Presidente de la Asociación de Teléfonos de la Esperanza

Jesús Madrid defiende su inocencia y se muestra dispuesto a colaborar con la justicia

 

El director del Teléfono de la Esperanza de Murcia y presidente nacional e internacional de la Asociación de Teléfonos de la Esperanza, Jesús Madrid, ha defendido su inocencia y ha indicado a la prensa que está dispuesto a colaborar con la Justicia en la clarificación de los hechos de que le acusan tres de sus pacientes. Madrid ha declarado ante la titular del Juzgado de Instrucción Número 5 de Murcia, Isabel Carrillo, que decidió recientemente imputarlo por un presunto delito de abusos sexuales.

14/05/12 9:16 PM


(EP/InfoCatólica) Jesús Madrid, director de la ONG Teléfono de la Esperanza en Murcia, psicólogo y religioso capuchino, ha indicado que va a declarar ante la juez para clarificar "totalmente" las "distorsiones muy notables" en el planteamiento de "todo esto", al tiempo que ha defendido su "inocencia, naturalmente".

El abogado de la defensa, José María Caballero, ha confiado en un "archivo del procedimiento" a la vista "del contenido de la denuncia", puesto que considera que los hechos "no son constitutivos de ningún delito". A su juicio, los hechos "ocurren entre personas mayores de edad, y aunque fueran ciertos tal y como los relatan, no serían constitutivos de ningún delito".

Caballero ha señalado que su defendido no ha sometido a las pacientes "a ninguna terapia", que las denunciantes "son colaboradoras y voluntarias del Teléfono de la Esperanza" y el acusado "es el director", por lo que no había "jerarquía ni relación de superioridad", aunque tenían "por supuesto relación", e "incluso se veían y se saludaban", pero ha remarcado que los hechos "no tienen nada que ver con lo que ellas dicen". Respecto al hecho de que las tres mujeres comenzaran a colaborar con el Teléfono de la Esperanza después de haber sido pacientes, ha indicado que es un procedimiento "bastante común".

"Una terapia muy rara"

Por su parte, el abogado de la acusación, Francisco Luis Valdés, ha explicado que "puede que haya habido abusos sexuales, puede que haya habido un delito de lesiones psicológicas, puede que haya habido maltrato, pero eso lo tiene que determinar la instrucción". Ha precisado que las víctimas pudieron sufrir "lesiones de tipo psicológico, porque estas personas han sufrido un deterioro psicológico importante, y así lo acreditan los informes que traen".

De hecho, ha indicado que "no debe de ser fácil que te machaquen día a día psicológicamente, a veces, es mucho más duro un daño psicológico que un rasguño en la piel". Valdés, quien ha señalado que hay más de tres víctimas, ha confirmado que, para las denunciantes, "no es una situación cómoda ni fácil, hay que ponerse en su piel".

En este sentido, ha dicho esperar del proceso, "por lo menos, que se investigue un poco, y que se aclare si la conducta que él ha desarrollado es ordenada o no, si tiene responsabilidad penal". Ha confirmado que hace 19 años hubo una denuncia "en los medios de comunicación y se escribió un libro, pero no llegó a los tribunales". A pesar de todo, ha indicado que "esto lo sabía el entonces obispo de la Diócesis de Cartagena, Mons. Manuel Azagra, y nadie hizo nada". 

La presidenta de la Federación de Mujeres de la Región de Murcia, Carmen Mengual, ha recordado que las víctimas acudieron a la Federación el pasado 12 de marzo con un "estado de ansiedad y estrés increíble". Al ser un tema tan "delicado", la Federación reunió a sus abogados y psicólogos, "valoró los hechos y concentramos toda la información tras una investigación rigurosa", ha indicado.

La Federación valoró que los hechos podían ser constitutivos de delito, por lo que pusieron los hechos en conocimiento de las autoridades policiales y, a continuación, se puso en contacto con el Colegio de Psicólogos y con el Obispado, porque el acusado es sacerdote capuchino, pero no obtuvo "ningún tipo de respuesta".

Por ejemplo, recuerda que una de las pacientes "tenía un problema de no aceptar su cuerpo y tenía traumas muy graves, por lo que había acudido a un profesional de la salud psicológica". Mengual ha resaltado que, lo que más le impactó, fue que las víctimas habían sido sometidas a una "terapia muy rara" en las que el acusado "les pedía que se desnudaran en el despacho".

Al parecer, el acusado explicaba a las pacientes "para qué servían sus órganos genitales y que él las aceptaba", según Mengual, quien ha señalado que "siempre han sido terapias" y ha rechazado la versión de la defensa que apunta a que eran "relaciones consentidas". No obstante, ha puntualizado que en estas terapias "nunca ha habido relaciones sexuales completas", y que todo ocurría "dentro del despacho, nunca fuera".