18.03.12

Javier Sicilia en El Vaticano

A las 9:54 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Iglesia en América
 

Gran clamor desató en México el anuncio, apenas ayer 17 de marzo, de la visita de Javier Sicilia al Vaticano. El poeta y activista social llegó a Roma este día y será recibido por el secretario del Pontificio Consejo Justicia y Paz, Mario Toso, el jueves 22 de marzo en la víspera del viaje de Benedicto XVI a tierras mexicanas. La audiencia concedida al líder Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad será más simbólica que otra cosa y probablemente le beneficie más a él, al menos desde el punto de vista mediático.

Sicilia aterrizó en la capital italiana acompañado por una delegación del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (Imdosoc) conformada por su presidenta, María Luisa Aspe Armella; su pro-secretario Víctor Manuel Chávez Huitrón y la vocal Lucila Servitje Montull. Esa organización fungió de enlace para conseguir la reunión, especialmente por la amistad que une –desde hace años- a Toso y Huitrón. Ambos tienen en común su pertenencia a la Sociedad de Don Bosco, la familia religiosa de los Salesianos, de la cual uno es sacerdote y el otro lo fue.

En Roma el Imdosoc es una institución de referencia, tiene una fama bien ganada. Especialmente en el ámbito del consejo Justicia y Paz. Para muestra basta un botón: cuando en 2011 ese organismo del Vaticano convocó a un congreso internacional para celebrar el aniversario de la encíclica “Mater et Magistra”, colocó al instituto mexicano entre los ejemplos de “practica virtuosa” en la promoción de la doctrina católica.

La atención lograda por Sicilia a su periplo romano no es casualidad. Él se convirtió en un emblema de la lucha contra la violencia en su país luego del ruin asesinato de su hijo y otras siete personas en la ciudad de Cuernavaca, hace aproximadamente un año. Ese trágico acontecimiento lo colocó en el “ojo del huracán” y lo catapultó, casi involuntariamente, como líder de un movimiento contra la inseguridad de escala nacional.

Pero el movimiento anda de capa caída y la visita al Vaticano de su dirigente servirá, sin duda, a colocarlo nuevamente en el panorama mediático. Aunque él mismo sostuvo que su paso por la “ciudad eterna” será a título personal, en realidad parece estar más vinculado a su activismo social.

Según adelantó, a Mario Toso le entregará una carta dirigida al Papa Benedicto XVI en la cual expondrá la situación violenta que padece México y le solicitará consuelo para las víctimas de esa tragedia.

En la misiva denunciará también el abandono de la región centroamericana, sobre la cual “ha caído toda la fuerza de la delincuencia, de las omisiones y graves corrupciones del Estado y sus gobiernos”. Y arremeterá contra la “iglesia jerárquica -que con sus excepciones y su mejor rostro, los religiosos- guarda un silencio cómplice”.

Como establece el protocolo el secretario del Pontificio Consejo Justicia y Paz escuchará, recibirá la carta y la turnará a la Secretaría de Estado del Vaticano. Pero más allá de expresar su solidaridad, como es natural, no cambiará las cosas. Difícilmente ocurra algo más.

En la Sede Apostólica existe plena conciencia de las dificultades por las cuales atraviesa México y, en los últimos días, el Papa se ha interiorizado sobre la realidad del país. Así prepara él cada viaje internacional, estudiando y escribiendo sus discursos. Textos que, por estas horas, ya están listos y en fase de traducción a diversos idiomas.

Sólo Benedicto XVI y sus más estrechos colaboradores conocen su contenido. Nadie tiene la capacidad de dictar agenda al pontífice pero, sin temor a equivocarse, es posible afirmar que el tema de la violencia estará presente en sus palabras. Ocupará un buen espacio el consuelo a quienes más sufren, con un mensaje de aliento y elevación espiritual.

Ya la presencia física del pastor será un gesto de gran carga simbólica que reforzará a la Iglesia en todos los sentidos, incluida esa jerarquía que tanto critica el mismo Sicilia.