MÚSICA

El Gobierno declara Bien de Interés Cultural veinte órganos de Cantabria

La región es la primera comunidad autónoma que acude a la ley para proteger estos instrumentos ubicados en edificios religiosos

 

14.03.12 - 00:13 -ANA COBO | SANTANDER.
 

Atesoran tal interés histórico, artístico y musical que merecen ser reconocidos como Bien de Interés Cultural (BIC). Un total de veinte órganos situados en otros tantos edificios religiosos como iglesias, santuarios o monasterios de Cantabria han recibido esta protección, en la categoría de mueble, en virtud de un acuerdo de Consejo de Gobierno publicado ayer por la Consejería de Educación, Cultura y Deporte. La decisión de distinguir a estos instrumentos con esta figura deriva tanto de su origen como de su procedencia, así como de su evolución técnica y estética.

Cantabria se convierte así en la primera comunidad autónoma que acude a la ley para proteger esta parte del patrimonio artístico español, atendiendo la petición realizada en el año 2005 por el responsable de la Asociación para la Conservación de los Órganos Históricos de la región, Enrique Campuzano, quien solicitó la declaración para esta veintena de instrumentos. Un modelo que -como responsable también del colectivo a nivel nacional- espera que se siga, a partir de ahora, en el resto del país.

Campuzano valoró ayer positivamente la noticia que supondrá que «cualquier intervención que se realice en los mismos, ya sea de conservación o restauración, esté controlada por la Administración». No obstante, lamenta que «muchas veces se llevan a cabo por personas que no están capacitadas produciendo su deterioro. Algo que no ocurrirá más con esta protección, que implicará pedir unos permisos y realizar unos análisis y estudios antes de actuar». En nuestra región existen 50 órganos, siendo estos veinte los más relevantes por su historia y evolución. Es un patrimonio desconocido para muchos y que sólo es valorado por expertos y profesionales, una situación que cambiará con esta declaración ya que «empezarán a formar parte de los catálogos de nuestro patrimonio».

Uno de ellos será el que guarda en sus entrañas la iglesia de San Julián y Santa Basilisa de Isla, en Arnuero, declarado como BIC por ser único en Cantabria. La razón es su especial sonoridad que le hace diferente a cualquier otro radicado en la región. El instrumento, de tipo romántico inglés, fue construido hacia 1890 por el organero inglés Nelson, que dio predominio a los juegos de fondos y principales, con el contrapunto de los mordentes y la casi total ausencia de lengüetería.

El sonido dulce y aterciopelado que emite le convierten en muy apto para el acompañamiento litúrgico y a la vez para la interpretación de la música romántica. Este órgano llegó a Arnuero en 2007 procedente de una iglesia alemana gracias al convenio firmado entre el Ayuntamiento, la parroquia y la Consejería de Cultura.

Joyas musicales

Otra de estas joyas musicales se encuentra en la Colegiata de Santa Juliana, en Santillana del Mar, que posee un órgano heredero del construido hacia 1717, y que conserva la espléndida fachada barroca, adornada con ángeles con trompetas y rematada por la imagen de Santa Juliana. El nuevo instrumento mantiene el sistema de transmisión mecánica, pero el pedalero ha sido electrificado. En la capital cántabra también se han catalogado como BIC los órganos que se ubican en la iglesia de Santa Lucía, en la iglesia catedral de Nuestra Señora de la Asunción y la iglesia de la Consolación. La capilla-panteón del Marqués de Comillas también alberga uno de estos órganos, de tipo romántico, construido en 1881. El instrumento conserva juegos y efectos propios de la tradición barroca, que le proporciona un sonido característico. Con posterioridad, hacia 1892, se realizó el gran órgano de composición netamente romántica, sin juegos de mixturas y escasa lengüetería.

Campuzano reconoce que se ha dado un gran paso pero aún queda mucho por hacer para revitalizar el órgano en Cantabria. Desde la asociación trabajan para potenciar las enseñanzas de órganos en escuelas profesionales y conservatorios, valorar la figura de los organistas, o, restaurar los órganos históricos como el Escalante y Ruiloba aún pendiente y continuar con la difusión de la música de órgano a través de conciertos, audiciones o ciclos.


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