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ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 18 de marzo de 2012

El papa en América Latina

Cristo Rey tiene un sitio especial
Benedicto XVI en México

Santa Sede

Benedicto XVI: "Sólo abriéndose a la luz se encuentra la verdadera paz"
Palabras del papa en la introducción del rezo del Ángelus

El papa pide un acceso equitativo y seguro al agua para todos
Con motivo del Forum Mundial del Agua

Pésame del papa por la muerte del patriarca de Alejandría
Shenouda III falleció este sábado

Mundo

Presentan el libro "Shabaz Bhatti. La vida y el martirio de los cristianos en Pakistán"
Cardenal Tauran: "Modelo de un verdadero diálogo porque basado en la fe"

Cardenal Cipriani: Se impone la figura del ser humano robotizado y manipulado
El arzobispo de Lima lamentó la destrucción de tres imágenes de María

Donde Dios llora

Zimbabue: "Hablar como profetas, ser predicadores"
Entrevista a monseñor Munyanyi, obispo de Gweru

Actualidad

El movimiento Josefino trabaja hace treinta años investigando la teología de san José
La fiesta del 19 de marzo resalta la auténtica paternidad sobre el hijo de Dios

Pastoral Juvenil y Pastoral Vocacional
A la luz de las Jornadas Mundiales de la Juventud

Foro

Benedicto XVI y los jóvenes
Se requiere una formación integral

Documentación

Benedicto XVI: "La cruz de Cristo es la cumbre del amor"
Palabras del papa en la introducción del rezo del Ángelus

El Arte Sacro y su más íntima esencia
Introducción del cardenal Cañizares al último libro de Rodolfo Papa


El papa en América Latina


Cristo Rey tiene un sitio especial
Benedicto XVI en México
Por Paloma Rives, enviada especial

GUANAJUATO, domingo 18 marzo 2012 (ZENIT.org).- La concepción de este lugar especial, inició con una misa en 1919. A 53 años, el 25 de marzo de 2012 el papa Benedicto XVI reafirmará la misma fe que logró la construcción de este monumento de más de 20 metros de altura. La historia del Cristo del “cubilete” es, sin duda, una historia de obstáculos pero también de perseverancia.

En noviembre de 1919, el obispo de León Guanajuato José Guadalupe Albino Emeterio Valverde Téllez, realizó una visita pastoral a Silao, Guanajuato, y estando hospedado en el templo del Señor del Perdón --atendido por los carmelitas- contempló el cerro de “El Cubilete”. Ahí, sintió el deseo de celebrar una misa en la cima. Se acercaban entonces las fiestas de la “Vigilia de Espigas” --que es muy tradicional en la Adoración Nocturna- era el momento ideal.

Una vez que el obispo Valverde Tellez celebrara la misa, el padre Eleuterio de María Santísima Ferrer --sacerdote carmelita y director espiritual de los adoradores- propuso que se pusiera una lápida conmemorativa. Ante ello, el presidente de la sección Felipe Bravo Araujo precisó que mejor se hiciera un monumento, solo que sobre él, se colocara la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. La idea fue comunicada al obispo Valverde, quien complacido aceptó y quiso que tuviera el carácter de diocesano; puso la primera piedra el 12 de marzo y el 11 de abril de 1920 hizo su dedicación.

El Episcopado lo nombró monumento nacional y solicitó que se sustituyera por uno más grandioso, lo cual fue aprobado el 10 de octubre de 1920, día en que se celebraban en México las Bodas de Plata de la Coronación de la Santísima Virgen de Guadalupe. Además, se le llamó votivo, porque así el Episcopado daría cumplimiento al voto que hizo al Sagrado Corazón el 11 de junio de 1914 de erigirle un templo nacional.

Cabe señalar que el cerro del cubilete se encuentra a 2.579 metros sobre el nivel del mar y marca el centro geográfico exacto de la República Mexicana.

Se iniciaron los trabajos del segundo monumento en 1923, pero se impidió continuar con su construcción. Era aquella una de las épocas más difíciles de la persecución cristera. El acto de erigir una estatua honrando a Cristo Rey se consideró entonces un acto anticonstitucional y un desafío al gobierno. El 30 de enero de 1928 fue dinamitado el lugar.

Después de varios intentos, luchas continuas y momentos de desesperanza, el 11 de diciembre de 1944, el obispo Valverde bendijo y colocó la primera piedra del –entonces ya- quinto monumento. Ese mismo día bendijo la Ermita Expiatoria --que se edificó en el lugar donde fue dinamitada la primera estatua- para pedir perdón por el sacrílego atentado.

El monumento a Cristo Rey consta de dos partes: una basílica-esfera que simboliza el universo y sobre ella, de pie, la estatua de Cristo Rey con dos ángeles que le ofrecen dos coronas: la del martirio y la regia. La estatua, de estilo helénico, obra del escultor regiomontano Fidias Elizondo, simboliza la divina realeza de Cristo Señor del universo.

Cuando el obispo Valverde murió (1948), la obra estaba muy adelantada y el obispo Manuel Martín del Campo Padilla continuó con los trabajos. El 11 de diciembre de 1950 bendijo la estatua en nombre de su santidad Pío XII. Ese día se cumplían 25 años de la encíclica Quas Primas, de Pío XI, por la que se estableció la festividad universal de Cristo Rey.

La bendición de la custodia monumental, verdadero trono de Cristo Rey Eucarístico, se realizó el 20 de abril de 1960.

Ha sido un camino difícil, igual que el camino que muchos peregrinos han tenido que recorrer entre brechas angostas y empedradas antes de que los accesos a este santuario tuvieran las características de hoy en día.

Podemos constatar por la historia, que es este un lugar especial para Cristo Rey. Con los brazos extendidos, desde lo alto, cobijará con su sombra al sucesor de san Pedro y a los miles de personas de buena voluntad que recibirán ahí al mensajero de la paz, a Benedicto XVI.

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Santa Sede


Benedicto XVI: "Sólo abriéndose a la luz se encuentra la verdadera paz"
Palabras del papa en la introducción del rezo del Ángelus
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 18 marzo 2012 (ZENIT.org).- A mediodía de este domingo, IV de Cuaresma, el santo padre Benedicto XVI se asomó a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y los peregrinos congregados en la plaza de San Pedro. Ofrecemos las palabras del papa en la introducción a la oración mariana.

El papa inició sus palabras recordando que Cuaresma es tiempo de desierto y en el horizonte de este se vislumbra la Cruz.

"Jesús sabe que esa es la culminación de su misión: en efecto, la cruz de Cristo es la cumbre del amor, que nos da la salvación", subrayó el santo padre tal como da cuenta el evangelio del día.

Es una referencia al episodio en el que, durante el éxodo de Egipto, los judíos fueron atacados por serpientes venenosas y muchos murieron; entonces Dios ordenó a Moisés que hiciera una serpiente de bronce y la pusiera sobre un asta: si alguno era mordido por las serpientes, mirando la serpiente de bronce, era sanado.

"Incluso Jesús será levantado sobre la cruz, para que todo el que se encuentre en peligro de muerte a causa del pecado, dirigiéndose con fe a Él, que murió por nosotros, sea salvado", señaló el papa.

Recordó lo que afirma san Agustín: "El médico, por lo que le concierne, viene a curar al enfermo. Si uno no sigue las prescripciones del médico, se arruina a sí mismo. El Salvador vino al mundo... Si tú no quieres ser salvado por él, te juzgarás por ti mismo".

"A veces, el hombre ama más las tinieblas que la luz --dijo el papa--, porque está apegado a sus pecados. Sin embargo, sólo abriéndose a la luz, y sólo confesando con franqueza las propias culpas a Dios, es que se encuentra la verdadera paz y la verdadera alegría. Es importante, entonces, acercarse al sacramento de la penitencia con regularidad, especialmente en la Cuaresma, para recibir el perdón del Señor y fortalecer nuestro camino de conversión".

Benedicto XVI recordó que mañana se celebra la fiesta de san José, que es su santo. A este respecto, dijo: "Agradezco sinceramente a todos aquellos que me recordarán en la oración, en el día de mi onomástico".

Para leer el texto completo de las palabras del papa: http://www.zenit.org/article-41752?l=spanish.

Al término del rezo del Ángelus, el papa se dirigió en su idioma a los distintos grupos lingüísticos.

A los de habla castellana les dijo: "Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular al grupo del Pontificio Colegio Mexicano de Roma, así como a los fieles provenientes de Tarragona, Ferrol y Madrid, y los exhorto a dirigir su mirada a Jesucristo, que levantado como estandarte en medio del mundo, es causa de salvación para el género humano".

Al mismo tiempo pidió que se rece por su próximo viaje: "Suplico oraciones por mi próximo viaje apostólico a México y Cuba, donde tendré la dicha de ir dentro de unos días para confirmar en la fe a los cristianos de esas amadas naciones y de toda Latinoamérica. Invito a todos a acompañarme con su cercanía espiritual, para que en esta visita pastoral se cosechen abundantes frutos de vida cristiana y renovación eclesial, que contribuyan al auténtico progreso de esos pueblos. Encomiendo esta peregrinación a la Santísima Virgen María, que en aquellas benditas tierras recibe los nombres entrañables de Guadalupe y la Caridad".

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El papa pide un acceso equitativo y seguro al agua para todos
Con motivo del Forum Mundial del Agua
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 18 diciembre 2012 (ZENIT.org).- Al concluir el rezo de la oración mariana del Ángelus, este domingo, el papa Benedicto XVI se ha referido al Forum Mundial del Agua que se ha celebrado en Marsella, Francia.

El papa dijo: "Ayer concluyó en Marsella el VI Forum Mundial del Agua, y el jueves próximo se celebrará Jornada Mundial del Agua, que este año subraya la relación fundamental de tal valioso y limitado recurso con la seguridad alimentaria".

"Auspicio --añadió- que estas iniciativas contribuyan a garantizar para todos un acceso equitativo, seguro y adecuado al agua, promoviendo así los derechos a la vida a la nutrición de cada ser humano y un uso responsable y soldario de los bienes de la tierra, a beneficio de las generaciones presentes y futuras".

Los Forum Mundiales del Agua, organizados cada tres años por el Consejo Mundial del Agua, reúnen a sujetos privados, estatales y exponentes del mundo asociativo, para analizar y desarrollar una visión de largo alcance sobre tal recurso indispensable.

La Santa Sede ha participado con una delegación y el Consejo Pontificio Justicia y Paz, ha elaborado una aportación titulada: “Agua, un elemento esencial para la vida”, con el subtítulo: “Implementar soluciones eficaces”.

El documento del Consejo Pontificio Justicia y Paz se detiene, entre otros, en los siguientes aspectos: Breve excursus histórico de la formulación y del reconocimiento del derecho al agua potable por parte de la comunidad internacional; Análisis de la situación actual en lo que concierne al acceso al agua potable y a los servicios higiénicos y síntesis de las dificultades en la promoción de tal derecho; Algunas propuestas de solución para hacer frente a los desafíos, todavía no resueltos y relacionados con tal recurso.  

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Pésame del papa por la muerte del patriarca de Alejandría
Shenouda III falleció este sábado
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 18 marzo 2012 (ZENIT.org).- Conocida la noticia de la muerte, ocurrida este sábado, del patriarca de la Iglesia copta ortodoxa, su santidad Shenouda III, patriarca de Alejandría, Benedicto XVI ha enviado un telegrama de pésame en francés.

En su telegrama, el papa dice: "Habiendo sabido con tristeza de la partida hacia Dios, nuestro Padre común, de su santidad Shenouda III, patriarca de Alejandría y de la Predicación de San Marcos, expreso a los miembros del Santo Sínodo, a los sacerdotes y a los fieles de todo el Patriarcado mis sentimientos más vivos de compasión fraterna. Recuerdo con gratitud su compromiso por la Unidad de los Cristianos, su visita memorable a mi predecesor el papa Pablo VI, y su firma el 10 de mayo de 1973, en Roma, de la Declaración Común de Fe en la Encarnación del Hijo de Dios, así como su encuentro en El Cairo con el papa Juan Pablo II, en el curso del Gran Jubileo de la Encarnación, el 24 de febrero de 2000. Puedo decir cuánto toda la Iglesia católica comparte la pena que aflige a los coptos ortodoxos, y cuánto se mantienen en oración ferviente pidiendo a Aquél que es la resurrección y la vida que acoja cerca de Él a su servidor fiel. Que el Dios de toda misericordia le reciba en su alegría, su paz y su luz".

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Mundo


Presentan el libro "Shabaz Bhatti. La vida y el martirio de los cristianos en Pakistán"
Cardenal Tauran: "Modelo de un verdadero diálogo porque basado en la fe"
Por H. Sergio Mora

ROMA, domingo 18 marzo 2012 (ZENIT.org).- El libro "Shahbaz Bhatti. La vida y el martirio de un cristiano en Pakistán", de Roberto y Roberto Zuccolini Pietrolucci fue presentado este viernes 16 en la basílica de San Bartolomé en la Isla Tiberina. La imagen que surge es la de un ministro de Pakistán, un ferviente católico que fue martirizado por querer el diálogo con todas las minorías de su país, un diálogo genuino y no relativista, porque partía sin renunciar a su fe.

Entre los oradores estuvieron Andrea Riccardi, ministro de Cooperación Internacional e Integración; Paul Bhatti, consejero especial del primer ministro de Paquistán para los Asuntos de las Minorías; Mark Tarquinio, director del diario Avvenire; y el cardenal Jean-Louis Pierre Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. Estuvieron presentes los autores ante unas 800 personas.

Esta basílica de San Bartolomé conserva expuesta la Biblia que acompañaba a Shahbaz, y con la cual había rezado antes de ser asesinado.

Cardenal Tauran: "No un mártirio contra otros, pero dar vida por todos"

El cardenal Jean Louis Touran en sus palabras calificó a Shahbaz como un "mártir del diálogo", consciente de que su vida de político le podía costar muy caro. Una persona que en las fotos se ve con una mirada de fuerza y dulzura.

Y el purpurado refirió que la última vez que se vieron en el aeropuerto de Islamabad, le confió: "Yo sé que me van a matar doy mi vida en favor del diálogo interreligioso".

Su eminencia recordó que el cristiano siempre será incómodo en un mundo que tiene dificultad en aceptar el escándalo de la cruz e invitó a entender la figura del martirio de Shahbaz "que no es un martirio contra los otros, sino dar su vida en favor de todos".

Después de la presentación, ZENIT le preguntó a su eminencia si hay razones para abrir un proceso de beatificación de Shahbaz, a lo que el cardenal respondió que es la Iglesia local la que debe tomar la iniciativa y añadió: "Es una figura, un verdadero mártir, no hay duda”.

Sobre el verdadero dialogo indicó el cardenal Tauran, "para que sea auténtico y fructífero, las partes deben empezar por afirmar su fe, contrariamente es relativismo, porque no se puede dialogar en un ámbito que no tenga una base". Porque “la primera cosa en el diálogo es que las partes conozcan el contenido de su fe y la religión, para que puedan dialogar con las ideas claras. Él conocía el catecismo de la Iglesia católica, tenía las ideas claras, por lo que su diálogo era fructífero, con él no había relativismo.”

Director de Avvenire: "Él nunca pensó en abandonar su país"

El director del diario Avvenire, de la Conferencia Episcopal Italiana, destacó que "Shahbaz era un hombre que nunca pensó abandonar Pakistán, como sucede en otros países donde las minorías son perseguidas". Sostuvo que "su figura emerge con toda claridad y nos invita a mirar más allá de los horizontes un poco miopes". No una certeza improvisada "sino una decisión que tomó desde muy joven, porque 17 años ya había decidido trabajar por las minorías y el diálogo, no como un opcional, sino como un elemento fundamental".

Riccardi: "Él no buscó la muerte, pero no retrocedió delante del peligro"

El ministro italiano ha considerado apropiado publicar un libro que coincide con el primer aniversario de la muerte de Shahbaz, "para no olvidar" en una época donde todo tiende a ser banalizado.

“Porque medirnos nos obliga a reflexionar sobre nuestra manera de ser ciudadanos del mundo y de ser cristiano” dijo. Un hombre que tenía en la Biblia un compañero de su vida diaria. Una persona que no ha buscado la muerte, pero no ha dado marcha atrás ante el peligro. Que no renunció a su ministerio, el de ser ‘ministro’ en el sentido más profundo, es decir servidor.

Riccardi consideró que Shahbaz vio en la raíz de Pakistán, una visión pluralista, democrática y laica. Ni teocrática, ni conducida por los militares. Un hombre que sintió su destino fuera de Paquistán, un cristiano orgulloso de ser paquistaní, que se traducía también en un servicio a los musulmanes en cuanto un factor de pluralismo.

El ministro italiano concluyó recordando que "Shahbaz sabía que estaba bajo el fuego de los talibanes y Al Qaeda". "Creemos que ejemplos como estos deben ser más conocidos y ayudarnos a entender, porque la historia está llena de sorpresas y a veces las historias más difíciles se abren de manera inesperada". Y concluyó recordando que "él era un católico convencido de que Jesús era la fuerza de su vida".

El hermano de Shahbaz: "Nos indicó que la dignidad humana no tiene precio"

El hermano de Shahbaz, Paul Bhatti dijo que el asesinato de su hermano "nos ha enseñado que la dignidad humana no tiene precio". Y narró que desde niño se veía en él un carisma especial y una gran fe, un hombre que no sólo predicaba sino que también practicaba. Que a los18 años sufrió la acusación de blasfemia.

Paul contó que el primer ministro de Canadá dijo: "Hablé con él cinco minutos, lo que ha cambiado toda mi vida". Y narró diversos e importantes particulares sobre cómo Shahbaz a pesar de sus ocupaciones tomaba en consideración la vida de su familia.

Desde el Partido de la Liberación Cristiana a la Alianza de Todas las Minorías

Indicó que su hermano menor había fundado el Partido de Liberación Cristiana, pero después se dio cuenta de que tenía que cambiarlo en Alianza de Todas la Minorías, “porque la religión no debe dividir, sino unir".

No por caso en el funeral de su hermano vio a tanta gente, muchos de ellos importantes lloraban por Shahbaz, dándose cuenta de que él era un hombre de Dios.

Deseo de diálogo, pero también de justicia

Si había un fuerte deseo de diálogo no faltaba el justicia, por ejemplo cuando un pueblo cristiano fue incendiado, Shahbaz quiso que la policía encontrase rápidamente a los responsables, y se sentó en las vías del tren hasta que hallaron a los autores.

"Temíamos por su vida"

Paul recordó que temiendo por su vida lo habían invitado a permanecer en Italia y de no regresar a Paquistán, pero él respondió: "¿Quién me puede garantizar que en Italia no existe la muerte?".

Cambiar los factores que producen el fundamentalismo

Y cómo Shahbaz luchó para cambiar la ley contra la blasfemia, pero sobre todo para cambiar una mentalidad que tiene sus raíces en los problemas del analfabetismo y la pobreza, debido a la difícil situación que viven estos países. Porque mientas en Italia se habla de la crisis que se traduce en algunas limitaciones, allá se trata de supervivencia.

Y al concluir mencionó entre los resultados concretos de su muerte, que ahora en Pakistán, de los 54 parlamentarios, dos son elegidos por las minorías.

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Cardenal Cipriani: Se impone la figura del ser humano robotizado y manipulado
El arzobispo de Lima lamentó la destrucción de tres imágenes de María
LIMA, domingo 18 marzo 2012 (ZENIT.org).- El cardenal arzobispo de Lima Juan Luis Cipriani lamentó la destrucción de tres imágenes de la Virgen María, hechos acontecidos durante la última semana en Lima. El cardenal hizo unas reflexiones al respecto en el programa radiofónico Diálogo de Fe, del sábado 17 de marzo.

“Ha sido muy penoso para la Iglesia contemplar estas situaciones raras de destruir imágenes de la Virgen. Los responsables pueden ser locos o no locos, fanáticos o no fanáticos, pero todo esto es muy penoso”, lamentó el arzobispo de Lima.

También explicó que la Iglesia venera con gran cariño a la Virgen María porque en ella vemos la capacidad de escucha, ejemplo y humildad.

En otro momento, el cardenal Cipriani animó a todos los peruanos a poner especial énfasis en tener espacios de reflexión interior, a nivel personal y familiar.

“En muchas situaciones en el mundo de hoy, no se menciona para nada el recurso más elemental que es el ser humano. No somos robots; somos seres humanos hechos con una capacidad de comunicar la verdad. Si eso falla, entonces vemos un mundo en el que se prescinde de la libertad y capacidad de pensar y hemos pasado a ser manipuladores de encuestas, imágenes y opiniones”, explicó.

“No podemos aceptar que en el mundo se está imponiendo una especie de ser humano robotizado, manipulado y manejado. Reflexiona un poco. Hay mil problemas en los que uno actúa; pero, ¿quién actúa?, ¿un robot o un ser humano? Dentro de ti hay pensamientos de paz, de alegría y de fe”, culminó.

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Donde Dios llora


Zimbabue: "Hablar como profetas, ser predicadores"
Entrevista a monseñor Munyanyi, obispo de Gweru
ROMA, domingo 18 marzo 2012 (ZENIT.org).- Durante tres décadas el destino de Zimbabue ha estado ligado al presidente Robert Mugabe. Un acuerdo para compartir el poder ha aumentado la esperanza para el destino político del país, pero poco ha cambiado hasta ahora. Marie Pauline Meyer para Donde Dios llora, en colaboración con la fundación pontificia internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada, entrevistó a monseñor Martín Munyanyi, obispo de la diócesis de Gweru, en Zimbabue.

¿Cuál es el clima político de Zimbabue en este momento?

--Mons. Munyanyi: Puedo decir que después del acuerdo político las cosas han mejorado. Las tensiones entre las personas se han calmado. La gente tiende a centrarse en lo que están haciendo, por ejemplo, trabajando en la promoción de un acuerdo nacional, de reconciliación y desarrollo.

A veces parece que no es fácil para los obispos católicos de Zimbabue hablar sobre la situación política en el país. ¿Por qué?

--Mons. Munyanyi: No estamos, por así decirlo, participando en la política, pero nos estamos ayudando mutuamente para encontrar una solución a nuestros problemas. E incluso el gobierno, a veces dice: “Necesitamos su ayuda. Necesitamos sus oraciones; todos trabajamos por el bienestar de la gente”.

Aunque a veces los dirigentes políticos afirmen que ustedes deben dedicarse a la palabra de Dios, con la Biblia y no deben interferir con la política. ¿Cuál es su respuesta?

--Mons. Munyanyi: Tocamos las áreas que implican la moral. Tratamos de juzgar si lo que está ocurriendo es moralmente bueno o malo. Desaconsejamos lo que es moralmente malo y alentamos lo que es bueno, por ejemplo en nuestra carta pastoral; allí hemos hecho hincapié en la necesidad de un acuerdo nacional, con reconciliación y desarrollo.

¿Cuáles son las razones?

--Mons. Munyanyi: Queremos la reconciliación por el bien del desarrollo y la paz. Lo que estamos diciendo es que si queremos la paz debemos trabajar por la justicia, no en términos de "diente por diente", sino por la justicia que siempre incluye el perdón y la reconciliación. Esta es nuestra enseñanza.

¿Puede dar ejemplo de lo que va mal?

--Mons. Munyanyi: Tenemos diferencias entre las tribus, lo que ha causado sufrimiento a ambas partes. Lo que estamos diciendo es que debemos perdonarnos unos a otros. Estuvimos juntos durante la guerra de la independencia cuando teníamos un enemigo común, el régimen blanco. Después de la independencia otro conflicto se desarrolló entre las tribus Shona y Ndebele. Fue terrible verlos peleando y matándose. Luego hubo otro conflicto armado, que se debió a la afiliación a los diversos partidos políticos. Estamos diciendo una vez más: vamos a superar este conflicto y a reconciliarnos.

¿Las personas están dispuestas a superar estas diferencias?

--Mons. Munyanyi: Algunas lo están y otros dicen que este no es el momento adecuado, porque el conflicto está todavía en curso. Pero nosotros estamos diciendo lo mismo, de que no hay momento más oportuno que ahora; no es como soplar un silbato y decir, 'reconciliénse', no. Es un proceso como cualquier familia en la que hay una pelea de marido o esposa y les pedimos que se reconcilien, pero eso no significa que mañana no estarán de nuevo en conflicto. Así es que estamos tratando de hacer las cosas bien fomentando este proceso de reconciliación, que debe incluir la práctica del sacramento de la reconciliación.

¿Cuál es el mayor desafío que enfrenta en su diócesis de Gweru?

--Mons. Munyanyi: Un desafío permanente es cómo echar a andar la diócesis; los recursos financieros son difíciles de obtener. La gente está dispuesta, pues han crecido en confianza espiritual, pero no tienen los medios financieros. Las minas rodean mi diócesis pero están cerradas debido al bajo precio de los minerales. Las personas que componen la comunidad son en su mayoría desempleados. Como resultado de ello, no pueden apoyar nuestros proyectos; están muy dispuestos, pero no tienen recursos. Incluso en las zonas rurales, donde las personas dependen de la agricultura, a menudo son afectados por una mala cosecha debido a la falta de lluvia durante ciertas épocas del año. Estas son las dificultades que enfrentamos.

¿Qué se les puede dar que no sea comida?

--Mons. Munyanyi: Esta era mi preocupación como sacerdote y como seminarista, pero me di cuenta de que tienen hambre de la Palabra, y cuanto más se les da la palabra, se van a casa satisfechos y siguen adelante con la Palabra como su guía. Esta les trae esperanza, incluso en los momentos de sufrimiento y es por eso que gozamos de paz en medio de los problemas en nuestro país.

¿Sin embargo muchas personas, especialmente los jóvenes, salen del país?

--Mons. Munyanyi: Sí, muchos han abandonado el país desde el año 2000, incluyendo a muchos profesionales. Algunos están contemplando la posibilidad de volver debido a la situación, lo cual es prometedor, pero no mucho.

¿Usted ha contemplado la posibilidad de salir?

--Mons. Munyanyi: Esto nunca vino a mi mente porque yo quería estar con mi gente así "estuviera lloviendo o no lloviendo". Siempre he tenido una pasión por mi pueblo.

¿Cuál es su lema episcopal?

--Mons. Munyanyi: "La Palabra de Dios nos da la vida" es mi lema y me gustaría que todos los hombres y las mujeres tengan vida, la vida que viene de la predicación de la Palabra. Mi pasaje bíblico favorito está en Números 11, 25-30, porque me gustaría que todo el mundo se llenara con el Espíritu Santo. Me gustaría que todos fueran fieles al espíritu de Dios, para "hablar como profetas, ser predicadores". Y esto va a ayudar a todo el pueblo de Dios para llegar a la tierra prometida. Con la palabra de Dios predicada por todos, esto debería ayudarnos a llegar al cielo.

Realizado por Marie Pauline Meyer para "Donde Dios llora", un programa semanal de radio y televisión producido por la red de Radio y Televisión Católica, en conjunto con la fundación pontificia internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Para obtener más información en la Red: www.WhereGodWeeps.org y www.acn-intl.org

Traducido del inglés por José Antonio Varela V.

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Actualidad


El movimiento Josefino trabaja hace treinta años investigando la teología de san José
La fiesta del 19 de marzo resalta la auténtica paternidad sobre el hijo de Dios
Por José Antonio Varela Vidal

ROMA, domingo 18 marzo 2012 (ZENIT.org).- En Roma hay un lugar --y una persona (aunque ahora dos)--, que se dedican con un equipo de trabajo, a la investigación de san José, padre de Jesús, esposo de María y patrono de la Iglesia universal.

Es así que los presbíteros Tarciciso Stramare, italiano, y Alberto Santiago, brasileño, de la congregación Oblatos de San José, están destinados por su congregación a esta obra que se llama el Movimiento Josefino. Ante la cercanía de la fiesta de san José del 19 de marzo, en que se celebra también el Día del padre, ZENIT conversó con estos dos teólogos, o mejor dicho, expertos en “josefología”.

Padre Tarcisio, ¿cómo fue su acercamiento al estudio de san José?

--P. Tarcisio: Me acerqué porque era profesor de sagrada escritura en la universidad Lateranense y en el año 60 crearon la biblioteca ‘Santorum’ con diversas figuras bíblicas y de santos. Cuando se llegó a san José, me llamó el rector y me dijo que como yo era josefino debía escribir el fascículo sobre el padre de Jesús. Al principio no quería hacerlo porque no había nada qué decir… ¿o acaso debía inventar? Después que me insistió me puse a estudiarlo y me di cuenta que era un ignorante, y así me fui dedicando a él durante estos 50 años.

¿Y que nos dice de este centro de investigaciones que dirige?

--P. Tarcisio: Se llama el Movimiento Josefino y fue fundado en 1983 por el padre Ángelo Renero, cuyo objetivo es hacer conocer la figura de san José. Es un compromiso de la congregación por abrirse y poner el propio carisma a disposición de los otros.

Hablemos de san José, cuya fiesta más conocida se celebra este 19 de marzo, que también es el día del padre en Italia… ¿Por qué es un modelo para los padres de familia?

--P. Tarcisio: Por que es un hombre que se pone al servicio de la familia. Es el que manda, es cierto, pero es a la vez el más pequeño porque sirve con amor. No generó a Jesús, pero es su padre y en la exhortacion apostólica Redemptoris Custos, el beato Juan Pablo II defiende la plena autenticidad de la paternidad de José.

Pero son dos fiestas las más conocidas y otras que ya no se celebran…

--P. Tarcisio: Hay ciertas fiestas que se crean por motivos contingentes, por ejemplo cuando había problemas con los trabajadores, el papa Pío XII instituyó una y puso como patrono de la clase obrera a san José (1 de mayo), pero ahora que desaparece el sentido del trabajo, esto pierde interés e incluso es memoria libre... La más importante es la fiesta del 19 de marzo --establecida probablemente por Gregorio XI en el siglo XIV--, y fijada como solemnidad por Pablo VI en 1969, en la cual lo veneramos como esposo de María y por ende, como padre de Jesús. También sobre ese día recae el reconocimiento de Patrono de la iglesia universal, la cual es el cuerpo místico de su hijo Jesús. Como vemos, todo está relacionado… También existía la fiesta del Desposorio de José y María del 23 de enero, que aunque no se celebra oficialmente, podemos aprovecharla porque si queremos hablar de la familia vale la pena promoverla.

Si nos situamos en la tradición judía y la vida cotidiana de Nazareth, ¿qué aprendía Jesús de su padre? --P. Tarcisio: Aprendió la experiencia, que es algo muy distinto del conocimiento especulativo. Aprendía de la vida humana, porque fue verdaderamente niño, joven, trabajador. Aprendió a hablar, a rezar, a leer la palabra de Dios al lado de sus padres. Y algo muy importante: Jesús lo honró llamándolo ‘papá’, como llamaba a su padre ‘Abbá’.

¿José, al igual que María, "guardaba todo en su corazón"?

--P. Tarcisio: No lo dice el evangelio, pero es claro que él meditaba. Estamos haciendo un estudio teológico sobre las representaciones artísticas que presentan a José con un libro, como se le ve también a María cuando recibe al ángel, para demostrar que ella veía en la voluntad de Dios lo que debía hacer. También en la iconografía vemos a José que lee el libro; no solo era el trabajador, sino que leía y buscaba entender qué debía hacer para cumplir la voluntad de Dios. La Redemptoris Custos reitera que estaba "junto" a María, por lo que es claro que meditaba con ella todo en su corazón.

En las pinturas e imágenes se le ve con una flor, otras veces con un bastón que florece, ¿es lo mismo?

--P. Tarcisio: No, el bastón es la rama floreciente de almendro que hizo brotar Dios para elegir al sumo sacerdote Aarón, como el custodio del Tabernáculo en Num. 17,16. Ahora, es José a quien Dios ha elegido directamente como ‘Custodio’ de un tabernáculo más precioso que es Jesús. Vemos que el almendro en hebreo significa ‘vigilante’ y es la primera flor que aparece en primavera y avisa que ha llegado la estación. ¡Por eso, es san José quien nos avisa que la encarnación ha llegado! Si vemos los cuadros hasta fines del siglo XIX siempre era así, pero los pintores no entendieron bien y han introducido el lirio o azucena que significa la pureza, pero olvidando que lo más importante es la elección.

¿Tenemos solo los evangelios de la infancia o también los padres de la Iglesia escribieron de san José?

--P. Tarcisio: Los padres de la Iglesia, hasta san Bernardo, hablan con gran respeto de san José. Tengamos en cuenta que ellos no tenían los manuales de teología de hoy, sino solamente el evangelio, y principalmente Mateo que se leía en la Iglesia. ¿Y qué se leía? Era la genealogía de Jesús, y ninguno podía escapar de ella. Por eso todos la describían con una teología bellísima, como un elemento esencial en la encarnación. Luego con los siglos han influido mucho los apócrifos con sus leyendas y fantasías, que lamentablemente funcionan; por ejemplo aquí en Europa, se le presenta a un costado, anciano, más dormido que en una parte activa.

Y la devoción a la buena muerte, ¿de dónde viene?

--P. Tarcisio: Esto surge porque le interesa a la gente morir bien. Si él murió en medio de Jesús y María, ¿qué mejor que morir así, no? Es una devoción, no es teología, pero esta devoción debe llevarnos hasta la misma fuente.

La fe de san José fue fundamental, pero se cree que tuvo dudas, especialmente de María…

--P. Tarcisio: No, por el contrario, él era el patriarca por excelencia, el esplendor de los patriarcas, más que Abraham que era el padre de la fe. Crisis no tenía, dificultad sí, porque se situaba ante el misterio, ante algo tan grande para él y se preguntaba ¿qué hago yo aquí? Si Dios la ha escogido a ella, ¿tengo derecho a tenerla? O si era el hijo de Dios, ¿tengo derecho a decir que es mi hijo? ¿No estaría engañando a todos? Ante la pregunta de lo que debía hacer piensa en irse, pero Dios le dice en sueños que debe quedarse y ser padre del niño, el esposo de María --sin tocarla--, y darle el nombre de Jesús y reconocerlo, que era importante porque solo el padre podía hacerlo. De este modo también Jesús sería de la descendencia de David gracias a su padre, no a su madre. Y no se debe pensar que se sentía traicionado por María…

Entonces, ¿también es un modelo de fe?

--P. Tarcisio: Si, porque aceptó e hizo la voluntad de Dios. Vivió lo que se llama una peregrinación de la fe, un camino que en la medida que se conoce lo que Dios quiere, se hace. No solo es creer en la verdad, sino cumplir con ella a través de la fe.

Se dice que se estaría estudiando la fórmula para darle un grado más elevado, quizás a nivel de un dogma…

--P. Tarcisio: Se dicen muchas cosas, pero basta conocer bien la teología del matrimonio para entender el nivel de José al lado de María como su esposo…

De todo lo que ha leido y descubierto, ¿que es lo que describe mejor a san José? --P. Tarcisio: He descubierto la participación que él tuvo en el plano de la salvación, y que es un personaje clave de la encarnación. Sin él, no podía darse la encarnación ni de la redención, que están muy unidos.

En la parroquia de san José en Aurelia, que ustedes han construido aquí en Roma, hay un tapiz que le regaló el papa Pablo VI, ¿no?

--P. Tarcisio: Si, lo hicieron para un aniversario de la proclamación de san José como patrono de la Iglesia universal declarado por Pío IX, pero no se expuso en san Pedro. Como supe que estaba guardado, un día en que Pablo VI me preguntó qué podía darme por el trabajo que había hecho en la comisión de la Nueva Vulgata, le pedí el tapiz y me lo regaló. Ahora se le da culto en nuestra Iglesia y en esta hermosa obra podemos ver a José mirando hacia arriba, porque a él se le debe presentar como contemplativo (de Jesús), con dos ángeles al lado: uno que le muestra el decreto que lo nombra y otro que le presenta una iglesia para su protección.

Podemos estar seguros que su obra continuará, porque lo acompaña el padre Alberto desde hace algunos años… Le preguntamos ahora a él ¿por qué san José Marello elige a san José como patrono de la congregación?

--P. Alberto: Era el clima del siglo XIX, en que una infinidad de congregaciones se desarrollaron bajo su patrocinio por la declaración de Patrono Universal. Y el fundador vio en san José el camino para servir a la iglesia, como modelo de unión con Jesús y de servicio a la iglesia.

¿Y qué le aconsejó a sus hijos sobre esta figura?

--P. Alberto: Lo propuso siempre y en varias circunstancias. Por ejemplo, en el campo educativo nos decía que le pidamos a san José que nos cuide y que cuide a nuestros alumnos. Y a los religiosos nos decía que hagamos nuestro ministerio como él, en unión intima con Jesús, sirviendo y realizando la voluntad de Dios. Que sea nuestro modelo y protector y que recurramos siempre a san José.

Usted viene ayudando al padre Tarcisio, ¿qué cosa nueva ha encontrado en este trabajo?

--P. Alberto: De la importancia de san José no he dudado nunca. Pero de este trabajo al lado del padre Tarcisio obtengo una profundización; es como una ventana que se abre y veo como se abre cada más. Por ejemplo, este aspecto teológico de san José… porque nosotros en la congregación le hemos rezado siempre, pero es diferente cuando se descubre el fundamento, que no es solo algo personal o sentimental, sino que está relacionado con la raíz de la fe. Como sacerdote es algo nuevo que me fortifica en la fe y la confianza.

Padre Tarcisio… ¿cuál es la basílica más grande del mundo dedicada a san José y cuántas congregaciones llevan su nombre?

--P. Tarcisio: Una muy grande es la basílica menor en honor a san José en Montreal, Canadá, fundada en 1904 gracias al veneradísimo santo, el hermano Andrés Besset de la congregación de la Santa Cruz. Estos y otros datos innumerables los pueden encontrar en nuestro sitio web que siempre lo actualizamos: movimentogiuseppino.wordpress.com.

Y a usted, ¿san José le ha hecho algún milagro?

--P. Tarcisio: Su amistad. Es lo que me más me sirve porque me tiene bajo su protección y ese es el milagro más hermoso. Le rezo porque es mi director, es el que manda y yo hago las cosas. El trabajo me lo manda él, por ejemplo a usted que es de ZENIT no lo he buscado yo, me lo ha mandado él... 

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Pastoral Juvenil y Pastoral Vocacional
A la luz de las Jornadas Mundiales de la Juventud
MADRID, domingo 18 marzo 2012 (ZENIT.org).- En vísperas de la fiesta de San José, Día del Seminario, ofrecemos una interesante reflexión del obispo de Terrassa, España, monseñor José Ángel Saiz Meneses, presidente de la Comisión Episcopal de Seminarios Universidades de la Conferencia Episcopal Española, sobre Pastoral Juvenil y Pastoral Vocacional.

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+ José Ángel Saiz Meneses

La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) es una inmensa gracia de Dios para la Iglesia. Ha sido una de las grandes intuiciones del beato Juan Pablo II, que supo ofrecer un lugar de encuentro a tantos y tantos jóvenes que se preguntan por el sentido de la vida, que buscan respuestas a sus interrogantes fundamentales, que buscan la felicidad, la verdad, el bien, y que lo encuentran en Cristo y en la Iglesia. También los jóvenes buscan respuestas a sus inquietudes vocacionales y la JMJ es un momento propicio para hallar luz que ayude a discernir. El fruto depende de la preparación, de la realización y de la continuidad. El Santo Padre Benedicto XVI ha recogido el testigo de su predecesor y con un estilo y carisma propios, sigue convocando y acompañando a los jóvenes.

Perspectiva: la vida como peregrinación

La JMJ ha de ser considerada desde la perspectiva de la peregrinación. Las Jornadas han nacido del deseo de ofrecer a los jóvenes «momentos significativos de pausa» en su camino de peregrinación de la fe y también para facilitarles el encuentro con otros jóvenes de su edad provenientes de otros países y continentes con los que puedan compartir su fe, sus inquietudes y problemas, con los que puedan intercambiar experiencias. Para ello se les invita periódicamente a que se conviertan en peregrinos por los caminos del mundo construyendo puentes de fraternidad y de esperanza entre personas, pueblos y culturas.

La finalidad principal, según el mismo Juan Pablo II, es “colocar a Jesucristo en el centro de la fe y de la vida de cada joven, para que sea el punto de referencia constante y la luz verdadera de cada iniciativa y de toda la tarea educativa de las nuevas generaciones. Ese es el ‘estribillo’ de cada Jornada Mundial. Y todas juntas aparecen como una continua y apremiante invitación a fundamentar la vida y la fe sobre la roca que es Cristo».

JMJ y Pastoral Juvenil

Nos podemos preguntar por la relación de la JMJ con la Pastoral Juvenil ordinaria. Un análisis objetivo pone de relieve algunos elementos que se hacen cada vez más imprescindibles en toda pastoral con los jóvenes. Son elementos que brotan por un lado de la manera de ser de los jóvenes y por otro, de su comprensión simultánea por el que los convoca. Son elementos que pueden servir eficazmente en los diferentes niveles de la pastoral, ya sean parroquiales, diocesanos, nacionales o internacionales. La JMJ fue una apuesta personal del beato Juan Pablo II que produjo sorpresa y una cierta perplejidad y que no estuvo exenta de resistencias en los primeros momentos. Pero la iniciativa fue creciendo incesantemente y hoy día forma parte del programa pastoral de la Iglesia.

El primer elemento es lanzar una convocatoria que llegue a motivar, a crear expectación y que encienda en los jóvenes el deseo de acudir a esa llamada. En segundo lugar, la iniciativa propuesta ha de crear empatía entre el convocante y los convocados. El tercero es mantener un proyecto común y sostenido y el cuarto, unas claves de sintonía con los jóvenes, entre las que podemos señalar el cristocentrismo del mensaje papal, el inconformismo de quien desea cambiar el mundo, la inspiración directa de los mensajes en el evangelio, y por último, el testimonio de una vida ejemplar.

Influencia en la Pastoral Juvenil y en la Pastoral Vocacional

Actualmente, las JMJ forman parte del Proyecto Pastoral de la Iglesia y pueden ofrecer un gran apoyo tanto a la Pastoral Juvenil como a la Pastoral Vocacional porque son una importante fuente de renovación y ayudan a consolidar algunos puntos de fuerza de la pastoral ordinaria.

El primer punto sería descubrir el valor del encuentro, del compartir, de ensanchar las perspectivas y los horizontes, que a veces quedan reducidos al pequeño grupo o a lo sumo a los grupos de la parroquia o de un movimiento eclesial concreto. El encuentro que se produce en la JMJ expresa en mayor medida la catolicidad, la universalidad de la gran familia que es la Iglesia, donde todos hemos de conocernos y reconocernos, aceptarnos y amarnos desde la diferencia de carismas, de sensibilidades, de acentos culturales. Encuentro con Cristo y con la Iglesia, encuentro consigo mismo y los demás.

Por otra parte, a partir de las JMJ se han ido superando ciertos complejos a la hora de plantear la santidad como el ideal para los jóvenes, como la perspectiva de la pastoral juvenil. Y del mismo modo subrayar la necesidad de la oración, de la Palabra de Dios y de la vida sacramental. Los Pontífices Juan Pablo II y Benedicto XVI nos han insistido especialmente en dos sacramentos que tienen un peso determinante en la vida de fe: la Eucaristía y la Reconciliación. Es preciso ayudar a los jóvenes a descubrir la Eucaristía como la fuente y la cumbre de la vida cristiana y eclesial, y el sacramento de la Reconciliación como encuentro con Cristo que libera de la esclavitud del pecado.

Desde esa vida nueva en Cristo el joven se convierte en evangelizador de sus coetáneos. Si hay algo que queda claro en estos encuentros es que los jóvenes han de ser testigos de Jesucristo en el tercer milenio. Testigos auténticos, que ha visto, han experimentado y comunican su propia experiencia. Y la comunican con un estilo alegre y esperanzado, convencido y convincente. Esta misión en el mundo la realizan con confianza porque el Señor resucitado camina con ellos, porque Cristo resucitado está presente en la Iglesia.

Otro efecto positivo es el hecho de que entre los obispos ha cundido el ejemplo de cercanía, de espontaneidad, de contacto directo con los jóvenes que tenía el beato Juan Pablo II; les ha ayudado a implicarse más directamente en la pastoral juvenil con un estilo más directo y cercano, y les ha movido a promover iniciativas a nivel diocesano y nacional. El Santo Padre Benedicto XVI sigue ofreciendo en la misma línea un ejemplo admirable. Lo mismo hay que decir de tantos obispos, sacerdotes, religiosos y numerosos laicos que trabajan como agentes de pastoral juvenil. En este sentido, se ha producido una especie de sacudida dinamizadora y evangelizadora en toda la Iglesia.

Como conclusión, podemos destacar tres elementos fundamentales de la Pastoral Juvenil y de la Pastoral Vocacional que vienen a ser como el resumen final: en primer lugar, conocer y acompañar a los jóvenes en su vida concreta, que es un camino de peregrinación, y dialogar y confiar en ellos; en segundo lugar, responder a sus inquietudes planteándoles un ideal de altura, de perfección, propiciando el encuentro con Cristo, la única Persona que saciará su sed de infinito, el único ideal que llenará de plenitud sus existencias; en tercer lugar, ayudarles a comprometer sus vidas con generosidad a través del camino que Dios les indique, ya sea el sacerdocio, la vida consagrada o el matrimonio.

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Foro


Benedicto XVI y los jóvenes
Se requiere una formación integral
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, domingo 18 marzo 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos el artículo del obispo de San Cristóbal de las Casas, México, monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, en el que aborda el tema de los jóvenes.

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+ Felipe Arizmendi Esquivel

HECHOS

En un encuentro diocesano de diáconos permanentes, abordamos el tema de los jóvenes. En el análisis de la realidad, se dijo: “Los jóvenes viven de una forma diferente, tienen otra forma de hablar, de vestir; a ratos ya no quieren hablar nuestra lengua, tienen tatuajes, usan aretes, peinados modernos, sólo les gusta música de teclado, se ponen pantalones de cholo y se dejan alargar el cabello. Ya no quieren utilizar la ropa nativa, ni comer nuestra comida tradicional. Van de migrantes y regresan con otra costumbre. Las mujeres solteras salen a la ciudad y entran a trabajar en cantinas. Muchas son madres solteras y hay menores de edad que se prostituyen.

Ya no hay tierra para sembrar. Muchos no tienen la posibilidad de estudiar y de trabajar. Viven mucha inseguridad, acosados por la delincuencia y las drogas. La mayoría ya no tienen respeto por los mayores, no obedecen a sus papás y no aceptan cargos en la comunidad. Hay quienes no quieren salir a otros lugares con sus papás porque no tienen buena ropa, buenos zapatos; les da vergüenza mostrar a sus papás. Ya no participan en la Iglesia, se olvidaron de la Palabra de Dios y el saludo.

Olvidan su cultura y su identidad. Son formados por los medios masivos. Pasan mucho tiempo en las maquinitas y en internet; ya no están con su familia. Los papás son muy alejados de los hijos; falta mucha comunicación y diálogo. El problema no sólo está en los jóvenes, sino en toda la familia. Hace falta mucho amor y confianza. Los padres no les inculcan escuchar la Palabra de Dios. No están siendo bien atendidos; faltan catequistas que los acompañen. Hay jóvenes que están en grupos para aprender la Palabra de Dios, participan en los días de celebraciones y en los cursos; algunos son salmistas. Unos obedecen el consejo de sus padres”.

Dijeron algunos jóvenes que participaron en el encuentro: “Nuestras familias se desintegran; muchas veces, papá se va a trabajar al Norte o a otros lugares y no lo vemos por un tiempo prolongado; cuando regresa, surgen muchos cambios. El ambiente familiar es muy pesado; muchas veces nuestros padres toman y golpean a mamá. No nos dan nuestro lugar, no nos respetan, sufrimos cuando falta el papá o la mamá. No nos ayudan a resolver nuestros problemas y encontramos soluciones equivocadas; buscamos refugio en el alcohol; no lo encontramos en nuestro hogar. Procuramos hacer cosas buenas a nuestra manera, pero ellos nos malentienden, nos critican mucho y nos ayudan poco”.

CRITERIOS

El papa Benedicto XVI nos dijo a los obispos mexicanos, durante nuestra visita ad limina en septiembre de 2005: “Se requiere una formación integral, que ayude a cada fiel a vivir el Evangelio en las diversas dimensiones de la vida. Esta formación es particularmente necesaria para los jóvenes que, al dejar de frecuentar la comunidad eclesial tras los sacramentos de iniciación, se encuentran ante una sociedad marcada por un creciente pluralismo cultural y religioso. Además, se enfrentan, a veces muy solos y como desorientados, a corrientes de pensamiento según las cuales, sin necesidad de Dios e incluso contra Dios, el hombre alcanza su plenitud a través del poder tecnológico, político y económico. Por eso se ve la necesidad de acompañar a los jóvenes y convocarlos con entusiasmo para que, integrados de nuevo en la comunidad eclesial, asuman el compromiso de transformar la sociedad como exigencia fundamental del seguimiento de Cristo”.

PROPUESTAS

En nuestro encuentro diocesano, esto pidieron los jóvenes: “Queremos el consejo de nuestros padres; que nos pongan atención; queremos ser escuchados. Necesitamos más apoyo. Hacen falta animadores de grupos que nos guíen en un buen camino para acompañarnos en encontrar la verdad, es decir las huellas de Jesucristo. Que siga habiendo cursos y encuentros con más juegos y dinámicas. Necesitamos más temas sobre la Biblia; que nos enseñen con cariño y respeto; que los catequistas nos respeten; que nos den buen testimonio; que se valore nuestra palabra; que no nos abandonen cuando decaemos en los vicios. Queremos ser tomados en cuenta”. Atendámoslos.

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Documentación


Benedicto XVI: "La cruz de Cristo es la cumbre del amor"
Palabras del papa en la introducción del rezo del Ángelus
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 18 marzo 2012 (ZENIT.org).- A mediodía de este domingo, IV de Cuaresma, el santo padre Benedicto XVI se asomó a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y los peregrinos congregados en la plaza de San Pedro. Ofrecemos las palabras del papa en la introducción a la oración mariana.

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¡Queridos hermanos y hermanas!

En nuestro camino hacia la Pascua, hemos llegado al cuarto domingo de Cuaresma. Es un camino con Jesús a través del "desierto", es decir, un período para escuchar más la voz de Dios y también para desenmascarar a las tentaciones que hablan dentro de nosotros. En el horizonte del desierto se vislumbra la Cruz. Jesús sabe que esa es la culminación de su misión: en efecto, la cruz de Cristo es la cumbre del amor, que nos da la salvación. Él mismo lo dice en el Evangelio de hoy: "Y como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga en él la vida eterna" (Jn. 3,14-15). La referencia es al episodio en el que, durante el éxodo de Egipto, los judíos fueron atacados por serpientes venenosas y muchos murieron; entonces Dios ordenó a Moisés que hiciera una serpiente de bronce y la pusiera sobre un asta: si alguno era mordido por las serpientes, mirando la serpiente de bronce, era sanado (cf. Nm. 21,4-9).

Incluso Jesús será levantado sobre la cruz, para que todo el que se encuentre en peligro de muerte a causa del pecado, dirigiéndose con fe a Él, que murió por nosotros, sea salvado. "Porque Dios --escribe san Juan--, no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él" (Jn. 3,17).

San Agustín comenta: "El médico, por lo que le concierne, viene a curar al enfermo. Si uno no sigue las prescripciones del médico, se arruina a sí mismo. El Salvador vino al mundo... Si tú no quieres ser salvado por él, te juzgarás por ti mismo" (Sul Vangelo di Giovanni, 12, 12: PL 35, 1190). Así pues, si infinito es el amor misericordioso de Dios, que ha llegado al punto de dar a su Hijo único como rescate de nuestra vida, grande es también nuestra responsabilidad: cada uno, por tanto, debe reconocer que está enfermo para poder ser sanado; cada uno debe confesar su propio pecado, para que el perdón de Dios, ya dado en la Cruz, pueda tener efecto en su corazón y en su vida. San Agustín escribe: "Dios condena tus pecados; y si tú los condenas, te unes a Dios... Cuando comienzas a detestar lo que has hecho, entonces comienzan tus buenas obras, porque condenas tus malas obras. Las buenas obras comienzan con el reconocimiento de las malas obras" (ibid., 13: PL 35, 1191).

A veces, el hombre ama más las tinieblas que la luz, porque está apegado a sus pecados. Sin embargo, sólo abriéndose a la luz, y sólo confesando con franqueza las propias culpas a Dios, es que se encuentra la verdadera paz y la verdadera alegría. Es importante, entonces, acercarse al sacramento de la penitencia con regularidad, especialmente en la Cuaresma, para recibir el perdón del Señor y fortalecer nuestro camino de conversión.

Queridos amigos, mañana celebraremos la fiesta de san José. Agradezco sinceramente a todos aquellos que me recordarán en la oración, en el día de mi onomástico. En particular, les pido que oren por el viaje apostólico a México y Cuba, que haré a partir del próximo viernes. Confiémoslo a la intercesión de la bienaventurada Virgen María, tan amada y venerada en estos dos países que visitaré.

Traducción del original italiano por José Antonio Varela V.

©Librería Editorial Vaticana

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El Arte Sacro y su más íntima esencia
Introducción del cardenal Cañizares al último libro de Rodolfo Papa
ROMA, domingo 18 marzo 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos el texto de la introducción al nuevo libro de Rodolfo Papa, Discorsi sull’arte sacra (Cantagalli, Siena 2012), firmada por el cardenal Antonio Cañizares Llovera, prefecto de la Congregación para el Culto Divino. Rodolfo Papa es docente de Historia de las Teorías Estéticas en la Universidad Pontificia Urbaniana y ha estado a cargo para ZENIT de la columna Reflexiones sobre el Arte.

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Introducción de S.E. Card. Antonio Cañizares Llovera
Prefecto de la Congregación para el Culto Divino

He aquí una obra que esperábamos, porque la necesitamos: la obra de Rodolfo Papa, que estudia con profundidad el arte sagrado y su más pura entraña e identidad. Es la entraña y la identidad que brota de la verdad del arte sagrado, y aun del mismo arte, en el que verdad y belleza son inseparables, en el que fe y arte, fe y belleza se abrazan en un referibilidad total que es unidad inquebrantable entre sí; algo semejante acontece al binomio fe-razón.

Así lo reconocía el papa Benedicto XVI, quien, en su lúcida entrevista con los periodistas en el avión, en noviembre de 2010, camino de España para su visita a Santiago de Compostela y consagración, posteriormente, de la basílica de la Sagrada Familia, del arquitecto Antonio Gaudí, en Barcelona, afirmó lo siguiente: "Ustedes saben que yo insisto mucho en la relación entre fe y razón; en que la fe, y la fe cristiana, solo encuentra su identidad en la apertura a la razón, y que la razón se realiza si trasciende hacia la fe. Pero del mismo modo es importante la relación entre fe y arte, porque la verdad, fin y meta de la razón, se expresa en la belleza y se realiza en la belleza, se prueba como verdad. Por tanto, donde está la verdad debe nacer la belleza; donde el ser humano se realiza de modo correcto, bueno, se expresa en la belleza. La relación entre verdad y belleza es inseparable y por eso tenemos la necesidad de la belleza. En la Iglesia, desde el inicio, incluso en la gran modestia y pobreza del tiempo de las persecuciones, la salvación de Dios se ha expresado en la imágenes del mundo, en el arte, en la pintura, en el canto, y luego también en la arquitectura.Todo esto es constitutivo para la Iglesia y sigue siendo constitutivo para siempre. De este modo, la Iglesia ha sido madre de las artes a lo largo de siglos y siglos. El gran tesoro del arte occidental --música, arquitectura, pintura- nació de la fe en el seno de la Iglesia. Actualmente hay cierto "disenso", pero esto daña tanto al arte como a la fe: el arte que perdiera la raíz de la trascendencia ya no se dirigiría hacia Dios, sería un arte a medias, perdería la raíz viva; y una fe que dejara el arte como algo del pasado, ya no sería fe en el presente. Por eso el diálogo o el encuentro --yo diría, el conjunto- entre arte y fe está inscrito en la más profunda esencia de la fe. Debemos hacer todo lo posible para que también hoy la fe se exprese en arte auténtico, como Gaudí, en la continuidad y en la novedad, y para el arte y no pierda el contacto con la fe" (Benedicto XVI, Entrevista con los periodistas, 6 de noviembre de 2010).

Cuando fue escrito el presente libro aún no se habían pronunciado estas palabras; sin embargo, el conjunto de esta obra de Rodolfo Papa, --hombre de fe, artista y pensador agudo y penetrante, buscador apasionado de la verdad y la belleza--, constituye una profundización, explanación y comentario fiel de estas palabras y pensamiento del papa Benedicto XVI, para el que el binomio fe-arte, la belleza del arte sagrado, la unidad básica entre arte y liturgia están siendo temas muy importantes de su pontificado.

Se comprende perfectamente la amistad entre Iglesia y artistas a lo largo de los tiempos, también en nuestros días. Se comprende la afirmación reiterada de los papas últimos --de Pablo VI a Benedicto XVI- de esta amistad, que es unidad y absoluta referibilidad mutua, necesaria, y del llamamiento a expresar en la obra artística el binomio fe-arte, fe-belleza, inseparable de aquel otro de fe-razón, fe-verdad, o fe-bondad, como hace tan espléndidamente el autor de este libro. Desde esa visión sobre el arte en general, y sobre el arte sagrado en particular, se entiende el carácter de perennidad del arte, su naturaleza no efímera, su valor universal, más allá de la circunstancia de la época o del gusto del momento, o de los afanes consumistas, su dimensión religiosa, y la misma implicación del artista y de la totalidad de su persona en la obra de arte, sobre todo cuando se trata del arte sagrado, o de arte para la liturgia bien sea la música, la pintura, la escultura o la arquitectura, que, además, no pueden dejar de expresar la iniciativa de Dios, la acción divina que siempre precede a la obra artística, como en la liturgia misma, como en la realidad de lo creado.

Cuando escribo esta presentación pienso en tantos y tantos hombres del arte que son fiel reflejo y testimonio de verdad de esta relación, fe-arte, que tan magníficamente expresa el autor de este libro y de los mismos artistas u obras de arte que a lo largo de estas páginas se refiere. Pienso, por ejemplo, en el genial pintor universal del "Siglo de Oro español", El Greco, cercanos ya como estamos a la celebración de su cuarto centenario. Ni la persona, ni en consecuencia la obra, El Greco se pueden separar de su dimensión religiosa, de fe cristiana. Todo en él refleja la grandeza de un hombre de espíritu con un especial "toque divino", capaz de percibir y plasmar, en los trazos gruesos o en la impresión de colores de su singular pintura, la Suprema Belleza, abismo infinito de hermosura, inigualable y soberana. En toda su obra, grande y única, reflejó lo más profundo de esa alma suya, imagen de su Hacedor que la plasmó con el delicado toque de sus "pinceles divinos". En toda ella aparece siempre el espíritu sublime que ha contemplado y penetrado el "misterio", ha sido conducido a su espesura, y lo ha expresado con toda la elevación del arte que sale del fondo del ser iluminado por esa experiencia que trasciende la mirada superficial e incapaz de remontarse hacia las cimas altas del espíritu. Se ha sumergido con tanta naturalidad como verdad, en la hondura del Evangelio, en el misterio de la Encarnación --de Dios hecho hombre por los hombres y por ellos entregado en la cruz--, o en la victoria sobre la muerte, tan enemiga del hombre, que con tanta belleza como dramatismo expresa su obra.

Así con una fe cristiana de honda raigambre, bien formada y capaz de dar razón de su verdad. El Greco, en toda su obra pictórica, muestra realidades fundamentales de esa fe, enseña, habla a los rudos y sencillos de los misterios más abismales, catequiza, eleva, lleva a la contemplación, al asombro, a la veneración, a la oración en plegaria y en alabanza; da razón de la fe y muestra la sinfonía y la armonía de su belleza, y su enraizamiento y expresión en lo más vivo y genuino de lo humano. Lo hizo en aquel entonces de su momento histórico, pero su arte sigue hablando hoy, con vivísima actualidad, como en su ayer, porque no es la cicunstancia o el momento efímero que pronto pasa lo que en él cuenta; sino porque expresa realidades que no perecen y lo hace desde el lenguaje de "la punta del alma", que dirían los místicos; habla con los pinceles y los colores desde "ese profundo centro del alma", donde todo hombre se entiende y se siente concernido, sea de la generación que sea.

Como hombre de arraigada "cristianía" e hijo de su tiempo, El Greco refleja, inseparablemente, al hombre, por el que manifiesta una viva y singular pasión. ¿Quién no ve esta pasión en el "Entierro del Señor de Orgaz", o en "El Expolio", o en el "Apostolado" de la sacristía de la catedral toledana, o en el "San José" de la misma catedral? Las manos, los ojos, los rostros, el movimiento de los cuerpos de sus personajes, todo, toda su obra es una expresión de cómo ve al hombre y su drama: el hombre que sufre y que ama, que vive ese drama de la existencia y su anhelo de la felicidad, querido por Dios, el hombre por Él amado y elevado, el hombre salvado y llamado a participar de su gloria: es la verdad del hombre, como está ante Dios. Bien se refleja en su arte que "la gloria de Dios es que el hombre viva" (s. Ireneo de Lyon). Toda su obra manifiesta al hombre, expresa cómo ha entrado en la hondura de lo humano; pero no como lo vería el pagano o el mero humanista; hay una diferencia notable: es la que le otorga la visión de fe que le lleva a mirar con una mirada propia, la mirada de la verdad, que es inseparable de la belleza. Detrás de los rostros o de los cuerpos, de las manos o de los ojos, de los colores y de los pliegues de los vestidos o el movimiento de los cuerpos, hay la verdad que profesa su fe sobre el hombre.

Esa fe, netamente cristiana y cristocéntrica y, por lo mismo, hondamente antropológica, humana, es clave fundamental para adentrarse y sumergirse en la riqueza y magnitud de El Greco, como en el más genuino arte de Occidente. Sus obras, como otras nacidas de la fe cristiana, son obras a las que no se ha despojado --ni se puede despojar- de su aura, del aura de la belleza; aún no han pasado --ni queremos ni dejaremos que pasen- a ser puro y simple objeto del goce por sus calidades estéticas formales, de la erudición de los entendidos, de la curiosidad distraída de visitantes en exposiciones y museos. Ahí, donde se encuentra lo santo y el creyente, la belleza es el fulgor de la gracia. Ahí la belleza nos remite hacia algo 'extraño' de lo que no podemos disponer, y que, sin embargo, nos atrae serenándonos y pacificándonos. Ahí, a través de la belleza, mana una fuerza que no aplasta ni subyuga, sino que sostiene. Ahí, aparece una libertad recogida en un fondo de donde mana incansablemente más libertad que nos libera desde el centro de nuestros ser: la libertad brota de la verdad y la belleza. Ahí, sobre todo, se abre paso la comunicación del don divino y del amor que en él se nos comunica; ahí se abre la esperanza, y ahí se pinta el futuro de una humanidad nueva y de una humanidad con futuro.

Mi felicitación y mi agradecimiento, en suma, a Rodolfo Papa por esta obra, que no sólo nos adentra en la identidad y esencia del arte, del arte sagrado, sino que constituye una gran ayuda para que la inseparabilidad de liturgia y belleza no sea en modo alguno distorsionada, sino todo lo contrario: engrandecida, potenciada y fortalecida. Sólo me queda que invitar a entrar en este libro y enriquecer, así, el alma y la mirada con su lectura.

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