Según Benedicto XVI, aprender a comunicar conlleva aprender a
escuchar, a contemplar, además de hablar, y esto es especialmente
importante para los agentes de la evangelización: silencio y palabra
son elementos esenciales e integrantes de la acción comunicativa de
la Iglesia, para un renovado anuncio de Cristo en el mundo
contemporáneo.
A este respecto,
el mensaje de los Obispos para esta jornada subraya la
conveniente alternancia entre el silencio y la palabra para una
comunicación que permita la comunión entre las personas. En el
silencio se permite, por un lado, la escucha atenta de lo que el
otro comunica y se expresa el respeto y el deseo de saber más de
quien escucha. Al mismo tiempo, el silencio permite una reflexión y
elaboración suficiente de los discursos y una articulación de las
ideas para que puedan servir mejor a las personas con quienes uno se
comunica. La palabra es el momento de la comunicación eficaz en sus
diversas formas, escrita, hablada o transmitida por los diversos
medios de comunicación.