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Falta todavía un poco para llegar a la meta que permitirá a ZENIT seguir adelante hasta finales de 2012. Puede ver la situación actual de los fondos que hemos recibido gracias a la generosidad de los lectores en:
http://www.zenit.org/spanish/donativos.html.

Aún están llegando cheques, por lo que todavía no podemos comunicar el resultado final de la campaña. Les informaremos en cuanto el balance final esté listo.

Deseamos hacer llegar nuestro profundo agradecimiento a todos los lectores que han enviado su donativo, así como a todos los que nos han mandado mensajes de solidaridad asegurando sus oraciones por el éxito de la campaña.
Todo este apoyo nos da fuerzas y nos anima enormemente para seguir adelante en nuestro trabajo.

Puede encontrar el mapa de donativos 2012 en: http://donations.zenit.org/es/map

Todavía es posible mandar donativos a través de: http://www.zenit.org/spanish/donativos.html

 

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ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 30 de mayo de 2012

Santa Sede

'El amén de nuestra oración transformará nuestra vida'
Palabras del papa en la Audiencia General

Mundo

Los principios cristianos favorecieron el desarrollo de Costa Rica
Declaraciones de la presidenta Laura Chinchilla

Ecuador: Simposio sobre la vida y misión de dos misioneros mártires
En los 25 años de la muerte de monseñor Labaka y la hermana Inés Arango

Siria: Oración y ayuno en el infierno de la batalla
La experiencia de un sacerdote católico

Encuentro Mundial de las Familias

La familia: una "casa con paredes de piedras vivas"
El cardenal Ravasi y el profesor Bruni inauguran el Congreso Internacional Teológico Pastoral

El cardenal de Barcelona, en Roma y Milán
Asistirá al VII Encuentro Mundial de las Familias

Milán 2012: Congreso internacional teológico pastoral sobre la familia
'Un evento de extraordinario valor', dijo el cardenal Scola en la presentación

El espíritu de la liturgia

¿Cuándo celebrar?/3: El año litúrgico (CCC 1168-1173)
Columna de teología litúrgica a cargo del padre Mauro Gagliardi

Documentación

Nicaragua: 'Urge valorar la maternidad como misión excelente de las mujeres'
Mensaje de la Conferencia Episcopal con motivo del día de las Madres

Publicadas las normas para discernir sobre apariciones y revelaciones
En el sitio del Vaticano


Santa Sede


'El amén de nuestra oración transformará nuestra vida'
Palabras del papa en la Audiencia General
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 30 mayo 2012 (ZENIT.org).- La Audiencia General de esta mañana ha tenido lugar a las 10,30 horas en la plaza de San Pedro donde Benedicto XVI se ha encontrado con grupos de peregrinos y fieles llegados de Italia y de otros países. En el discurso en lengua italiana, el papa, siguiendo su catequesis sobre la oración en las Cartas de San Pablo, centró su meditación en el tema "En Jesucristo, el «» fiel de Dios y el «amén» de la Iglesia" (2 Co. 1,3-14.19-20). Ofrecemos el texto del discurso del papa.

*****

Queridos hermanos y hermanas:

En estas catequesis estamos meditando sobre la oración en las cartas de san Pablo y tratamos de ver la oración cristiana como un verdadero y encuentro personal con Dios Padre, en Cristo, por medio del Espíritu Santo. Hoy en este encuentro entablan un diálogo el«sí»fiel de Dios y el«amén»confiado de los creyentes. Y quisiera destacar esta dinámica, deteniéndome en la Segunda Carta a los Corintios. San Pablo envía esta carta apasionada a una Iglesia que ha cuestionado reiteradamente su apostolado, y él abre su corazón para que los beneficiarios tengan la garantía de su lealtad a Cristo y al evangelio. Esta Segunda Carta a los Corintios comienza con una de las oraciones de bendición más elevadas del Nuevo Testamento. Dice:«¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, que nos consuela en todas tribulación nuestra, para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios»(2 Co. 1,3-4).

Por lo tanto, Pablo vive en gran tribulación, son muchas las dificultades y las tribulaciones que tuvo que pasar, pero sin ceder al desaliento, sostenido por la gracia y por la cercanía del Señor Jesucristo, por el cual se convirtió en apóstol y testigo entregando en sus manos toda su existencia. Precisamente por esta razón, Pablo comienza esta carta con una oración de bendición y acción de gracias a Dios, porque no hubo momento de su vida como apóstol de Cristo, en el que no hubiera sentido el apoyo del Padre misericordioso, del Dios de todo consuelo. Ha sufrido terriblemente, lo dice en esta carta, pero en todas estas situaciones, en las que parecía no haber una salida, recibió el consuelo y el consuelo de Dios. Por anunciar a Cristo también sufrió persecución, hasta ser encerrado en la cárcel, pero siempre se ha sentido interiormente libre, animado por la presencia de Cristo y deseoso de proclamar la palabra de esperanza del evangelio. Desde la cárcel, le escribe así a Timoteo, su fiel colaborador. Encadenado escribe:«La Palabra de Dios no está encadenada. Por esto todo lo soporto por los elegidos, para que también ellos obtengan la salvación que está en Cristo Jesús con la gloria eterna»(2 Tm. 2,9b-10). En su sufrimiento por Cristo, experimenta el consuelo de Dios y escribe:«Pues, así como abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, igualmente abunda también por Cristo nuestra consolación»(2 Co. 1,5).

En la oración de bendición, que introduce la Segunda Carta a los Corintios domina entonces, junto al tema de la aflicción, el tema del consuelo, que no debe interpretarse solo como un simple consuelo, sino sobretodo como un estímulo y exhortación a no dejarse vencer por la tribulación y las dificultades. La invitación es a vivir cada situación unida a Cristo, que carga sobre sí todo el sufrimiento y el pecado del mundo para traer luz, esperanza, redención. Y así Jesús nos capacita para consolar a la vez a quienes están en cualquier tipo de tribulación. La profunda unión con Cristo en la oración, la confianza en su presencia, nos llevan a la disponibilidad de compartir los sufrimientos y las aflicciones de los demás. Pablo escribe:«¿Quién desfallece sin que desfallezca yo? ¿Quién sufre escándalo sin que yo me abrase?»(2 Co. 11,29). Este intercambio no surge a partir de una simple benevolencia, ni solo por la generosidad humana o de un espíritu de altruismo, sino que surge del consuelo del Señor, por el firme apoyo de«una fuerza tan extraordinaria que es de Dios y no de nosotros»(2 Co. 4,7).

Queridos hermanos y hermanas, nuestra vida y nuestro camino a menudo están caracterizados por dificultades, incomprensiones, por sufrimientos. Todos lo sabemos. En la relación de fidelidad con el Señor, en la oración constante, diaria, también nosotros podemos, en realidad, sentir el consuelo que viene de Dios. Y esto fortalece nuestra fe, porque nos hace experimentar de forma concreta el «sí» de Dios al hombre, a nosotros, a mí, en Cristo; hace sentir la fidelidad de su amor, que llega hasta el don de su Hijo en la cruz. San Pablo afirma: «Porque el Hijo de Dios, Cristo Jesús, a quien les predicamos Silvano, Timoteo y yo, no fue y no; en él no hubo más que «sí». Pues todas las promesas hechas por Dios han tenido su en él; y por eso decimos por él«Amén» a la gloria de Dios» (2 Co. 1,19-20). El«sí»de Dios no se reduce, no va entre el«sí» y el«no», sino que es un simple y seguro«sí». Y a este«sí»respondemos con nuestro«sí», con nuestro«amén», y así estamos seguros del «sí» de Dios.

La fe no es principalmente acción humana, sino don gratuito de Dios, que tiene sus raíces en su lealtad, en su «sí», que nos hace comprender cómo vivir nuestras vidas amándolo a él y a los hermanos. Toda la historia de la salvación es una revelación progresiva de esta fidelidad de Dios, a pesar de nuestras infidelidades y de nuestros rechazos, con la certeza de que «¡los dones y el llamado de Dios son irrevocables!», como dice el Apóstol en la Carta a los Romanos (11, 29).

Queridos hermanos y hermanas, el modo de actuar de Dios --muy diferente del nuestro--, nos da consuelo, fortaleza y esperanza, porque Dios no retira su«sí». De frente a los conflictos en las relaciones humanas, a menudo familiares, estamos inclinados a no perseverar en el amor gratuito, que cuesta esfuerzo y sacrificio. En cambio, Dios no se cansa con nosotros, nunca se cansa de ser paciente con nosotros y con su inmensa misericordia nos precede siempre, viene a nuestro encuentro antes, es absolutamente confiable su«sí».

En el evento de la Cruz nos muestra la medida de su amor, que no calcula y que no tiene medida. San Pablo escribe en la Carta a Tito:«Mas cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los hombres»(Tt. 3,4). Y debido a que este«sí»se renueva cada día con«el que nos ungió, y el que nos marcó con su sello y nos dio en arras el Espíritu en nuestros corazones»(2 Co. 1,21b-22).

Y es el Espíritu Santo el que hace constantemente presente y vivo el«sí»de Dios en Jesucristo y crea en nuestro corazón el deseo de seguirlo para entrar totalmente, un día, en su amor, cuando recibiremos una morada no hecha con manos humanas en los cielos. No hay ninguna persona que no sea alcanzada e interpelada por este amor fiel, capaz de esperar incluso por aquellos que siguen respondiendo con el«no»del rechazo o del endurecimiento del corazón. Dios nos espera, nos busca siempre, quiere acogernos en la comunión con sí para darnos a cada uno de nosotros plenitud de vida, de esperanza y de paz.

En el «sí»fiel de Dios se injerta el «amén» de la Iglesia que resuena en cada acción de la liturgia: «amén» es la respuesta de la fe que siempre cierra nuestra oración personal y comunitaria, y que expresa nuestro «sí» a la iniciativa de Dios. A menudo respondemos como una costumbre con nuestro «amén»en la oración, sin comprender el significado profundo. Este término viene de 'aman, que en hebreo y en arameo significa«estabilizar»,«consolidar» y, por tanto,«estar seguro»,«decir la verdad». " Si nos fijamos en las Escrituras, vemos que este«amén» se dice al final de los salmos de bendición y de alabanza, como, por ejemplo, el salmo 41:«En cuanto a mí, me mantendrás en mi inocencia, me admitirás por siempre en tu presencia. ¡Bendito sea Yahvé, Dios de Israel, desde siempre y hasta siempre! ¡Amén!¡Amén!» (vv. 13-14). O, expresa lealtad a Dios, cuando el pueblo de Israel regresa lleno de alegría del exilio de Babilonia y dice su«sí», su «amén» a Dios y a su Ley. En el Libro de Nehemías se relata que después de este retorno,«Esdras abrió el libro (de la Ley), a los ojos de todo el pueblo –pues estaba más alto que todo el pueblo—y al abrirlo, el pueblo entero se puso en pie. Esdras bendijo al Señor, Dios grande; y todo el pueblo, alzando las manos, respondió:‘¡Amén!¡Amén!’» (Ne. 8,5-6).

Desde el principio entonces, el «amén»de la liturgia judía se ha convertido en el «amén»de las primeras comunidades cristianas. Y el libro de la liturgia cristiana por excelencia, el Apocalipsis de San Juan, comienza con el «amén» de la Iglesia: «Al que nos ama y nos ha lavado con su sangre de nuestros pecados, y ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para su Dios y Padre, a él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén» (Ap. 1,5b-6). Así es en el primer capítulo de Apocalipsis. Y el mismo libro termina con la invocación:«¡Amén!, ¡Ven, Señor Jesús!» (Ap. 22,20).

Queridos amigos, la oración es el encuentro con una persona viva a quien escuchar y con quien comunicarse; es el encuentro con Dios que renueva su lealtad inquebrantable, su«sí»al hombre, a cada uno de nosotros, para darnos su consuelo en medio de lo tormentoso de la vida y hacernos vivir, unidos a Él, una vida llena de alegría y de bien, que encontrará su plenitud en la vida eterna.

En nuestra oración somos llamados a decir«sí»a Dios, a responder a este«amén»de la adhesión, de la fidelidad a Él a lo largo de nuestras vidas. Esta fidelidad no la podemos obtener con nuestras fuerzas, no es sólo un fruto de nuestro compromiso diario; esta viene de Dios y se basa sobre el«sí»de Cristo, que afirma: mi alimento es hacer la voluntad del Padre (cf. Jn. 4, 34).

Es en este«sí» que debemosentrar, entrar en este «sí» de Cristo, en la adhesión a la voluntad de Dios, para llegar a afirmar con san Pablo que nos somos nosotros los que vivimos, sino que es Cristo quien vive en nosotros. Entonces el«amén»de nuestra oración personal y comunitariaenvolveráy transformará toda nuestra vida, una vida con el consuelo de Dios, una vida inmersa en el amor eterno e inconmovible. Gracias.

Traducido del original italiano por José Antonio Varela V.

©Librería Editorial Vaticana

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Mundo


Los principios cristianos favorecieron el desarrollo de Costa Rica
Declaraciones de la presidenta Laura Chinchilla
Por H. Sergio Mora

ROMA, miércoles 30 mayo 2012 (ZENIT.org).- Costa Rica se ha desarrollado en gran parte gracias a que se ha acercado mucho a los principios del cristianismo como la solidaridad, la justicia y la paz. Benedicto XVI tiene muy presente la preocupación ambiental de Costa Rica, espera que esta línea se mantenga y sabe que las diferencias existentes con Nicaragua serán resueltas por el Tribunal Internacional de la Haya.

Lo indicó a ZENIT la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla Miranda, en una rueda de prensa que se realizó ayer en el Instituto Italo Latino Americano, antes de partir para Suiza en donde hoy se encuentra y concluirá su gira.

Laura Chinchilla Miranda fue elegida el 7 de febrero de 2010 como presidenta de la República para un período de cuatro años y fue vicepresidenta durante el gobierno del premio nobel, Oscar Arias. La visita de Chinchilla en el Vaticano es parte de la gira que realiza por varios países europeos. Ahora está en Suiza y ya visitó entre otros a Francia y Alemania.

“ El santo padre la tiene muy presente la preocupación por la variable ambiental de manera que se tocó el tema --indicó la presidenta- y le agradecí mucho el hecho que él alabara la presencia tan profunda que tiene esta variable en los planes de desarrollo de Costa Rica”. Y añadió que el papa mantiene “su expectativa para que Costa Rica se mantenga en este camino y no lo abandone”.

Si bien Costa Rica --como indicó la presidenta- está empeñada en un proceso de renovación de las fuertes energéticas con energías sustentables, los medios informativos han destacado recientemente la protesta de Nicaragua por la construcción de una carretera por parte de Costa Rica, en una zona limítrofe, que está causando un fuerte impacto ambiental al ecosistema en la zona.

Otro de los motivos de tensión en las relaciones entre ambos países surgió en 2010 en torno al dragado del Río San Juan y la presencia de tropas militares nicaragüenses en la Isla Calero. Ambos países defienden su soberanía en la zona. El caso está en los tribunales internacionales. La Corte Internacional de Justicia de La Haya ordenó a Nicaragua y Costa Rica abstenerse de enviar y estacionar fuerzas de seguridad en este territorio en disputa en el río fronterizo San Juan, hasta que emita un fallo final.

Sobre estos problemas limítrofes existentes con Nicaragua, ZENIT le preguntó a la presidenta si el tema fue hablado durante la visita que realizó en el Vaticano o se había pedido la mediación del mismo, a lo que respondió recordando que Costa Rica no tiene Ejército y que considera la resolución de los mismos en los foros internacionales, si bien indicó, que el Vaticano fue actualizado sobre la situación existente.

“En cuanto a algunas diferencias –indicó Chinchilla Miranda- que tienen mi país con naciones vecinas, les recuerdo que Costa Rica es una nación desarmada, Costa Rica no provoca conflictos y trata de evitarlos y cuando surgen conflictos provocados por terceros procura recurrir al derecho internacional”.

Y puntualizó que “en este sentido simplemente se aprovechó para actualizar la situación y las diferencias que tenenos con nuestro vecino del norte y seguimos confiando que el fallo final que se está gestionando en el Tribunal Internacional de la Haya nos resulte favorable”.

Sobre la catolicidad del pueblo costarricense, cuyo Estado es confesional con una Constitución que establece al catolicismo como la religión oficial, la presidenta indicó: “Costa Rica es un país mayoritariamente católico, el 75% profesa esta fe, y un país que ha acercado mucho su desarrollo a los principios del cristianismo como la solidaridad, la justicia y la paz, de manera que el encuentro con su santidad Benedicto XVI resulta siempre un encuentro relevante para los presidentes de mi país”.

Recordó que “el santo padre mandó su bendición y un saludo cariñoso a nuestro pueblo” y que el encuentro sirvió para invitarlo a Costa Rica “si bien sabemos que tiene una agenda compleja y cargada”. En el encuentro el Vaticano recordó la importancia de la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural.

Después de la audiencia con Benedicto XVI (ver: http://www.zenit.org/article-42307?l=spanish) la presidenta realizó una disertación en el Vaticano, en la Pontifica Academia de las Ciencias Sociales. Con la presencia del cardenal Antonio Cañizares prefecto de la congregación del culto divino; del Gobernador de la Ciudad del Vaticano, el cardenal Giuseppe Bertello y de numeroso público entre los cuales diversos embajadores ante la Santa Sede.

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Ecuador: Simposio sobre la vida y misión de dos misioneros mártires
En los 25 años de la muerte de monseñor Labaka y la hermana Inés Arango
QUITO, miércoles 30 mayo de 2012 (ZENIT.org).- El Vicariato de Aguarico junto con los Hermanos Menores Capuchinos y las Hermanas Terciarias Capuchinas organizaron en la ciudad de Quito, Ecuador, el I Simposio sobre la Vida y Misión de monseñor Alejandro Labaka y de la hermana Inés Arango.

Este simposio trató de conmemorar los 25 años su muerte martirial y buscó llevar a cabo una reflexión científica sobre sus opciones misioneras en defensa de los pueblos indígenas. Tuvo lugar en el magno auditorio de la Universidad Politécnica Salesiana los días del 21 al 24 de mayo.

El acto inaugural fue presidido por los ministros viceprovinciales de los Hermanos Capuchinos en Ecuador y de las Hermanas Terciarias Capuchinas, padre Vicente Quisirumbay y hermana Mercedes Velásquez, junto con monseñor Jesús Esteban Sádaba, obispo del Vicariato de Aguarico.

Esta iniciativa contó con el respaldo del Episcopado Ecuatoriano, haciéndose presente cada día un obispo para presidir la mesa de panelistas. Monseñor Antonio Arregui, presidente del episcopado, fue el primero en participar exponiendo su deseo de que la vida y misión de Alejandro y de Inés fuera conocida por todos. El cardenal Raúl Vela, fue el encargado de presidir la mesa de panelistas el último día.

El primer día el ponente fue el padre Miguel Ángel Cabodevilla, OFMCap (España), quien presentó la faceta política de Alejandro Labaka en defensa de los pueblos indígenas y no contactados. Y dejó ver cómo la lucha de estos mártires aún sigue vigente en contra del exterminio de los pueblos indígenas y contra la explotación petrolera que devasta la selva.

En el segundo día se reflexionó sobre el diario misionero de Alejandro Labaka, que es “Crónica Huaorani”. El ponente de este tema fue el teólogo padre Fidel Aizpurúa, OFMCap (España). El padre Fidel presentó a “Crónica Huaorani” como un libro fundamental de misionología actual, que parte de la experiencia de vida de monseñor Labaka.

El padre Roberto Tomichá OFMConv (Bolivia) fue el expositor del tercer día. Él se encargó de mostrar la relación entre inculturación y misión. Mostrando que el estilo misionero de monseñor Labaka se fundamenta en la inculturación del evangelio que pone en primer lugar a la persona como “Semillas de Verbo”.

El tema de la espiritualidad de estos misioneros fue la exposición del último día. Los ponentes fueron el padre Rufino Grández OFMCap (España-México) y la hermana Isabel Verdizaval TC (España). Cada uno presento los fundamentos espirituales que llevaron a Alejandro e Inés a vivir profundamente su misión.

La reflexión en el simposio partía de una exposición principal y luego el eco de dos personas versadas en el tema y terminaba con las preguntas de los asistentes. Como panelistas han estado personajes importantes de la vida religiosa y universitaria del Ecuador.

A lo largo de estos cuatro días de reflexión la asistencia estuvo marcada por la gran participación de los diferentes institutos de vida religiosa y de los obispos de la Iglesia ecuatoriana.

Los asistentes a este simposio también pudieron observar la exposición fotográfica sobre la vida de estos dos mártires “Alejandro Labaka, puente entre culturas”. Esta exposición ha recorrido y sigue recorriendo las principales ciudades de Ecuador, contando hasta el momento con veinte ciudades visitadas y más de cien mil visitantes.

Muertos por aquellos a quienes defendían

El 21 de julio de 1987, el obispo capuchino Alejandro Labaka y la hermana Inés Arango, dos misioneros en la Amazonia ecuatoriana, recibieron la muerte acribillados por las lanzas de los nativos huaorani. En 2011 se inició el año jubilar por su muerte.

Frente a la explotación de los recursos naturales de parte de las grandes compañías petroleras, el obispo había dado proridad a la vida de las personas y defendido con coraje los derechos de las minorías indígenas.

Paradójicamente, los indígenas, que se sentían acorralados, mataron a los dos misioneros que les ofrecían su apoyo.

Más información en www.alejandroeines.org.

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Siria: Oración y ayuno en el infierno de la batalla
La experiencia de un sacerdote católico
ROMA, miércoles 30 mayo 2012 (ZENIT.org).- En medio de masacres, violaciones, tiroteos, secuestros, venganzas, una pequeña llama de fe y de amor se ha encendido en la ciudad de Qusayr, cerca de Homs, Siria uno de los lugares donde la guerra se ha desatado con mayor violencia.

Según ha podido saber la agencia Fides, a través de fuentes locales, un sacerdote católico, que por ahora prefiere mantener el anonimato, se ha establecido audazmente en la ciudad, en una casa parroquial, con la única finalidad de hacer una experiencia de oración continua y ayuno, para implorar a Dios la paz y la reconciliación.

Justo allí donde “se está desatando el infierno”, su presencia, explica el sacerdote, quiere ser un “claro signo de la no violencia, un testimonio de la fe y el amor por el pueblo sirio”. Su ser un “signo de contradicción”, será una experiencia que los fieles de todas las religiones podrán comprender, ya que “las armas de la oración y el ayuno son importantes en el cristianismo y en el Islam”. Pretende ser una manera “para recordar a todos los hombres, que están luchando y matando, que la única fuente de esperanza es Dios: el Dios de la vida, el Dios de la paz, el Dios de la reconciliación, que nos hace hermanos y no enemigos” comenta.

Fuentes de Fides no excluyen que, mientras su experiencia se difunde por la ciudad, cristianos y musulmanes puedan unirse a él, a pesar de los peligros, y que en la ciudad devastada por el conflicto pueda encenderse una nueva luz de esperanza para Siria, gracias a hombres y mujeres que rechazan el odio y escogen la no violencia en el nombre de su fe.

La religión y la fe –señalan las fuentes de Fides- en realidad son un componente importante de la vida y la identidad del pueblo sirio, y en estas horas difíciles de brutalidad, es necesario apoyarse en el componente espiritual, que confiere al hombre su verdadera dimensión, su verdadera dignidad.  

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Encuentro Mundial de las Familias


La familia: una "casa con paredes de piedras vivas"
El cardenal Ravasi y el profesor Bruni inauguran el Congreso Internacional Teológico Pastoral
Por Luca Marcolivio

MILÁN, miércoles 30 mayo 2012 (ZENIT.org).- El punto de vista eclesial y el laico se han armonizado durante la primera sesión del Congreso Internacional Teológico Pastoral, inaugurado hoy en Fieramilanocity, poco después de la inauguración del VII Encuentro Mundial de las Familias.

La institución de la familia, como explicó el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, tiene raíces significativas en la Biblia. En su ponencia "La familia entre obra de la creación y fiesta de la salvación", Ravasi subrayó que uno de los términos más recurrentes en las Sagradas Escrituras judeo-cristianas es justo el de "casa" (“bajit/bet”, repetido 2.092 veces en Antiguo Testamento y “oikos/oikìa”, repetido 209 veces en el Nuevo Testamento).

La imagen de la casa tiene en consecuencia un valor tanto religioso como cultural. Es un "espacio indispensable, donde la familia debe sobrevivir y vivir, y está constituída por las personas que en la familia viven, sufren, están en tensión y dialogan", añadió el purpurado.

En la casa destacan las paredes de piedras vivas, metáfora de los hijos, de algo que crece, que tiende hacia lo alto. "La plenitud de la familia está tendencialmente confiada a la descenedencia", explicó Ravasi.

La "casa", es decir la familia, está compuesta por tres "habitaciones". La primera es la habitación del dolor, es decir, de la laceración, de la incomprensión, de la violencia, de la que la misma narración bíblica da a menudo testimonio.

Las mismas laceraciones pueden darse hoy, en forma diversa, en la fecundación artificial, en la pareja homosexual, en la clonación y en varios "desconcertantes itinerarios bioéticos" que corren el riesgo de minar los fundamentos del instituto familiar.

La segunda habitación es la del trabajo: en su obra de creación, Dios "no es ciertamente similar a un guerrero destructor, como sucedía, en cambio, en las antiguas comsologías del Oriente Próximo" sino semejante, más bien, a un "trabajador que obra durante una semana laboral de seis días (Gen 1,1) o a un “pastor” (Sal 23) o un “campesino” (Sal 65,10-14).

A esta luz, el salmista pinta un "delicioso interior familiar que tiene en el centro una mesa festiva donde está sentado el padre que puede alimantarse a sí mismo, a su esposa comparada con una viña fecunda, y a los hijos, vigorosos ramos de olivo, a través de la fatiga de sus manos" (Sal 128,2-3).

La habitación de la fiesta es también la estancia de la "alegría familiar". A través de la fiesta el hombre, de imperfecto que es, se hace "perfecto", entrando "en lo trascendente, en el culto, en lo eterno".

El punto de vista laico, marcadamente socioeconómico, fue analizado por Luigino Bruni, profesor asociado de Economía Política en la Universidad de Milán-Bicocca, según el cual la cultura dominante de hoy, mira "mucho a las finanzas y poco al trabajo".

Erróneamente, se sigue percibiendo la economia como dialéctica "entre trabajador y empresario", cuando ambas categorías están sometidas al dominio de las mismas finanzas.
Según el profesor Bruni, "hay que llevar al centro de todo el trabajo". En cambio, en la mentalidad actual, "domina la cultura del incentivo, por la cual se trabaja tanto solo en la perspectiva de ser mejor pagados".

No se puede, sin embargo, agotar el trabajo en la sola ganancia: hay que, por el contrario, redescubrir la ética del "trabajo bien hecho" que, explicó el economista, "se aprende principalmente en familia". En familia se aprende la cultura de la gratuidad, entendida no tanto como sacrificio o como trabajo sino como don.

La mentalidad del incentivo a toda costa, por tanto, acaba por arruinar la parte mejor de los trabajadores, "comprando" su corazón y su alma y "secando" la fuerza trabajadora.

El profesor Bruni, como conclusión de su intervención, adelantó un par de propuestas con el fin de "rehumanizar" la relación economía-familia: prohibir la publicidad dirigida a los niños, redirigiéndola hacia los padres, y prohibir también cualquier publicidad de máquinas de juego y otros juegos de azar, todos sustancialmente nocivos para las relaciones familiares.

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El cardenal de Barcelona, en Roma y Milán
Asistirá al VII Encuentro Mundial de las Familias
BARCELONA, miércoles 30 mayo 2012 (ZENIT.org).- El cardenal Lluís Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona, participará mañana jueves en la plenaria del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, dicasterio de la Curia del que es miembro desde el año 2002.

Posteriormente --informa el Arzobispado de Barcelona- se desplazará a Milán para participar, los días 2 y 3 de junio, en el VII Encuentro Internacional de las Familias, acompañando al santo padre. Entre otras, estará presente en la multitudinaria misa que se celebrará el domingo en el aeropuerto de Bresso, en la capital lombarda.

Allá se encontrará con los numerosos participantes procedentes de la archidiócesis de Barcelona, presentes en Milán desde hoy miércoles, convocados tanto por la Delegación diocesana de Pastoral Familiar como por diversos movimientos eclesiales de la archidiócesis, con el delegado diocesano a su frente, Manel Claret.

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Milán 2012: Congreso internacional teológico pastoral sobre la familia
'Un evento de extraordinario valor', dijo el cardenal Scola en la presentación
MILÁN, miércoles 30 mayo 2012 (ZENIT.org).- "El Congreso internacional teológico pastoral es un evento extraordinario y de valor, que potencia la vida de los ciudadanos tanto en su dimensión eclesiástica como en la civil": El cardenal Angelo Scola, arzobipo de Milán, abrió la rueda de prensa de presentación del congreso este martes.

Intervino también el cardenal Ennio Antonelli, presidente del Consejo Pontificio para la Familia quien anticipó una de las investigaciones que serán presentadas durante el congreso: "La familia normal, formada por una pareja estable con dos o más hijos, es más feliz para las personas que la componen y más ventajosa para la sociedad. Aunque más pobre desde el punto de vista económico, es más rica en relaciones y en última instancia produce 'capital humano' de calidad".

Para monseñor Franco Giulio Brambilla, obispo de Novara y copresidente del Comité científico teológico del VII Encuentro Mundial de las Familias, el congreso "mostrará tres modos de renovar la vida cotidiana, desde el vivir las relaciones (la familia), a habitar el mundo (el trabajo), y a humanizar el tiempo (el domingo).

"La familia es una realidad pública reconocible y representa un mensaje que se dirige a todos, no sólo a los creyentes: es un lugar primario en el que primariamente se aprende la responsabilidad", dijo Eugenia Scabini, decana de la Facultad de Psicología de la Universidad Católica y consultora del Consejo Pontificio para la Familia.

Expresaron altas expectativas Alfonso y Francesca Colzani, responsables del Servicio para la Familia de la Diócesis de Milán: "Nos preparamos con gran serenidad a estos momentos del congreso, esoeramos encontrar y conocer a familias de las más variadas proveniencias y por tanto enriquecer nuestra experiencia. Nos esperamos un buen regreso a la vida ordinaria al término de los encuentros".

Por último Renzo Canciani, responsable del Centro de producción TV Rai de Milán presentó las cifras del empeño de la Rai para informar sobre la visita del papa: "Más de treinta telecámaras, una emisión de alta definición en mundivisión, una moto, un helicóptero para seguir a Benedicto XVI y cerca de doscientas personas empeñadas en diversos lugares".

Mientras tanto, la ciudad se moviliza para vivir lo mejor posible las citas del VII Encuentro Mundial de las Familias. Para facilitar los traslados, están previstos descuentos y facilidades en los medios públicos. En el sitio www.family2012.com se encuentran los enlaces a los sitios de las entidades de transporte para las informaciones sobre horarios, trayectos, billetes e itinerarios aconsejados.

Entre los peregrinos que van llegando a la ciudad, están los delegados de 85 conferencias episcopales, que representan al 90% de las conferencias episcopales del mundo: 28 delegaciones llegan de Europa, 18 de África, 22 de América, 14 de Asia y una de Oceanía.

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El espíritu de la liturgia


¿Cuándo celebrar?/3: El año litúrgico (CCC 1168-1173)
Columna de teología litúrgica a cargo del padre Mauro Gagliardi
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 30 mayo 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos la columna de teología litúrgica a cargo del padre Mauro Gagliardi, esta vez con un artículo de Juan José Silvestre, profesor de liturgia.

*****

Por Juan José Silvestre*

En la Pascua –que significa inseparablemente cruz y resurrección– se sintetiza la entera historia de la salvación, está presente de forma concentrada toda la obra de la redención. “Se podría decir que la Pascua constituye la categoría central de la teología del Concilio” (J. Ratzinger, Opera omnia, 774). En este contexto se sitúa también el Año litúrgico. De hecho, “a partir del «Triduo Pascual», como de su fuente de luz, el tiempo nuevo de la resurrección llena todo el año litúrgico con su resplandor” (Catecismo de la Iglesia Católica [CEC], 1168).

No podía ser de otro modo pues la Pasión, muerte y resurrección del Señor “es un acontecimiento real, sucedido en nuestra historia, pero absolutamente singular: todos los demás acontecimientos suceden una vez, y luego pasan y son absorbidos por el pasado. El misterio pascual de Cristo, por el contrario, no puede permanecer solamente en el pasado, pues por su muerte destruyó a la muerte, y todo lo que Cristo es y todo lo que hizo y padeció por los hombres participa de la eternidad divina y domina así todos los tiempos y en ellos se mantiene permanentemente presente. El acontecimiento de la cruz y de la resurrección permanece y atrae todo hacia la Vida” (CEC, 1085).

Es cierto que la crucifixión de Cristo, su muerte en la cruz y, de manera diferente, su resurrección del sepulcro, son acontecimientos históricos únicos que, en cuanto tales, pertenecen al pasado. Pero si únicamente fuesen hechos del pasado, no podría existir una real conexión con ellos. En último término no tendrían nada que ver con nosotros. Por eso el CEC prosigue diciendo: “La economía de la salvación actúa en el marco del tiempo, pero desde su cumplimiento en la Pascua de Jesús y la efusión del Espíritu Santo, el fin de la historia es anticipado, como pregustado, y el Reino de Dios irrumpe en el tiempo de la humanidad” (CEC, 1168).

Hemos de reconocer que la resurrección está tan fuera de nuestro horizonte, resulta tan extraña a todas nuestras experiencias, que es posible que nos preguntemos: ¿En qué consiste propiamente eso de «resucitar»? ¿Qué significa para nosotros?

Benedicto XVI se aproxima a este Misterio y afirma: “La resurrección es –si podemos usar por una vez el lenguaje de la teoría de la evolución– la mayor «mutación», el salto más decisivo en absoluto hacia una dimensión totalmente nueva, que se haya producido jamás en la larga historia de la vida y de sus desarrollos: un salto de un orden completamente nuevo, que nos afecta y que atañe a toda la historia. [...] era uno con el Dios vivo, unido talmente a Él que formaba con Él una sola persona [...]. Su propia vida no era solamente suya, era una comunión existencial con Dios y un estar insertado en Dios, y por eso no se le podía quitar realmente. Él pudo dejarse matar por amor, pero justamente así destruyó el carácter definitivo de la muerte, porque en Él estaba presente el carácter definitivo de la vida. Él era una cosa sola con la vida indestructible, de manera que ésta brotó de nuevo a través de la muerte. Expresemos una vez más lo mismo desde otro punto de vista. Su muerte fue un acto de amor. En la última cena, Él anticipó la muerte y la transformó en el don de sí mismo. Su comunión existencial con Dios era concretamente una comunión existencial con el amor de Dios, y este amor es la verdadera potencia contra la muerte, es más fuerte que la muerte” (Homilía, 15.04.2006).

Este es el verdadero núcleo y la verdadera grandeza de la Eucaristía, que siempre es más que un banquete, pues por su celebración se hace presente el Señor, junto con los méritos de su muerte y resurrección, acontecimiento central de nuestra salvación (cf. Ecclesia de Eucharistia, 11). Así, “el Misterio de la resurrección, en el cual Cristo ha aplastado a la muerte, penetra en nuestro viejo tiempo con su poderosa energía, hasta que todo le esté sometido” (CEC, 1169). Esto acontece porque Cristo, Dios y hombre, mantiene siempre actual, en su dimensión personal de eternidad, el valor de hechos históricos del pasado, cuales son su muerte y resurrección.

Por eso la Iglesia celebra la obra salvífica de Cristo, cada semana en el día del Señor, en el que la Celebración eucarística supone un encaminarse hacia el interior de la contemporaneidad con el misterio de la Pascua de Cristo, y una vez al año, en la máxima solemnidad de la Pascua que no es simplemente una fiesta entre otras: es la “Fiesta de las fiestas”, “Solemnidad de las solemnidades” (CEC, 1169).

Por otra parte, del mismo modo que “durante su vida terrestre Jesús anunciaba con su enseñanza y anticipaba con sus actos el misterio pascual” (CEC, 1085) ahora durante el tiempo de la Iglesia el año litúrgico se presenta como “el desarrollo de los diversos aspectos del único misterio pascual. Esto vale muy particularmente para el ciclo de las fiestas en torno al misterio de la Encarnación que conmemoran el comienzo de nuestra salvación y nos comunican las primicias del misterio de Pascua” (CEC, 1171).

Finalmente a lo largo del año litúrgico la Iglesia venera de modo especial a la Santísima Virgen, “unida con un vínculo indisoluble a la obra salvadora de su Hijo; en ella mira y exalta el fruto más excelente de la redención y contempla con gozo, como en una imagen purísima, aquello que ella misma, toda entera, desea y espera ser” (CEC, 1172). Y en el recuerdo de los santos “proclama el misterio pascual cumplido en ellos, que padecieron con Cristo y han sido glorificados con Él; propone a los fieles sus ejemplos, que atraen a todos por medio de Cristo al Padre, y por sus méritos implora los beneficios divinos” (CEC, 1173).

*Juan José Silvestre es profesor de Liturgia en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz y consultor de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice.

Quien desee hacer preguntas o expresar opiniones sobre los temas tocados por la columna dirigida por don Mauro Gagliardi, puede escribir a la dirección: liturgia.zenit@zenit.org.

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Documentación


Nicaragua: 'Urge valorar la maternidad como misión excelente de las mujeres'
Mensaje de la Conferencia Episcopal con motivo del día de las Madres
MANAGUA, miércoles 30 mayo 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos el mensaje que los obispos de Nicaragua han dirigido a todas las madres nicaragüenses para rendirles homenaje en su día.

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Bendita tú entre todas las mujeres y bendito el fruto de vientre (Lc. 1, 42)

Hermanos y Hermanas:

Si siempre ha sido justo y necesario para la Iglesia Católica alabar y bendecir a la Virgen María, Madre de Jesucristo nuestro Dios y Señor, con la convicción de que toda glorificación y culto rendidos a la Madre de Dios redunda y termina en honor de su Divino Hijo, también hoy y aquí en Nicaragua es indispensable testimoniar amor y respeto a la Bendita Virgen María, Madre de todos y de cada uno de los que somos discípulos de Cristo en esta tierra nicaragüense.

Impulsados por esta devoción cristiana y mariana de la Iglesia deseamos rendir homenaje de veneración y cariño a todas las madres nicaragüenses en este mes de mayo en el día que a ellas se dedica especialmente en nuestro país. Saludamos a todas las madres convencidos de que hoy más que nunca «urge valorar la maternidad, como misión excelente de las mujeres», quienes son «insustituibles en el hogar, la educación de los hijos y la transmisión de la fe», lo cual no las excluye de «su participación activa en la construcción de la sociedad» (Aparecida, 456).

Ciertamente que la bendición que Isabel dirige a la Virgen María a causa de su maternidad, tal como lo testimonia la Sagrada Escritura (cf. Lc 1,42), es única tanto por la dignidad del fruto bendito de su vientre quien es «Dios con nosotros» (Mt 1,23), como por su condición privilegiada de maternidad virginal; sin embargo, podemos decir que la bendición divina se derrama también sobre toda maternidad humana en cuanto esta es de alguna manera participación en la obra creadora de la vida que tiene su sagrado origen en el mismo Dios.

No pretendemos en este mensaje abundar en conceptos acerca de la dignidad única de la maternidad y de su sublime misión en el mundo. Los Obispos de Nicaragua queremos más bien rendir en nombre y en representación de la Iglesia Católica en nuestra patria, un sincero homenaje de cariño a todas las madres de Nicaragua y particularmente hacer un reconocimiento a aquellas que han hecho de sus hogares santuarios de la vida, escuelas de fe y verdaderos reductos de amor en medio de una sociedad conflictiva e incluso en muchos aspectos adversa al plan de Dios sobre el matrimonio y la familia.

Deseamos también en esta ocasión declarar nuestro profundo respeto y amor por todas y cada una de las familias nicaragüenses. Este amor es el que nos ha motivado a dar especialísima atención a la pastoral familiar en nuestras iglesias particulares. Por ello también seguimos de cerca en oración y en actitud de discernimiento a la luz de la Palabra de Dios el debate acerca del nuevo Código de la Familia que se está llevando a cabo en la Asamblea Nacional. Lo hacemos con el único objetivo de poder ofrecer a nuestro pueblo y a las autoridades legislativas del país la luz que emana de la sabiduría del Evangelio sobre esta temática de tanta trascendencia para la persona humana y para la sociedad.

Reconocemos con satisfacción que a pesar de las presiones de países o grupos económicamente poderosos, cuyas voces son amplificadas y magnificadas en diversos medios de comunicación social en contra de la doctrina eclesial acerca de la familia y del matrimonio, se haya conservado en nuestra legislación aquello que para la Iglesia, desde su visión cristiana del hombre y de la sociedad es irrenunciable y sagrado, es decir, que la verdadera familia tiene como fundamento la unión estable entre un hombre y una mujer.

Nos satisface que Nicaragua pueda dar ante el mundo testimonio de respeto a los valores cristianos en lo que respecta al matrimonio y a la familia, pues son estos valores los que aseguran la plena realización del ser humano en su dignidad y grandeza. Sin embargo, no deja de causarnos preocupación el hecho de que en el Código de la Familia haya enunciados que puedan conducir peligrosamente a usurpar el derecho de los padres sobre sus hijos menores, mediante intromisiones en la privacidad familiar de parte de grupos políticos o de personas ajenas al núcleo familiar. Deseamos que la sociedad nicaragüense pueda tener leyes que salvaguarden los auténticos valores morales, que respeten el auténtico sentido de la familia, que ayuden a mejorar las condiciones de vida de los hogares y que no se dejen abiertas puertas en las que se puedan introducir mayor destrucción en las familias ya de por sí bastante enfermas y disgregadas.

Enviamos un mensaje de bendición y de aliento a las madres nicaragüenses que de manera valiente han acogido la misión de albergar en ellas la vida de un nuevo ser, aunque a veces las circunstancias para ello no han sido fáciles. A aquellas que por dificultades, que no es el caso juzgar en este momento, han cortado esa vida en su propio vientre, les acompañamos en su dolor con nuestro cariño y oración, invitándoles a reparar el error cometido, a que se abran con confianza a la vida y que encuentren la paz y la fortaleza en el amor y en la misericordia infinita de Dios.

Al felicitar hoy a todas las madres de Nicaragua que han sabido recibir la vida, darla a luz, sostenerla y educarla con amor, no podemos dejar de experimentar el gozo de sentir también cerca nosotros la ternura del corazón lleno de pureza y bondad de la Madre de Cristo, que él mismo nos entregó como verdadera madre al pie de la cruz (cf. Jn 19, 26-27).

Finalizamos este mensaje exhortando a todos a trabajar en la defensa de la vida humana desde su concepción hasta su fin natural y a favor de la familia, a apoyar y promover proyectos de promoción de la mujer, a poner entusiasmo en el apostolado por la santificación de los hogares y a dar testimonio del Evangelio mediante una vida según la voluntad de Dios, a imitación de María Inmaculada, verdadera «sierva del Señor» (Lc 1,38). Así podremos construir una sociedad más humana y más justa desde la familia, que es y deberá ser siempre espacio y escuela de comunión, fuente de valores humanos y cívicos, hogar en el que la vida nace y se acoge generosa y responsablemente y verdadera escuela de la fe (cf. Aparecida 302).

Dado en Managua a los treinta días del mes de mayo de dos mil doce.

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Publicadas las normas para discernir sobre apariciones y revelaciones
En el sitio del Vaticano
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 30 mayo 2012 (ZENIT.org).- Han sido publicadas en el sitio del Vaticano: www.vatican.va las “Normas para proceder en el discernimiento de presuntas apariciones y revelaciones”, emanadas en 1978 por la Congregación para la Doctrina de la Fe. Además del texto original en lengua latina, han sido puestas a disposición las traducciones oficiales en los principales idiomas europeos. La publicación de las “Normas” está acompañada por un prefacio firmado por el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cardenal William, cuyo texto ofrecemos.

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PREFACIO

1. La Congregación para la Doctrina de la Fe se ocupa de las materias vinculadas a la promoción y tutela de la doctrina de la fe y la moral, y es competente, además, para el examen de otros problemas relacionados con la disciplina de la fe, como los casos de pseudo-misticismo, supuestas apariciones, visiones y mensajes atribuidos a un origen sobrenatural. Cumpliendo esta delicada tarea confiada al Dicasterio, hace más de treinta años fueron preparadas las Normae de modo procedendi in diudicandis presumptis apparitionibus ac revelationibus. El documento, examinado por los Padres de la Sesión Plenaria de la Congregación, fue aprobado por el siervo de Dios, su santidad el papa Pablo VI el 24 de febrero de 1978 y emanado por el Dicasterio el día 25 de febrero de 1978. En aquel tiempo las Normae fueron enviadas y dadas a conocer a los Obispos sin que se realizase una publicación oficial, en consideración a que se dirigen principalmente a los Pastores de la Iglesia.

2. Como es sabido, con el pasar del tiempo el Documento, en más de una lengua, ha ido publicándose en algunas obras sobre la materia, pero sin la autorización previa de este Dicasterio, competente en la materia. Es necesario reconocer que los principales contenidos de estas importantes medidas normativas son hoy de dominio público. Por lo tanto, la Congregación para la Doctrina de la Fe ha considerado oportuno publicar las mencionadas normas, proveyéndolas de una traducción a las principales lenguas.

3. La actualidad de la problemática sobre las experiencias ligadas a los fenómenos sobrenaturales en la vida y misión de la Iglesia también ha sido notada recientemente por la solicitud pastoral de los obispos reunidos en la XII Asamblea Ordinaria del Sínodo de Obispos sobre la Palabra de Dios, en octubre de 2008. Tal preocupación ha sido recogida por el santo padre Benedicto XVI en un importante pasaje de la Exhortación Apostólica Post-sinodal Verbum Domini, insertándola en el horizonte global de la economía de la salvación. Me parece oportuno recordar aquí la enseñanza del sumo pontífice, que debe acogerse como invitación a brindar una oportuna atención a los fenómenos sobrenaturales a los cuales se refiere también la presente publicación:

«De este modo, la Iglesia expresa su conciencia de que Jesucristo es la Palabra definitiva de Dios; él es “el primero y el último” (Ap 1,17). Él ha dado su sentido definitivo a la creación y a la historia; por eso, estamos llamados a vivir el tiempo, a habitar la creación de Dios dentro de este ritmo escatológico de la Palabra; “la economía cristiana, por ser la alianza nueva y definitiva, nunca pasará; ni hay que esperar otra revelación pública antes de la gloriosa manifestación de Jesucristo nuestro Señor (cf. 1 Tm 6,14; Tt 2,13)” (Dei Verbum, n. 4). En efecto, como han recordado los Padres durante el Sínodo, la “especificidad del cristianismo se manifiesta en el acontecimiento Jesucristo, culmen de la Revelación, cumplimiento de las promesas de Dios y mediador del encuentro entre el hombre y Dios. Él, 'que nos ha revelado a Dios' (cf. Jn 1,18), es la Palabra única y definitiva entregada a la humanidad”. (Propositio 4). San Juan de la Cruz ha expresado admirablemente esta verdad: “Porque en darnos, como nos dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra... Porque lo que hablaba antes en partes a los profetas ya lo ha hablado a Él todo, dándonos el todo, que es su Hijo. Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no sólo haría una necedad, sino haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra cosa o novedad” (Subida al Monte Carmelo, II, 22)».

Teniendo presente todo esto, el Santo Padre Benedicto XVI destaca:

«El Sínodo ha recomendado “ayudar a los fieles a distinguir bien la Palabra de Dios de las revelaciones privadas” (Propositio 47), cuya función “no es la de... 'completar' la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en una cierta época de la historia” (Catecismo de la Iglesia Católica, 67). El valor de las revelaciones privadas es esencialmente diferente al de la única revelación pública: ésta exige nuestra fe; en ella, en efecto, a través de palabras humanas y de la mediación de la comunidad viva de la Iglesia, Dios mismo nos habla. El criterio de verdad de una revelación privada es su orientación con respecto a Cristo. Cuando nos aleja de Él, entonces no procede ciertamente del Espíritu Santo, que nos guía hacia el Evangelio y no hacia fuera. La revelación privada es una ayuda para esta fe, y se manifiesta como creíble precisamente cuando remite a la única revelación pública. Por eso, la aprobación eclesiástica de una revelación privada indica esencialmente que su mensaje no contiene nada contrario a la fe y a las buenas costumbres; es lícito hacerlo público, y los fieles pueden dar su asentimiento de forma prudente. Una revelación privada puede introducir nuevos acentos, dar lugar a nuevas formas de piedad o profundizar las antiguas. Puede tener un cierto carácter profético (cf. 1 Ts 5,19-21) y prestar una ayuda válida para comprender y vivir mejor el Evangelio en el presente; de ahí que no se pueda descartar. Es una ayuda que se ofrece pero que no es obligatorio usarla. En cualquier caso, ha de ser un alimento de la fe, esperanza y caridad, que son para todos la vía permanente de la salvación. (Cfr. Congregación para la Doctrina de la Fe, El mensaje de Fátima, 26 de Junio de 2000: Ench. Vat. 19, n 974-1021)» 

4. Es viva esperanza de esta Congregación que la publicación oficial de las Normas sobre el modo de proceder en el discernimiento de presuntas apariciones y revelaciones pueda ayudar a los Pastores de la Iglesia Católica en su empeño para la exigente tarea del discernimiento de las presuntas apariciones y revelaciones, mensajes y locuciones o, más en general, fenómenos extraordinarios o de presunto origen sobrenatural. Al mismo tiempo desea que el texto pueda ser útil a los teólogos y expertos en este ámbito de la experiencia viva de la Iglesia, que hoy reviste una cierta importancia y requiere de una reflexión más profunda.

WILLIAM Card. LEVADA

Prefecto

Ciudad del Vaticano, 14 de diciembre de 2011, memoria litúrgica de San Juan de la Cruz

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