20.05.12

La Palabra del Domingo .- 20 de mayo de 2012

A las 12:10 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Apostolado laico -La Palabra del Domingo
Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Mt 16, 15-20

Biblia

15 Díceles él: ‘Y vosotros ¿quién decís que soy yo?’ 16 Simón Pedro contestó: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.’17 Replicando Jesús le dijo: ‘Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
18 Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.19 A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.’ 20 Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era el Cristo.



COMENTARIO

Cristo y Pedro

Muchas veces Jesús quiere explicar a sus discípulos y al resto de personas que le siguen y le escuchan el fundamento de su existir; muchas veces está interesado en saber qué opinan de él, qué piensan quienes le rodean aún sabiendo que ya lo sabía.

Jesús, que tiene a sus discípulos muy cerca, era a los que, además supone en contacto directo con la gente, se dirige, quizá para probarlos en su fe.

Antes había preguntado, en general, que quién creía la gente que era Él.

El desconcierto entre los que lo conocen es grande. Unos pensaban que era Juan el Bautista, otros que Elías… en fin, cada cual según quien ellos creían que podía ser, según el conocimiento que pudieran tener de las Escrituras, etc. pero, en realidad, no sabían bien, a ciencia cierta, si Jesús era o no era el Mesías.

Pero los apóstoles parecen tenerlo claro o, al menos, el “principal”, el que sería piedra de la Iglesia, lo afirma; “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”, con lo cual afirmaba que era el Mesías y que, por eso mismo, estaba allí con ellos.

Se suele decir que, a lo mejor, el hombre que le había puesto Jesús de Pedro, o sea Piedra, era porque era algo rudo. Por eso Jesús sabe que definirlo así, de tal manera, a Él mismo, sólo podía venir del Espíritu de Dios que se lo había revelado o, lo que es lo mismo, de Dios, Creador y Todopoderoso.

Pero Jesús tenía reservada una sorpresa no pequeña para Simón-Pedro.

Podría haberle dicho que estaba muy bien lo que le había dicho y quedar ahí la cosa. Pero Jesús sabía que Dios mismo había escogido a Pedro para ser el seguidor, aún más cobarde, el más fiel en el tiempo. Y por eso dice Cristo que sobre aquella persona iba a edificar su Iglesia. Y, entonces, el nombre de Pedro, Piedra, cobra todo su sentido: roca fuerte sobre la que construir la Iglesia de Cristo.

Jesús no se limita a entregar, cuando eso sucediera, las llaves de su Iglesia a Pedro. En realidad, aquella traditio (por entrega) era puramente simbólica porque aquellas llaves eran símbolo de lo que, en realidad, podía hacer Simón.

Sirven, las llaves, para facilitar la entrada, digamos, en una casa. Aquí véase Iglesia física pero, sobre todo, Iglesia espiritual, templo de Dios y templo del alma. Pues para tal tipo de Iglesia entregaba Jesús aquellas llaves.

Dice, a este respecto, Jesús, eso de atar y desatar. Tal era la confianza que tenía el Hijo de Dios en Pedro que le permite establecer, a partir de aquel mismo momento, qué era doctrinalmente bueno y qué no era bueno ni benéfico para la comunidad eclesial que se iba a formar. Por eso el Papado tiene tal posibilidad y por eso mismo el Vicario de Cristo puede llevar a cabo su labor con plena libertad al haber sido entregada por el mismo Mesías en la persona de aquel apóstol que le iba, luego, a traicionar no por una ni por dos sino por tres veces en aquella noche de Pasión de Nuestro Señor.

Tenemos, pues, las llaves, a Pedro, a la Iglesia que fundó Cristo y, sobre todo, a la voluntad expresada por el Emmanuel de que fuera aquel pescador el que, a partir de aquel momento, se echara a sus espaldas lo que iba a ser la gran obra de Cristo sobre que nada, ni el Infierno, prevalecería: Su Iglesia, la Iglesia, la católica.

PRECES

Por todos aquellos que no creen que el Vicario de Cristo sea sucesor de Pedro.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no crean en lo que ata y desata el Vicario de Cristo.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a tener por buenas las palabras de tu Hijo al respecto de su Iglesia.


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán