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ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 6 de mayo de 2012

Santa Sede

Para tener fruto, hay que permanecer unidos a Jesús
Benedicto XVI recordó a san Martín de Porres

Guardias suizos, un servicio que marca para siempre
Entrevista con Alain de Raemy, responsable de la vida espiritual del cuerpo

La Penitenciería Apostólica y la confesión a través de los siglos
Declaraciones de monseñor Pagano, del Archivo Secreto Vaticano

Es urgente una educación en la fe para las nuevas generaciones
Dircurso del papa en la audiencia a los obispos estadounidenses en visita 'ad limina'

Mundo

El estilo evangelizador de san Martín de Porres
Hoy se cumplen 50 años de su canonización

Iglesia en Cuba, un rosario de aniversarios y acontecimientos
Las gracias derramadas sobre la Iglesia caribeña

Donde Dios llora

El cristianismo en la encrucijada de Oriente Medio
Entrevista a Samir Khalil, experto en diálogo interreligioso

Foro

Proteger a los niños
Un regalo de Dios para el mundo

Documentación

Unidos a Jesús, la vid, producimos mucho fruto
Palabras de Benedicto XVI al introducir el rezo del 'Regina Coeli'


Santa Sede


Para tener fruto, hay que permanecer unidos a Jesús
Benedicto XVI recordó a san Martín de Porres
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 6 mayo 2012 (ZENIT.org).- A las 12 de este domingo, Benedicto XVI se asomó a la ventana de su estudio, en el Palacio Apostólico vaticano, para recitar el Regina Cæli con los fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro. En sus palabras a los peregrinos de habla española, el papa recordó al santo peruano san Martín de Porres.

El papa ha iniciado sus palabras recordando el tema del evangelio de hoy, Quinto Domingo de Pascua, que se inicia con la imagen de la viña.

"La viña verdadera de Dios, la vida verdadera, es Jesús, quien con su sacrificio de amor nos da la salvación, nos abre el camino para ser parte de esta viña. Y como Cristo permanece en el amor de Dios Padre, así los discípulos, sabiamente podados por la palabra del Maestro, si están profundamente unidos a Él, se convierten en sarmientos fecundos, que producen cosechas abundantes", dijo el papa.

"En el día de nuestro bautismo, la Iglesia nos injerta como sarmientos en el misterio pascual de Jesús, en su propia persona. De esta raíz recibimos la preciosa savia para participar en la vida divina. Como discípulos, también nosotros, con la ayuda de los pastores de la Iglesia, crecemos en la viña del Señor unidos por su amor, añadió.

"Queridos amigos --concluyó--, cada uno de nosotros es como un sarmiento, que vive solo si hace crecer cada día con la oración, con la participación a los sacramentos y con la caridad, su unión con el Señor. Y quien ama a Jesús, la vid verdadera, produce frutos de fe para una abundante cosecha espiritual. Supliquémosle a la Madre de Dios, para que permanezcamos injertados de forma segura en Jesús, y que toda nuestra acción tenga en Él su principio y su final".

Se pueden leer las palabras completas del papa en: http://www.zenit.org/article-42142?l=spanish.

Después de sus palabras, el papa se dirigió a los distintos grupos linguísticos.

A los peregrinos de habla hispana, les dijo: "Dirijo mi cordial saludo a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana. El Evangelio de hoy nos presenta la hermosa imagen de la viña y los sarmientos, con la cual nos manifiesta cómo la unión con Cristo es la fuente de vida y nos lleva a dar mucho fruto"

Benedicto XVI hizo mención de modo especial al santo peruano conocido popularmente como Fray Escoba: "Hoy recordamos también el cincuenta aniversario de la canonización de san Martín de Porres, al que pedimos que interceda por los trabajos de la nueva evangelización, que haga florecer la santidad en la Iglesia. Invoquemos a la Santísima Virgen María para que nos acompañe en este camino".

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Guardias suizos, un servicio que marca para siempre
Entrevista con Alain de Raemy, responsable de la vida espiritual del cuerpo
Por H. Sergio Mora

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 6 mayo 2012 (ZENIT.org).- Los guardias suizos provienen de realidades muy diversas. Desde aquellos que son practicantes a otros que no lo son y que encuentran en estos dos años de servicio una oportunidad para profundizar su fe.

Entretanto la fuerza de su espiritualidad es la fidelidad al papa hasta derramar su sangre si es necesario. Y esto marcará para siempre a todos, no sólo a algunos pocos que al concluir el servicio elegirán el sacerdocio, sino también a la gran mayoría, incluso aquellos que son menos observantes. Lo indicó el capellán de la Guardia Suiza, el Arzobispo Alain de Raemy, en la entrevista a ZENIT que les proponemos a continuación.

¿Cuál es la espiritualidad de la Guardia Suiza?

--Mons. Raemy: Yo diría que no hay una espiritualidad específica, una sola espiritualidad, ya que ellos provienen de experiencias de familias, de parroquias muy diferentes, Si bien todos son bautizados, confirmado y con la recomendación de su párroco, ellos tienen experiencias muy diferentes.

Hay personas que nunca iban a misa los domingos y su familia no era practicante. Pero descubrieron la posibilidad de la Guardia Suiza, y se preguntaron ¿por qué no profundizar su fe?. Y en cambio otros que vienen aquí y se sienten sorprendidos porque ven que llegan otros sin la motivación de la una fe profunda. No podemos por lo tanto tener una espiritualidad única, con tantos niveles diferentes.

¿Los reclutas que entran el la Guardia Suiza por lo tanto no todos son practicantes?

--Mons. Raemy: Son conscientes de que hay un lugar donde normalmente deben ser católicos practicantes. Y que el papa merece tener católicos convencidos que realicen este servicio. Y siempre ha sido así. Muchos suizos han aprovechado esta oportunidad sin tener necesariamente una motivación religiosa.
 

Tienen la posibilidad de recibir los sacramentos, etc.

--Mons. Raemy: La misa del domingo es obligatoria y la asistencia se controla militarmente, y esto ello lo saben cuando entran en servicio y al presentar la solicitud. También saben que hay un capellán que les dará la instrucción religiosa durante la escuela de los reclutas. De hecho, reciben una formación en la cual tengo un deber y les hago una catequesis también sobre el ministerio de Pedro, los papas y la historia de la Iglesia. Una catequesis intensiva que se ofrece durante un mes.
 

¿Cuáles son sus deberes como capellán?

--Mons. Raemy: Celebrar la misa en la capilla de la Guardia y ofrecer los ejercicios espirituales anuales. En colaboración con el comandante y otros oficiales, soy responsable de las actividades culturales del cuerpo, así como el reclutamiento de las nuevas guardias. También de la biblioteca.
 

¿Hay algo más?

--Mons. Raemy: Además estarles cerca y conocerlos bien, por ello hago las rondas de servicio cuando ellos están solos mucho tiempo y creo que es una bendita oportunidad para el diálogo personal.
 

¿Y le sucedió alguna vez confesar en esa situación?
 

--Mons. Raemy: Sí, me sucedió. Y tienen también los ejercicios espirituales durante la cuaresma, un período en que el servicio se vuelve más tranquilo, porque sabemos que no habrán recepciones o turnos.
 

¿Cuánto tiempo duran los ejercicios espirituales?
 

--Mons. Raemy: Cuatro días de ejercicios espirituales con un predicador elegido por mí, siempre hay una gran cantidad de confesiones incluso de personas que nunca se habían confesado, porque esto ocurre en Suiza por desgracia, debido a las absoluciones colectivas y cosas similares. Así es que descubren esta posibilidad que ofrece la Iglesia y los ejercicios espirituales que realmente los aprovechan muy bien.
 

¿Son laicos, pero militares, cómo afecta esto el futuro de su vida espiritual?
 

--Mons. Raemy: Somos el mejor proveedor de Suiza de vidas consagradas, ya que el promedio es de una o dos vocaciones al año. Muchas veces personas que nunca lo hubieran imaginado al salir se hacen sacerdotes religiosos o diocesanos, etc. Todos ellos antes habían hecho su servicio militar en Suiza.
 

Y dichos sacerdotes ¡serán muy buenos!

--Mons. Raemy: Sí, sí, es cierto, porque escucharon al papa de manera directa y no deformado por los medios, por lo tanto una actitud mucho más positiva hacia el rol del santo padre y la dirección espiritual del papa y la Iglesia.
 

¿Lo más complicado?

--Mons. Raemy: Quizás es que tienen una actitud de obediencia que muchas veces les impide profundizar, y se contentan con una respuesta oficial. Pero otras veces la obediencia se vuelve una actitud positiva porque se fían de las consecuencias positivas que genera su fe. Consideran que si alguno está convencido de una cosa no ven por qué no hay que estar de acuerdo con sus superiores y esto lo aplican también hacia la Iglesia.

Estos guardias son católicos dispuestos a derramar su sangre para defender al papa, no retóricamente sino de manera verdadera. Esto en la espiritualidad ¿qué significa?

--Mons. Raemy: Esta es la espiritualidad que los une a todos. Hemos llegado al punto central: lo que les une a todos en la diversidad que es grande es la relación con el santo padre, debido al juramento y esto es indestructible. Incluso si alguno puede tener alguna duda sobre la fe y después del servicio no ir tanto a la misa, sentirán siempre, pero siempre, la unión con el papa y esto les quedará adentro.

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La Penitenciería Apostólica y la confesión a través de los siglos
Declaraciones de monseñor Pagano, del Archivo Secreto Vaticano
Por H. Sergio Mora

ROMA, domingo 6 mayo 2012 (ZENIT.org).- En la Gran Sala del Palacio de la Cancillería, a pocos pasos de Campo dei Fiori, en Roma, Italia, fueron presentados dos libros sobre la historia de la Penitenciaría Apostólica, los primeros de una futura colección que le permitirá a los estudiosos e investigadores profundizar no solamente los eventos históricos pero también las problemáticas en torno al sacramento de la confesión a través de los siglos.

Los dos libros son: La Penitenzieria Apostolica e il suo Archivio (La Penitenciería Apostólica y su Archivo), de Alessandro Saraco, y La Penitenza tra I e II millennio. Per una comprensione delle origini della Penitenzieria Apostolica (La Penitencia entre el I y el II milenio. Para comprender los orígenes de la Penitenciería Apostólica), de Manlio Sodi y Renata Salvarani (Librería Editorial Vaticana – LEV).

La presentación contó con diversas exposiciones, iniciando por el cardenal Manuel Monteiro de Castro, penitenciario mayor y del director de la LEV, don Giuseppe Costa. El libro fue presentado por el profesor Paolo Prodi, de la Universidad de Bolonia; y de monseñor Sergio Pagano, prefecto del Archivo Secreto del Vaticano. Las conclusiones estuvieron a cargo del profesor Manlio Sodi, de la Universidad Pontificia Salesiana y por monseñor Gianfranco Girotti OFM, regente de la Penitenciería Apostólica. Evento moderado por el vicedirector de L'Osservatore Romano, Carlo Di Cicco.

“La lectura de estos ensayos corrige por un cierto lado algunas visiones poco precisas que se tenían sobre la penitencia. De otro lado es innovadora como en el ejemplo que hice sobre la concepción de Gregorio VII” indicó monseñor Pagano a ZENIT, precisando que “los libros que existen sobre la penitencia en la Edad Media como las obras de Bocelli etc, son muchas y realizadas incluso muy bien. Por lo tanto más que cubrir una laguna sobre la historia del sacramento, estos libros dan una visión diversa, que es la óptica de la penitenciaría, que mira al sacramento y a su teología, a su praxis, y no tanto al aspecto cultural, eclesial o pastoral”.

“La Penitenciería Apostólica es un tribunal de la Curia Romana, muy antiguo, instituido para casos reservados al pontífice e instituido también para ayudar a la conversión del pueblo y sobretodo la absolución de pecados gravísimos visto que los obispos podían juzgar también limitadamente, indicó monseñor Pagano. Mientras que “Roma en cambio tenía el poder de indagar más y ser incluso más amplia para el perdón de lo que lo fueran los confesores locales”.

Hacia el final de la ponencia, el debate se encendió sobre el tema de la confesión. Esto, indicó el prefecto del Archivo Secreto del Vaticano se debe a que “siendo nosotros sacerdotes u obispos, tenemos este grave problema al ver que muchos fieles se acercan a la comunión sin la confesión. Ahora, este sentido del pecado y de las faltas ha disminuido y esto es un grave problema pastoral”.

¿Cómo resolverlo? “Quizás es necesario retomar desde la catequesis de base, base: desde el credo a los sacramentos de la Iglesia, porque fueron instituidos, que comportan, cuál es la ventaja de recibirlos.

De manera que nuestros fieles no vean muchas veces grandes símbolos incomprensibles”. Además, prosiguió, “faltan confesores, unos son muy severos, otros muy amplios, otros quieren realizar una tarea de inquisidores, psicólogos, o de directores, que no es la tarea del confesor”.

En la presentación, monseñor Pagano ha recordado las dificultades de un tema que a través de la historia “no es una materia linear” y como la penitencia eclesiástica normalizada era desconocida en la Iglesia primitiva. “La Iglesia antigua invitaba --como Jesús- a la conversión única y decisiva y le daba a quien se arrepentía el perdón de los pecados en un acto único e irrepetible: el bautismo. Jesús de hecho había enseñado a sus discípulos que habían recibido el perdón de Dios, que era no para si mismos o para negarlo a los otros, pero para perdonar como Dios perdona, sin límites y ni condiciones a no ser el arrepentimiento y la conversión”.

En los primeros siglos, prosiguió, este mensaje se impuso a pesar de todas las dudas sobre el orden penitencial de la Iglesia. Fue un caso largo, discutido y encendido. Y también sobre quién tenía el poder penitencial. Y como por ejemplo la praxis penitencial del II siglo, en una pequeña Iglesia al margen de la vida pública era inadecuada para el IV siglo.

Monseñor Pagano explicó también las diversas modalidades de la penitencia pública, reiterable una sola vez y de aquella secreta, semipública instituida por León Magno. De las penas que recibía quien se sometía a la penitencia eclesiástica pública, perdiendo muchos de sus derechos. Pero también cómo el concilio de Agda en el 506 desaconsejaba la admisión de los jóvenes a la penitencia por la fragilidad de su edad. Hasta el nacimiento de la penitencia privada que se originó en el VII siglo y rápidamente fue acogida y se radicó.

En este punto histórico, dijo, “entran los ensayos de nuestro libro, finalizados a seguir, ilustrar y comprender el nacimiento de la penitencia privada o a tarifa durante la época longobarda, carolingea, ottomana e imperial hasta el XII siglo, época del célebre renacer de la filosofía y de la teología”.

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Es urgente una educación en la fe para las nuevas generaciones
Dircurso del papa en la audiencia a los obispos estadounidenses en visita 'ad limina'
Por Salvatore Cernuzio

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 6 mayo 2012 (ZENIT.org).- La importancia de la educación religiosa y de la formación en la fe de las nuevas generaciones, son los temas sobre los que se centró el discurso que Benedicto XVI dirigió al grupo de obispos de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, en visita "ad limina apostolorum", recibidos, ayer sábado por la mañana.

Tras las palabras de saludo de monseñor Michael Jarboe Sheehan, arzobispo de Santa Fe, en nombre de los obispos de la XIII Región, el papa saludó a los presentes poniendo enseguida la atención en el problema de la educación católica para la sociedad estadounidense, en particular en el empeño de la nueva evangelización.

"Demasiado a menudo --dijo el papa- escuelas y universidades católicas han fallado en el reforzar la fe de los propios estudiantes". Esto podría crear graves consecuencias desde el momendo en que las escuelas "siguen siendo un recurso esencial para la nueva evangelización", subrayó.

La exhortación es sobre todo para cuantos enseñan disciplinas teológicas a "respetar el mandato de la autoridad eclesial y a mantenerse en comunión con la Iglesia".

Muchos obispos, recordó el papa, han evidenciado la necesidad de "reafirmar la identidad distintiva" de las escuelas católicas, así como la "fidelidad a los ideales fundantes y a la misión de la Iglesia al servicio del Evangelio".

En tal dirección, debe ser denunciada aquella "confusión creada por instancias de aparente disidencia entre algunos representantes de las instituciones católicas y la guía pastoral de la Iglesia". Tal "discordia --explicó el santo padre- daña el testimonio de la Iglesia y puede ser fácilmente aprovechada para comprometer la autoridad y la libertad", como por otra parte la experiencia ha demostrado.

Remarcando la exigencia de una sólida educación en la fe para los jóvenes, Benedicto XVI afirmó que "es el desafío más urgente que debe afrontar la comunidad católica en su país".

Todavía, precisó, "la tarea esencial de una auténtica educación a todos los niveles no es sólo aquella de transmitir el conocimiento", sino también la de "formar los corazones".

Esta formación más íntima y profunda se puede realizar, según el papa, "equilibrando constantemente el rigor intelectual en el comunicar la riqueza de la fe de la Iglesia con la formación de los jóvenes en el amor de Dios, a la práctica de la moral cristiana y de la vida sacramental y a la oración personal y litúrgica".

Es evidente, a este punto, que "la cuestión de la identidad católica, no sólo en los ateneos, supone mucho más que la enseñanza de la religión o la mera presencia de una capellanía en el campus".

"Demasiado a menudo --constató el papa- parece que las escuelas católicas y los college hayan fallado" en estimular a los propios estudiantes a "reapropiarse de la fe", como parte del propio crecimiento intelectual. Por otra parte, observó con amargura, esta situación es índice de que muchos estudiantes están hoy desligados no sólo de la escuela sino también de la familia y de la comunidad, que "antes facilitaban la trsnmisión de la fe".

Aumenta, por tanto, la responsabilidad de las instituciones católicas a las que "se exige crear todavía más una red de apoyo", con el fin de "superar la crisis actual de las universidades". A la luz de todo esto, "los estudiantes deben ser animados a desarrollar una visión de armonía entre fe y razón que pueda guiar su vida" y, naturalmente, las enseñanzas, desempeñando su propio papel, deben inspirar a los otros con "su amor evidente por Cristo".

La invitación final es, por tanto, que las instituciones católicas, así como todo intelectual cristiano, crea firmemente que "ningún aspecto de la realidad queda al margen y no tocada por el misterio de la redención de Cristo Resucitado" y, convencidos de esto, estén deseosos de anunciarlo a los otros.

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Mundo


El estilo evangelizador de san Martín de Porres
Hoy se cumplen 50 años de su canonización
Por José Antonio Varela Vidal

ROMA, domingo 6 mayo 2012 (ZENIT.org).- La Iglesia presenta un gran modelo en san Martín de Porres, el famoso religioso dominico que ingresó en el convento del Rosario en Lima en 1594 como un ‘donado’ o criado. Esto debido a que se le impedía abrazar los votos religiosos por su condición de hijo ilegítimo, más que por el hecho de su raza negra como algunos argumentan.

Sin embargo fue su vida virtuosa, su atracción por imitar a Cristo y un conocimiento difuso de Dios --constatado día tras día por los frailes de su comunidad--, lo que le permitió ser admitido como religioso de la orden de Santo Domingo en 1603. Así, entre emoción y sorpresa para la época, Martín se pondría un hábito que aún hoy, miles de devotos lo visten en noviembre con la esperanza de imitar siquiera en algo a “Martín de la Caridad”, como lo llamó el papa Juan XXIII hace 50 años, cuando lo proclamaba santo en la Basílica de San Pedro.

¿Cómo se enamoró Martín así de Cristo, al punto de dejar atrás la posibilidad de surgir que le ofrecía su padre español? ¿Qué lo movió a entrar en un ‘sistema’ donde solo le esperaba marginación y humillaciones por su origen? ¿Hasta qué punto era su fascinación por la orden dominica, que ofreció venderse como esclavo cuando el convento estaba en quiebra?

Estas y otras preguntas surgen sobre este limeño, confirmado según dicen por el mismo santo Toribio de Mogrovejo: ¿En qué plaza pública escucharía Martín la palabra de Dios? ¿Quién se interesaría en hablarle de Jesús? ¿Cuántos mendigos enfermos habría tenido que ver abandonados por la calle, para entender su vocación?

Pero Martín no se santificó solamente atendiendo a los menesterosos --para los que fundó un albergue con la ayuda de benefactores, quienes buscaban su consejo espiritual--, sino que también lo hizo en el servicio a sus hermanos de comunidad, a su nueva familia... Se sabe que limpiaba el convento, visitaba y aliviaba con hierbas medicinales a los frailes, les cortaba el cabello, cocinaba y hasta atendía a los animales enfermos, velando para que no les faltase alimento. Es famosa la historia de que hacía comer de un mismo plato a “perro, pericote y gato” para que dejaran de pelear, lo que ha llevado a ser visto como un ‘Francisco de Asís peruano’, también atento al equilibrio de la creación.

Hoy, que se pierden horas ante los medios de comunicación y en las redes sociales, sin más interés que la curiosidad, el exhibicionismo o el voyeurismo, se nos presenta “San Martincito” como un cristiano que consumía sus horas entregado a los demás, abrazado de un fuego interior por servir, y que lo llevaría finalmente a los altares.

Hoy, que la Iglesia quiere hacer una segunda cosecha a través de la nueva evangelización, bien podría encontrar en los santos como Martín de Porres, modelos de estilo ya sea como evangelizado o como evangelizador.

En un rápido recorrido se podría identificar que como evangelizado, le presentaron a Cristo de una forma tan sencilla y directa --probablemente en espacios públicos--, que lo enamoraron del Mensaje-Persona. Luego le indicarían las obras de misericordia y las bienaventuranzas, como el mejor modo de convertir en fruto aquella semilla sembrada, abonada y regada en él.

Y como evangelizador, está claro que se puso en manos del ‘jardinero’ del evangelio para que lo pode, le quite lo que aún le quedara como indeseable a los ojos de Dios --lo inútil--, y lo someta a la humildad más radical. De este modo, vería brotar un nuevo ser, atento a las necesidades de los demás, utilizando su tiempo “en ocuparse de las cosas de su Padre”, y predicando como catequista o doctrinero de la época.

Hoy que el mundo entero celebra los 50 años de la canonización de “Fray Escoba”, apelativo que en sí mismo resume todo lo dicho, su figura se alza como un gran árbol que puede nutrir a muchos de savia evangelizadora; o también para protegerse a la sombra de tanta sobrexposición, que a veces enceguece los nobles objetivos que se tienen al principio.

Ndr: Al cierre de este artículo, escuchamos al papa Benedicto XVI durante el rezo del Regina Caeli mencionar el aniversario de la canonización, y encomendarle a san Martín de Porres los frutos de la nueva evangelización…

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Iglesia en Cuba, un rosario de aniversarios y acontecimientos
Las gracias derramadas sobre la Iglesia caribeña
MADRID, jueves 3 mayo 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos un artículo de Miguel Ángel Fernández González, cubano residente en Madrid, sobre los acontecimientos que conmemora Cuba en este año 2012 que ha visto al papa Benedicto XVI en la Isla el pasado mes de marzo.

*****

Por Miguel Ángel Fernández González

Sin lugar a dudas, este año 2012 está siendo prolífico en celebraciones, aniversarios y acontecimientos relacionados con nuestra fe cristiana, dos veces milenaria, para todos los católicos cubanos, dentro y fuera de la Isla.

Todas la comunidades eclesiales a lo largo y ancho de toda Cuba, han venido preparándose desde hace más de dos años, con la Peregrinación Nacional de la Imagen de Nuestra Señora de la Caridad, la “Virgen Mambisa”, por todas las diócesis, ciudades, pueblos y pequeños lugares rurales de misión, para el importante Jubileo Nacional conmemorativo del 400 aniversario del Hallazgo de la Venerada Imagen de Nuestra Señora de la Caridad de El Cobre, Patrona de Cuba, que se celebra a lo largo de este año 2012; acontecimiento que ha propiciado lo que muchos católicos cubanos ya consideran como otro más entre los innumerables milagros de Nuestra Madre, con la Visita Apostólica de su santidad, el papa Benedicto XVI quien permaneció en Cuba, desde el lunes 26 hasta el miércoles 28 de marzo del año en curso, como etapa conclusiva de su 23 Viaje Apostólico Internacional a México y Cuba. Con dicha visita, la isla caribeña alcanzó el inusual privilegio de ser uno de los escasos países de nuestro planeta que hayan acogido la visita de dos sumos pontífices en menos de menos de quince años.

Pero no ha sido tan sólo la ya referida peregrinación de Nuestra Patrona, el único acontecimiento que ha venido preparando todo este caminar de los católicos cubanos para la celebración de los 400 años de Presencia Mariana en nuestra amada Isla, sino que a esto se han sumado seminarios y catequesis parroquiales sobre la figura de la Virgen María en medio de la Iglesia.

Además, este año, ha traído también consigo la conmemoración de un acontecimiento de especial relevancia para algunas comunidades específicas: la Parroquia de San José de Jatibonico y Arroyo Blanco y la Orden Agustiniana.

Se trata de la celebración del centenario del nacimiento del primer beato originario de Cuba, el diácono y mártir agustino fray José López Piteira, nacido el 2 de febrero de 1912 en Jatibonico, actual provincia de Sancti Spíritus, diócesis de Ciego de Ávila, (hace un siglo provincia y diócesis de Camagüey). Su síntesis biográfica fue publicada por vez primera coincidiendo con el día de su beatificación en Roma, el domingo 28 de octubre de 2007, la cual puede consultarse siguiendo el enlace: www.zenit.org/article-25258?l=spanish.

En el marco de las celebraciones conmemorativas de dicho centenario, el día 2 de febrero pasado, tuvo lugar una Misa de Acción de Gracias en la parroquia madrileña de San Germán de Constantinopla, a petición de parte de quienes en su devoción particular, pretenden honrar la memoria del primer beato cubano precisamente en la capital de España, muy vinculada a su trayectoria religiosa y al último y traumático período de su existencia terrenal, ya que junto a otros cincuenta compañeros agustinos, fue asesinado in odium fidei en la madrugada del 30 de noviembre de 1936, hace poco más de 75 años, en la localidad madrileña de Paracuellos de Jarama. Reposan sus restos mortales, junto a los de otros miles de víctimas, de entre las cuales 119 ya han sido beatificadas por la Iglesia, en alguna de las siete fosas comunes que componen ahora el Camposanto de Nuestra Señora de los Mártires de Paracuellos, situado entre la ladera de dicha población y las márgenes del río Jarama.

También es recordado en la memoria de la Orden Agustiniana en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, así como por otros miembros de dicha congregación que mantienen por distintos motivos algún tipo de cercanía con Cuba, patria natal del beato, al igual que por otros tantos devotos jatiboniquenses o no, que desde distintos lugares tanto dentro de Cuba, como en las distintas comunidades eclesiales del Exilio Cubano, mantienen viva la llama de su memoria por su personal recuerdo y rogativas de intercesión hacia la figura de nuestro primer beato. Destacan entre ellos el octogenario padre Eduardo Ángel Aguirre García, también natural de la parroquia de Jatibonico, exiliado en distintos países desde hace más de 50 años, quien ahora vive en una Residencia de sacerdotes en San José de Costa Rica.

Precisamente, hace año y medio que la Orden Agustiniana, por medio Ediciones Escurialenses, publicó un libro que recoge los principales hechos acaecidos durante sus 24 años de vida, titulado “Beato José López Piteira, Agustino, Primer Beato Cubano”, escrito por el padre Miguel Ángel Keller OSA, durante sus años de estancia misionera en La Habana, del cual se reeditaron 500 ejemplares en la propia Cuba.

Tras haber invitado monseñor Mario Mestril Vega, obispo de la diócesis de Ciego de Ávila, a monseñor Juan García Rodríguez, arzobispo de Camagüey, para presidir el 2 de febrero la celebración del centenario del beato, hubo que aplazar la misma por coincidir con las Fiestas Patronales.

Finalmente, en la tarde del jueves 16 de febrero, tuvo lugar en la parroquia de San José de Jatibonico una solemne Eucaristía de Acción de Gracias, en la cual monseñor Mario cedió su lugar como celebrante principal a monseñor Juan García. Toda la ceremonia constituyó un auténtico tributo local a la vida del beato nacido allí hace justo un siglo. También resultó muy emotiva la bendición por parte de monseñor Mario de una talla en madera de la imagen de fray José, hecha por el escultor local, Héctor Remedios, catecúmeno que recibió los Sacramentos en la Vigilia Pascual. Este artista atribuye, en gran parte, su camino de conversión a la fe católica, la devoción que ha despertado en él su conocimiento de la vida del mártir y beato.

Otro momento sumamente emotivo de la Celebración Eucarística tuvo lugar durante el ofertorio cuando varios niños de la catequesis presentaron distintos objetos que rememoraban la identidad cristiana y cubana del beato, seguido de una representación del escenario de su muerte y el último instante de su vida, cuando, ante el pelotón de fusilamiento, prorrumpió el grito de “Viva Cristo Rey”.

Todo lo acaecido en el marco de dicha celebración es un reflejo de las vivencias y del peregrinar de una sencilla Comunidad Parroquial en Cuba, que resume lo que los cristianos católicos cubanos han venido haciendo en los últimos meses a modo de preparación de los acontecimientos vividos bajo el lema con que la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba quiso otorgarle a la Visita Apostólica: “Junto a la cruz de Cristo esperamos al Papa”.

Ciertamente es un gran privilegio para todos los cristianos, contar con la ayuda, intercesión y auxilio durante nuestro diario peregrinar terrenal, de todos aquellos que son contados entre los “amigos de Dios”, bien sean santos, beatos o mártires, quienes bien merecen el nombre de “preferidos del Altísimo”.

Para quienes provenimos de la Isla Caribeña, ya vivamos dentro o fuera de ella, poder contar con la intercesión de uno de aquellos que "han pasado por la Gran Tribulación y han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la Sangre del Cordero" (cf. Ap 7,14), es un grandísimo y auténtico privilegio, con toda la Gracia y la Gloria que conlleva el tener semejantes intercesores ante el Trono del Padre en el Cielo, junto al Hijo y en presencia de María, Nuestra Madre Celestial, Reina de los Mártires.

Con estas celebraciones de los 100 años del nacimiento del Beato José López Piteira, tanto los jatiboniquenses, como el resto de los cubanos, queremos dar gracias a Nuestro Buen Dios por las gracias derramadas sobre la Iglesia cubana.

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Donde Dios llora


El cristianismo en la encrucijada de Oriente Medio
Entrevista a Samir Khalil, experto en diálogo interreligioso
ROMA, domingo 6 mayo 2012 (ZENIT.org).- Mark Riedemann, para “Dios llora en la tierra”, en cooperación con la fundación pontificia internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada, entrevistó al presbítero Samir Khalil Samir SJ, profesor de Historia de la Cultura Árabe y Estudios Islámicos, y experto en diálogo interreligioso en Roma y en Beirut.

Quisiera dar una idea de la situación de los cristianos en el Medio Oriente. ¿De qué números estamos hablando?

--P. Khalil: Yo diría que son alrededor de 16 millones. El mayor número se encuentra en Egipto, de 8 a 10 millones. En el Líbano tenemos la mayor proporción de cristianos. Luego tenemos cristianos en Siria, Jordania, Palestina e Irak, esta es el área donde están los cristianos nativos. El gran número de cristianos fuera de Egipto está de hecho en Arabia; son filipinos, de Sri Lanka e indios…

Trabajadores extranjeros que llegan...

--P. Khalil: Trabajadores extranjeros que se les trae y que están sufriendo mucho a causa de la situación en estos países. En Egipto la situación es difícil, porque no hay persecución, aunque diríamos sí discriminación. Y luego tenemos las zonas desvastadas por la guerra como Irak y por más de 60 años en Palestina. Estas dos situaciones hacen que sea muy difícil para los cristianos. En Palestina, los cristianos han perdido la esperanza y abandonan el país si pueden. Encontramos la misma situación, más o menos en Irak. Los cristianos están emigrando de esta área hacia el norte, el norte kurdo de Irak.

¿Podemos decir que es un espejo que refleja mucho a los países del Medio Oriente?

--P. Khalil: No, no tanto, aunque obviamente en la península árabe esto es lo que se refleja. Estoy hablando de esos países donde el cristianismo existía antes del Islam como Egipto, Siria, Líbano, Jordania y Palestina, donde los cristianos nativos siempre han existido; Egipto es el peor. En el otro extremo se encuentra el Líbano, que no es un país musulmán, sino un país árabe. Es el único país árabe, que no es musulmán, pero es religioso, donde cristianos y musulmanes son iguales; lo que significa que reconocemos que la religión es una parte esencial de la sociedad, del sistema y del estado, tanto que en el parlamento libanés puedes encontrar 64 cristianos y 64 musulmanes, cristianos de diferentes denominaciones y musulmanes de sus tres o más denominaciones.

Esto de hecho sería un modelo para una situación ideal de convivencia...

--P. Khalil: Y en medio hay países como Siria y lo que antes era Irak, que pretende ser laico dentro del marco del partido político, el partido Baath, que todavía está en Siria. El Estado es consciente de su religión, pero tú eres libre y la política no cambia. El presidente de Siria es sin duda un musulmán, pero el sistema es laico.

Quisiera volver a la cuestión de la inmigración de cristianos, como consecuencia de este horizonte de la discriminación a la persecución abierta. ¿De qué números se habla?

--P. Khalil: Esto es difícil de decir. Tenemos que decirlo por país, pero lo cierto es que la migración está creciendo y el número de cristianos cada año está disminuyendo en todas partes. Acabo de escuchar al obispo de Tier, en el Líbano donde no hay discriminación, que dijo: "Cuando yo era un niño en los años 50 en Tier, había 10.000 habitantes, 5.000 cristianos y 5.000 musulmanes. Hoy son 3.000 los cristianos de los 80.000 habitantes.

Esta entrevista fue realizada por Mark Riedemann para "Dios llora en la tierra", un programa semanal de radio y televisión producido por Catholic Radio and Television Network en colaboración con la fundación internacional pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Para más información: www.WhereGodWeeps.org y en http://www.acn-intl.org/.

Traducido de inglés por José Antonio Varela V.

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Foro


Proteger a los niños
Un regalo de Dios para el mundo
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, domingo 6 mayo 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos el artículo de nuestro colaborador habitual el obispo de San Cristóbal de las Casas, México, monseñor Felipe Arizmendi Esquivel que se centra esta vez en la protección a los niños.

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+ Felipe Arizmendi Esquivel

HECHOS

Algunos comentaristas, incapaces de asimilar el éxito de la reciente visita del papa a nuestro país, a cuyo paso el pueblo se volcó entusiasta, intentaron restarle méritos sólo porque no abordó el tema de la pederastia clerical, no pidió perdón, no se reunió con esas víctimas. No resaltaron el profundo contenido de sus mensajes. Quizá carcomidos por la envidia, por su persistente sadismo de seguir recordando heridas difíciles de sanar, por su obstinación de contrarrestar la autoridad moral de nuestra Iglesia, quisieran que a todas horas se tratara el asunto. Como si no hubiera cuestiones más trascendentes, como la pobreza y la violencia. Salvo dos vergonzosos casos que los medios han ventilado, aquí no abundan esos abominables crímenes como en otros países, donde el Papa ha enfrentado valientemente la situación.

Por otra parte, en estos días se cumplen cinco años de que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal legalizó el aborto, y ya son casi ochenta mil los registrados oficialmente. Son niños inocentes e indefensos, asesinados impunemente. Esos mismos comentaristas celebran y aplauden estos crímenes, como si fuera el logro de un gobierno moderno. ¡Cuánta contradicción!

CRITERIOS

El papa, con gran sabiduría y prudencia, hizo una referencia indirecta al asunto, cuando, frente a los incontables niños en Guanajuato, que no cesaban de aclamarle confiadamente, dijo: “He venido para que sientan mi afecto. Cada uno de ustedes es un regalo de Dios para México y para el mundo. Su familia, la Iglesia, la escuela y quienes tienen responsabilidad en la sociedad han de trabajar unidos para que ustedes puedan recibir como herencia un mundo mejor, sin envidias ni divisiones. Por ello, deseo elevar mi voz invitando a todos a proteger y cuidar a los niños, para que nunca se apague su sonrisa, puedan vivir en paz y mirar al futuro con confianza. Ustedes, mis pequeños amigos, no están solos”.

A los obispos nos dijo en la catedral de León: “En el horizonte pastoral y evangelizador que se abre ante nosotros, es de capital relevancia cuidar con gran esmero de los seminaristas, animándolos a que no se precien «de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado» (1 Co 2,2). No menos fundamental es la cercanía a los presbíteros, a los que nunca debe faltar la comprensión y el aliento de su obispo y, si fuera necesario, también su paterna admonición sobre actitudes improcedentes. Son sus primeros colaboradores en la comunión sacramental del sacerdocio, a los que han de mostrar una constante y privilegiada cercanía”.

A buen entendedor, pocas palabras… Sin embargo, para no dejar dudas de nuestra actitud ante estos casos, la Comisión Episcopal para la Familia emitió un comunicado por el “Día del Niño”, en que expresa en nombre de todos los obispos: “Estamos conscientes de todas las flaquezas existentes en nuestra Madre la Iglesia y en quienes la formamos. Nos sentimos profundamente apenados y pedimos perdón a Dios y a ustedes, por las ocasiones en que nuestras debilidades los han herido y han dado motivo de escándalo en la sociedad. Como responsables de la Iglesia en México queremos seguir comprometidos a velar por toda la niñez”.

PROPUESTAS

La pederastia no es un crimen exclusivo de algunos clérigos; lamentablemente acontece en muchos ambientes, empezando por la propia familia. Por tanto, además de medidas legislativas y de adecuados procesos penales para combatirla, es de primera importancia formar moralmente las conciencias de padres de familia, hermanos mayores, maestros, sociedad en general, para que todos protejamos y defendamos la integridad de niñas y niños, y nunca se apague su sonrisa.

En cuanto a nuestra responsabilidad como obispos, para cuando se llegaran a presentar estos deplorables casos, en la pasada asamblea aprobamos el protocolo a seguir: cero tolerancia, atención prioritaria y justa a las víctimas, colaboración con las autoridades civiles, suspensión del ministerio presbiteral, proceso de curación y atención pastoral a todos los implicados, también al sacerdote culpable, para su salvación.

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Documentación


Unidos a Jesús, la vid, producimos mucho fruto
Palabras de Benedicto XVI al introducir el rezo del 'Regina Coeli'
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 6 mayo 2012 (ZENIT.org).- A las 12 de este domingo, Benedicto XVI se asomó a la ventana de su estudio, en el Palacio Apostólico vaticano, para recitar el Regina Cæli con los fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro. Ofrecemos las palabras del papa al introducir la oración mariana del tiempo pascual.

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¡Queridos hermanos y hermanas!

El evangelio de hoy, Quinto Domingo de Pascua, se inicia con la imagen de la viña. Jesús dijo a sus discípulos: "Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador" (Jn. 15,1). A menudo, en la biblia, a Israel se le compara con la viña fecunda cuando le es fiel a Dios; pero si se aleja de Él, se vuelve estéril, incapaz de producir aquel "vino que recrea el corazón del hombre", como canta el salmo 104 (v. 15). La viña verdadera de Dios, la vida verdadera, es Jesús, quien con su sacrificio de amor nos da la salvación, nos abre el camino para ser parte de esta viña. Y como Cristo permanece en el amor de Dios Padre, así los discípulos, sabiamente podados por la palabra del Maestro (cf. Jn. 15,2-4), si están profundamente unidos a Él, se convierten en sarmientos fecundos, que producen cosechas abundantes. San Francisco de Sales escribe: "La rama unida y articulada al tronco rinde fruto no por su propia virtud, sino en virtud de la cepa: nosotros estamos unidos por el amor a nuestro Redentor, como los miembros a la cabeza; por eso es que las buenas obras, portando el valor de Él, merecen la vida eterna" (Trattato dell’amore di Dio, XI, 6, Roma 2011, 601).

En el día de nuestro bautismo, la Iglesia nos injerta como sarmientos en el misterio pascual de Jesús, en su propia persona. De esta raíz recibimos la preciosa savia para participar en la vida divina. Como discípulos, también nosotros, con la ayuda de los pastores de la Iglesia, crecemos en la viña del Señor unidos por su amor. «Si el fruto que debemos portar es el amor, su premisa es este "permanecer”, que tiene que ver profundamente con aquella fe que no abandona al Señor» (Gesù di Nazaret, Milán 2007, 305). Es indispensable permanecer siempre unidos a Jesús, depender de Él, porque sin Él no podemos hacer nada (cf. Jn. 15,5). En una carta escrita a Juan el profeta, que vivió en el desierto de Gaza en el siglo V, un creyente hacía la pregunta: ¿Cómo es posible tener el hombre la libertad, y a la vez no poder hacer nada sin Dios? Y el monje responde: Si el hombre inclina su corazón hacia el bien y pide ayuda de Dios, recibe la fuerza necesaria para llevar a cabo su trabajo. Por eso es que la libertad humana y el poder de Dios van juntos. Esto es posible porque el bien viene del Señor, pero se realiza gracias a sus fieles (cf. Ef. 763, SC 468, París 2002, 206). El verdadero "permanecer" en Cristo garantiza la eficacia de la oración, como dice el beato cisterciense Guerrico de Igny: «Oh Señor Jesús, ... sin ti no podemos hacer nada. Porque tú eres el verdadero jardinero, creador, cultivador y custodio de tu jardín, que plantas con tu palabra, riegas con tu espíritu y haces crecer con tu fuerza» (Sermo ad excitandam devotionem in psalmodia, SC 202, 1973, 522).

Queridos amigos, cada uno de nosotros es como un sarmiento, que vive solo si hace crecer cada día con la oración, con la participación a los sacramentos y con la caridad, su unión con el Señor. Y quien ama a Jesús, la vid verdadera, produce frutos de fe para una abundante cosecha espiritual. Supliquémosle a la Madre de Dios, para que permanezcamos injertados de forma segura en Jesús, y que toda nuestra acción tenga en Él su principio y su final.

Traducido del original italiano por José Antonio Varela V.

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