18.03.12

Caza de cuervos, temporada abierta en Vaticano

A las 10:17 AM, por Andrés Beltramo
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Si los oficiales de la Curia Romana que filtraron los documentos confidenciales de diversa índole y desataron el escándalo Vatileaks fueron bautizados como “cuervos”, la Secretaría de Estado ya abrió la temporada de caza de esos peculiares seres. Así lo confirmó el sustituto para los Asuntos Generales, Angelo Becciu. La operación involucra a todos los organismos de la Santa Sede y tiene como objetivo principal restablecer la confianza perdida.

Como ya reflejamos en este espacio (aquí y aquí), en las últimas semanas se percibe un ambiente enrarecido en El Vaticano y alrededores, con algunas manifestaciones concretas. Todo culpa de las cartas confidenciales y reportes reservados que -desde finales de enero- fueron publicados por la prensa italiana e internacional.

Las filtraciones provocaron varias consecuencias: en primera instancia confusión, dentro y fuera de los Palacios Sacros. Después sembraron desconfianza en las oficinas vaticanas. Ya nadie se fía de nadie, ni se diga con los periodistas. Para realizar una sencilla entrevista se requieren múltiples autorizaciones, revisiones, controles. Nada es dejado al azar.

Además de configurar un absurdo ambiente de “fin de pontificado”, el Vatileaks dejó por los suelos la ya de por sí vapuleada imagen de la Curia vaticana. Un análisis compartido con el propio Becciu, quien intervino en este debate desde las columnas de L’Osservatore Romano, el diario oficial de la Sede Apostólica.

Según el sustituto existe una “cuidadosa investigación” con dos filones: uno penal, conducido por el Promotor de Justicia del Tribunal vaticano y otro administrativo, llevado por la misma Secretaría de Estado. A estas pesquisas se sumó una comisión superior encargada por el Papa de echar luz sobre toda la situación.

Una respuesta proporcional al tamaño del escándalo y, sobre todo, autorizada directamente por Benedicto XVI. Su principal objetivo será identificar a los desleales, a quienes Becciu calificó de “pocos” y “cobardes”, por aprovecharse de una situación de privilegio para publicar documentos de los cuales “tenían la obligación de respetar la confidencialidad”.

Pero, más allá de cazar a los “cuervos”, la maniobra busca recomponer “la confianza recíproca”, que presupone “seriedad, lealtad y corrección”. Mientras el Papa, adolorido por las dificultades, anima a sus colaboradores a mirar hacia adelante.

El lamento del sustituto fue claro: “nosotros no trabajamos, como dicen muchos, para defender un poder. No tenemos un poder mundano, secular. No trabajamos por el prestigio, no trabajamos para hacer crecer una empresa o algo semejante. Nosotros trabajamos, en realidad, para que los caminos del mundo se abran a Cristo. En definitiva, todo nuestro trabajo, con todas sus ramificaciones, sirve precisamente para que su Evangelio, y así la alegría de la redención, pueda llegar al mundo”.

Becciu tiene razón, en casi todo. Porque no sólo existen cuervos desleales en el contexto de la Curia Romana. Ellos conviven con animales de variada especie, algunos –por desgracia- poco recomendables. Lejos están de ser la mayoría, pero que los hay… los hay.

Serafines susurran.- Que ya quedó prácticamente descartado un posible encuentro entre las víctimas de Maciel y Benedicto XVI durante la visita del Papa a México del 23 al 26 de marzo próximos. Así lo reveló el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Federico Lombardi, este viernes durante un encuentro con periodistas.

“No está previsto un encuentro con las víctimas de Maciel, los obispos no lo solicitaron. En los otros países donde este tipo de reuniones con las víctimas de los abusos se verificó los obispos pidieron al Papa hacerlo porque el problema era sentido en la sociedad y en la Iglesia. En este caso no está incluido en el programa y no debería esperarse que ocurra, se puede decir que está excluido”. Más claro…

Querubines replican.- Que el líder católico tampoco saludará a los opositores al régimen cubano durante su estancia en la isla, del 26 al 28 de marzo. También lo señaló Lombardi, quien recordó que no siquiera Juan Pablo II lo había hecho.

Algo distinto será el caso de Fidel Castro, a quien Joseph Ratzinger estaría dispuesto a encontrar. En realidad todos saben que la cita ya está amarrada, pero se maneja con bajo perfil por ahora.

Otra cosa será la participación de grupos como las Damas de Blanco en las celebraciones presididas por el pontífice. Si el gobierno les prohíbe entrar y la Iglesia católica no media para que ellas asistan, se correría el serio riesgo de ofuscar uno de los objetivos principales de la visita: la reconciliación. ¿Reconciliación en torno a qué? ¿Dejando fuera a una de las partes? Mala cosa sería, chico. Mala cosa.