24.03.12

¿Católicos a tiempo parcial?

A las 10:57 AM, por Luis Fernando
Categorías : Actualidad, Benedicto XVI

 

Vaya por delante que no me gusta que el Papa haya utilizado el nombre de una enfermedad mental para referirse a los católicos que creen que pueden profesar la fe y la moral de la Iglesia en privado a la vez que se alejan de la misma en su actividad pública. Existen otras formas de referirse a esa contradición existencial sin necesidad de que los esquizofrénicos y sus familiares se sientan molestos, incómodos e incluso ofendidos. Por no hablar de que habría sido más ajustado a la realidad el haber hablado de trastorno bipolar y no de esquizofrenia.

Dicho eso, es evidente que el Santo Padre ha puesto el dedo en la llaga. Quien cree que la fe católica ha de ser aparcada en garage del ámbito privado, es que no ha entendido bien en qué consiste dicha fe. Es más, el Señor Jesucristo fue especialmente contundente al afirmar el carácter público de la confesión de los cristianos: “Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios; mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios” (Luc 2,8-9). Y no basta con decir que se cree en Cristo. Él también nos dijo: “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” (Luc 6,46)

A todo esto, el Papa respondía a una pregunta sobre la teología de la liberación (TL). Hay todavía muchos empeñados en querer tapar el sol con un dedo. Creen que la TL es salvable si se le quita el poso marxista que siempre ha tenido. Bueno, seguro que si a Lutero le quitamos el sola fide, el libre examen y el resto de sus herejías sobre sacramentos, eclesiología, etc, nos queda un Lutero la mar de católico. Pero no habría luteranismo sino catolicismo. Con la TL pasa un poco lo mismo. Si se le quita lo mucho de heterodoxo que hay en ella, lo que queda es Doctrina Social de la Iglesia (DSI). Pero si tenemos DSI, ¿para qué queremos TL?

Este Papa conoce demasiado bien el desastre que ha supuesto la TL para muchas Iglesias locales de Iberoamérica como para que vaya a dejar caer una especie de legitimación de la misma. Basta echar un vistazo al mapa eclesial para darse cuenta que allá donde la TL tuvo fuerza, el catolicismo ha retrocedido espectacularmente, dejando paso a evangélicos y sectas. Eso no es discutible. Es un hecho. ¿A cuento de qué, pues, vamos a ser condescendientes con lo que ha sido un instrumento de error y de demolición de la Iglesia?

Y quede claro que soy de la opinión de que la DSI tiene que dejar de ser la “última de la fila” en la predicación de la fe católica. Hay magníficas encíclicas papales sobre el tema como para que la pongamos de cara a la pared. No habrá verdaderamente una nueva evangelización si aparcamos las exigencias éticas y morales del evangelio en el ámbito de la acción política y económica.

Luis Fernando Pérez Bustamante