18.05.12
Eppur si muove - ¿Quién se ha de ir de la Iglesia católica?
Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.……………………..
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En materia de fe, de creencia y de saber qué es lo que se tiene que tener por bueno y mejor para cada uno de los creyentes, no puede haber medias tintas ni dejarse llevar por buenismos ni nada por el estilo.
Es también cierto que aunque pudieran doler ciertas medias que se tienen que tomar en determinadas circunstancias y situaciones no es menos cierto que hacer cosa distinta de la que establece la doctrina y las normas católicas estaría fuera de lugar.
Pero hay algo, incluso, que es, siendo menos preocupante que la tergiversación teológica, muy grave porque es lo pequeño pero conformante de la realidad católica. Esto es que cuando se vierten opiniones del jaez que voy a traer aquí es conveniente preguntarnos, en efecto, quién tiene que irse de la Iglesia católica y, no siendo excesivamente temerario decir que, en verdad, es sencillo saber quien tiene que irse pero, por desgracia, no se va.
Así, por ejemplo, cuando ante la realidad eclesial de la Esposa de Cristo y vista la labor que la misma hace en una sociedad en crisis (y antes también aún no estándolo) hay personas que creen que todo se hace mal y que deberían abandonar la comunidad eclesial aquellos creyentes que sabemos que, en efecto, no es que se esté haciendo poco sino que se está haciendo mucho a favor del prójimo.
Entonces se dice “¡Que se vayan ellos!” o, lo que es lo mismo, nosotros, los ortodoxos (otra cosa no se puede ser en materia de fe).
Cuando alguien se apoya en
el escándalo de la pederastia,lo que se da en llamar “connivencia con dictadores antiguos y recientes”,
el ataque a los Legionarios de Cristo por la existencia de alguna manzana podrida dentro de tal movimiento,
la llamada “cancha” que se da a los miembros del Camino Neocatecumenal atacando a tal movimiento incluso con imputaciones de enfermedades mentales de alguno de sus fundadores y diciendo que “Kiko Arguello y Carmen Hernández son la ejemplificación de lo absurdo, de la pesadilla de la peor calaña”,
los supuestos casos de bebés robados,
la supuesta infravaloración que la Iglesia católica hace recaer sobre la mujer,
los viajes del Papa, etc.
para luego echar sobre las espaldas de los católicos un losa tal que pretenda bien que nos avergoncemos de lo que hacemos bien, directamente, que nos vayamos del seno de la Iglesia católica, ciertamente tal persona (y, seguramente, no será la única que así lo piense y diga sin efecto alguno para su persona como creyente católica) tiene un sentido poco convincente de lo que es la que dice seguir. En realidad, tal ceguera sólo puede ser voluntaria y busca, además, sembrar la cizaña que pueda sembrar.
Y todo esto es porque una tal Ana Rodrigo escribió hace unos días en “Atrio” un artículo titulado “La Iglesia Católica está a la deriva” que empezaba, exactamente, con esto: “¡Que se vayan ellos!” y en el que expresaba su pensamiento acerca de la actualidad de la Esposa de Cristo y en el que, literalmente se entiende, tenía por bueno que deberíamos irnos todas los creyentes que defendemos la doctrina católica y todo lo que eso significa.
Es decir, el mundo al revés.
Eleuterio Fernández Guzmán