17.03.12

“No te prometo un gran sueldo, te prometo un trabajo fijo”

A las 9:37 PM, por Guillermo Juan Morado
Categorías : General

 

La frase está ahí. Con esas palabras comienza un vídeo sobre la vocación sacerdotal preparado por la Conferencia Episcopal Española para el Día del Seminario. La productora que lo ha elaborado explicaba: “Estamos en un mundo audiovisualmente agresivo, los mensajes con contenido profundo quedan sofocados, así que usamos las reglas de juego del siglo XXI, las mismas que usan las grandes compañías. Hacemos marketing viral con vídeos de impacto en redes sociales e Internet”.

Lógicamente el lenguaje de la pastoral y de la teología no se deja reducir a un “impacto” publicitario. Sería más exacto decir algo así como: “Dios cuenta contigo, tiene un proyecto para tu vida”. Pero, en medio de tanto ruido, quizá esta propuesta más exacta pasaría desapercibida. No sería ni tenida en cuenta desde la perspectiva mediática. Y el vídeo que comentamos es solo eso: un vídeo.

He podido constatar durante estos días la reacción de muchos cristianos: “no está bien decir eso, el sacerdocio es una vocación, no un trabajo fijo”. Esta reacción es sana. No brota de la reflexión sobre las campañas publicitarias, sino de la lógica de la fe. Los cristianos saben, y la gente en general también, que quienes se ordenan sacerdotes no lo hacen movidos por solucionar un problema laboral. Lo saben más que de sobra.

Pero esta justa reacción quizá no se hubiese originado sin el provocativo comienzo del vídeo. Lo que importa, en un primer momento, es que se hable del sacerdocio, que se piense en él, que se sepa que es una posibilidad abierta si Dios y el destinatario de su llamada lo quieren. Y a ese fin, a abrir ese interrogante, está orientado el vídeo, que, si se ve en su integridad, dice muchas más cosas.

Ni el poco sueldo ni el trabajo fijo – aunque es fijo que no faltará trabajo, aunque quizá pueda llegar a ser no remunerado – son decisivos para un sacerdote. Se trata de seguir a Cristo aceptando su invitación de ser colaboradores suyos en la tarea de pastorear al Pueblo de Dios.

Guillermo Juan Morado.