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ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 1 de abril de 2012

El papa en América Latina

El último tramo: La Habana-Roma
Durante el vuelo el papa recibe y bendice a ZENIT

Valoran en positivo la visita de Benedicto XVI a Cuba
Impresiones de diversas personalidades

¿Qué nos dejó la visita del papa?
Balance del viaje de Benedicto XVI a México

Santa Sede

"Les invito a experimentar la grandeza del amor de Jesucristo"
Palabras de Benedicto XVI en el Ángelus

Mundo

Se debe responder a los interrogantes de los jóvenes
Concluyó en Roma el encuentro preparatorio a la JMJ Río 2013

Entrevista

Desafíos de la vida religiosa en la Nueva Evangelización
Entrevista a la hermana Alda Malvessi, superiora general de las misioneras scalabrinianas

Donde Dios llora

Irak: Nuestra tierra es la tierra de Abraham
Entrevista al arzobispo caldeo de Erbil, Bashar Matti Warda

Documentación

Benedicto XVI: "En Jesús será bendecida toda la humanidad"
Homilía del papa en la misa del Domingo de Ramos

"Convertirnos en los brazos del Redentor del Corcovado"
Homilía del cardenal Rylko en el Encuentro Internacional sobre la JMJ


ANUNCIOS


El papa en América Latina


El último tramo: La Habana-Roma
Durante el vuelo el papa recibe y bendice a ZENIT
Paloma Rives, enviada especial

ROMA, domingo 1 abril 2012 (ZENIT.org).- Salíamos del Hotel sede en La Habana. Lo primero que pensamos fue que esas 10 horas que duraría el traslado a Roma, serían horas de silencio. Ya quietecitos, tal vez durmiendo, se hubiera podido escuchar solo eso: el más completo silencio. A decir verdad, esa idea nos agradaba porque a nadie le van mal 10 horas o al menos 8 de descanso reparador.

Entregamos maletas en el hotel, recibimos el pase de abordar y continuamos subiendo imágenes a la página de Facebook de la agencia de noticias ZENIT.

Ya es hora de subirse al autobús. Mientras recorríamos las calles de La Habana, vimos algunos cubanos despidiéndose de Su Santidad. ¡Da gusto ver que algunos de ellos no pueden esconder su alegría! Los comentarios en el autobús son diversos y son pocos los que se quejan o dejan ver su inconformidad con algo relacionado con el viaje.

Habría que ver qué impresionante es el testimonio de la gran mayoría de periodistas que son admitidos en el vuelo papal. Con una entrega al 100%, ni un momento de descanso, concentrados en todo momento en hacer el mejor de los esfuerzos para entregar la nota que haga lo propio en los lectores, radioescuchas y/o espectadores. ¡Qué nivel! Además –-por supuesto--, de una actitud clara de trabajo en equipo y de cuidado en las formas de relacionarse con sus compañeros.

Por algo están ahí. CBS, Reuters, Rome Reports, Televisa, NBC y paramos la lista sin querer dejar de mencionar a alguno de ellos. Un aprendizaje pleno tanto como profesionales como ser humanos.

Al llegar al aeropuerto, comenzamos a notar que empieza a llover. Es probable que el vuelo se retrase un poco pero al fin y al cabo ya es el último tramo. Una vez dentro del avión, saludamos a nuestros también compañeros de vuelo, el staff de Alitalia que no deja de mostrar –-como lo mencionamos en la primer crónica--, un gusto muy agradable al recibirnos.

Como todavía no se encienden los motores, muchos comienzan a reportarse a casa. Hay incluso quienes prometen a sus hijos un pronto regreso, a la vez que piden paciencia y comprensión por la ausencia de tantos días. 

Nos acomodamos y, en la espera, todo se torna contrario a lo que habíamos imaginado. En vez de aquel silencio, son conversaciones llenas de camaradería, de buenos deseos y por supuesto de intercambio de experiencias. Se escuchan anécdotas increíbles, chistes relacionados con aquellos momentos de tensión, se escucha –-si se puede llamar así--, la amistad.

¿Cuánto tiempo estarás en Roma? ¿cuándo vas a mi país? Toma mi tarjeta para estar en contacto por email o skype. ¡Que dicha! No solo hay que agradecer la experiencia tan hermosa de acompañar a Su Santidad en un viaje pastoral, sino también agradecer los nuevos amigos que la dinámica de este trabajo nos regala. “A mi por poco me deja el autobús”, dice uno riendo, “yo ya me cansé de comer solamente sándwiches de la sala de prensa”, responde otra compañera. Así, entre risas y relatos tomamos un jugo que refresca la garganta y la conversación.

Nos ponemos de acuerdo para vernos en Roma y es cuando se inicia ya el despegue. ¡A ponerse cómodos! Suéter, mantitas para el frío, almohaditas para acomodar la cabeza empiezan a ser parte de los instrumentos de preparación para descansar las 10 horas que faltan. Nos encomendamos y empezamos a acurrucarnos en el asiento cuando, de forma completamente inesperada, se acerca Vick, nuestro coordinador ruso quien en su momento fue un activista a favor de la Unión Soviética, y en italiano nos dice que nos quitemos los gafetes de acreditación y compongamos nuestro atuendo.

¿Qué sucede? ¿Pasa algo? No, recién va a pasar... A mano derecha de nuestro asiento, una compañera nos dice que tal vez el papa vaya a pasar por los pasillos del avión. Viene entonces una mezcla de nerviosismo y de alerta para preparar las cámaras. De inmediato, en cuestión de segundos, nos piden que nos levantemos del asiento y dejemos la cámara. Sigo sin entender. Mi mirada seguro es muy extraña y de mucha confusión. Sobre todo al ver que solo estábamos de pie no más de 10 personas. Los demás habían recibido instrucciones de continuar en sus lugares.

Volteo a mi izquierda y veo que, en la fila de quienes estábamos de pie, se encontraba Pedro Ferriz de Con de Cadena Tres, Valentina Alasraki de Televisa, Arcelia Becerra del diario A.M… todos somos mexicanos. Avanzamos unos pasos y a mi derecha encuentro un rostro que al verme tan confundida me dice: “Seguro les va a recibir el Papa”.

No encuentro aún cómo explicar lo que sentí en ese momento. No puedo todavía cómo redactar lo que quisiera compartir en estas líneas. Sorpresa, emoción, nerviosismo, esperanza, amor. 

Escucho que Maria Eugenia, representante del diario Milenio dice sentirse avergonzada por no haberse esmerado en su arreglo como otros días. Susy contesta que no se preocupe, que todos estamos en las mismas condiciones por el cansancio y por haber sido el último día. Así es. Todos estamos en las mismas condiciones. Ferriz de Con me toma de la mano y me dice: “No te preocupes, es tu alma lo que el santo padre va a ver”. Empiezan a salir las lágrimas e intento preparar el corazón para ese momento inolvidable.

Vamos avanzando y ya nos encontramos en la segunda sección del avión. Solo una más y veremos de frente a Benedicto XVI. Pasa Maria Antonieta Collins de Univisión. Desde el inicio me pareció una mujer de fe y muy buenas intenciones y cuando vi su rostro al terminar de hablar con Su Santidad, lo corroboré. ¡Que hermosa expresión!

Ya estoy a dos pasos y sin desearlo conscientemente siguen corriendo las lágrimas por mis mejillas. Uno de los cardenales que le acompaña me mira con ternura y eso me da seguridad. Gracias.

El vicario de Cristo está sentado en uno de los dos asientos blancos del inicio del avión. Está del lado de la ventana. El Padre Federico Lombardi, le comenta a quién recibe y dice: “Paloma Rives, de la agencia ZENIT”. Me hinco y le beso la mano con su anillo de sumo pontífice. Subo la mirada y él, con su mano jala suavemente mi brazo como para decirme: levántate.

El padre Lombardi me pide sentarme al lado del santo padre. Él, el representante de Dios en la tierra, me toma de la mano y me escucha cuando digo: “Gracias Santidad, gracias porque en este viaje cumplí tres grandes sueños: servir a Dios en el periodismo, tener el honor de acompañarle en un viaje pastoral y su bendición para mi hija y para mi hijo, para mi familia”.

- “Un sueño”, dijo dulcemente.

- "Sí Santidad, contesté. Vengo en nombre de ZENIT y de Presente, un diario de Tabasco en México.

No dejaba de verme a los ojos… nunca olvidaré la profundidad, la paz y serenidad de esa mirada tan azul, tan clara y cristalina. Aún, y cuando Dios me ha regalado grandes y fuertes momentos, no creo que haya existido en mi vida otro de más esperanza y fe, que el instante que hoy describo.

Veía mis lágrimas, apretó con su suaves manos la mía y con inmensa ternura me dijo: “La bendición”. Bajé la cabeza, me levanté, volví a besarle la mano y caminé de regreso a mi lugar.

Conforme iba avanzando pensaba en todos y cada uno de quienes hicieron posible que estuviera yo ahí: “Bendijo a ZENIT, a todos y cada uno de quienes tanto nos hemos esforzado y me dieron esta oportunidad. Bendijo al diario Presente, que creyó en mi trabajo. Bendijo a mi familia que es lo que más amo.”

Pensaba que esas 10 horas serían silenciosas, tranquilas. Fue el momento más fuerte de todo el viaje, fue el último tramo.

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Valoran en positivo la visita de Benedicto XVI a Cuba
Impresiones de diversas personalidades
Por Araceli Cantero Guibert

LA HABANA, domingo 1 abril 2012 (ZENIT.org).- Con Benedicto XVI ya en Roma, en Cuba y en el mundo surgen los análisis sobre su visita a la Isla. Horas antes de emprender viaje a sus respectivos países, obispos, cardenales, y sacerdotes cubanos hospedados en la Casa Sacerdotal Félix Varela, en el barrio Habanero del Vedado, ofrecieron algunas impresiones sobre la visita papal y sobre el contenido de sus mensajes.

En los actos en Santiago de Cuba y en la Habana participaron unos 30 obispos del exterior y 11 cardenales. También presidentes o representantes de Conferencias Episcopales y de Agencias de Ayuda. “La visita es una manifestación clarísima del amor que el Papa tiene a los cubanos”, dijo el cardenal arzobispo de Barcelona Luis Martínez Sistach. “Que un papa de 85 años deje el Vaticano para venir a Cuba es un gesto muy bonito”.

Sintetizó las palabras del papa como un mensaje rico a nivel espiritual y con aspectos concretos, como el “agradecer que en Cuba se hayan dado pasos y manifestar que se tiene avanzar más para solidificar lo alcanzado”, reconociendo la capacidad que tiene cada cubano para contribuir al mejoramiento del bien común. Subrayó también que el papa “se ha referido a la libertad religiosa como un derecho fundamental que en su dimensión individual y comunitaria legitima la participación de los cubanos en la construcción de la sociedad”.

Además, el cardenal hizo notar que el papa expresó un deseo importante “que es de esperar que un día, en esta nación, la Iglesia pueda aportar en el campo de los saberes” y pueda plenamente llevar a cabo su misión. En otro momento señaló que el papa Benedicto XVI ha dejado en Cuba un mensaje coherente y una expresión de amor a todos los cubanos, con el deseo de que este país encuentre su camino con la participación de todos y la fraternidad entre todos”.

Dijo que él ha viajado a Cuba para estar con los cubanos dados los lazos que siempre han existido entre España y Cuba y no sólo en el pasado. Recordó también que en Santiago de Cuba hubo un obispo catalán, san Antonio María Claret con quien comparte el mismo lema episcopal: la caridad de Cristo nos urge. Expresó que sabe que Cuba es una nación que sufre y que desea avanzar en muchos caminos. Dirigiéndose a todos los cubanos les dijo que “el Señor les quiere mucho y esta siempre a su lado en su vida comunitaria y en su visa personal”, y les animó a que confíen mucho en Jesús y que abran su corazón a Cristo que les dará la autentica libertad y la autentica realización personal”.

El cardenal emérito de Paraná, Argentina, el arzobispo Estanislao Karlic, expresó sentirse como peregrino con los cubanos para encontrarse con el papa. “‘Él nos ha traído el mensaje de su persona entregada. Hagámonos cargo de haber sido amados por Dios y después de  haber recibido este mensaje nosotros amemos a Dios y a todos los hermanos”.

El arzobispo de Yucatán, Emilio Berlié, llegó con 15 sacerdotes y 200 personas “para acompañar a la Iglesia en Cuba en este momento histórico”. Subrayó la importancia del mensaje del papa al aunar la razón y la fe. “ Son las dos alas del ser humano” dijo, al recordar que se inicia en la Iglesia ‘el año de la fe’. Sobre la visita del papa a México y Cuba dijo que es bueno que el Papa visite los países porque mucha gente no tiene esa oportunidad de ver al santo padre en Roma. “Así pueden escucharle y se sienten reconfortados” al tiempo que el Santo Padre realiza  lo que Cristo le dijo a Pedro: Confirma a tus hermanos en la fe.

Monseñor Jesús García Burillo es obispo de Ávila y ya visitó Cuba en los años 80. Dijo haber notado que  las comunidades católicas son mucho mas numerosas. Aunque en Cuba no se ha permitido la construcción de nuevos templos la Iglesia crea comunidades de fe y existen unas 2.500 casas de oración o misión.

“Lo que hemos vivido ha sido de un pueblo de Dios en la calle, manifestando su fe”, comentó el obispo. Él ha visto mas libertad, confianza y seguridad que lo que el vio en otras décadas. “La Iglesia de Cuba esta avanzando, y cuando tenga las condiciones a favor será una explosión de vida” afirmó. A los cubanos les dijo: “Ánimo, estoy seguro de que las cualidades del pueblo cubano va a hacerles llegar muy lejos y correr meta tras meta”.

Felipe Aguirre Franco, obispo emérito de Acapulco, resaltó que en nombre de la palabra de Dios el mensaje del papa ha sido una convocatoria a construir la unidad, en común, a profundizar en la fe y vivir la esperanza para actuar la caridad. “El papa les ha dicho que no se dejen vencer por el mal. Que hay que vencer el mal con el bien”.

Monseñor José Antonio Martínez Camino, es secretario general de la Conferencia Episcopal Española. Su abuelo emigró a Cuba en 1911 y su madre es cubana, por lo que dijo haber celebrado la Eucaristía junto al papa recordando a su abuelo. Alentó a los cubanos a que sigan la palabra del papa. “La palabra de Dios nos hace libres de verdad,  desde dentro y cuando hay hombres libres hay pueblos libres”.

Desde Cuba monseñor Ramón Suárez Polcari, canciller de la Archidiócesis de La Habana, mostró satisfacción por toda la visita de Benedicto XVI. “En sus mensajes el Papa ha sido corto y preciso. Todas las palabras estaban medidas, tocó toda la liturgia de la palabra e hizo una presentación de la importancia de la verdad en un contexto que lo necesita”.

El canciller resaltó la importancia “de la búsqueda de entendimiento entre todos los cubanos, pero sin odio”. También apuntó que el papa pidió cosas concretas al señalar “que la Iglesia  puede aportar sus valores en campos concretos como la educación, sin hablar de crear colegios”.

Monseñor Octavio Cisneros, es cubanoamericano y obispo auxiliar de Brooklyn en Estados Unidos. Él ha seguido de cerca y participado en momentos importantes de la Iglesia en Cuba. “El Papa nos ha dicho que Cuba tiene que cambiar pero que el mundo también tiene que cambiar. Es el mensaje del Evangelio para Cuba y para todo el mundo”, señaló.

Monseñor Cisneros es vicepromotor de la causa de beatificación del siervo de Dios Félix Varela por lo que expresó su satisfacción por que el papa evocara su figura, ya que el padre Varela, “en su vida nos enseña la importancia de la unión de todos los cubanos, en el exilio ocurrido a mediados del siglo 19 y ahora en el siglo 21. Él está seguro de que “en breve tiempo será declarado venerable puesto que ya han sido reconocidas sus virtudes heroicas”. Piensa que la mención de su figura, por el papa, es un augurio de que esto puede suceder pronto.

La revista Espacio Laical, de la Archidiócesis de La Habana, también ha resaltado la importancia de la figura de Félix Varela en el mensaje de Benedicto XVI. En una primera valoración de la visita enviada a sus lectores como suplemento digital, por correo electrónico, sus editores Roberto Veiga González y Lenier González subrayan la continuidad del mensaje de Benedicto XVI con las líneas expresadas por Juan Pablo II en su visita a Cuba en 1998 “con temas centrales de la agenda de la Iglesia: la verdad y la vida, el matrimonio y la familia, la libertad y la justicia, el diálogo y la inclusión social, el perdón y la reconciliación”.

En su valoración de la visita indican: “Benedicto XVI  comprende que será difícil lograr los desafíos anteriores sin potenciar la ética, la espiritualidad y la virtud”. Dicen también que, para el pontífice, “estos son elementos indispensables en el empeño de lograr un acercamiento entre actores sociales diversos, abdicar del odio, desterrar la tentación de encerrarnos en nuestras verdades e imponerlas a los demás, así como asegurar un compromiso con nuestra realidad histórica concreta”.

En su análisis indican que en este sentido tiene importancia la mención de Félix Varela “uno de los más importantes fundadores de la nación, como el paradigma para asumir ese camino de transformación personal y social”. El escrito señala que “la vida y el pensamiento de este sacerdote cubano sintetizan la esencia de una propuesta nacionalista para Cuba: donde habrá nación en la medida que desempeñemos el patriotismo, habrá patriotismo en la medida que ejerzamos la virtud, y habrá virtud en la medida que crezcamos en espiritualidad”.

Opinan que por ello “Benedicto XVI asegura que resulta esencial la libertad religiosa”.  Y añaden que aunque el papa “reconoce que en Cuba se han dado pasos para que las iglesias puedan llevar a cabo su misión de expresar pública y abiertamente su fe, sin embargo, anima a las autoridades a reforzar lo alcanzado y avanzar hacia metas más ambiciosas”.

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¿Qué nos dejó la visita del papa?
Balance del viaje de Benedicto XVI a México
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, domingo 1 abril 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos el artículo de nuestro colaborador habitual, el obispo de San Cristóbal de las Casas, monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, que nos ofrece una valoración de la visita de Benedicto XVI a México.

*****

+ Felipe Arizmendi Esquivel

HECHOS

Fortalecidos en la fe y la esperanza, regresamos quienes participamos en la visita del papa a nuestra patria. Aunque no faltan comentaristas de mirada obtusa, de entrañas avinagradas, de corazón unilateral, ignorantes en asuntos eclesiales, que siempre se empeñan en traer a colación errores clericales y crímenes de pederastia, para así disminuir o ensombrecer los éxitos y las bondades de la presencia del papa entre nosotros. Todos los que estuvimos cerca de él y del pueblo que lo buscó, lo siguió, lo aclamó y lo escuchó, hemos fortalecido nuestra adhesión a Jesucristo y a su iglesia. Confirmamos nuestro compromiso para seguir trabajando por el México justo, pacífico y solidario al que nos convocó el papa.

Nos conmueve, nos anima y nos cuestiona la forma en que se manifestó nuestro pueblo que se nos ha confiado: cálido, hospitalario, respetuoso, católico, cercano al papa y a sus obispos. Hubo multitudes incontables, ríos humanos de personas de toda clase social, entusiastas e incansables, sacrificadas y deseosas de expresar su adhesión al Sucesor de Pedro. Nos alienta mucho la sorprendente cantidad de jóvenes, que se hicieron presentes en todos los eventos, con su entusiasmo y su capacidad de sacrificio y de servicio voluntario. Es el otro rostro de la juventud.

Resalto también la cercanía del papa. Su actitud no responde al cliché que le atribuyen quienes no lo conocen. Lo vimos cercano, cariñoso, amable, atento, dulce, además de inteligente y profundo. En sus mensajes, dijo lo esencial sobre nuestros problemas fundamentales, sin ahondar demasiado en ellos y sin tocarlos todos, pues no se trataba de una exposición magistral como las que hace en otras ocasiones, sino de alentarnos en la esperanza. Quien lea y analice con mente humilde y corazón abierto sus palabras, encontrará una gran luz para la vida.

CRITERIOS

He aquí algunas de sus respuestas a preguntas de periodistas en el vuelo de Roma a México: "México, además de todas sus grandes bellezas, tiene el grave problema del narcotráfico y de la violencia. Ciertamente es una gran responsabilidad de la iglesia católica en un país con el 80% de católicos. Tenemos que hacer lo posible contra este mal, destructivo para la humanidad y para nuestra juventud. Ante todo hay que anunciar a Dios. Dios que es juez y nos ama. Pero nos ama para llamarnos al bien y a la verdad contra el mal. Por lo tanto, es una gran responsabilidad de la iglesia educar las conciencias, educar a la responsabilidad moral y desenmascarar el mal. Desenmascarar esta idolatría del dinero que esclaviza a los hombres; desenmascarar estas falsas promesas, la mentira, el engaño. Debemos ver que el hombre tiene necesidad del infinito. Es importante la presencia de Dios que nos guíe, que nos señale la verdad.

La iglesia siempre debe preguntarse si hace lo suficiente por la justicia social en este gran continente. ¿Qué debe hacer la iglesia, que es lo que no puede y no debe hacer? La iglesia no es un poder político, no es un partido, pero es una realidad moral, un poder moral. Debe ser una realidad moral. Repito una vez más: el primer pensamiento de la iglesia es educar las conciencias y crear así la responsabilidad necesaria. Educar las conciencias individuales y públicas. Tal vez hay en muchos católicos una cierta esquizofrenia entre la moral individual y la moral pública: individualmente son creyentes católicos, pero en la vida pública siguen otros caminos que no responden a los grandes valores del Evangelio, que son necesarios para el establecimiento de una sociedad justa. Es bueno educar para superar esta esquizofrenia, educar no sólo a una moral individual, sino a una moral pública”.

PROPUESTAS

Lea usted y medite íntegros los mensajes del papa. No se quede con lo que dijeron algunos comentaristas que, aunque se digan católicos, conocen poco de iglesia y la juzgan con criterios muy raquíticos. Dejémonos interpelar, para que su visita no quede en algo anecdótico y superficial, sino que sea una semilla que dé abundantes frutos, en un corazón bien dispuesto. Evitemos la esquizofrenia religiosa.

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Santa Sede


"Les invito a experimentar la grandeza del amor de Jesucristo"
Palabras de Benedicto XVI en el Ángelus
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 1 abril 2012 (ZENIT.org).- Al término de la solemne celebración litúrgica del Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor, el santo padre Benedicto XVI recitó el Ángelus con los fieles y los peregrinos presentes en la plaza de San Pedro.

Ofrecemos las palabras del papa al introducir la oración mariana:

*****

¡Queridos hermanos y hermanas!

Al final de esta celebración, quiero extender un cordial saludo a todos los presentes: a los señores cardenales, a mis hermanos en el episcopado, sacerdotes, religiosos y religiosas y a todos los fieles. Un saludo especial a la comisión organizadora de la última Jornada Mundial de la Juventud de Madrid y a la que está organizando la próxima, en Río de Janeiro; así como a los delegados de la reunión internacional sobre la Jornada Mundial de la Juventud, patrocinado por el Consejo Pontificio para los Laicos, aquí representado por su presidente, el cardenal Rylko, y del secretario, monseñor Clemens.

Luego el papa habló a los distintos grupos lingüísticos.

A los peregrinos de habla hispana les dijo: "Saludo cordialmente a los jóvenes y demás peregrinos de lengua española, que participan en la liturgia del Domingo de Ramos y en la Jornada Mundial de la Juventud de este año. En particular, a los jóvenes madrileños acompañados por su pastor, el cardenal Antonio María Rouco Varela. En el comienzo de la Semana Santa les invito a todos a participar con fe y devoción en la celebración anual de los misterios de la Pasión y Resurrección de Jesucristo y experimentar la grandeza de su amor, que nos libra del pecado y de la muerte, y nos abre las puertas a la auténtica alegría. Feliz Domingo. Feliz Semana Santa".

© Librería Editorial Vaticana

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Mundo


Se debe responder a los interrogantes de los jóvenes
Concluyó en Roma el encuentro preparatorio a la JMJ Río 2013
ROCCA DI PAPA, domingo 1 abril 2012 (ZENIT.org).- La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Río 2013 será la primera que se realice en portugués y marcará también el regreso de la JMJ a América Latina después de 26 años (Buenos Aires, 1987). 

El pasado viernes, monseñor Orani João Tempesta, arzobispo de Río de Janeiro, presentó a los líderes de la pastoral juvenil de todo el mundo su ciudad para la JMJ, asegurando que será "una reunión donde la fe tendrá un gran espacio en el corazón de la gente." El arzobispo anfitrión pidió que todos oren por la JMJ de Río y contó que en su catedral, cada segundo viernes del mes, hay una vigilia de oración desde las 22 horas hasta las 6 de la mañana.

Esta segunda jornada del evento, coordinada por el responsable de la sección Jóvenes del Pontificio Consejo para los Laicos, padre Eric Jacquinet, continuó con el discurso del obispo Eduardo Pinheiro da Silva, presidente de la Comisión Episcopal de Juventud de la Conferencia Episcopal del Brasil, quien ha descrito la organización del departamento que preside con la peregrinación de la Cruz y el Icono de María --que está dando grandes resultados--, sino también con una preparación espiritual para toda América Latina a través del CELAM.

Los temas de la preparación espiritual para la JMJ fueron profundizados posteriormente por el padre Carlos Savio, del Comité de Juventud de la Conferencia Episcopal del Brasil, quien habló de los tres aspectos de este viaje: la celebración, la educación y la acción social.

En la sesión de la tarde, el padre Joel Portella Amado, director ejecutivo de la Jornada Mundial de la Juventud, presentó el equipo del comité organizador local, quienes se ocuparán de los asuntos de organización práctica: la inscripción de los participantes, los visados ​​de entrada, la gestión de las comidas, la red de transportes, las relaciones internacionales para cuestiones de seguridad, entre otros temas que allí se discutieron.

Y como la JMJ no se puede organizar sin la plena cooperación y sensibilización de toda la sociedad, fue de gran importancia escuchar a Sérgio Cabral Filho, gobernador del estado de Río de Janeiro y a Eduardo da Costa Paes, alcalde de la ciudad, acompañados por Almir Franco De Sá Barbuda, embajador del Brasil ante la Santa Sede.

Hacia el final del evento

El sábado, tercer día del encuentro --al que asistieron cerca de 300 líderes juveniles de 99 países y 45 movimientos y asociaciones--, se planteó la cuestión de la formación cristiana de los jóvenes. El informe principal del día fue asignado al padre Fabio Attard, director general de la pastoral juvenil salesiana, fundador y director del Instituto de Formación Pastoral de la archidiócesis de Malta y autor de varias publicaciones referidas a los jóvenes. 

Finalmente, las palabras de clausura estuvieron a cargo del cardenal Stanislaw Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, que resumió el trabajo realizado en estos días diciendo: "Lo que nos importa son los jóvenes: nuestra tarea es responder con eficacia al grito ‘Iglesia ¿dónde estás?’ y la respuesta a esta pregunta lo hace la evangelización, la nueva evangelización, la formación".

"Y ahora, dijo el cardenal, todos los caminos conducen a Río de Janeiro".

Como conclusión del encuentro, los participantes asistieron este domingo en la mañana a vivir la XXVII Jornada Mundial de la Juventud con el santo padre y la diócesis de Roma en la plaza de San Pedro, a la espera de encontrarse todos nuevamente en Río 2013.

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Entrevista


Desafíos de la vida religiosa en la Nueva Evangelización
Entrevista a la hermana Alda Malvessi, superiora general de las misioneras scalabrinianas
Por José Antonio Varela Vidal

ROMA, domingo 1 abril 2012 (ZENIT.org).- El trabajo de la nueva evangelización abarca hoy todos los campos donde la iglesia desarrolla su misión. Uno de estos espacios es donde viven y trabajan los migrantes, que por diversos motivos han dejado sus tierras en busca de mejores condiciones de vida. Y allí, en medio de ellos, algunas familias religiosas deben multiplicarse para atender a un grupo que crece de modo exponencial en todo el mundo, muchos de los cuales estén probablemente “listos para la cosecha”.

En continuación con nuestra serie de entrevistas a los superiores generales de las congregaciones religiosas, ante la celebración de la Asamblea General del Sínodo de los Obispos sobre ‘La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana’ de octubre, ZENIT entrevistó a la hermana Alda Mônica Malvessi, quien guía a las Misioneras de San Carlos Borromeo-Scalabrinianas desde el año 2007.

A su parecer, ¿cuál es el papel de la vida religiosa en la nueva evangelización?

--Hna. Malvessi: El objetivo de la evangelización, como el de la nueva evangelización, es la proclamación del evangelio y la transmisión de la fe. El evangelio entendido como una persona: Jesucristo, la palabra definitiva de Dios que se hizo hombre. A los cristianos se les invita a establecer una relación personal con el Señor Jesús en la Iglesia, y Él los conduce al Padre por medio del Espíritu Santo. Por lo tanto, el papel de la vida religiosa en la nueva evangelización no puede ser otro que participar plenamente, como paredes de la Iglesia, en esta misión: sea por el testimonio o a través de la obra de evangelización, que puede consistir en el anuncio propiamente dicho y en las obras de caridad.

Como superiora general de la misioneras escalabrinianas, ¿qué les se pide a sus hermanas en este sentido?

--Hna. Malvessi: En virtud de la consagración religiosa, llevamos a cabo nuestro trabajo de evangelización como partícipes de la misión de la Iglesia entre los migrantes, quienes son los primeros destinatarios de nuestra acción apostólica. Por esta razón, le pido a cada hermana que sean fieles a esta misión, asumida en su profesión religiosa.

Y los migrantes, ¿cómo pueden a responder a la nueva evangelización?

--Hna. Malvessi: El documento en preparación para el próximo Sínodo de los Obispos que, precisamente, tratará sobre la nueva evangelización para la transmisión de la fe, afirma en el número 13: "Es oportuno considerar la nueva exigencia que proviene de los movimientos humanos y del fenómeno migratorio, que abre nuevas perspectivas de evangelización, porque los inmigrantes no sólo tienen necesidad de ser evangelizados sino que ellos mismos pueden ser agentes de evangelización". Por eso creo que los migrantes deben ser considerados en estas dos posibilidades, y responderán positivamente a la nueva evangelización.

¿Cuál es el desarrollo actual de su congregación?

--Hna. Malvessi: La congregación de las Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo - Scalabrinianas, está presente en cuatro continentes, con 135 comunidades, donde la mitad de ellas operan en diferentes misiones, ejerciendo su apostolado de múltiples maneras con y entre los migrantes de las diversas categorías. Desde hace varios años estamos reestructurando la presencia misionera para mantenernos fieles al carisma, ​​para adaptarnos al número de miembros activos y a la disminución de nuevas vocaciones. En Europa hay 14 comunidades activas.

¿Cómo van los procesos de canonización del beato Giovanni Battista Scalabrini y de la madre Asunta Marchetti?

--Hna. Malvessi: Sobre la causa del beato Scalabrini, continúa la difusión de su vida y obra, proporcionando información al público a través de publicaciones y el incentivo a la devoción del beato, con el fin de obtener a través suyo gracias y milagros. En esta etapa del proceso, un milagro es una condición necesaria para llegar a su canonización. Sobre la venerable madre cofundadora Asunta Marchetti, se ha dado el reconocimiento de las virtudes heroicas por el sumo pontífice Benedicto XVI, el 19 de diciembre del año pasado y ahora en la Congregación para las Causas de los Santos se está examinando un presunto milagro. También tenemos  al siervo de Dios, padre José Marchetti, también nuestro cofundador, a la espera de que la Congregación para las Causas de los Santos declare la validez de la Positio. Se está haciendo conocer su vida y obra a través de diversas formas.

¿Está en proceso de beatificación otra misionera scalabriniana?

--Hna. Malvessi: No.

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Donde Dios llora


Irak: Nuestra tierra es la tierra de Abraham
Entrevista al arzobispo caldeo de Erbil, Bashar Matti Warda
ROMA, domingo 1 abril 2012 (ZENIT.org).- Cuando el nuevo embajador de Irak ante la Santa Sede presentó sus cartas credenciales, el papa Benedicto XVI declaró de modo inequívoco que allí hay una Iglesia en lucha por su supervivencia. El arzobispo caldeo de Erbil, Bashar Matti Warda, relata en esta entrevista su experiencia.

Mark Riedemann para Dios llora en la tierra, en cooperación con la fundación pontificia internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada, entrevistó al arzobispo caldeo de Erbil en el norte de Irak, Bashar Matti Warda, sobre la historia de los católicos en Irak.

Un año antes de su ordenación, el arzobispo caldeo de Mosul fue asesinado. Hubo amenazas de muerte a la jerarquía eclesiástica. Con todos estos retos, de los que estaban muy conscientes, ¿no pensó acaso: "No quiero esta responsabilidad, es demasiado"?

--Mons. Warda: No es normal, pero dije que estaba dispuesto a lo que sea necesario. Se trata de la obediencia. Yo sabía que era exigente y desafiante. Desde entonces he tenido varias experiencias en Bagdad durante y después de la guerra. Afortunadamente Erbil es seguro, pero hay un miedo natural que está allí, pero una vez que estás comprometido sólo tiene que ir, eso es todo.

Ha completado sus estudios en Lovaina, Bélgica, y su tesis fue sobre la violencia en el Islam. ¿Por qué eligió este tema en particular?

--Mons. Warda: En 1993 y 1994, el antiguo régimen en Irak se convirtió al Islam y al movimiento islámico, no porque creyeran en él, sino para establecer un mayor control sobre todo durante la época de las sanciones. Entonces experimentamos un aumento de la violencia dentro del Islam y entre los musulmanes, especialmente en el Medio Oriente. He estudiado las raíces de estos movimientos y esperaba que no hubiera un aumento de la politización y la radicalización del Islam. De 2001 a 2003, fue obvio ver un surgimiento de los movimientos islámicos radicalizados en la calle, lo que no es normal. Me di cuenta de que el Medio Oriente en su conjunto está atravesando un momento muy delicado y difícil, especialmente con el radicalismo islámico.

¿Es la violencia inherente al Islam o el Islam está siendo manipulado por los fundamentalistas?

--Mons. Warda: Yo iría por lo segundo, la manipulación, porque hemos vivido juntos durante muchos años en una coexistencia pacífica con los musulmanes chiíes o suníes. Es ciertamente una manipulación dado que la oposición a la violencia les es inherente. Ciertamente que hay violencia en el curso de la historia del Islam y sigue habiéndolo aún; no hace mucho tiempo un obispo fue asesinado y muchas familias se han visto obligadas a abandonar Mosul y Bagdad. Muchos grupos dentro de Irak creen que el Islam es la única religión y que el uso de la violencia para conseguirlo es justificable.

¿Hay una campaña dedicada a forzar a los cristianos a salir?

--Mons. Warda: La violencia está en todo el país. La situación de los cristianos es un fenómeno especial. Los chiítas responden con violencia hacia los suníes cuando son atacados, y viceversa, mientras que los cristianos son la única comunidad que no responde con violencia. Por lo tanto, los hace especiales...

Un blanco fácil si se quiere...

--Mons. Warda: Exactamente. Y hay tantas razones para atacar a los cristianos; los cristianos son víctimas de un proceso social, económico, político y de intereses. Hay personas que discriminan y atacan a los cristianos porque son cristianos; hay otros grupos que atacan a los cristianos porque así logran noticias internacionales, para mostrar al mundo entero que el proceso político en Irak es un fracaso; hay otras personas que atacan a los cristianos por interés social y finalmente otros por razones económicas. Este último grupo amenaza a las familias cristianas forzándolos a salir de sus casas sólo con el fin de ocupar las casas abandonadas.

Y los desplazados internos que van del sur al norte... ¿Cuál es el impacto en su diócesis?

--Mons. Warda: La experiencia de esta pobre gente nos ha impulsado a cuidar de ellos pastoralmente. Por lo tanto, es una gracia de Dios y un signo de esperanza para nosotros. En las diócesis de Bagdad y Mosul, se vieron obligados a cerrar iglesias, mientras nosotros estamos pensando en construir nuevas iglesias para estas familias. Tenemos más de 5.000 familias cristianas nuevas que necesitan un lugar. No se trata de algo temporal, porque muchas personas gracias a Dios se compran propiedades en Erbil y Ankawa. Comprar una propiedad es una señal de que piensan permanecer.

Lo cual es una buena señal para el país...

--Mons. Warda: Sí, es una buena señal para el país y también para el cristianismo, porque podemos encontrar un equilibrio entre una zona de sufrimiento y una zona pacífica. Esto también le dará esperanza a los demás obispos y sacerdotes en Bagdad y Mosul que, al menos, ven un signo de esperanza, porque lo que nos entristece son las familias que salen del país. Esto es realmente una historia triste, porque sabemos que nunca volverán.

¿Hay una historia en particular que le llama la atención cuando piensa en los refugiados?

--Mons. Warda: A una familia se le pide que prepare a su hija a casarse con un emir, un jefe de un pequeño grupo radical, dentro de 24 horas. El ultimátum es el matrimonio, convertirse al Islam y salir de la casa.

Ha habido una propuesta para desarrollar un enclave cristiano en la llanura de Nínive. ¿Es esto una buena idea?

--Mons. Warda: En las conversaciones con los políticos cristianos, ninguno ha pensado en esta idea en absoluto. No hay quien crea que es una buena idea reunir a los cristianos en un solo lugar. Esto ha sido mal interpretado desde el principio. Hay algunos pueblos y ciudades históricas que han sido conocidas como cristianas. Un cierto grupo islámico comenzó a comprar las propiedades de los cristianos al doble del precio justo para adueñarse de las propiedades y cambiar la situación demográfica de la aldea, hasta que la gente se dio cuenta de la motivación detrás de esto y dejaron de vender. La demanda, en lugar de cambiar la demografía de estas ciudades, es darles derechos constitucionales a estas ciudades históricas y pueblos. Nadie, sin embargo, ha pedido reunir a los cristianos en un solo lugar.

Como hay dificultades, ¿también se está experimentando una extraordinaria asistencia de fieles a la Misa, así como un incremento de las vocaciones?

--Mons. Warda: Nuestra tierra es la tierra de Abraham. Él fue llamado en un momento de esterilidad. También fue un momento de dificultad y Dios le dijo mira el cielo y la multitud de estrellas: tu descendencia será como esta. Y siempre ha sido así. Dios nos da una señal de esperanza en medio del sufrimiento, de que se puede confiar en él y seguir adelante. Esta es la alegría que experimentamos siempre y alabamos a Dios en medio del sufrimiento. En medio de una crisis, Dios siempre nos dará la señal de la esperanza y la alegría de que Él está con nosotros, el Emmanuel.

¿Qué podemos hacer para ayudar a los cristianos en Irak?

--Mons. Warda: La Iglesia en Irak es una Iglesia que sufre, pero nos da la esperanza y el estímulo para continuar nuestra misión, porque vemos que el cristianismo es valioso para el país. No podemos decir, “como nos rechazan, debemos irnos”, no. Todavía tenemos muchas personas que creen con nosotros que tenemos una misión hacia esta comunidad, especialmente durante los tiempos de violencia. Tenemos una misión allí que desempeñar muy importante para lograr la reconciliación de todas las partes políticas. Por eso, necesitamos muchas oraciones de su parte y también la conciencia que la iglesia esta todavía muy viva allí.

Esta entrevista fue realizada por Mark Riedemann para "Dios llora en la tierra", un programa semanal de radio y televisión producido por Catholic Radio Television Network en colaboración con la fundación internacional pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Para obtener más información en la Red: www.wheregodweeps.org  y www.acn-intl.org

Traducción del inglés por José Antonio Varela V.

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Documentación


Benedicto XVI: "En Jesús será bendecida toda la humanidad"
Homilía del papa en la misa del Domingo de Ramos
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 1 abril 2012 (ZENIT.org).- A las 9,30 horas de hoy, el papa Benedicto XVI presidió, en la plaza de San Pedro, la solemne celebración litúrgica del Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor. El santo padre bendijo las palmas y los ramos de olivo y, al final de la procesión, celebró la Santa Misa de la Pasión del Señor.

En la misma participaron, con motivo de la celebración diocesana de la XXVII Jornada Mundial de la Juventud, sobre el tema "Estad siempre alegres en el Señor" (Fil 4,4), jóvenes de Roma y de otras diócesis.

Publicamos a continuación el texto de la homilía que el santo padre Benedicto XVI pronunció tras la proclamación de la Pasión del Señor, según san Marcos.

*****

¡Queridos hermanos y hermanas!

El Domingo de Ramos es el gran pórtico que nos lleva a la Semana Santa, la semana en la que el Señor Jesús se dirige hacia la culminación de su vida terrena. Él va a Jerusalén para cumplir las Escrituras y para ser colgado en la cruz, el trono desde el cual reinará por los siglos, atrayendo a sí a la humanidad de todos los tiempos y ofrecer a todos el don de la redención. Sabemos por los evangelios que Jesús se había encaminado hacia Jerusalén con los doce, y que poco a poco se había ido sumado a ellos una multitud creciente de peregrinos. San Marcos nos dice que ya al salir de Jericó había una «gran muchedumbre» que seguía a Jesús (cf. 10,46).

En la última parte del trayecto se produce un acontecimiento particular, que aumenta la expectativa sobre lo que está por suceder y hace que la atención se centre todavía más en Jesús. A lo largo del camino, al salir de Jericó, está sentado un mendigo ciego, llamado Bartimeo. Apenas oye decir que Jesús de Nazaret está llegando, comienza a gritar: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí» (Mc 10,47). Tratan de acallarlo, pero en vano, hasta que Jesús lo manda llamar y le invita a acercarse. «¿Qué quieres que te haga?», le pregunta. Y él contesta: «Rabbuní, que vea» (v. 51). Jesús le dice: «Anda, tu fe te ha salvado». Bartimeo recobró la vista y se puso a seguir a Jesús en el camino (cf. v. 52). Y he aquí que, tras este signo prodigioso, acompañado por aquella invocación: «Hijo de David», un estremecimiento de esperanza atraviesa la multitud, suscitando en muchos una pregunta: ¿Este Jesús que marchaba delante de ellos a Jerusalén, no sería quizás el Mesías, el nuevo David? Y, con su ya inminente entrada en la ciudad santa, ¿no habría llegado tal vez el momento en el que Dios restauraría finalmente el reino de David?

También la preparación del ingreso de Jesús con sus discípulos contribuye a aumentar esta esperanza. Como hemos escuchado en el Evangelio de hoy (cf. Mc 11,1-10), Jesús llegó a Jerusalén desde Betfagé y el monte de los Olivos, es decir, la vía por la que había de venir el Mesías. Desde allí, envía por delante a dos discípulos, mandándoles que le trajeran un pollino de asna que encontrarían a lo largo del camino. Encuentran efectivamente el pollino, lo desatan y lo llevan a Jesús. A este punto, el ánimo de los discípulos y los otros peregrinos se deja ganar por el entusiasmo: toman sus mantos y los echan encima del pollino; otros alfombran con ellos el camino de Jesús a medida que avanza a grupas del asno. Después cortan ramas de los árboles y comienzan a gritar las palabras del Salmo 118, las antiguas palabras de bendición de los peregrinos que, en este contexto, se convierten en una proclamación mesiánica: «¡Hosanna!, bendito el que viene en el nombre del Señor. ¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!» (vv. 9-10). Esta alegría festiva, transmitida por los cuatro evangelistas, es un grito de bendición, un himno de júbilo: expresa la convicción unánime de que, en Jesús, Dios ha visitado su pueblo y ha llegado por fin el Mesías deseado. Y todo el mundo está allí, con creciente expectación por lo que Cristo hará una vez que entre en su ciudad.

Pero, ¿cuál es el contenido, la resonancia más profunda de este grito de júbilo? La respuesta está en toda la Escritura, que nos recuerda cómo el Mesías lleva a cumplimiento la promesa de la bendición de Dios, la promesa originaria que Dios había hecho a Abraham, el padre de todos los creyentes: «Haré de ti una gran nación, te bendeciré… y en ti serán benditas todas las familias de la tierra» (Gn 12,2-3). Es la promesa que Israel siempre había tenido presente en la oración, especialmente en la oración de los Salmos. Por eso, el que es aclamado por la muchedumbre como bendito es al mismo tiempo aquel en el cual será bendecida toda la humanidad. Así, a la luz de Cristo, la humanidad se reconoce profundamente unida y cubierta por el manto de la bendición divina, una bendición que todo lo penetra, todo lo sostiene, lo redime, lo santifica.

Podemos descubrir aquí un primer gran mensaje que nos trae la festividad de hoy: la invitación a mirar de manera justa a la humanidad entera, a cuantos conforman el mundo, a sus diversas culturas y civilizaciones. La mirada que el creyente recibe de Cristo es una mirada de bendición: una mirada sabia y amorosa, capaz de acoger la belleza del mundo y de compartir su fragilidad. En esta mirada se transparenta la mirada misma de Dios sobre los hombres que él ama y sobre la creación, obra de sus manos. En el Libro de la Sabiduría, leemos: «Te compadeces de todos, porque todo lo puedes, cierras los ojos a los pecados de los hombres, para que se arrepientan. Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que hiciste;… Tú eres indulgente con todas las cosas, porque son tuyas, Señor, amigo de la vida» (Sb 11,23-24.26).

Volvamos al texto del Evangelio de hoy y preguntémonos: ¿Qué late realmente en el corazón de los que aclaman a Cristo como Rey de Israel? Ciertamente tenían su idea del Mesías, una idea de cómo debía actuar el Rey prometido por los profetas y esperado por tanto tiempo. No es de extrañar que, pocos días después, la muchedumbre de Jerusalén, en vez de aclamar a Jesús, gritaran a Pilato: «¡Crucifícalo!». Y que los mismos discípulos, como también otros que le habían visto y oído, permanecieran mudos y desconcertados. En efecto, la mayor parte estaban desilusionados por el modo en que Jesús había decidido presentarse como Mesías y Rey de Israel. Este es precisamente el núcleo de la fiesta de hoy también para nosotros. ¿Quién es para nosotros Jesús de Nazaret? ¿Qué idea tenemos del Mesías, qué idea tenemos de Dios? Esta es una cuestión crucial que no podemos eludir, sobre todo en esta semana en la que estamos llamados a seguir a nuestro Rey, que elige como trono la cruz; estamos llamados a seguir a un Mesías que no nos asegura una felicidad terrena fácil, sino la felicidad del cielo, la eterna bienaventuranza de Dios. Ahora, hemos de preguntarnos: ¿Cuáles son nuestras verdaderas expectativas? ¿Cuáles son los deseos más profundos que nos han traído hoy aquí para celebrar el Domingo de Ramos e iniciar la Semana Santa?

Queridos jóvenes que os habéis reunido aquí. Esta es de modo particular vuestra Jornada en todo lugar del mundo donde la Iglesia está presente. Por eso os saludo con gran afecto. Que el Domingo de Ramos sea para vosotros el día de la decisión, la decisión de acoger al Señor y de seguirlo hasta el final, la decisión de hacer de su Pascua de muerte y resurrección el sentido mismo de vuestra vida de cristianos. Como he querido recordar en el mensaje a los jóvenes para esta Jornada – «Alegráos siempre en el Señor» (Flp 4,4) –, esta es la decisión que conduce a la verdadera alegría, como sucedió con santa Clara de Asís que, hace ochocientos años, fascinada por el ejemplo de san Francisco y de sus primeros compañeros, dejó la casa paterna precisamente el Domingo de Ramos para consagrarse totalmente al Señor: tenía 18 años, y tuvo el valor de la fe y del amor de optar por Cristo, encontrando en él la alegría y la paz.

Queridos hermanos y hermanas, que reinen particularmente en este día dos sentimientos: la alabanza, como hicieron aquellos que acogieron a Jesús en Jerusalén con su «hosanna»; y el agradecimiento, porque en esta Semana Santa el Señor Jesús renovará el don más grande que se puede imaginar, nos entregará su vida, su cuerpo y su sangre, su amor. Pero a un don tan grande debemos corresponder de modo adecuado, o sea, con el don de nosotros mismos, de nuestro tiempo, de nuestra oración, de nuestro estar en comunión profunda de amor con Cristo que sufre, muere y resucita por nosotros. Los antiguos Padres de la Iglesia han visto un símbolo de todo esto en el gesto de la gente que seguía a Jesús en su ingreso a Jerusalén, el gesto de tender los mantos delante del Señor. Ante Cristo – decían los Padres –, debemos deponer nuestra vida, nuestra persona, en actitud de gratitud y adoración. En conclusión, escuchemos de nuevo la voz de uno de estos antiguos Padres, la de san Andrés, obispo de Creta: «Así es como nosotros deberíamos prosternarnos a los pies de Cristo, no poniendo bajo sus pies nuestras túnicas o unas ramas inertes, que muy pronto perderían su verdor, su fruto y su aspecto agradable, sino revistiéndonos de su gracia, es decir, de él mismo... Así debemos ponernos a sus pies como si fuéramos unas túnicas... Ofrezcamos ahora al vencedor de la muerte no ya ramas de palma, sino trofeos de victoria. Repitamos cada día aquella sagrada exclamación que los niños cantaban, mientras agitamos los ramos espirituales del alma: "Bendito el que viene, como rey, en nombre del Señor"» (PG 97, 994). Amén.

© Librería Editorial Vaticana

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"Convertirnos en los brazos del Redentor del Corcovado"
Homilía del cardenal Rylko en el Encuentro Internacional sobre la JMJ
ROCCA DI PAPA, domingo 1 abril 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos el texto de la homilía del cardenal Stanisław Ryłko, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, en la celebración de la Eucaristía, en el Encuentro Internacional JMJ Madrid 2011 - JMJ Río 2013, el 31 de marzo de 2012.

*****

Saludo e introducción

Queridos amigos, un cordial saludo a todos vosotros participantes en este Encuentro, que constituye una suerte de puente entre la JMJ de Madrid, 2011 y la de Río de Janeiro, 2013. En esta Eucaristía queremos confiarle al Señor nuestra última jornada de trabajo, dedicada al gran desafío educativo que hoy también la Iglesia está llamada a enfrentar. Y ciertamente la Jornada Mundial de la Juventud se presenta como un significativo e importante laboratorio educativo que nos puede enseñar muchas cosas. Y más aún, la Jornada es también un signo de esperanza que nos colma de renovado ardor y celo pastoral ante las jóvenes generaciones.

Nos preparamos así al encuentro con Cristo, que en cada Eucaristía viene para nutrirnos con su Palabra y con su Cuerpo, y – conscientes de nuestros pecados – invocamos con confianza la divina misericordia. Decimos juntos: Confesso a Dio onnipotente…

JMJ: una Iglesia joven congregada por Cristo...

1. La liturgia de la Palabra de la hodierna Eucaristía nos introduce directamente en el clima espiritual de la Semana Santa que inicia mañana, Domingo de Ramos. El pasaje del Evangelio cuenta que los jefes del pueblo judío, reunidos, toman la decisión – que será la de mayores consecuencias en la historia de la humanidad – es decir, la decisión de matar a Jesús, el Hijo de Dios, hecho hombre por nuestra salvación. El drama de la libertad humana llega a su culmen… El sumo sacerdote Caifás explica las razones de esta condena: “Conviene que muera uno solo por el pueblo …” (Jn 11,50). Esta expresión constituye una verdadera profecía: verdaderamente Jesús debía morir por el pueblo, “para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos” (Ibidem). De este modo se realiza también la profecía de Ezequiel, que pudimos escuchar en la primera lectura: “Seré su Dios y ellos serán mi pueblo…” (Ez 37,27). El profeta habla de un Dios que reúne a su pueblo, Israel, desde todos los rincones de la tierra. Del misterio pascual de Cristo, nace, entonces, un nuevo pueblo, nace la Iglesia, “asamblea santa” …

2. Esta imagen de Dios que reúne a su pueblo es muy sugestiva y nos ayuda a entender qué son en realidad estas grandes reuniones de jóvenes del mundo en torno al Sucesor de Pedro, en ocasión de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Pensemos, por ejemplo, en la reunión de Tor Vergata en Roma, en la explanada de Marienfeld en Alemania, en Cuatro Vientos en Madrid… Estos jóvenes, aún siendo muy numerosos, no son una multitud, no son una masa amorfa. Son un pueblo reunido por Cristo, son la imagen de una Iglesia joven llamada por Cristo desde los rincones más remotos del planeta y reunida en torno a Pedro – principio de unidad. Son ícono de la Iglesia universal dotada de una belleza fascinante… Una lección práctica de eclesiología para todos: para los jóvenes, pero también para los sacerdotes, para los Obispos…

Justamente esta fue una de las grandes apuestas del beato Juan Pablo II, cuando instituyó las Jornadas Mundiales de la Juventud. En esa época, no pocos miraban los grandes eventos religiosos con fuertes dudas, calificándolos de manifestaciones de triunfalismo eclesial. ¡Pero el papa Wojtyła sabía que no era así! Sabía que hoy muchos jóvenes viven su fe en diáspora, en soledad, en una sociedad que restringe la religión al ámbito estrictamente privado. Sabía que la fe – sobre todo la de los jóvenes – necesita de experiencias concretas de comunidad y de comunión, ¡es decir de Iglesia! ¡Necesita darse cuenta que no estamos solos en el creer! Justamente éste es el inmenso don de las Jornadas Mundiales de la Juventud: ¡tener experiencia de Iglesia, experiencia de una fe compartida por tantos!… Después de las JMJ, los jóvenes regresan a sus propios ambientes de vida –a las familias, las escuelas, las universidades, los lugares de trabajo – más fuertes; regresan con una idea de Iglesia diversa: no ya como una institución fría y lejana, sino una compañía de gente amiga…

3. Pero hay más… En el pasaje del Evangelio que hemos escuchado, Juan hace notar que muchos peregrinos reunidos en Jerusalén para la Pascua “buscaban a Jesús” (Jn 11,56). Este detalle del relato evangélico nos hace pensar una vez más en las JMJ: ¿por qué estos jóvenes responden a la invitación del Papa? ¿Por qué vienen tantos? ¿Qué los atrae? He aquí la respuesta: ¡buscan a Cristo! En realidad, es a Cristo a quien quieren encontrar en la persona del Papa; en los tantos testigos de fe como los Obispos catequistas; en la reconciliación sacramental; en la celebración eucarística y en la adoración: es a Cristo a quien quieren encontrar en esa compañía de amigos venidos desde cada rincón de la tierra…

Hace algunas semanas tuve la alegría de presidir la Eucaristía en el Santuario del Corcovado, a los pies de la enorme estatua de Cristo Redentor que domina no solo la ciudad de Río de Janeiro, sino todo el Brasil. El Cristo del Corcovado, con sus brazos abiertos, expresa la naturaleza más profunda de las JMJ, es decir, la centralidad de Cristo. Sus brazos abiertos, acogedores, son una invitación incondicional para todos los jóvenes del mundo: ¡Venid!… ¡No tengáis miedo!... ¡Os espero!... ¡Cuento con vosotros!… Pero el Cristo Redentor carioca tiene también algo que decirnos a nosotros, operadores de pastoral juvenil venidos desde diversos países y continentes. Nos recuerda que todos nosotros, en nuestra solicitud pastoral cotidiana por los jóvenes, estamos llamados a ser – justamente – sus brazos que saben acoger, que saben sostener, que saben ayudar a los jóvenes a ponerse de pie tras los tropiezos y a retomar el camino siguiendo las huellas de Cristo…

Convertirnos en los brazos del Redentor del Corcovado es, por ello, el gran desafío que se plantea para nosotros durante cada JMJ, y – diría – en particular durante la de Río… Éste es el camino seguro para salir de la emergencia educativa que estamos viviendo también en la Iglesia…

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