridad obligatoria de los dependientes por prestación sanitaria comprendido el ofrecimiento de esterilización y de píldoras abortivas.

Ahora, el The Becket Fund for Religious Liberty creó un documento titulado Unacceptable, que está consiguiendo un gran consenso, puesto que ya 500 personajes, muy significativos, de la cultura y de la sociedad americana lo firmaron. Los primeros en poner su firma en el documento del Becket Fund son: John Garvey, presidente de la Catholic University of America; Mary Ann Glendon, docente de Derecho en Harvard y exembajadora estadounidense ante la Santa Sede; Robert P. George, docente de Jurisprudencia en la Princeton University, O. Carter Snead, docente de Derecho en la University of Notre Dame de South Bend en Indiana; y Yuval Levin, del Ethics and Public Policy Center de Washington, entre los cuales se encuentra la eminente figura de George Weigel, entre otros, biógrafo de dos pontífices.

Siguen, el cardenal Timothy M. Dolan, arzobispo de Nueva York y presidente de la Conferencia Episcopal estadounidense; el arzobispo de Louisville Joseph Edward Kurtz; el arzobispo de Filadelfia Charles Joseph Chaput; el pastor Paige Patterson, presidente del Southwestern Baptist Theological Seminary de Louisville, en Kentucky; el arzobispo Peter J. Akinola, exprimado anglicano de Angola, líder de una congregación conservadora norteamericana de fieles de la Comunión Anglicana; el rabino David Novak de la Universidad de Toronto; el docto musulmán Shaykh Hamza Yusuf, cofundador del  Zaytuna College di Berkeley, en California.

El cardenal arzobispo emérito de Chicago, Francis Eugene George, expresidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, en un editorial publicado el domingo 26 de febrero en el “Catholic New World”, semanario diocesano, afirmó: «Este año a la Iglesia católica en Estados Unidos le han dicho que debe 'renunciar' a sus instituciones sanitarias, a sus universidades y a otras muchas de sus organizaciones de servicio social». Pero, continúa el prelado, «no es un sacrificio voluntario». Quien de otra parte los incumpla, incurrirá en graves sanciones pecuniarias --«y esto no es económicamente sostenible»--, o, por no pagar multas, estará obligado a «secularizarse». Aplicar en efecto la nueva normativa prevista por la reforma sanitaria querida por la Administración Obama significará estar obligados a «interrumpir la unión con la Iglesia y sus enseñanzas morales y sociales». Y este es el objetivo que desde siempre persiguen todos los regímenes despóticos que temen y que consecuentemente odian a la Iglesia, también por su capacidad de poner obstáculos concretos a la tiranía, en nombre propiamente de aquella obediencia más alta que es el juego dulce y fuerte de la fidelidad a la Cátedra de Pedro.

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Los cristianos sirios, por las reformas y contra la ingerencia
Mor Gregorios de Aleppo visita Alemania y advierte que la guerra civil será larga
HAMBURGO, viernes 9 marzo 2012 (ZENIT.org).- El metropolita sirio ortodoxo de Aleppo, Mor Gregorios Yohanna Ibrahim, dijo en un panel de debate en Hamburgo, Alemania, que los cristianos y otras minorías son tolerados por el gobierno Assad.

“Nosotros no estamos perseguidos –dijo--. Dudo de que alguien pueda darme un ejemplo de un país donde haya una mayor tolerancia que en Siria”. El panel de debate se celebró en la Academia Católica de Hamburgo.

Los líderes eclesiales sirios insistieron en que los cristianos en Siria, totalmente de acuerdo, apoyaron todas las manifestaciones pacíficas y protestas que pedían “reformas a todos los niveles”. Ellos, sin embargo, protestaron contra cualquier intervención. “No necesitamos ninguna ingerencia de nadie”. El metropolita advirtió sobre una guerra civil prorrogada: “Es posible que Siria sea el segundo Líbano después de 1975”.

Los conferenciantes fueron repetidamente interrumpidos por maullidos y silbidos por la audiencia de más de doscientos participantes. También en el podio hubo oleadas de excitación. Los dos invitados sirios se agarraron a él de repente, con profundo desacuerdo en que la valoración de la situación estuviera clara en su país. Bassam Ishak, portavoz del Consejo Nacional Sirio, estuvo en desacuerdo con el metropolita y subrayó que los cristianos en Siria estaban sujetos a una cruel persecución. Habrían sido en particular suprimidos y aislados económicamente, por ejemplo, en el acceso a la tierra y a los trabajos.

El comisionado de Derechos Humanos de la rama alemana de “misiones” (Pontifical Mission Societies), Otmar Oehring, señaló que los sirios temen un vacío de poder que podría hacer que ciertas fuerzas como los Hermanos Musulmanes tomaran ventaja. Irak tuvo guerrilleros de Afganistán en el país que causaron malestar y caos. “Sin embargo, es inaceptable que mucha gente de Iglesia –incluso del sector católico- alaben al régimen de Assad”, dijo Oehring.

Steinbach dijo que hay fuerte temor de que las fuerzas islamistas arrebaten el poder. Los Hermanos Musulmanes sin embargo no son islamistas radicales.

El metropolita de Aleppo hizo recientemente un llamamiento, publicado por la revista Christian Orient Information, a las facciones en lucha para que renuncien a la violencia, asesinatos y destrucción, yendo a un “diálogo en un clima de unidad nacional”. Advirtió contra las tendencias de división, la guerra civil y la intervención extranjera.


 

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Gregorio III: Peregrino de la paz y la reconciliación
Gira europea del patriarca grecomelquita de Antioquía y de todo el Oriente
RABOUÉ, viernes 9 marzo 2012 (ZENIT.org).- El patriarca grecomelquita Gregorio III, de Antioquía y de todo el Oriente, de Alejandría y de Jerusalén, ha realizado una gira europea, como peregrino de la paz y la reconciliación. El patriarca tiene su sede en Raboué, Líbano.

En el marco de esta gira europea por las conferencias episcopales y las principales cancillerías, su beatitud Gregorio III, patriarca de Antioquía y de todo el Oriente, de Alejandría y de Jerusalén, mantuvo los días 7 y 8 de marzo importantes entrevistas con el cardenal André Vingt-Trois, arzobispo de París y ordinario de los Orientales Católicos de Francia, con Henri de Raincourt, ministro de Cooperación, encargado de la Francofonía, así como con los vicepresidentes de la Asamblea nacional y del Senado. El patriarca estaba acompañado por monseñor Georges Bacouni, arzobispo de Tyr.

Según informa el Patriarcado, como peregrino de la paz y la reconciliación, Gregorio III hizo esta gira para expresar su deseo permanente de ver la paz y la reconciliación reinar en el mundo árabe y en Siria en particular.

Además, su beatitud fue recibido por el padre Charbel Maalouf BC, párroco de Saint-Julien-le-Pauvre, parroquia grecomelquita católica de París, y representante de su beatitud en París, rodeado de miembros de su consejo parroquial y de la comunidad, para conocer la vida parroquial y el estado de progreso de la preparación de la Convención melquita de Europa, que se tendrá los días 1 a 3 de noviembre de 2012 en Aubazine.

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Cardenal Cipriani: Me uno a todos los enfermos del Perú
El arzobispo de Lima felicitó a las mujeres en su día
LIMA, viernes 9 marzo 2012 (ZENIT.org).- El cardenal Juan Luis Cipriani presidió una solemne Misa en el marco de las celebraciones por el 60 aniversario de la fundación del Hogar Clínica San Juan de Dios este jueves 8 de marzo. En una posterior rueda de prensa, felicitó a las mujeres en su día y comentó otros temas de la realidad eclesial peruana.

“Saludo con un enorme agradecimiento a la orden hospitalaria, a los religiosos y religiosas, a los voluntarios y tanta gente que ha pasado por este lugar para encontrar la salud y la paz”, reflexionó.

El Hogar Clínica San Juan de Dios ofrece un servicio de rehabilitación integral a los niños y jóvenes discapacitados, principalmente en las especialidades de Ortopedia, Traumatología, Medicina Física y Rehabilitación Integral Infantil, que contribuye a la integración de los niños y jóvenes discapacitados de escasos recursos económicos.

En tal sentido, el Arzobispo de Lima animó al cuerpo médico y voluntarios del hogar clínica a atender con mucha dedicación a sus pacientes.

“Cuando vean a los enfermos, vean a Cristo, el mundo de hoy quiere apagar esa luz, pero cuando hoy celebramos estos 60 años de la creación recordamos con gozo y agradecimiento infinito a todos los hermanos que pasaron por aquí haciendo el bien, a todos los voluntarios, médicos y enfermos. Como Cardenal y Pastor de esta arquidiócesis desde esta Santa Misa me uno a todos los enfermos del país, y a sus familias para pedirle al Señor: danos alegría, paz, cúranos y anímanos”, invocó.

En la posterior rueda de prensa, a preguntas de los periodistas, felicitó a las mujeres en su día: “En el Día de la Mujer, recuerdo con particular emoción a mi madre y también a todas las madres del Perú y a todas las mujeres, tal vez al estar aquí, a todas las mujeres enfermas y atribuladas, que el Señor las acompañe y las llene de consuelo”.

Sobre las dificultades que atraviesa la Universidad Católica por la petición de la Santa Sede de que adapte sus estatutos a las normas vaticanas, el cardenal dijo: “Pienso que estamos trabajando con discreción, pero hay una muy buena voluntad de parte de todos. Pienso que todos queremos que la universidad sea Pontificia y Católica y en ese deseo estamos trabajando”.

Sobre la setie de asesinatos que se han producido en Lima, el cardenal Cipriani afirmó: “Creo que la sociedad en su conjunto debe reflexionar, estas señales de violencia y de delincuencia son una llamada de atención, en primer lugar a la familia y luego a todas las autoridades. Pienso que también la prensa puede ayudarnos porque realmente es una tragedia y una mala señal, espero que la Policía que siempre trabaja con gran eficiencia nos ayude. Pero es una tarea de toda la sociedad, no solamente de las autoridades, la familia, los municipios y también todos nosotros”.

Hace pocas semanas se ha capturado a un alto mando de Sendero Luminoso, el camarada “Artemio”. A la pregunta de si con esto ¿de alguna manera se llegará a una paz total?, el cardenal respondió: “Yo trabajé once años en Ayacucho y puedo decir que realmente estamos caminando hacia la paz. Ha sido una situación importante capturar a esta persona, pienso que quedan pocos remanentes pero evidentemente deseamos que el país viva en paz, no solamente del terrorismo, sino también de la unidad de toda la familia peruana”.

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Cuaresma


La divinidad de Cristo es la piedra angular que sostiene la fe y la Iglesia cristiana
El padre Cantalamessa invita a leer a los padres de la Iglesia
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 9 marzo 2012 (ZENIT.org).- “La divinidad de Cristo es hoy la verdad con la que la Iglesia está o cae” y “no ha habido nunca en la historia una renovación de la Iglesia que no haya sido también un retorno a los Padres”.

Lo ha dicho el padre Raniero Cantalamessa OFM cap, en su primera prédica de Cuaresma pronunciada hoy 9 de marzo en la capilla Redemptoris Mater, en el Vaticano, en presencia del papa Benedicto XVI.

El predicador de la Casa Pontificia explicó que en preparación del año de la fe, las cuatro prédicas de Cuaresma se proponen extraer impulso y devolver frescura a nuestro creer, mediante un renovado contacto con los “gigantes de la fe” del pasado.

Y en particular con cuatro grandes doctores de la Iglesia oriental: Atanasio, Basilio, Gregorio Nacianceno y Gregorio Niceno, relativamente a los temas de la divinidad de Cristo, del Espíritu Santo, de la Trinidad y del conocimiento de Dios.

“Lo que querríamos aprender de los Padres –precisó el padre Cantalamessa- no es tanto cómo anunciar la fe al mundo, y ni siquiera como defender la fe contra los errores, es más bien pasar, como dice Pablo 'de una fe creída a una fe vivida'”.

En esta primera prédica de Cuaresma, el padre Cantalamessa empezó con san Atanasio, obispo de Alejandría, nacido en 295 y muerto en 373. Un personaje del que se ha escrito: “Pocos Padres han dejado una marca tan profunda en la historia de la Iglesia como él”.

El dogma por el que san Atanasio sufrió por siete veces el exilio es el de la divinidad de Cristo.

Según el predicador de la Casa Pontificia: “La divinidad de Cristo es hoy el verdadero articulus stantis et cadentis ecclesiae, la verdad con la que la Iglesia esta o cae.

Sin la fe en la divinidad de Cristo: Dios está lejano, Cristo permanece en su tiempo, el Evangelio es uno de los muchos libros religiosos de la humanidad, la Iglesia, una simple institución, la evangelización, una propaganda, la liturgia, reevocación de un pasado que ya no está, la moral cristiana, un peso nada ligero y un yugo nada suave.

Pero con la fe en la divinidad de Cristo: Dios es el Enmanuel, el Dios con nosotros, Cristo es el resucitado que vive en el Espíritu, el Evangelio, palabra definitiva de Dios a toda la humanidad, la Iglesia, sacramento universal de salvación, la evangelización, compartir un don, la liturgia, encuentro gozoso con el Resucitado, la vida presente, inicio de la eternidad.

“La fe en la divinidad de Cristo –subrayó el padre Cantalamessa- nos es sobre todo indispensable en este momento para mantener viva la esperanza en el futuro de la Iglesia y del mundo”.

Contra los gnósticos que negaban la verdadera humanidad de Cristo, Tertuliano alzó, en su tiempo, el grito: “¡No quitéis al mundo su única esperanza!”. Por este motivo, sostuvo el predicador, “nosotros debemos decirlo hoy a quienes se niegan a creer en la divinidad de Cristo”.

El padre Cantalamessa concluyó recordando que “a los apóstoles, tras haber calmado la tempestad, Jesús dirigió una palabra que repite hoy a sus sucesores: “¡Ánimo! Soy yo, no tengáis miedo”.

Se puede leer el texto completo de la prédica en: http://www.zenit.org/article-41674?l=spanish

Por Antonio Gaspari

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La vigilancia del espíritu
Una virtud a cultivar en Cuaresma
MADRID, viernes 9 marzo 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos un artículo de nuestro habitual colaborador monseñor Juan del Río Martín, arzobispo castrense de España, en el que aborda la vigilancia como uno de los valores a cultivar en este tiempo de Cuaresma.

*****

+ Juan del Río Martín

La persona que no está atenta a si misma malgasta su vida. Quedará a merced del ambiente, de los demás y sobre todo del enemigo número uno que es el diablo. Estamos en una sociedad que adormece al individuo. De esta manera, el pensamiento dominante puede controlar más fácilmente sus intereses. La madurez humana se muestra en la vigilancia diligente para que: el vértigo de la pasión no ciegue la mente y la influencia maligna no endurezca el corazón.

Quienes no son cuidadosos en el cultivo de la interioridad, nunca podrá conocerse, jamás descubrirá la riqueza o pobreza que pueda haber en “la bodega interior”. Dijo Abba Arsenio: “Es necesario que cada uno vigile sobre sus propias acciones para no fatigarse en vano”. De ahí que, vivir con atención, da unidad a nuestro pensamiento, palabra y acción. Cuando falta esta conexión, sucede que ya no vivimos, sino que somos vividos, nuestra historia nos la trazan otros. Quienes piensan, hablan y actúan de manera inconsciente e irreflexiva hiere a los demás y se hace daño a sí mismo.

La virtud de la vigilancia requiere la prudencia y la mansedumbre para evitar trastornos personales y comunitarios que causan las falsas seguridades. Porque el pecado que ha cometido un hombre lo puede hacer otro. Por lo tanto: “quien se sienta seguro que tenga cuidado y no caiga” (1Cor 10,12). Por ello concluye Basilio de Cesarea: “¿Qué es lo propio del cristiano? Vigilar cada día y cada hora y estar dispuesto a cumplir perfectamente lo que agrada a Dios, sabiendo que el Señor viene a la hora en que menos lo pensamos”.

Para ser centinelas de una misión eclesial, primero tenemos que ser celosos guardianes de nuestras almas. Uno de los valores de la Cuaresma es despertar la atención espiritual sobre nosotros mismos. Nunca se debería olvidar que la vida cristiana es un continuo combate contra los adversarios de la fe: mundo, demonio y la carne. San Pablo compara esta vigilancia a la “guardia” de un soldado bien armado que no se deja sorprender, por eso dirá: “no durmamos como hacen los demás, sino vigilemos y vivamos sobriamente… cubiertos con la coraza de la fe y del amor, y con la esperanza de la salvación como casco protector” (1Tes 5,6-8; cf. 1Pdr 5,8).

Es necesario estar alertas contra los enemigos de Dios tan presentes en el mundo actual. Pero también, contra la complicidad que ofrecen nuestras malas inclinaciones que nos envuelven en un seductor sopor. Por eso, Jesús dijo a sus discípulos en Getsemaní: “Vigilad y orad para no caer en la tentación, porque el espíritu está pronto, pero la carne es débil” (Mt 26,41).

Un buen vigilante realiza su cometido con todos los sentidos del cuerpo y las potencias del alma. No permitirá las distracciones. Ni abandonarse a las improvisaciones que surjan, sino que en todo momento estará atento a poner en práctica los valores que motivan su misión. Eso mismo sucede en el orden espiritual. El cristiano centinela no sólo ha de estar atento, sino que además ha de cultivar la espiritualidad de las pequeñas cosas. Porque como dice el Señor: “el que es fiel en lo poco, lo será en lo mucho” (Lc 16,10).

En esta lucha no estamos solos. Dios mismo se presenta como nuestro guardián “que no duerme, ni reposa” (Sal 120). Su gracia nos precede y nos acompaña. El cristiano por los sacramentos de la iniciación se convierte en un soldado de Cristo revestido con las “armas de la fe” que son: las virtudes teologales y morales, la austeridad de vida, la oración continua, la caridad sin límites y el cultivo de los deseos de santidad (cf. Ef 6, 10-18).

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En la escuela de san Pablo...


Descubrir en Cristo crucificado la fuerza y la sabiduría de Dios (Cuaresma 3º, ciclo B)
Comentarios a la segunda lectura dominical
ROMA, viernes 9 marzo 2012 (ZENIT.org).- Nuestra columna "En la escuela de san Pablo..." ofrece el comentario y la aplicación correspondiente para el tercer domingo de Cuaresma.

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Pedro Mendoza LC

"Así, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Porque la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres". 1Cor 1,22-25

Comentario

El capítulo 1 de la primera carta a los Corintios enfrenta, después de la acción de gracias (vv.4-9), el primer argumento del cuerpo de la carta (1,10–4,21) en el que san Pablo responde al problema de la creación de partidos entre los miembros de la comunidad. Inicia presentando los cuatro partidos existentes (vv.10-17), para, en un segundo momento, bajar y responder a las causas de esa tendencia partidista (1,18–2,5). Es a esta sección a la que pertenece el pasaje de este tercer domingo de Cuaresma.

El Apóstol es consciente de que una de las causas que han originado la creación de partidos en la comunidad reside en la incomprensión de la cruz de Cristo para quienes pretenden juzgarla a la luz de los criterios de la sabiduría mundana. Ha sido a través de la cruz como Dios nos ha otorgado la salvación, y no a través de otros planes que las brillantes inteligencias de aquel tiempo podían haber excogitado. Para ellos, que se precian de sabios y entendidos, tal comportamiento por parte de Dios y de quienes siguen tales huellas, como san Pablo, no puede ser sino necedad. De ahí que, buscando superar el escándalo de la cruz, se aferran a la sabiduría humana pretendiendo encontrar en ella la salvación, que sólo la cruz puede ofrecer.

San Pablo mismo había hecho experiencia de estas tendencias en su vida personal y en su ministerio apostólico. Antes de su "encuentro con Cristo" en el camino de Damasco su mentalidad de judío celoso y su formación farisaica adolecía de este mismo mal: era imposible para él aceptar un mesías crucificado que ponía en tela de juicio sus más hondas convicciones religiosas, el templo y la ley incluidas. Esa misma mentalidad adversa experimentó en su acción misionera, tanto en el contacto con los judíos, como después entre los paganos. Así lo refieren los Hechos de los apóstoles continuamente con relación a los lugares evangelizados por el Apóstol.  

También en Corinto san Pablo debe combatir contra esa estrechez mental. Ella muestra cómo, en el fondo, los griegos estaban encadenados al mismo modo de pensar que los judíos. Unos y otros buscaban afirmarse a sí mismos ante Dios y su revelación. Todos se sentían autorizados a establecer unas normas y unas condiciones para la revelación de Dios, según las cuales interpretar esta revelación, caso que debieran aceptarla. La búsqueda de señales por parte de los judíos, y de sabiduría por parte de los griegos, expresa de una manera muy sintética y acertada la diferencia entre las posiciones fundamentales de estas dos culturas.

"Los judíos piden señales" (v.22a). Estremece pensar en esta actitud que lleva a los judíos a cerrar las puertas a la única fe que hace dichosos. Para ellos Dios debe comportarse como en el pasado, acreditando siempre a sus mensajeros con señales. Así, marcada por señales, contemplan toda la historia de la salvación, el camino salvífico por el que Dios había llevado a su pueblo, la marcha de Egipto al Sinaí, y del Sinaí, a través del desierto, hasta la tierra prometida. Por eso en sus expectativas presentes aguardan un anuncio de la nueva y definitiva salvación acompañado de señales. Pero ya Jesús, saliendo al paso de los fariseos y de los escribas, había negado tal cumplimiento: "Esta generación perversa y adúltera reclama una señal, pero no se les dará más señal que la del profeta Jonás" (Mt 12,39).

"Los griegos buscan sabiduría" (1Cor 1,22b). En estos amantes de la sabiduría y de la razón no caben expectativas de intervenciones extraordinarias de lo alto. Ocupa toda su atención lo perceptible, lo científico, y desde la razón esperan poder entender aquellos conceptos en los que están encerradas las cosas divinas. Por eso, para estos filósofos el mensaje del crucificado que san Pablo pregona equivale a una bofetada en el rostro contra tales pretensiones.

A pesar de todo ello, resulta maravilloso ver cómo algunos, tanto de la cultura judía como de la griega, reconocen y experimentan a este Cristo así predicado como la esencia de una revelación mucho más alta del poder y de la sabiduría de Dios. "Mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios" (v.24). Este cambio de actitud, esta apertura a una sabiduría no humana sino divina, es fruto del "llamamiento de Dios" que por un lado es suave y como solicitador, pero por otro es victorioso y soberano. El Dios que llama, que envía a sus mensajeros como desvalidos, está seguro de su causa. Y así, esta teología de la cruz del Apóstol desemboca en una frase triunfal, en la que se sabe sin ningún género de duda que, en definitiva y propiamente, la sabiduría y el poder están de parte de Dios, aunque la conducta divina pueda parecer a los hombres desamparada y necia: "Porque la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres" (v.25).

Aplicación

Descubrir en Cristo crucificado la fuerza y la sabiduría de Dios.

Continuamos nuestro camino cuaresmal hacia la Pascua guiados por la liturgia dominical. Nuevamente las lecturas tomadas del Antiguo Testamento y del Evangelio nos proponen las dos líneas de reflexión que confluyen en el misterio pascual. Por una parte, nos presentan la Alianza que Dios en la historia de la salvación ha sellado con los hombres y que hoy se nos muestra concretamente a través del decálogo. Y, por otra parte, la marcha de Cristo hacia el cumplimento de la nueva Pascua, por medio de su muerte y su glorificación. El Apóstol por su parte nos invita a contemplar, en la cruz de Cristo, la sabiduría de Dios que a través de ella ha querido realizar su plan de salvación.

Siguiendo la línea narrativa de los anteriores domingos en la que se ha presentado la Alianza de Noé y la promesa a Abrahán, ahora el pasaje del libro del Éxodo (20,1-17) nos coloca en el momento más importante de todo el Antiguo Testamento: la Alianza que selló Dios con su pueblo, por la mediación de Moisés, en el monte Sinaí, después de su salida de Egipto. Ésta fue la "antigua Alianza" en contraposición de la "nueva y definitiva Alianza" sellada con la sangre de Cristo. Inicia el pasaje destacando la fuente del decálogo, donde reside la fuerza y el valor en el cumplimiento de los mismos: "Yo soy el Señor, tu Dios, el que te saqué de Egipto" (v.2).

Por su parte, el Evangelio de san Juan de este domingo (2,13-25) nos coloca de frente al misterio pascual de Jesús, que dentro de pocas semanas celebraremos. San Juan reclama a este evento a través del gesto simbólico que realiza Cristo con la expulsión de los mercaderes del templo y el diálogo posterior con los judíos. Podríamos muy bien sintetizar todo ello en la frase que Jesús le dice: "Destruid este Santuario y en tres días lo levantaré" (v.19). En la Pascua tendrá lugar, por una parte, la destrucción del cuerpo del Señor, en su pasión y muerte. Y, por otra parte, su restauración que se realizará con su resurrección de entre los muertos.

San Pablo, finalmente, en la segunda lectura (1Cor 1,22-25), declara con solemnidad el argumento central de su predicación: "Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; mas para los llamados, [...] un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios" (vv.23-24). No otra cosa manifiesta el misterio pascual sino esa potencia y sabiduría de Dios y, más aún, ese amor de Dios. En efecto, tal es lo que el evangelista san Juan señala como motivo de la redención obrada en Cristo: "tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna" (Jn 3,16). Cristo Jesús nos ha amado y se ha entregado a sí mismo a la muerte por nosotros, para introducirnos en una relación de comunión con Dios. Por lo mismo, si queremos entrar en esta relación, debemos con el Apóstol hacer nuestro el misterio pascual, participando plenamente en él y, de este modo, descubriendo en Cristo crucificado la fuerza y la sabiduría de Dios.

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Documentación


San Atanasio y la fe en la divinidad de Cristo
Primera prédica de Cuaresma 2012 del padre Cantalamessa
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 9 marzo 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos a los lectores el texto íntegro de la primera prédica de Cuaresma del padre Raniero Cantalamessa OFM cap, pronunciada hoy 9 de marzo en la capilla Redemptoris Mater, en el Vaticano, en presencia del papa Benedicto XVI.

*****

P. Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

En preparación al año de la fe proclamado por el Santo Padre Benedicto XVI (12 de octubre 2012-24 noviembre 2013), las cuatro predicas de Cuaresma tienen la intención de dar un impulso y devolverle frescura a nuestro creer, a través de un renovado contacto con los “gigantes de la fe" del pasado. De ahí el título, tomado de la carta a los Hebreos, dado a todo el ciclo: "Acuérdense de sus guías. Imiten su fe" (Hb 13,7).

Iremos cada vez a la escuela de uno de los cuatro grandes doctores de la Iglesia oriental, como son Atanasio, Basilio, Gregorio Nacianceno y Gregorio Niceno, para ver lo que cada uno nos dice hoy acerca del dogma del cual ha sido campeón; es decir, respectivamente, la divinidad de Cristo, el Espíritu Santo, la Trinidad y el conocimiento de Dios. En otro momento, si Dios quiere, haremos lo mismo con los grandes doctores de la Iglesia occidental: Agustín, Ambrosio y León Magno.

Lo que nos gustaría aprender de los padres no es tanto cómo proclamar la fe al mundo, es decir la evangelización, ni cómo defender la fe contra los errores, es decir la ortodoxia; es más bien la profundización de la propia fe, redescubrir, detrás de ellos, la riqueza, la belleza y la felicidad de creer, de pasar, como dice Pablo, "de fe en fe" (Rm 1,17), de una fe creída a una fe vivida. Será un mayor "volumen" de la fe dentro de la Iglesia, lo que se constituya después en la fuerza mayor del anuncio de esta al mundo, y la mejor defensa de su ortodoxia.

El padre de Lubac sostuvo que nunca ha habido una renovación en la historia de la Iglesia que no haya sido también un retorno a los padres. No es una excepción el Concilio Vaticano II, del cual nos estamos preparando a conmemorar el 50 aniversario. Este está entrelazado con citas de los Padres, y muchos de sus protagonistas fueron patrólogos. Después de la escritura, los padres son la segunda "capa" del suelo sobre el que descansa y del cual extrae su savia, la teología, la liturgia, la exégesis bíblica y la espiritualidad de toda la Iglesia.

En algunas catedrales góticas de la edad media vemos algunas estatuas curiosas: personajes de estatura imponente que sostienen, sentados sobre los hombros , a hombres muy pequeños. Se trata de la representación en piedra de una creencia que los teólogos de la época formulaban con estas palabras: "Somos como enanos sentados sobre los hombros de gigantes, de modo que podemos ver más allà y más cosas que ellos, no por la agudeza de nuestra mirada o por la altura del cuerpo, sino porque somos levantados muy en alto y somos elevados a alturas gigantescas"i. Los gigantes eran, por supuesto, los padres de la Iglesia. Así es hoy también para nosotros.

1. Atanasio, el campeón de la divinidad de Cristo

Comenzamos nuestra revisión con san Atanasio, obispo de Alejandría, nacido en el año 295 y muerto en el 373. Pocos padres como él han dejado una huella tan profunda en la historia de la Iglesia. Es recordado por muchas cosas: por la influencia que tuvo en la difusión del monaquismo, gracias a su "Vida de Antonio", por haber sido el primero en reclamar la libertad de la Iglesia incluso en un Estado cristianoii, por su amistad con los obispos occidentales, favorecida por los contactos realizados durante el exilio, que marca un fortalecimiento de los vínculos entre Alejandría y Roma...

Pero no es de esto de lo que queremos ocuparnos. Kierkegaard, en su Diario, tiene un curioso pensamiento: "La terminología del dogma de la Iglesia primitiva es como un castillo encantado, donde descansan en un sueño profundo los príncipes y las princesas más hermosos. Basta solamente despertarlos, para que salten en pie con toda su gloria"iii. El dogma que Atanasio nos ayuda a "despertar" y hacer brillar en todo su esplendor, es el de la divinidad de Cristo; por este padeció siete veces el exilio.

El obispo de Alejandría estaba convencido de no ser el descubridor de esta verdad. Todo su trabajo consistirá, por el contrario, en demostrar que esta ha sido siempre la fe de la Iglesia; que la verdad no es nueva, sino la herejía contraria. Su mérito, en este campo, fue más bien eliminar los obstáculos que hasta entonces habían impedido el pleno reconocimiento --y sin reticencias--, de la divinidad de Cristo en el contexto cultural griego.

Uno de estos obstáculos, quizás el principal, era la costumbre griega de definir la esencia divina con el término agennetos, no engendrado. ¿Cómo proclamar que el Hijo es el Dios verdadero, desde el momento que él es Hijo, es decir, engendrado del Padre? Era fácil para Arrio establecer la equivalencia: generado= hecho, o sea, pasar gennetos a genetos, y concluir con la famosa frase que desató el caso: "¡Hubo un tiempo en el que él no existía!" Esto equivalía a hacer de Cristo una criatura, aunque no "como las otras criaturas." Atanasio defendió a capa y espada el genitus non factus de Nicea, "engendrado, no creado". Él resuelve la disputa con la simple observación: "El término agenetos fue inventado por los griegos, que no conocían al Hijo".iv
Otro obstáculo cultural para el pleno reconocimiento de la divinidad de Cristo, menos advertido en el momento, pero no menos activo, era la doctrina de un dios intermedio, el deuteros theos, ligado a la creación del mundo material. Desde Platón en adelante, esta se había convertido en un lugar común para muchos sistemas religiosos y filosóficos de la antigüedad. La tentación de asimilar al Hijo "por medio del cual todas las cosas fueron creadas", a esta entidad intermedia había ido deslizándose en la especulación teológica cristiana. Resultaba un sistema tripartito del ser: a la cima de todo, el Padre no engendrado ; después de él, el Hijo (y más tarde el Espíritu Santo), y en tercer lugar las criaturas.

La definición del homoousios, del genitus non factus, elimina para siempre el principal obstáculo del helenismo para el reconocimiento de la plena divinidad de Cristo y funda la catarsis cristiana en el universo metafísico griego. Con tal definición, se demarca una sola línea horizontal en la vertical del ser, y esta línea no divide al Hijo del Padre, sino al Hijo de las criaturas. Queriendo contener en una frase el significado perenne de la definición de Nicea, podemos formularla de la siguiente manera: en cada época y cultura, Cristo debe ser proclamado "Dios", no en un cualquier sentido derivado o secundario, sino en la más fuerte acepción que la palabra "Dios" tenga en esa cultura.

Atanasio hizo, del mantenimiento de esta conquista, el fin de su vida. Cuando todos, emperadores, obispos y teólogos, oscilaban entre negación y el la deseo de conciliación, él se mantuvo firme. Hubo momentos en que la futura fe común de la Iglesia vivía en el corazón de un solo hombre: del suyo. De la actitud hacia él se decidía de qué lado estaba cada uno.

2. El argumento soteriológico

Pero más importante que insistir en la fe de Atanasio en la plena divinidad de Cristo --que es algo conocido y sereno--, es el hecho de saber qué lo motiva en la batalla, de donde le viene una certeza tan absoluta. No es de la especulación, sino de la vida; más específicamente, de la reflexión sobre la experiencia que la Iglesia hace de la salvación en Cristo Jesús.

Atanasio desplaza el interés de la teología del cosmos al hombre, de la cosmología a la soteriología. Enlazándose con la tradición eclesiástica anterior a Orígenes, en especial Ireneo, Atanasio pone en valor los resultados procesados en la larga lucha contra el gnosticismo, que lo había llevado a concentrarse en la historia de la salvación y de la redención humana. Cristo no se ubica más, como en la época de los apologistas, entre Dios y el cosmos, sino más bien entre Dios y el hombre. El hecho de que Cristo sea mediador no quiere decir que está entre Dios y el hombre (mediación ontológica, a menudo entendida en sentido de subordinación), sino que une a Dios con el hombre. En él, Dios se hace hombre y el hombre se hace Dios, es decir, es divinizado.v

En este contexto ideal, se encuentra la aplicación que Atanasio hace del argumento soteriológico en función de la demostración de la divinidad de Cristo. El argumento soteriológico no nace con la controversia arriana; esto está presente en todas las grandes controversias cristológicas antiguas, desde la antignóstica hasta aquella antimonotelita. En su formulación clásica se lee: Quod non est assumptum, non est sanatum, (Lo que no fue asumido tampoco fue salvado).vi Esto se adapta dependiendo del caso, a fin de refutar el error del momento, que puede ser la negación de la carne humana de Cristo (gnosticismo), o de su alma humana (apolinarismo), o de su libre voluntad (monotelismo).

Lo que dice Atanasio puede afirmarse así: "Lo que no es asumido por Dios no es salvo", donde toda la fuerza está en el breve añadido "por Dios". La salvación requiere que el hombre no sea asumido por un intermediario cualquiera, sino por Dios mismo: "Si el Hijo es una criatura --escribe Atanasio--, el hombre seguiría siendo mortal, no estando unido a Dios", más aún: "El hombre no sería divinizado, si el Verbo que se hizo carne no fuese de la misma naturaleza que el Padre"vii. Atanasio formuló muchos siglos antes de Heidegger, y con mayor seriedad, la idea de que "sólo un Dios nos puede salvar", nur noch ein Gott kann uns retten viii.

Las implicaciones soteriológicas que Atanasio toma del homoousios de Nicea son numerosas y profundísimas. Definir al Hijo "consustancial" con el Padre significaba colocarlo a un nivel tal, que absolutamente nada podía permanecer fuera de su alcance. Esto significaba también, enraizar el significado de Cristo sobre la misma base en la que estaba arraigado el ser de Cristo, es decir en el Padre. Jesucristo no es, ni en la historia ni en el universo, una segunda presencia aditiva respecto a la de Dios; por el contrario, él es la presencia y la relevancia misma del Padre. Escribe Atanasio: "Bueno como es, el Padre, con su Palabra, que es también Dios, guía y sostiene al mundo entero, para que la creación, iluminada por su guía, por su providencia y por su orden, pueda persistir en el ser... La todopoderosa y santa Palabra del Padre, que penetra todas las cosas y llega a todas partes con su fuerza, ilumina toda realidad y todo lo contiene y abraza en sí mismo. No hay quien se sustraiga a su dominio. Todas las cosas reciben por entero de él la vida, y por él se conservan: las criaturas individuales en su individualidad y el universo creado en su totalidad"ix

Sin embargo, se debe hacer una aclaración importante. La divinidad de Cristo no es un "postulado" práctico, como lo es, para Kant, la existencia misma de Dios.x No es un postulado, sino la explicación de un "dato". Sería un postulado, y por lo tanto una deducción teológica humana, si se partiese de una cierta idea de salvación y si se dedujese la divinidad de Cristo como la única capaz de realizar tal salvación; en cambio es la explicación de un hecho si se parte, como hace Atanasio, de una experiencia de salvación y se demuestra cómo esta no podría existir si Cristo no fuera Dios. No es sobre la salvación que se basa la divinidad de Cristo, sino es sobre la divinidad de Cristo que se basa la salvación.
3. Corde creditur!

Pero es hora de volver a nosotros y tratar de ver qué podemos aprender hoy de la batalla épica sostenida en su tiempo por Atanasio. La divinidad de Cristo es hoy el verdadero articulus stantis cadentis et Ecclesiae, la verdad con la que la Iglesia se mantiene o cae. Si en otros tiempos, cuando la divinidad de Cristo era aceptada pacíficamente por todos los cristianos, se podía pensar que tal "artículo" fuese la "justificación gratuita por la fe", hoy ya no es el caso. Podemos decir que el problema vital para el hombre de hoy sea el de establecer ¿de qué modo es justificado el pecador, cuando no se cree ni siquiera en la necesidad de una justificación, o se cree que se encuentra en sí mismo? "Yo mismo me acuso hoy –hace gritar Sartre a uno de sus personajes desde el escenario--- y solo yo puedo absolverme, yo el hombre. Si Dios existe, el hombre no es nada."xi

La divinidad de Cristo es la piedra angular que soporta los dos principales misterios de la fe cristiana: la Trinidad y la Encarnación. Son como dos puertas que se abren y se cierran juntas. Descartada esa piedra, todo el edificio de la fe cristiana se derrumba sobre sí misma: si el Hijo no es Dios, ¿por quién está formada la Trinidad? Esto ya lo había denunciado claramente san Atanasio, escribiendo contra los arrianos:
"Si la palabra no existe junto al Padre desde toda la eternidad, entonces no existe una Trinidad eterna, sino que primero fue la unidad y, a continuación, con el paso del tiempo, por adición, empezó a producirse la Trinidad."xii

(¡La idea --esta de la Trinidad que se forma "por adición"--, volvió a ser propuesta, en años no muy lejanos, por algún teólogo que aplicó a la Trinidad el esquema dialéctico del devenir de Hegel!). Mucho antes de Atanasio, san Juan había establecido esta relación entre los dos misterios: "Todo aquel que niega al Hijo no posee al Padre. Todo el que confiesa al Hijo posee también al Padre" (1Jn. 2,23). Los dos permanecen o caen juntos, pero si caen juntos, entonces lamentablemente debemos decir con Pablo que los cristianos "¡somos los hombres más dignos de compasión!" (1 Cor. 15,19).

Debemos dejarnos embestir en plena cara por aquella pregunta respetuosa, pero directa de Jesús: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?", y por aquella aún más personal: "¿Crees?" ¿Crees de verdad? ¿Crees con todo tu corazón? San Pablo dice que "con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con la boca se confiesa para conseguir la salvación" (Rom. 10,10). En el pasado, la profesión de la fe verdadera, es decir, el segundo momento de este proceso, ha tomado a veces tanta relevancia que ha dejado en las sombras aquel primer momento que es el más importante, y que tiene lugar en las profundidades más recónditas del corazón. "Es de la raíz del corazón que crece la fe", exclama San Agustín.xiii

Se necesita derribar en nosotros los creyentes, y en nosotros, hombres de la Iglesia, la falsa persuasión de que ya se cree, de estar a punto en lo que se refiere a la fe. Necesitamos hacer nacer la duda --no se entiende sobre Jesús, sino sobre nosotros--, para entrar luego a la búsqueda de una fe más auténtica. ¡Quién sabe si no sería bueno, por un poco de tiempo, no querer demostrar nada a nadie, sino interiorizar la fe, redescubrir sus raíces en el corazón!
Jesús preguntó a Pedro tres veces: "¿Me amas? ". Sabía que la primera y la segunda vez, la respuesta llegó demasiado rápido como para ser verdadera. Por último, a la tercera vez, Pedro entendió. También la pregunta sobre la fe nos debe llegar así; por tres veces, con insistencia, hasta que nos demos cuenta y entremos en la verdad: "¿Tú crees?, ¿Tú crees? ¿Crees realmente? ". Tal vez al final responderemos: "No, Señor, yo realmente no creo con todo el corazón y con toda tu alma. ¡Aumenta mi fe!".
Atanasio nos recuerda, sin embargo, otra verdad importante: que la fe en la divinidad de Cristo no es posible, a menos que también se experimente la salvación realizada por Cristo. Sin esta, la divinidad de Cristo puede convertirse fácilmente en una idea, una tesis, y se sabe que a una idea siempre se puede oponer otra idea, y a una tesis, otra tesis. Sólo a una vida --decían los Padres del desierto--, no hay nada que pueda oponerse.
La experiencia de la salvación se realiza mediante la lectura de la palabra de Dios (y teniéndola por lo que es, ¡palabra de Dios!), administrando y recibiendo los sacramentos, especialmente la Eucaristía, lugar privilegiado de la presencia del Resucitado, ejercitando los carismas, manteniendo un contacto con la vida de la comunidad creyente, orando. Evagrio el Monje, en el siglo IV, formuló la famosa ecuación: "Si eres un teólogo, rezarás de verdad, y si rezas de verdad serás teólogo."xiv
Atanasio impidió que la investigación teológica quedase prisionera de la especulación filosófica de las diversas "escuelas", sino que se convirtiese en la profundización del dato revelado en la línea de la Tradición. Un eminente historiador protestante ha reconocido a Atanasio un mérito singular en este campo: "Gracias a él --escribió--, la fe en Cristo ha permanecido como una fe rigurosa en Dios y, de acuerdo a su naturaleza, muy distinta de todas las demás formas --paganas, filosóficas, idealistas--, de la fe... Con él, la Iglesia ha vuelto a ser una institución de salvación, es decir, en el sentido estricto del término "Iglesia", cuyo contenido propio y determinante está constituido por la predicación de Cristo".xv
Todo esto nos interpela hoy de una manera particular, después de que la teología se ha definido como una "ciencia" y es profesada en ambientes académicos, mucho más desconectados de la vida de la comunidad creyente de lo que era, en el tiempo de Atanasio, la escuela teológica llamada Didaskaleion, florecida en Alejandría por obra de Clemente y de Orígenes. La ciencia exige al estudioso que "domine" su tema y que sea "neutral" de frente al objeto de la propia ciencia; ¿Pero cómo “dominar” a uno que un poco antes has adorado como tu Dios? ¿Cómo permanecer neutral ante el objeto, cuando este objeto es Cristo? Fue una de las razones que me llevaron, en cierto momento de mi vida, a abandonar la enseñanza académica para dedicarme a tiempo completo al ministerio de la palabra. Recuerdo el pensamiento que me afloraba, después de participar en congresos o debates teológicos y bíblicos, sobre todo en el extranjero: "Dado que el mundo universitario le ha dado la espalda a Jesucristo, yo voy a darle la espalda al mundo universitario".
La solución a este problema no es abolir los estudios académicos de la teología. La situación italiana nos hace ver los efectos negativos producidos por la ausencia de facultades de teología en las universidades estatales. La cultura católica y religiosa en general es apartada en un gueto; en las librerías seculares no se encuentra un libro religioso, a menos que sea sobre algún tema esotérico o de moda. El diálogo entre la teología y el conocimiento humano, científico y filosófico, se realiza "a distancia", y no es la misma cosa. Hablando en ambientes universitarios, digo a menudo que no se siga mi ejemplo (que es una opción personal), sino aprovechar al máximo el privilegio del que gozan, buscando más bien apoyar el estudio y la enseñanza, con algunas actividades pastorales que sean compatibles con tales.
Si no se puede y no se debe eliminar la teología de los ambientes académicos, hay sin embargo una cosa que los teólogos académicos pueden hacer, y es ser lo suficientemente humildes para reconocer sus límites. La suya no es la única, ni la más alta expresión de la fe. El padre Henri de Lubac escribió: "El ministerio de la predicación no es la vulgarización de una enseñanza doctrinal más abstracta, que sería anterior y superior a ella. Es, por el contrario, la enseñanza doctrinal misma, en su forma más elevada. Esto era real en la primera predicación cristiana, la de los apóstoles, y también lo es en la predicación de los que les sucedieron en la Iglesia: los padres, los doctores y nuestros pastores en el momento presente."xvi H. U. von Balthasar, a su vez, habla de "la misión de la predicación en la Iglesia, a la cual está subordinada la misión teológica misma."xvii
4. "¡Ánimo!, soy yo"

Para concluir volvemos a la divinidad de Cristo. Ella ilumina y enciende toda la vida cristiana.

Sin la fe en la divinidad de Cristo:

Dios está lejos,
Cristo permanece en su tiempo,
el Evangelio es uno de los muchos libros religiosos de la humanidad,
la Iglesia, una simple institución,
la evangelización, una propaganda,
la liturgia, la conmemoración de un pasado que ya no existe,
la moral cristiana, un peso no ligero y un yugo no suave.

Pero con la fe en la divinidad de Cristo:
Dios es el Emmanuel, el Dios con nosotros,
Cristo es el Resucitado, que vive en el Espíritu,
el Evangelio, la palabra definitiva de Dios a toda la humanidad,
la Iglesia, sacramento universal de salvación,
la evangelización, el compartir de un regalo,
la liturgia, encuentro gozoso con el Resucitado,
la vida presente, el principio de la eternidad.
Está escrito: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna" (Jn 3, 36). La fe en la divinidad de Cristo es particularmente indispensable en este momento para mantener viva la esperanza sobre el futuro de la Iglesia y del mundo. Contra los gnósticos que negaban la verdadera humanidad de Cristo, Tertuliano alzó en su tiempo, el grito: "Parce unicae spei totius orbis", ¡No le quiten al mundo su única esperanza!xviii Tenemos que decirlo hoy a quienes se niegan a creer en la divinidad de Cristo.
A los apóstoles, después de haber calmado la tormenta, Jesús les pronunció una palabra que repite hoy a sus sucesores: "¡Ánimo!, soy yo, no tengan miedo" (Mc 6,50).

Traducido del italiano por José Antonio Varela V.

NOTAS

i Bernardo di Chartres, in Giovanni di Salisbury, Metalogicon, III, 4 (Corpus Chr. Cont. Med., 98, p.116).

ii Atanasio, Historia Arianorum, 52,3: “Che ha a che fare l’imperatore con la Chiesa?”

iii S. Kierkegaard, Diario, II A 110 (Trad.ital. di C. Fabro, Brescia 1962, nr. 196).

iv Atanasio, De decretis Nicenae synodi, 31.

v Cfr. Atanasio, De incarnatione 54, cfr. Ireneo, Adv. haer. V, praef.

vi Gregorio Nazianzeno, Lettera Cledonio (PG 37, 181).

vii Atanasio, Contra Arianos II 69 e I 70.

viii Antwort. Martin Heidegger im Gespräch, Pfullingen 1988.

ix Atanasio, Contra gentes 41-42.

x I. Kant, Critica della ragion pratica, capp. III, VI

xi J.-P. Sartre, Il diavolo e il buon Dio, X, 4, Gallimard, Parigi 1951, p. 267 s.

xii Atanasio, Contra Arianos I, 17-18 (PG 26, 48).

xiii Agostino, Commento al Vangelo di Giovanni, 26,2 (PL 35,1607).

xiv Evagrio, De oratione 61 (PG 79, 1165).

xv H. von Campenhausen, I Padri greci, Brescia 1967, pp. 103-104.

xvi H. de Lubac, Exégèse médièvale, I, 2, Parigi 1959, p. 670.

xvii H.U. von Balthasar, La preghiera contemplativa, citato ivi da De Lubac.

xviii Tertulliano, De carne Christi, 5, 3 (CC 2, p. 881).

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