Critica que ya no se diga que se es español, sino vasco, asturiano, o andaluz

Mons. Sebastián reclama anteponer lo común para todos a los intereses partidistas y regionalistas

 

El arzobispo emérito de Pamplona-Tudela, Mons. Fernando Sebastián, ha reclamado anteponer lo «común para todos» frente a los intereses «partidistas y regionalistas» para recuperar la cohesión social. Mons. Sebastián se ha expresado en estos términos durante su intervención en la conferencia «La Transición española: la fuerza de la reconciliación», en la que también han intervenido el exdefensor del Pueblo Enrique Múgica y el director financiero del Grupo Prisa, Fernando Abril-Martorell.

23/03/12 9:51 AM


 

(Efe) El prelado ha criticado que "ya no se diga que se es español, sino vasco, asturiano, o andaluz", y ha lamentado que sólo se reconozca la nacionalidad, "a lo mejor, si se está en Finlandia".

Además, ha realizado un llamamiento a la recuperación del diálogo social, especialmente desde la Iglesia. "No puede ser que los católicos no hablen con los no católicos, o que los de derechas no hablen con los de izquierdas", ha argumentado.

Mons. Sebastián ha analizado el apoyo de la Iglesia a la dictadura, que ha calificado de "inevitable", ya que a los miembros del clero "se les perseguía como a conejos".

En su intervención, ha alabado el papel de la Iglesia en la consecución de la democracia en España, que "comenzó a concienciar" a los ciudadanos para dejar atrás la relación amigo-enemigo entre los ciudadanos.

Asimismo, ha recordado el perdón que se produjo entre vencedores y vencidos, y que en aquel momento "perdonar no era ignorar la historia. Todo el mundo sabía quien había muerto, pero teníamos la voluntad de perdonarnos y nos concedimos la misma validez a unos y otros pasando por encima de las divisiones, los colores y los enfrentamientos".

Mons. Sebastián ha explicado la experiencia de muchos religiosos que durante los primeros años de dictadura recorrieron Europa y conocieron la democracia, algo que les cambió "considerablemente", y que fue decisivo para la propia contribución del clero en la reconciliación.

En este sentido, ha añadido que el acuerdo con el Vaticano en 1953 "nació muerto", ya que los católicos "ya pensaban de otra manera".