1.04.12

Las cenizas mortuorias y el respeto a los difuntos

A las 12:30 AM, por Tomás de la Torre Lendínez
Categorías : General
 

Necesita la pastoral exequial un fuerte cambio. Parece que llega con el nuevo ritual que ya aparece en Italia. Durante esta semana hablamos, celebramos, conmemoramos, procesionamos, la Muerte con mayúscula, la Muerte del Señor Jesús, hijo de Dios hecho hombre para hacer a los hombres hijos de Dios.

La muerte humana solamente tiene sentido de fe cuando se mira la Cruz y a Cristo clavado en ella. En ella no quedó clavado, sino que fue enterrado y al tercer día resucitó de entre los muertos como lo había anunciado con sus propias palabras.

El Misterio Pascual de Cristo es la piedra angular de la bóveda de nuestra fe católica. Por esto, cualquier manipulación sobre la muerte de un cristiano es negar la evidencia de una verdad católica la resurrección final de los cuerpos en el último día cuando el Señor venga a juzgar a vivos y muertos.

En el nuevo ritual de exequias se introduce un orden en la liturgia funeraria, desde cuando el sacerdote acude a dialogar con la familia del difunto, pasando por el cierre de la caja, la celebración de la Eucaristía y acabando con las maneras de ser enterrado el difunto.

En la sociedad actual el difunto es un estorbo para las familias, pues se ha perdido el sentido de respeto a los antepasados, se ha esfumado la veneración a los restos de abuelos, padres, hermanos o hijos.

La visita a los cementerios ha pasado a las páginas amarillentas de la memoria de los más viejos. Pocos jóvenes se ven por los camposantos y si existe alguno, son los jóvenes parados quienes con una escalera se ganan unos euros limpiando o colocando flores en los nichos en los días previos a la fiesta de Todos los Santos y la conmemoración de todos los difuntos.

La cremación de los cadáveres se ha “industrializado”, la entrega de las cenizas es como recibir una caja de zapatos, y el esparcir las cenizas por los lugares más insólitos se ha metido hasta en las páginas de las revistas del corazón. El desbarajuste es total.

A mi parecer, la rectificación del amor y veneración, incluso por las cenizas del cadáver, llega tarde, pues las personas han considerado que la Iglesia permitía y hacía dejación de sus funciones al no recomendar el enterramiento de las mismas cenizas del familiar fallecido.

Cuando, ahora, la Iglesia aconseja no esparcir las cenizas mortuorias por campos, mares y demás lugares raros, la gente, aunque sean creyentes, consideran que la Iglesia se ha vuelto a equivocar “prohibiendo” algo que la generalidad ya veía como lo más natural del mundo.

Una vez más, la Iglesia Católica llega tarde. ¿Podrá recuperar el tiempo perdido?. Este articulo pretende esto último: abrir los ojos a los muchos lectores de este Blog para que recuperen algo que la Iglesia nunca ha perdido: la veneración secular por los restos mortales de nuestros familiares y amigos difuntos, porque los cementerios siguen siendo necesarios, además de las modernos servicios, los columbarios, de cuidar y guardar las urnas que en varias parroquias se han creado y se van a construir en las obras ya iniciadas de otras.

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Tomás de la Torre Lendínez