20.04.12
Eppur si muove - ¿Se puede tener la misma fe pero distinta teología?
Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.……………………..
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Cuando alguien profesa determinada fe sabe que existen una serie de principios, normas e, incluso, dogmas, que debe respetar. Al menos la religión católica tiene tanto de unos como de otras o de otros como los aquí citados.
También es cierto que hay religiones que se caracterizan por no establecer principios, normas o dogmas sobre los que sustentarse sino que establecen una especie de dominio particular de lo religioso del que se valen para andar por el mundo.
Sin embargo, aquellas personas que tenemos la fe católica sabemos, también, que cuando unas personas que se dedican a estudiar lo relacionado con Dios en muchos de sus aspectos y son, por eso mismo, teólogos, tienen que tener la misma fe que dicen tratar de conocer.
Se trata, para nosotros, de algo bastante simple. Si bien al no ser teólogos no podemos entrar en discusiones elevadas donde se utilizan conceptos sólo al alcance de los más preparados en materia de teología, nos resulta del todo sencillo entender que es esperable que no haya distancia entre fe y teología.
Pues parece que la cosa no es tan sencilla como decimos que debería ser.
Al parecer, para determinadas mentes pensante en teología se puede tener la misma fe pero defender distinta teología de la que es ortodoxa y se puede, entonces, ser heterodoxo en determinadas materias.
Se predica, entonces, que existe libertad para decir lo que se tiene por oportuno sobre los temas más dispares. Así, se puede decir esto o lo otro sobre la Última Cena de Nuestro Señor, sobre la muerte y resurrección de Cristo, sobre la fe los apóstoles o sobre el mismo Papado.
Esto dicho aquí no es de cosecha consistente en sembrar cizaña por sembrarla sino que responde a lo que, por ejemplo, ha escrito el teólogo Torres Queiruga cuando ha dejado escrito lo siguiente:
“Eso significa que comulgar en la misma fe no siempre impone adoptar la misma teología. Ni en realidad, como con fuerza subrayaba Karl Rahner, sería posible hacerlo, dado el irreductible pluralismo de nuestra cultura. Puede, pues, resultar incómodo en ocasiones, pero no es posible evitarlo, so pena de incurrir en una comprensión acrítica de la fe o renunciar a la honestidad intelectual.
De todos modos, darse cuenta de esto tiene también sus ventajas, porque ayuda a centrarse en lo fundamental y a tomar con mayor tranquilidad lo secundario. Se hace así más fácil evitar la absolutización dogmática de la propia interpretación y ser tolerante y respetuoso con las demás. Toda teología, y desde luego la que yo propongo, cuenta de entrada con este dato. Por eso, igual que reivindico el derecho a proponerla, jamás se me pasa por la cabeza imponerla a nadie.
En la resurrección, asegurado lo fundamental de la fe -que Cristo, él en persona, está vivo y salvíficamente presente a nuestra historia-, prácticamente todo lo demás, siempre que se estudie y exponga con suficiente responsabilidad, pertenece al ámbito del pluralismo teológico.”
En fin… todo es posible porque, según sostienen algunos, la teología puede ir por un lado y la fe que se dice tener (con su contenido de principios, normas o dogmas) por otro porque por eso existe “pluralismo teológico” que sirve muy bien a lo de imaginativo puede haber en el pensamiento de cada teólogo. Es decir, pura interpretación personal que no se atiene al Magisterio si no interesa ni nada por el estilo. Y esto, se diga lo que se diga, tiene un tufo a protestante que tira para atrás.
Aunque, a lo mejor, lo que aquí pasa es que, simplemente, determinados teólogos que se dicen católicos tienen distinta fe que el común de los que así nos consideramos.
Eleuterio Fernández Guzmán