El domingo 29 de abril se celebra la Jornada de las vocaciones nativas 2012


Desde 1949 se celebra en España un día dedicado al “Clero Indígena”. La Congregación para la Evangelización de los Pueblos (entonces Propaganda Fide) felicitó a las Obras Misionales Pontificias (OMP) de España por ser el primer país en organizar de forma estable una jornada en favor de la Obra de San Pedro Apóstol (SPA).

Esta iniciativa pionera es el origen de la Jornada de las Vocaciones Nativas, actualmente fijada para el último domingo de abril. Así, el próximo día 29 de abril se celebra en las diócesis españolas la Jornada de las vocaciones nativas que, en este año 2012, se anuncia con el lema “María alienta las Vocaciones en la Misión”.

La Jornada es una llamada de atención sobre la importancia de las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada en los territorios de misión; vocaciones carentes de recursos y que necesitan de nuestra ayuda, en forma de cooperación espiritual y económica, para llevar adelante su formación.

La Jornada de las vocaciones nativas pretende fomentar un clima habitual de interés y apoyo a dichas vocaciones mediante la oración perseverante, el ofrecimiento de sacrificios y la ayuda económica, especialmente a través de la fórmula de las “Becas Misioneras ”.

Lema 2012: “María alienta las Vocaciones en la Misión”

“María… La celebración de esta Jornada puede ser el pórtico para entrar en el mes de mayo, dedicado a la Virgen María. Evocar a María es poner bajo su protección las vocaciones nativas.

… alienta… La escena del cartel habla de Pentecostés. Con los apóstoles estaba María, alentándoles a la oración y a la espera. La venida del Espíritu es como el soplo que el Creador insufla en la materia para que tenga vida.

… las vocaciones en la misión” Es una hermosa realidad comprobar que en los territorios de misión Dios está suscitando vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Con la presencia de María, el aliento del Espíritu y la cooperación de los fieles, estas vocaciones tienen la garantía de perseverar.

Cartel

Reproducción de la escena de Pentecostés tomada de Vie de Jesus Mafa. Los apóstoles son iluminados por la luz del Espíritu Santo e incendiados por las llamas de fuego que se posan sobre sus cabezas, a excepción de la Virgen María, vestida de color azul. Escena que puede ayudar a preparar la fiesta de Pentecostés.

La imagen de la Virgen recuerda a los fieles que María sigue presente y activa en la vida de la Iglesia y de los cristianos.

Objetivos de esta Jornada

Promover entre los fieles una eficaz colaboración con los objetivos de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, que atiende las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada en los territorios de misión.

Obtener fondos y ayudas económicas para el sostenimiento y la formación de las vocaciones a través de la financiación de “Becas”.

Fomentar en el seno de las comunidades cristianas la oración perseverante para que Dios siga suscitando nuevas vocaciones en estos lugares de misión.

Intensificar la ayuda espiritual y material en favor de los sacerdotes enfermos y jubilados de los territorios de misión.

Las vocaciones sí importan
Por D. Anastasio Gil García, Director Nacional de OMP

La Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española ha aprobado que la Jornada de Vocaciones Nativas se celebre el último domingo de abril, en sintonía con el deseo de la Secretaría General de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, que señala el tiempo de Pascua como el más adecuado para esta celebración. Algunos años, como este, coincide con la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Esta coincidencia, lejos de distorsionar la finalidad de cada una de ellas, las refuerza en un único propósito: orar por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, y cooperar con recursos espirituales, personales y económicos para su sostenimiento. En el caso de las vocaciones nativas, con mucho más motivo, porque la intención de la Jornada es suscitar una auténtica complicidad para que ninguna vocación incipiente en los territorios de misión se pierda por carecer de estas ayudas necesarias.

Respecto a la celebración de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y a su implantación en las comunidades cristianas, contamos con que quienes tienen la misión de promoverla, tanto a nivel nacional como local, procuran poner todos los medios para su realización. En cuanto a la Jornada de Vocaciones Nativas, a pesar de los esfuerzos que se están haciendo, creemos que su celebración es claramente mejorable. A lo largo del año se viven muchos gestos de cooperación de personas que han descubierto su importancia y necesidad, especialmente de personas mayores, pero habría que hacer un nuevo esfuerzo para revitalizar su celebración en parroquias, colegios, comunidades de religiosos y religiosas, y en los grupos y movimientos apostólicos.

Quienes no acaban de entender su necesidad, recurren al argumento de considerar excesivo el número de jornadas misioneras en el Calendario Litúrgico. La frecuente referencia a estas intenciones “extraordinarias” distrae –dicen– a los fieles de su participación en el ritmo ordinario del año litúrgico. Puede haber otras razones más prosaicas, que pueden ser una coartada para salvaguardar el repliegue sobre los propios intereses y necesidades.

Necesidad de colaborar con los seminarios y noviciados

Traigamos a consideración algunos argumentos para reforzar la convicción de quienes colaboran con la Iglesia universal en esta Jornada misionera, o para sugerir alguna reflexión en quienes de modo ordinario no consideran oportuno implicarse en esta tarea:

1. La actividad misionera de la Iglesia tiene como principal finalidad promover comunidades cristianas donde se confiese la fe, se celebren los sacramentos y se vivan las exigencias de la caridad. Así nacen y se desarrollan las pequeñas “ekklesías” en el mundo, y especialmente en los territorios de misión. Estas comunidades solo pueden estar consolidadas cuando es posible la celebración de la Eucaristía por parte del ministerio sacerdotal. Al principio, estos ministros proceden de “fuera”, son los misioneros que vienen de lejos, hasta que en la misma comunidad Dios suscita el carisma vocacional en aquellos que son llamados al orden de los presbíteros. Solo cuando en el seno de esa comunidad han nacido y madurado las vocaciones nativas puede decirse que dicha comunidad cristiana se ha consolidado.

2. Dios está suscitando innumerables vocaciones a la vida consagrada y al sacerdocio en los territorios de misión. Mientras en los ámbitos de la vieja cristiandad están decreciendo las vocaciones, en estos países la respuesta es muy generosa en los jóvenes que inicialmente sienten la necesidad de entregarse. A partir de ese momento, se abre un largo camino de acompañamiento, discernimiento y maduración de la vocación. Años difíciles para el sujeto y para quienes tienen la misión de ayudarle en su crecimiento. Si a esta tarea oculta y silenciosa se añade la carencia de recursos materiales para su sostenimiento, las vocaciones pueden perderse para siempre.

3. La confesión de fe reafirma que la Iglesia es universal, sin compartimentos estancos. Es un grave error dividirla en Iglesias del Norte y del Sur, en Iglesias ricas y pobres, en Iglesias retrógradas y avanzadas. Este afán por dividir socava el subsuelo de la Iglesia una y católica. Desde esta perspectiva universal, escuchamos la invitación del Maestro a rogar al Dueño de la mies que envíe operarios a su mies (“su”, no la “nuestra”). De hecho, así están apareciendo vocaciones a la vida consagrada y al sacerdocio en los lugares más insospechados. Por esta generosidad hemos de dar gracias a Dios y seguir respondiendo con nuestra súplica, pidiendo la perseverancia y fidelidad de cada una de ellas, y con la cooperación económica, para atender sus necesidades más urgentes. Más tarde será la Iglesia quien favorezca la oportuna distribución de las vocaciones.

“María alienta las vocaciones en la misión”

Al servicio de esta tarea vemos la constante presencia alentadora de María. Así lo hizo en los primeros tiempos de la Iglesia. Ella perseveraba en la oración con los llamados. Ella les alentaba a estar vigilantes para recibir la fuerza de la alto, como sucedió a los pocos días, en Pentecostés. Ella era el punto de referencia para la acogida y el fortalecimiento de los primeros que se unían a la labor de los apóstoles.

Obras Misionales Pontificias ha propuesto como lema para la celebración de la Jornada “María alienta las vocaciones en la misión”; lema que ilumina el dibujo del cartel, que representa el acontecimiento de Pentecostés. La contemplación de esta imagen lleva a vislumbrar cómo el aliento del Espíritu sigue haciéndose presente en las comunidades cristianas de los territorios de misión, para fortalecer, también allí, la fe de los que han sido llamados.

Acompañan al cartel otros materiales que pueden ser muy útiles para quienes deseen suscitar en los fieles la colaboración con esta Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, que atiende las vocaciones nativas. Pascua Misionera es un subsidio para que, en cinco domingos de Pascua, se pueda conocer la realidad de las vocaciones en cada uno de los cinco continentes, orar por ellas y poner la ayuda económica a disposición de quien corresponda. La estampa oracional recoge una oración que Benedicto XVI compuso hace años, para que los creyentes podamos rezar juntos y en diversas lenguas pedir al Señor la fidelidad de quienes han sido llamados. El tríptico y el sobre se ofrecen como servicio para canalizar los donativos hacia la Dirección Diocesana o Nacional, en la certeza de que esta limosna evangélica llegará al seminario o noviciado deseado, o bien al que más lo necesite, según la voluntad del donante.

Las vocaciones sí importan

Desde el año 1922, en que esta iniciativa de Juana Bigard fue asumida por la Santa Sede, haciéndola Pontificia, la Secretaría General de San Pedro Apóstol tiene el encargo del Santo Padre para atender las necesidades de los seminarios y noviciados, encauzar los donativos y promover la cooperación de los fieles. Más aún, sin ella, ¡cuántas vocaciones se habrían perdido! Muchos de los obispos nativos que hoy hacen presente la apostolicidad de las diócesis en los territorios de misión han podido concluir su recorrido vocacional gracias a la colaboración de esta Obra Pontificia; y también, ¡cuántos sacerdotes o religiosos y religiosas! Los testimonios no se hacen esperar y van llegando a la Dirección Nacional de las OMP, como puede verse en la última sección de esta revista.

Muchos fieles cristianos y responsables de las comunidades (párrocos, rectores de seminario, directores de colegios, etc.) consideran que, para la aportación económica a las misiones, es suficiente con la Jornada del DOMUND. En algunos casos permiten, por simpatía, promover la colaboración de los niños el día de la Infancia Misionera, pero se resisten a promover de nuevo otra colecta de carácter misional. Desde estas páginas extendemos la mano en nombre de las vocaciones nativas para suplicar la limosna evangélica. Entre todos podemos financiar cientos de “Becas” para que ninguna de ellas se pierda. El día que dejemos de ayudar a las vocaciones nativas se habrá terminado la actividad misionera de la Iglesia, ya que habríamos ahogado el don con el que Dios quiere enriquecer a las comunidades incipientes.