La campaña de recaudación de fondos de 2012 ha terminado.

Falta todavía un poco para llegar a la meta que permitirá a ZENIT seguir adelante hasta finales de 2012. Puede ver la situación actual de los fondos que hemos recibido gracias a la generosidad de los lectores en:
http://www.zenit.org/spanish/donativos.html.

Aún están llegando cheques, por lo que todavía no podemos comunicar el resultado final de la campaña. Les informaremos en cuanto el balance final esté listo.

Deseamos hacer llegar nuestro profundo agradecimiento a todos los lectores que han enviado su donativo, así como a todos los que nos han mandado mensajes de solidaridad asegurando sus oraciones por el éxito de la campaña.
Todo este apoyo nos da fuerzas y nos anima enormemente para seguir adelante en nuestro trabajo.

Puede encontrar el mapa de donativos 2012 en: http://donations.zenit.org/es/map

Todavía es posible mandar donativos a través de: http://www.zenit.org/spanish/donativos.html

 

¡ Muchas gracias !

 


ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 3 de junio de 2012

Mundo

Cuba: La reconciliación, fuente de paz
Comunicadores católicos piden mayor transparencia informativa

Bolivia: El papel de la Iglesia ante el medio ambiente
Documento conclusivo de la XII Asamblea Nacional de la Pastoral Social Caritas

Donde Dios llora

'Cristo: no es solo una idea sino una persona viva'
Entrevista al cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga

Encuentro Mundial de las Familias

'Dios llama al hombre y a la mujer a transformar el mundo'
Al término del Encuentro Mundial de las Familias, ante un millón de peregrinos, Benedicto XVI exhorta a redescubrir la sacralidad de la fiesta y en especial del domingo

El próximo Encuentro Mundial de las Familias será el 2015 en Filadelfia
Benedicto XVI anunció antes del Angelus la elección de dicha ciudad estadounidense

'Santidad, eres el entrenador de ese inmenso equipo que es la Iglesia'
En el estadio de San Siro, fiesta de los jóvenes de confirmación con Benedicto XVI

Cinco familias en diálogo con el papa
Durante la vigilia en Bresso, Benedicto XVI comentó diversos temas de actualidad

Quinientos mil euros para los damnificados del terremoto
Dedicados a ellos por el papa de los donativos recibidos de la Diócesis de Milán

Flash

España: Las Carmelitas Descalzas de Lucena festejan su 400 aniversario
Celebración presidida por el obispo

Foro

Creo en la Iglesia y la amo
Ante las últimas noticias eclesiales

Documentación

Benedicto XVI: 'La familia está fundada sobre el matrimonio entre el hombre y la mujer'
Homilía del santo padre en la misa de clausura del VII Encuentro Mundial de las Familias


Mundo


Cuba: La reconciliación, fuente de paz
Comunicadores católicos piden mayor transparencia informativa
SANTIAGO DE CUBA, domingo 3 junio 2012 (ZENIT.org).- Los comunicadores católicos de Cuba cifran su esperanza en la palabra de Dios. Ante la difícil coyuntura que les toca vivir, han publicado un mensaje que iluminan con el profeta Isaías: “Ya no recuerdes el ayer, no pienses más en cosas del pasado. Yo voy a hacer algo nuevo, y verás que ahora mismo va a aparecer.” (vv. 18-19).

Reunidos en la ciudad de El Cobre el pasado 19 de mayo, y en el marco de la celebración del V Encuentro Nacional de Comunicadores Católicos, los profesionales expresaron su satisfacción por el bien que ha hecho a la fe del pueblo cubano, el recorrido de la imagen peregrina de la Virgen de la Caridad del Cobre por todo el país, así como la reciente visita del santo padre Benedicto XVI.

Y recuerdan al mismo tiempo que el Jubileo Mariano que transcurre en este año, debe verse como “un tiempo de perdón, renovación y proyecto: perdón para nosotros mismos que nos abre a Dios y al otro; renovación de nuestras propias vidas, de nuestras familias y de la sociedad; proyecto esperanzador de futuro.”

Sin embargo, el mensaje advierte que este tiempo se ve afectado por una crisis que tiene su origen en la implementación de procesos de reforma, que no tuvieron en cuenta la centralidad de la persona. Esto ha generado sentimientos de “frustración y desesperanza”.

Para cambiar esta realidad, consideran “imprescindible la escucha atenta de los anhelos más profundos del pueblo, un firme compromiso con la verdad y plena transparencia informativa” Con estas vías efectivas de participación y un proceso profundo de reconciliación –-como camino de plenitud, liberación y fuente de paz--, los comunicadores católicos cubanos auguran una recuperación real del país. 

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Bolivia: El papel de la Iglesia ante el medio ambiente
Documento conclusivo de la XII Asamblea Nacional de la Pastoral Social Caritas
COCHABAMBA, domingo 3 junio 2012 (ZENIT.org).- Los representantes de la Pastoral Social Cáritas de Bolivia concluyeron días atrás la XII Asamblea Nacional, la que se llevó a cabo en la ciudad de Cochabamba. El tema tratado fue “Cambio climático y justicia”, cuyas líneas de trabajo estuvieron inspiradas en la Carta Pastoral de la Conferencia Episcopal Boliviana: “El Universo: Don de Dios para la Vida” publicada esta última con motivo de la Cuaresma 2012 (cf. www.zenit.org/article-41909?l=spanish).

Al final de la asamblea, los representantes de la pastoral social y Cáritas boliviana se pronunciaron a través de un Mensaje que recoge las reflexiones y compromisos emanados de tan importante cita.

En este documento dejan sentada su preocupación por la “mercantilización de los recursos naturales y la negación de la persona humana como centro del desarrollo”, así como por la expansión de “visiones de desarrollo en Bolivia que se colocan por encima de la protección de los recursos naturales y los derechos de los pueblos indígenas”.

Tambien ha sido motivo de reflexión los problemas sin resolver de contaminación ambiental, la explotación indiscriminada de minerales e hidrocarburos, el uso desmesurado de pesticidas y fertilizantes, así como la falta de cuidado de las áreas protegidas y de las reservas naturales.

El mensaje recoge la reafirmación de los agentes pastorales en Dios Padre Creador, que ha entregado a su Hijo como don para la humanidad para que tenga “vida y vida en abundancia” (Jn. 10,10), tal como cita el documento. Allí se destaca que de esta iniciativa divina emanan valores como la gratuidad, la responsabilidad, la solidaridad y la fraternidad. Los participantes son conscientes de que un auténtico desarrollo “garantiza la vida digna y plena de toda persona y de todas las personas, desde los principios del destino universal de los bienes, el bien común, la subsidiariedad y la justicia”, donde cada miembro de la Iglesia está llamado a asumir su responsabilidad de colaboración y preocupación por los dones de la creación.

Finalmente, el documento cierra con un compromiso público de ser “discípulos misioneros guardianes de la Creación”, que los lleve a anteponer en su trabajo los altos principios de la defensa de la vida, la protección del planeta y del ecosistema.

Con la voluntad de ser “signos de vida y esperanza en medio de nuestro pueblo”, los agentes sociales de la pastoral boliviana se comprometen así a promover modelos de desarrollo que lleven a satisfacer “las necesidades de las presentes generaciones, sin comprometer las de las futuras”.

El texto íntegro del documento puede leerse en: www.iglesiaviva.net/35-noticias/relevantes/1468-discipulos-misioneros-guardianes-de-la-creacion.html

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Donde Dios llora


'Cristo: no es solo una idea sino una persona viva'
Entrevista al cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga
ROMA, domingo 3 junio 2012 (ZENIT.org).- Marie-Pauline Meyer para el programa “Dios llora en la tierra”, en cooperación con la fundación pontificia internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada, conversó con el cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga SDB, arzobispo de Tegucigalpa en Honduras.

Honduras es un país vibrante lleno de aguas claras color turquesa, playas, selvas, montañas impresionantes y fascinantes ruinas antiguas de los mayas. ¿Existe una característica propia de la gente de Honduras?

--Cardenal Maradiaga: Somos un pueblo sencillo. No fuimos muchos y durante el siglo octavo, la mayoría de nuestro pueblo emigró de Copán a Guatemala y luego a Yucatán en México. La razón de la migración es desconocida. Algunos dicen que fue debido a una guerra civil, otros dicen que por una epidemia, o tal vez fue debido al fenómeno de El Niño, que agotó los recursos, y la tierra y la agricultura se pararon. Cuando los españoles llegaron en 1502, la población era de aproximadamente 200.000 personas. Cuando terminé la escuela secundaria, en 1959, éramos un millón y medio de personas. Me acuerdo de las cifras, por que era una pregunta del examen. Ahora somos ocho millones debido a que la guerra civil terminó, el cuidado de la salud ha mejorado y la esperanza de vida ha aumentado.

El país cuenta con muchas riquezas naturales, ¿cómo es que todavía hay tanta pobreza?

--Cardenal Maradiaga: Esto tiene que ver con razones históricas y políticas. La fuente de vida en Honduras es la minería; la minería durante la época colonial, que se prolongó durante tres siglos, era la única industria en todo el país y como tal fue explotada. Después de la independencia la mayoría de las minas desaparecieron y entramos a un siglo de guerras civiles que mantuvieron a la población en extrema pobreza. Al inicio del siglo XX una nueva industria fue introducida por empresarios americanos: extensas plantaciones de banano a gran escala. Esto inició un cierto desarrollo. Honduras tuvo su primer camino pavimentado en 1954…

Honduras fue etiquetada como una república bananera, ¿pero no solo como consecuencia de la industria?

--Cardenal Maradiaga: Sí, de hecho ahora somos una exrepública bananera ya que la mayoría de estas plantaciones se han trasladado a otros países a causa de los sindicatos y las huelgas. Pero en el sentido más amplio del término, existía la percepción de que a los políticos se les puede pagar y comprar, con el fin de mantener el status quo, por ejemplo, en el interés de las grandes empresas o corporaciones. Esto ya no es el caso de Honduras.

¿Ya no hay más corrupción en la política?

--Cardenal Maradiaga: Todavía hay corrupción como en la mayoría de las naciones de América Latina, que se acercan a la política como una industria. Los políticos participan en este campo amasando una fortuna durante su mandato de gobierno, y después de su periodo ya no tienen que trabajar para el resto de sus vidas. Este es el gran error.

¿Es esto lo que denuncian?

--Cardenal Maradiaga: Es necesario denunciar un sistema que está mal y que genera mayor pobreza.

A la iglesia católica en Honduras se le reconoce como una "instancia moral". ¿Qué significa esto?

--Cardenal Maradiaga: En muchas ocasiones en que nos encontramos en una situación de No Way Out, tenemos que encontrar una salida. Esta es la instancia moral. La instancia moral recuerda a la gente que somos hijos del mismo Dios y que hemos sido creados iguales. Tenemos que respetarnos unos a otros y a la dignidad de la persona. Cuando estos elementos existen, entonces hay la posibilidad de un diálogo. Estoy convencido de que el diálogo es un gran don que la Iglesia puede ofrecer a la sociedad.

¿Diálogo con quién?

--Cardenal Maradiaga: El diálogo con los partidos políticos y sindicatos. Me acuerdo mediando en una serie de casos. Una vez me hicieron jefe de la policía, como miembro de una comisión especial para establecer una fuerza de policía civil. Es una vocación que la Iglesia ha asumido para traer paz en el mundo.

¿Cómo es la voz de la Iglesia en Honduras? ¿Es fuerte y severa?

--Cardenal Maradiaga: Depende. A veces tiene que ser severa. Por lo general, tratamos de sembrar la comprensión y el respeto a sí mismo para todo el mundo. Sigo la máxima de san Francisco de Sales: ‘Se atrapan más moscas con una cucharada de miel que con un barril de vinagre’. Esto es cierto.

¿Cuál es la cucharada de miel?

--Cardenal Maradiaga: Es cuando se habla de la persona de Cristo --no solo una idea, una parte de la historia, o de una pieza en un museo--, sino de un Cristo vivo que está entre nosotros, que intercede por nosotros y que necesitamos un encuentro personal con él.

¿Cómo se hace esto cuando --si estoy en lo correcto--, la educación de la fe en Honduras no es un valor añadido?

--Cardenal Maradiaga: Si leemos la exhortación apostólica Verbum Domini, vemos que tenemos que implementar la Lectio Divina --la lectura orante de la Escritura--, con el fin de tener una presencia de Cristo, que es el Maestro y nosotros los discípulos que lo escuchaban como María, la hermana de Marta que estaba a los pies de Cristo escuchando. Debemos poner en práctica esta actitud entre los fieles hacia la Palabra de Dios, sobre una base diaria.

¿Cómo ayudar a sus sacerdotes con esto?

--Cardenal Maradiaga: No sólo a los sacerdotes, sino también a los laicos. Empezamos un programa muy interesante con las Sociedades Bíblicas Americanas llamado ‘Notas Lectio’ que te permite acceder a la Lectio Divina en Internet. Empezamos con un grupo de 80 animadores de ocho países de América Latina. Los niños acceden a las ‘Notas Lectio’ en línea y discuten sobre esto en pequeños grupos. Hay incluso un caso de una parroquia muy pobre en la parte norte de Nicaragua, donde la parroquia no tiene acceso a Internet. Los niños usan un teléfono celular y la mensajería instantánea, para tener acceso y compartir la Lectio Divina. Después de dos años, hemos tenido una evaluación y debería usted escuchar a los niños: son jóvenes explicando la Palabra de Dios a tres cardenales, ocho obispos y al menos 20 sacerdotes. Ellos eran los maestros. Yo calculo que tal vez hay 380.000 jóvenes en América Latina que acceden a la Lectio Divina cada fin de semana.

Esta entrevista fue realizada por Marie-Pauline Meyer para "Dios llora en la tierra", un programa semanal de radio y televisión producido por la Catholic Radio & Television Network en colaboración con la fundación pontificia internacional “Ayuda a la Iglesia necesitada”.

Para más información: www.WhereGodWeeps.org y www.acn-intl.org/

Traducido del inglés por José Antonio Varela V.

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Encuentro Mundial de las Familias


'Dios llama al hombre y a la mujer a transformar el mundo'
Al término del Encuentro Mundial de las Familias, ante un millón de peregrinos, Benedicto XVI exhorta a redescubrir la sacralidad de la fiesta y en especial del domingo
Por Luca Marcolivio

BRESSO, domingo 3 junio 2012 (ZENIT.org).- A las 10 horas en el aeródromo de Bresso, los peregrinos son 850.000, sin contar a los que se han quedado fuera de las diez entradas, por un total de cerca de un millón. El cielo está más nublado que en días pasados pero el clima sigue siendo de fiesta.

Muchas familias, incluso con niños pequeños, han velado al aire libre en sus sacos de dormir en la inmensa área verde. Hay quien se ha despertado antes del alba, afrontando hasta cuatro horas de camino. Todo por amor al papa y a la Iglesia.

En el escenario central, se suceden las imágenes de los pasados Encuentros Mundiales de las Familias, con la querida figura de Juan Pablo II en primer plano.

A las 10,20, con las notas del canto de entrada, el papa Benedicto XVI y la nutrida delegación de obispos concelebrantes se dirigen al escenario para la celebración eucarística final.

Dirigiéndose al santo padre, el cardenal arzobispo de Milán, Angelo Scola, proclama: "la presencia física de su santidad, en estos días extraordinarios hace brillar la universalidad de la Iglesia aquí convocada por todas las diócesis del mundo".

El purpurado subraya luego "la respuesta convencida y generosa de la sociedad civil" al evento, recordando también "el dolor y las incertidumbres" que están afligiendo en estos días, "los hermanos golpeados por los recientes terremotos en Emilia Romaña y en Lombradía", merecedores de "nuestra oración" y de "nuestra concreta solidaridad".

Hoy se celebra, en la solemnidad de la Santísima Trinidad y no casualmente, la familia imagen de la Trinidad Divina es el momento clave de la homilía de Benedicto XVI. San Ambrosio, patrono de Milán, ciudad anfitriona del Encuentro Mundial, define como “sacrarium Trinitatis”, a la “familia de Dios”.

La “comunión con Dios y entre nosotros" hay que vivirla "sobre el modelo de la trinitaria", explicó Benedicto XVI. El amor recíproco significa compartir "alegrías y sufrimientos, aprendiendo a pedir y conceder el perdón, valorizando los diversos carismas bajo la guía de los pastores".

Las comunidades eclesiales deben ser, por tanto, "cada vez más familia", reflejando "la belleza de la Trinidad" y evangelizando "no solo con la palabra, sino diría por 'irradiación', con la fuerza del amor vivido".
El hombre y la mujer, añadió el papa, han sido creados "con igual dignidad pero también con características propias y complementarias, para que los dos fueran son el uno para el otro, se valoraran recíprocamente y realizaran una comunidad de amor y de vida".

Para los esposos, vivir el matrimonio no significa compartir "cualquier cosa o cualquier actividad sino la vida entera". El amor es fecundo para los mismos esposos, para la realización del bien recíproco, en el que se experimenta la "alegría del recibir y del dar" y para la "procreación, generosa y responsable, de los hijos, en su cuidado premuroso y en la educación atenta y sabia".

El amor conyugal es fecundo también para la sociedad, porque en la familia se aprenden "el respeto de las personas, la gratuidad, la confianza, la responsabilidad, la solidaridad, la cooperación".

En un mundo "dominado por la técnica", hay que transmitir a los hijos "con serenidad y confianza" también "las razones para vivir, la fuerza de la fe", y hay que proyectarles "metas altas", sosteniéndoles en las fragilidades. También para los hijos el respeto y el "profundo afecto" por padres, hermanos y hermanas, puede convertirse en una oportunidad para crecer en el amor".

Cristo y la familia de Nazaret siguen siendo el punto de referencia principal en la acogida del amor de Dios y, precisamente por esto, es justo invocarles y rezarles.

En familia se aprende a "estar dispuestos al servicio" y "pacientes con los defectos de los demás", a "perdonar y pedir perdón", sin olvidar estar abiertos a las "otras familias" y "a los pobres".

Como ya aludió ayer por la tarde, durante los coloquios con las familias, el papa subrayó la cercanía de la Iglesia a aquellos fieles que "aún compartiendo las enseñanzas de la Iglesia sobre la familia, están marcados por experiencias dolorosas de fracaso y de separación".

"Sabed que el papa y la Iglesia os sostienen en vuestra fatiga --exhortó el santo padre--. Os animan a permanecer unidos a vuestras comunidades, mientras auguro que las diócesis realicen adecuadas iniciativas de acogida y cercanía".

Dado que en el Génesis ha confiado su creación a la primera pareja, al hombre y a la mujer, Dios pide "transformar el mundo, a través el trabajo, la ciencia y la técnica". Y si bien hoy prevalece una "concepción utilitarista del trabajo", no se puede concurrir desde la "lógica unilateral de la utilidad propia y del máximo beneficio" "a un desarrollo armónico, al bien de la familia y a edificar una sociedad más justa".

Al contrario, la “mentalidad utilitarista” daña las relaciones interpersonales y familiares "reduciéndolas a convergencias precarias de intereses individuales y minando la solidez del tejido social".

Un último pensamiento lo dedicó el santo padre al tercer elemento del tema del Encuentro Mundial de este año: la fiesta. Para nosotros cristianos, dijo, el domingo, día del Señor es nuestra "Pascua semanal". Es tanto el día de la "mesa de la Palabra y del Sacrificio Eucarístico", como "el día del hombre y de sus valores: convivialidad, amistad, solidaridad, cultura, contacto con la naturaleza, juego, deporte".

"¡Queridas familias, aún en los ritmos trepidantes de nuestra época, no perdáis el sentido del Día del Señor!, añadió Benedicto XVI exhortando a los fieles a no olvidar nunca la participación en la Misa dominical como un "oasis en el que detenerse para saborear la alegría del encuentro y apagar nuestra sed de Dios".

Los tres "dones de Dios" de la familia, del trabajo y de la fiesta "deben encontrar un armónico equilibrio". Armonizar estas tres dimensiones fundamentales de nuestra existencia "es importante para construir sociedades de rostro humano".

"En esto privilegiad siempre la lógica del ser respecto a la del tener: la primera construye, la segunda acaba por destruir. Hay que educarse en creer, antes de todo en familia, en el amor auténtico, el que viene de Dios y nos une a El", concluyó el pontífice.

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El próximo Encuentro Mundial de las Familias será el 2015 en Filadelfia
Benedicto XVI anunció antes del Angelus la elección de dicha ciudad estadounidense
BRESSO, Domingo 3 junio 2012 (ZENIT.org).- Al término de la celebración eucarística conclusiva del VII Encuentro Mundial de las Familias, el santo padre Benedicto XVI dirigió el rezo del Angelus con los fieles presentes en el Parque de Bresso. Publicamos a continuación las palabras dirigidas por el papa antes del rezo de la oración mariana.

************

¡Queridos hermanos y hermanas!:

No tengo palabras para agradecer por esta Fiesta de Dios, por esta comunión de la Familia de Dios que somos todos. Al final de esta celebración, vaya una gratitud inmensa a Dios que nos ha regalado esta gran experiencia eclesial.

Por mi parte, quiero expresar un sincero agradecimiento a todos aquellos que han trabajado para este evento, empezando por el cardenal Ennio Antonelli, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, y el cardenal Angelo Scola, arzobispo de Milán. Doy las gracias a todos los responsables de la organización y a todos los voluntarios. Y me complace anunciar que el próximo Encuentro Mundial de las Familias tendrá lugar en el año 2015, en Filadelfia, Estados Unidos de América. Saludo al arzobispo de Filadelfia, monseñor Charles Chaput, y le agradezco de antemano por su disponibilidad.

Palabras dirigidas a los fieles de lengua española

Saludo con particular afecto a los fieles de lengua española, que con gran entusiasmo participan en este Encuentro Mundial de las Familias, así como a aquellos que se unen espiritualmente al mismo a través de los medios de comunicación. Que la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, haga crecer a todos interiormente en la sabiduría del amor y de la entrega, de modo que siguiendo el ejemplo de la Virgen María, modelo perfecto de hija, madre y esposa, los hogares sean cada vez más templos de Dios y verdaderas Iglesias domésticas por la copiosidad de sus virtudes y la belleza de la mutua unión y la constante fidelidad. Feliz domingo.

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'Santidad, eres el entrenador de ese inmenso equipo que es la Iglesia'
En el estadio de San Siro, fiesta de los jóvenes de confirmación con Benedicto XVI
Por Luca Marcolivio

MILÁN, domingo 3 junio 2012 (ZENIT.org).- Para usar una metáfora futbolística, en el estadio de San Siro está de verdad el público de las grandes ocasiones. A las 9,45 de este sábado, una buena mitad de los asientos estaba ocupada pero bastaron quince minutos para ver lleno al menos otro cuarto.

El entusiasmo y los gritos exultantes eran como de final de Champions League. Todas voces de chavales porque ayer por la mañana, junto a su santidad el papa Benedicto XVI, los protagonistas fueron ellos.

Por una vez el estadio se llenó de muchos colores, diversos para cada sector, pero todos pertenecientes a un único equipo: amarillo, verde, rojo, naranja, violeta, celeste y azul. Tales son los colores de los petos que visten los representantes de cada sector de la diócesis ambrosiana, compuestos por los confirmandos y los recién confirmados, acompañados de padres y catequistas.

Los mismos colores campean horizontalmente en el fondo de la tribuna, a espaldas del escenario en el que se sentará el santo padre: un enorme estandarte recubre los asientos, con una gran frase en el centro: "Guía mar adentro". La misma cita evangélica se repite cuatro veces sobre el terreno de juego.

Las exhortaciones de los animadores se alternan regularmente, seguidas cada vez de las exclamaciones exultantes de los jóvenes. Y luego mucha música y ritmo, cantos de oratorio y laicos, batir de palmas, coregrafías sencillas pero sugestivas. Se desencadena la ola, haciendo girar al mismo tiempo los libretos de los cantos: primero la cubierta azul, luego las páginas interiores blancas.

A la izquierda de la tribuna de prensa, se sientan personas de todas las edades con un peto verde. Vienen de Pontirolo, provincia de Bérgamo pero diócesis de Milán. Casi ninguno de los 150 confirmandos y recién confirmados de estas parroquias ha visto nunca al papa. "Están emocionadísimos, van a tener por primera vez una experiencia de Iglesia universal", dice a ZENIT una catequista.

Al otro lado de la tribuna, los cerca de 200 confirmandos y recién confirmados de Cassina de' Pecchi y alrededores. Tampoco ellos han visto nunca al santo padre y este evento "es una ocasión única para ellos", dice una madre. "La venida del papa les ha motivado muchísimo --añade-- es un don del Espíritu Santo y lo acogeremos con una espléndida coreografía".

A las 11,45 el estadio está completamente lleno. La presentadora de TV Lorena Bianchetti aparece con el micrófono sobre el rectángulo de juego y anuncia: "¡Somo casi 70.000! El papa acaba de salir de la catedral, ¿estáis preparados para acogerle?".

Siguen testimonios de confirmandos, padres y fieles de la diócesis ambrosiana de todas las edades, alternados con nuevos giros de coreografía: desde los cuatro ángulos del campo corren chicos vestidos de blanco con una capa amarilla, simbolizando los colores de la Santa Sede.

Llegados a los cuatro carteles "Guía más adentro", desvelan la continuación de la frase: "Guía mar adentro con Pedro", lema del encuentro de San Siro. Luego disponen las telas amarillas para formar cuatro veces el nombre Pedro: Milán tiende la mano a Roma y a su obispo.

A las 11,45, el mini-papamóvil eléctrico llega a San Siro, mientras entre los asientos hay una explosión de pañuelos amarillos. El coche, con Benedicto XVI a bordo, su secretario monseñor Georg Gainswein, y el cardenal arzobispo de Milán, Angelo Scola, da una vuelta de honor a nivel de campo, mientras en el escenario se han acomodado ya los cardenales Dionigi Tettamanzi, arzobispo emérito de la diócesis ambrosiana, y Tarcisio Bertone, secretario de Estado vaticano.

En la acogida al santo padre, el director de la Fundación Oratorios Milaneses, don Samuele Marelli, le manifiesta "gran alegría y profunda gratitud" por haber hecho posible "esta fiesta de la fe y de la esperanza".

Subrayando la gran tradición de los oratorios [espacios de encuentro de jóvenes], típicamente ambrosiana y lombarda, generada por la "extraordinaria intuición de san Carlos Borromeo", don Marelli expresó al papa el deseo de una "renovada pasión educadora" que lleve a los muchachos a "guiar mar adentro", fiándose de la única Palabra capaz de dar plenitud a la vida.

En nombre de todos los confirmandos milaneses --presentes o no en San Siro- toma la palabra el pequeño Giovanni Castiglioni. “Para nosotros es muy bonito poderte acoger en este estadio donde juegan nuestros campeones", dice dirigiéndose al papa. "Ahora sin embargo --añade- queremos decirte que eres tú el campeón más grande y también entrenador del inmenso equipo que es la Iglesia".

El joven concluye expresando su compromiso y el de todos los confirmandos "de entrenarnos lo mejor posible en la escuela de la fe según el programa del Evangelio de Jesús".

Por su parte, el cardenal Scola manifiesta su propia alegría y satisfacción por una fiesta a la que no es necesario "añadir palabras".

Los confirmandos, comenta el purpurado, están "muy unidos al papa" no sólo porque es una "personalidad" sino sobre todo porque "la fe de sus padres les ha llevado a percibir que Benedicto XVI es el ponti-fice, el que les permite atravesar el camino de la vida vueltos hacia el Padre de Jesús y el Padre nuestro".

Y lo mejor para el final, el discurso de Benedicto XVI que no hace rebajas a los chavales, hablándoles de los siete dones del espíritu Santo, aquellas virtudes que ninguno de nosotros se ha ganado pero que cada día nos garantizan la energía necesaria para restituir algo al Señor, generoso y magnánimo también cuando no lo merecemos.

Las coreografías se suceden representando primero peces, símbolo de la pesca milagrosa de Pedro, luego la paloma del Espíritu Santo.

Son las 12,45 cuando la ceremonia concluye con un enorme "gracias" coreográficamente reproducido en medio del campo y centenares de globos blancos y amarillos lanzados contra el cielo.

Poco antes de despedirse, el santo padre recibe el regalo de varias personas, entre ellas el capitán del Inter, Javier Zanetti, acompañado de su mujer y sus tres hijos, el último nacido hace pocas semanas. Al papa el futbolista argentino le regala la camiseta del equipo negro-azul, y escrito detrás el nombre Benedicto y el número 16.

Un fuera de serie del deporte abraza a un fuera de serie de la fe y, por un día, el templo del fútbol, como sugiere el animador, se ha convertido en el templo del Espíritu Santo.

Del partido Roma-Milán han salido todos ganadores. Gracias a un "entrenador" entrado en años pero siempre cotizadísimo, cuyo equipo desde hace dos mil años milita en la máxima división y nunca retrocederá.

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Cinco familias en diálogo con el papa
Durante la vigilia en Bresso, Benedicto XVI comentó diversos temas de actualidad
Por Luca Marcolivio

BRESSO, domingo 3 junio 2012 (ZENIT.org).- Son las ocho y media de la noche en el aeródromo de Bresso, ya repleto para la llegada del papa Benedicto XVI. En el escenario la fiesta empezó a mitad de la tarde, con mucha música que abriría camino a las verdaderas protagonistas del evento, junto al pontífice: las familias.

Mientras la Orquesta Terraconfine interpreta las notas del tema "Cada vida es grande", una niña de rasgos orientales sube al escenario donde está el papa. Consigo lleva una ramillete de flores campestres que deposita a los pies del icono mariano. Tras abrazar al santo padre, la pequeña invita a sus familiares a levantarse de la tribuna donde están sentados y los presenta al pontífice.

¡Hola Papa! Soy Cat Tien --exclama la niña en un óptimo italiano- vengo de Vietnam, tengo siete años". Y presenta su familia a Benedicto XVI: papá Dang, mamá Thao y el hermanito Bin. Luego dirige al santo padre su pregunta: "Me gustaría mucho saber algo de tu familia y de cuando eras pequeño como yo...".

Benedicto XVI respondió recordando lo esencial que era el domingo durante su infancia y lo placenteros que eran los momentos de tiempo libre que la familia Ratzinger empleaba en viajes y "largos paseos por los bosques".

Del padre que "tocaba la cítara" el futuro papa aprendió la gran pasión por la música. Todos en la familia Ratzinger cantaban o tocaban un instrumento; en especial el hermano, Georg, llegó a ser un refinado compositor.

"El amor sencillo --añadió Benedicto XVI- y las pequeñas cosas era lo que nos daba la alegría. Veía la bondad de Dios que se reflejaba en mis padres y en mis hermanos, en un contexto de confianza y alegría". El santo padre confesó imaginarse el paraíso como algo similar a su juventud y su futuro encuentro con el Señor como un "volver a casa".

A continuación, el cardenal Ennio Antonelli, presidente de Consejo Pontificio para la Familia, pronunció unas palabras de agradecimiento al pontífice, cuya presencia no sólo "atrae la atención de los medios y de las instituciones sobre la familia" sino que sobre todo transmite "confianza y valor" porque "testimonia que la familia está en el corazón de la Iglesia, más todavía que interesa a Dios mismo".

Tras dar espacio al discernimiento cultural y formativo, durante el Congreso teológico-pastoral, sacando a la luz las dificultades y las oportunidades para la familia en este momento histórico, ha llegado el momento de hacer hablar al corazón y la experiencia vivida.

Todas las alegrías, las esperanzas y las preocupaciones que son propias de la familia fueron llevadas a la vigilia de Bresso para que fueran "iluminadas" por la palabra del santo padre, "acogidas y custodiadas en su corazón", concluyó Antonelli.

Llega el turno de una joven pareja de novios. Se llaman Serge Razafimbony y Fara Andrianobonana y vienen de Madagascar. Sin embargo se han conocido en la Universidad de Florencia, donde Serge estudia ingeniería y Fara economía.

Somos novios desde hace cuatro años --explica Serge al papa- y apenas nos graduemos soñamos con volver a nuestro país para ayudar a nuestra gente, también a través de nuestra profesión".

Y luego Fara expresa su perplejidad sobre los "modelos familiares que dominan Occidente" aunque también los "muchos tradicionalismos de nuestra África", según los dos jóvenes malgaches, están superados.

Ante sus proyectos nupciales Fara y Serge, aún manifestando su voluntad de vivir un matrimonio cristianamente inspirado, expresan al santo padre una fragilidad típica de las jóvenes parejas de hoy: "Hay una palabra que más que ninguna otra nos atrae y, al mismo tiempo, nos asusta: para siempre".

Benedicto XVI ha respondido, tomando nota de que, a diferencia del pasado, en época moderna, el matrimonio ha coincidido cada vez más con el enamoramiento, sin embargo "en el rito del matrimonio la Iglesia no te pregunta: ¿estás enamorado?". El matrimonio, por tanto, no exige sólo sentimiento sino "discernimiento de la razón y de la voluntad" para poder decir ante la persona que se ama: "Sí, esta es mi vida".

Citando el milagro de Jesús en las bodas de Caná, Benedicto XVI habló de un "primer vino, bellísimo", el del enamoramiento, y de un "segundo vino que debe crecer, madurar, fermentar": es "el amor definitivo" todavía "más bello y mejor que el primero".

"¡Kalispera! (buenas noches) es el saludo de los cónyuges atenienses Nikos y Pania Paleologos, llegados al Encuentro Mundial de las Familias, en compañía de sus dos hijos Pavlos y Lydia. También esta familia está padeciendo el terrible colapso económico griego. Titulares de una pequeña sociedad informática, los cónyuges Paleologos experimentan un fuerte sentido de culpa por los salarios demasiado bajos de sus empleados y una gran pena por los otro tanto irrisorios beneficios.

"Nuestra situación es una entre las muchas, entre millones de otras --explica Nikos--. En la ciudad la gente va con la cabeza baja; nadie se fía de nadie, falta la esperanza". Y Lydia, confesando que le cuesta pensar en un futuro para sus hijos, pregunta al santo padre: "¿Qué puede decir a toda esta gente, a todas estas personas y familias ya sin perspectivas?".

El testimonio de los cónyuges atenienses "ha tocado mi corazón", respondió el papa, añadiendo que ante crisis como la griega, en la política "debería aumentar el sentido de responsabilidad" y que es justo que los partidos "no prometan cosas que no pueden realizar".

Cuando llegan tiempos difíciles para la economía y para toda la sociedad, cada uno debe hacer "lo posible, pensando en sí mismo, en los otros con gran sentido de responsabilidad, sabiendo que los sacrificios son necesarios para ir adelante". El santo padre urgió luego el desarrollo de una red de "hermanamientos" y solidaridad a nivel europeo, en los que las familias se puedan sostener y "Ayudar recírprocamente en sentido concreto".

De naturaleza diversa pero no menos importantes son las dificultades vividas por Jay y Anna Rerrie, neoyorquinos, respectivamente contable y profesora de apoyo, padres de seis niños de los 2 a los 12 años. Al papa preguntan cómo es posible conciliar los agobiantes ritmos laborales, impuestos por el estilo de vida estadounidense, con una familia tan numerosa.

El trabajo y la familia, comentó el papa, son "dos prioridades" que deben ser "reconciliadas". En este sentido, lanzó un llamamiento a los empleadores para que concedan "un poco de libertad" a los padres y a las madres de familia incluso por "el bien de la empresa" y para reforzar "el amor al trabajo".

El santo padre exhortó a los presentes a llevar cada día a la familia "algún elemento de alegría, de atención, de renuncia de la propia voluntad" para superar "las noches y las oscuridades" que inevitablemente les saldrán al encuentro.

Cerró el turno de testimonios una pareja brasileña, Manoel Angelo y Maria Marta Araujo. Su pregunta no afecta tanto a su vida personal como a los fracasos matrimoniales que Manoel Angelo, psicoterapeuta de pareja, encuentra en su actividad profesional.

Los cónyuges Araujo se preguntan en concreto sobre la dificultad de muchas parejas de perdonarse recíprocamente y la exclusión de la vida sacramental que amarga a muchos cónyuges casados por segunda vez.

El problema de los divorcios es "uno de los grandes sufrimientos de la Iglesia de hoy", respondió Benedicto XVI. En cada parroquia o comunidad donde haya personas separadas o divorciadas, estas deben "sentir que son amadas y que son aceptadas". Están "plenamente en la Iglesia", aunque no puedan recibir la confesión, la absolución y la Eucaristía.

La presencia y la cercanía de un sacerdote es fundamental también para los divorciados y vueltos a casar lo cuales, incluso sin la recepción "corporal" del sacramento, pueden "estar espiritualmente unidos a Cristo y a su cuerpo".

El papa dirigió un último saludo a la familia Govoni, duramente golpeada por el terremoto en Emilia, presente en Milán en representación de todas las familias afectadas por el sismo, a las que el papa aseguró la oración y la ayuda moral y material.

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Quinientos mil euros para los damnificados del terremoto
Dedicados a ellos por el papa de los donativos recibidos de la Diócesis de Milán
BRESSO, domingo 3 junio 2012 (ZENIT.org).- Al final de la Eucaristía que cerró el VII Encuentro Mundial de las Familias, presidida por Benedicto XVI, se anunció la solidaridad del papa con los damnificados de los recientes terremotos en Italia, dedicándoles una cantidad importante recolectada por la Diócesis de Milán.

Al acabar la santa Misa, monseñor Erminio De Scalzi, presidente de la Fundación Milán Familias 2012, anunció que de los donativos recogidos por la Diócesis de Milán con motivo de la visita del santo padre, quinientos mil euros fueron dedicados por el papa a las poblaciones daminificadas por el reciente terremoto en Emilia y la baja Lombardía.

El donativo fue entregado simbólicamente a monseñor Busti, obispo de Mantua.

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Flash


España: Las Carmelitas Descalzas de Lucena festejan su 400 aniversario
Celebración presidida por el obispo
LUCENA, domingo 3 junio 2012 (ZENIT.org).- Monseñor Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, presidió el pasado día 30 en Lucena la solemne Misa Pontifical con la que se conmemoró el 400 aniversario de la llegada a la ciudad de las Carmelitas Descalzas.

La orden de las Carmelitas Descalzas de Lucena celebró el día 30, el 400 aniversario de su llegada a la ciudad. Una celebración que estuvo presidida por el obispo de la diócesis, monseñor Demetrio Fernández, quien acudió hasta la parroquia de San Mateo para presidir la solemne Misa Pontifical.

En la homilía, el prelado destacó la gran labor que a lo largo de estos cuatro siglos han desarrollado las Carmelitas Descalzas en Lucena y animó a las religiosas a seguir trabajando como hasta ahora y a seguir estando muy presentes en la vida de la ciudad.

En la ceremonia religiosa, el prelado estuvo acompañado por el vicario general, Francisco Jesús Orozco; el vicario de la Campiña, Jesús Poyato; y el capellán del convento, José Félix García.

El obispo destacó la gran labor que a lo largo de estos cuatro siglos han desarrollado en las ciudad las Carmelitas Descalzas.

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Foro


Creo en la Iglesia y la amo
Ante las últimas noticias eclesiales
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, domingo 3 junio 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos a los lectores la habitual colaboración del obispo de San Cristóbal de las Casas, México, que esta vez aborda la actitud a adoptar ante algunos sucesos producidos en la Iglesia.

+ Felipe Arizmendi Esquivel

HECHOS

La reciente destitución del director del banco del Vaticano y la filtración de documentos reservados al Papa, que reflejan posibles irregularidades internas, han dado lugar a que algunos se solacen desacreditando la autoridad moral que tiene nuestra Iglesia y a que personas débiles en su fe desconfíen, duden y se alejen. Sufrimos burlas y descalificaciones, que se suman al descrédito por los vergonzosos crímenes de pederastia clerical. Cuando inculquemos valores evangélicos o denunciemos el pecado, nos van a echar en cara estos hechos; los que no quieren reconocer sus fallas ni convertirse, se defienden aludiendo tanto a errores innegables del pasado, como a situaciones actuales nada coherentes con la fe.

En todas partes y en todas las instancias de autoridad, recibimos documentos de toda índole; por ejemplo, unos a favor de un sacerdote, y otros en contra. Nuestro deber pastoral es escuchar, analizar y tomar decisiones; pero si se divulgan sólo las opiniones desfavorables, no hay objetividad. En el caso de la Santa Sede, es normal que al Papa le lleguen escritos de toda clase, para que tenga suficiente información y decida lo pertinente; pero no por el hecho de que le lleguen denuncias y se divulguen, ya por eso todas son verídicas y justas. Muchas veces el escándalo se basa en hechos no comprobados.

CRITERIOS

Que hay pecado en la Iglesia, es inocultable; así ha sido siempre, dada la condición humana de quienes la integramos, de fieles y jerarquía. Esto no es privativo de la católica, sino que existe en las más diversas denominaciones religiosas. En días recientes, visitando un centro penitencial, los internos me informaron que fue detenido un pastor protestante quien, bajo la apariencia de llevar la Palabra de Dios, introducía droga al penal. Otro más, que despotricaba contra los “católicos borrachos”, ahora está recluido en un centro de rehabilitación para alcohólicos. El pecado, pues, existe en toda la humanidad. Esto no es para autojustificarse, pues el pecado siempre es reprobable y hay que luchar contra él. Todos los días, al empezar la Misa, reconocemos nuestra condición de pecadores y pedimos perdón.

La Biblia nos ilumina. Caín no toleraba que su hermano Abel fuera mejor, y lo mató. El rey Saúl no soportaba que David fuera más exitoso, y trató de eliminarlo. La envidia y la ambición de poder corroen el corazón humano. Los apóstoles, escogidos por Jesús, peleaban entre sí por los primeros puestos; uno de ellos se dejó corromper por sus ambiciones personales. San Pablo advertía a los creyentes de Galacia: “Háganse servidores los unos de los otros por amor. Porque toda la ley se resume en un solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si ustedes se muerden y devoran mutuamente, acabarán por destruirse… Son manifiestas las obras que proceden del desorden egoísta del hombre: las enemistades, los pleitos, las rivalidades, las rencillas, las divisiones, las discordias, las envidias…; quienes hacen estas cosas, no conseguirán el Reino de Dios… Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu. No busquemos la gloria vana provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente” (Gál 5,13-26).

Ha dicho el Papa: “La Iglesia no existe para sí misma, no es el punto de llegada, sino que debe remitir más allá de sí misma, hacia lo alto, por encima de nosotros. La Iglesia es verdaderamente ella misma en la medida en que deja transparentar al Otro”; es decir, a Jesucristo; sin embargo, “nuestras divisiones hacen que nuestro testimonio de Cristo sea menos luminoso”. Pero, “a pesar de los problemas y la trágica realidad de las persecuciones, la Iglesia no se desalienta”.

PROPUESTAS

Yo creo que Jesús sigue vivo en esta su Iglesia, fundada por El, a pesar de sus limitaciones. Te invito a madurar en tu fe y en tu amor, a buscar a Jesús en tu comunidad de creyentes, en los pobres, en los sacramentos y en tus ministros, máxime en el Papa, y no alejarte ni desanimarte por nuestras fallas. Ayúdanos, con tu oración y tus consejos, a purificarnos y santificarnos, para que seamos un sacramento vivo de Jesús.

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Documentación


Benedicto XVI: 'La familia está fundada sobre el matrimonio entre el hombre y la mujer'
Homilía del santo padre en la misa de clausura del VII Encuentro Mundial de las Familias
MILÁN, Domingo 3 junio 2012 (ZENIT.org).- A las 10 de la mañana de hoy, el papa Benedicto XVI presidió la ceremonia eucarística de clausura del VII Encuentro Mundial de las Familias, que se realizó en la ciudad ambrosiana desde el 30 de mayo, con el tema: “La familia, el trabajo y la fiesta”. En su homilía, el santo padre se dirigió a los presentes con las siguientes palabras.

*****

Venerados hermanos,

Ilustres autoridades,

Queridos hermanos y hermanas:

Es un gran momento de alegría y comunión el que vivimos esta mañana, con la celebración del sacrificio eucarístico. Una gran asamblea, reunida con el Sucesor de Pedro, formada porfieles de muchas naciones. Es una imagen expresiva de la Iglesia, una y universal, fundada por Cristo y fruto de aquella misión que, como hemos escuchado en el evangelio, Jesús confió a sus apóstoles: Ir y hacer discípulos a todos los pueblos, «bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 18-19). Saludo con afecto y reconocimiento al Cardenal Angelo Scola, Arzobispo de Milán, y al Cardenal Ennio Antonelli, Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, artífices principales de este VII Encuentro Mundial de las Familias, así como a sus colaboradores, a los obispos auxiliares de Milán y a todos los demás obispos. Saludo con alegría a todas las autoridades presentes. Mi abrazo cordial va dirigido sobre todo a vosotras, queridas familias. Gracias por vuestra participación.

En la segunda lectura, el apóstol Pablo nos ha recordado que en el bautismo hemos recibido el Espíritu Santo, que nos une a Cristo como hermanos y como hijos nos relaciona con el Padre, de tal manera que podemos gritar: «¡Abba, Padre!» (cf. Rm 8, 15.17). En aquel momento se nos dio un germen de vida nueva, divina, que hay que desarrollar hasta su cumplimiento definitivo en la gloria celestial; hemos sido hechos miembros de la Iglesia, la familia de Dios, «sacrarium Trinitatis», según la define san Ambrosio, pueblo que, como dice el Concilio Vaticano II, aparece «unido por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» (Const. Lumen gentium,4). La solemnidad litúrgica de la Santísima Trinidad, que celebramos hoy, nos invita a contemplar ese misterio, pero nos impulsa también al compromiso de vivir la comunión con Dios y entre nosotros según el modelo de la Trinidad. Estamos llamados a acoger y transmitir de modo concorde las verdades de la fe; a vivir el amor recíproco y hacia todos, compartiendo gozos y sufrimientos, aprendiendo a pedir y conceder el perdón, valorando los diferentes carismas bajo la guía de los pastores. En una palabra, se nos ha confiado la tarea de edificar comunidades eclesiales que sean cada vez más una familia, capaces de reflejar la belleza de la Trinidad y de evangelizar no sólo con la palabra. Más bien diría por «irradiación», con la fuerza del amor vivido.

La familia, fundada sobre el matrimonio entre el hombre y la mujer, está también llamada al igual que la Iglesia a ser imagen del Dios Único en Tres Personas. Al principio, en efecto, «creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: “Creced, multiplicaos”» (Gn 1, 27-28). Dios creó el ser humano hombre y mujer, con la misma dignidad, pero también con características propias y complementarias, para que los dos fueran un don el uno para el otro, se valoraran recíprocamente y realizaran una comunidad de amor y de vida. El amor es lo que hace de la persona humana la auténtica imagen de la Trinidad, imagen de Dios. Queridos esposos, viviendo el matrimonio no os dais cualquier cosa o actividad, sino la vida entera. Y vuestro amor es fecundo, en primer lugar, para vosotros mismos, porque deseáis y realizáis el bien el uno al otro, experimentando la alegría del recibir y del dar. Es fecundo también en la procreación, generosa y responsable, de los hijos, en el cuidado esmerado de ellos y en la educación metódica y sabia. Es fecundo, en fin, para la sociedad, porque la vida familiar es la primera e insustituible escuela de virtudes sociales, como el respeto de las personas, la gratuidad, la confianza, la responsabilidad, la solidaridad, la cooperación.

Queridos esposos, cuidad a vuestros hijos y, en un mundo dominado por la técnica, transmitidles, con serenidad y confianza, razones para vivir, la fuerza de la fe, planteándoles metas altas y sosteniéndolos en las debilidades. Pero también vosotros, hijos, procurad mantener siempre una relación de afecto profundo y de cuidado diligente hacia vuestros padres, y también que las relaciones entre hermanos y hermanas sean una oportunidad para crecer en el amor. El proyecto de Dios sobre la pareja humana encuentra su plenitud en Jesucristo, que elevó el matrimonio a sacramento. Queridos esposos, Cristo, con un don especial del Espíritu Santo, os hace partícipes de su amor esponsal, haciéndoos signo de su amor por la Iglesia: un amor fiel y total. Si, con la fuerza que viene de la gracia del sacramento, sabéis acoger este don, renovando cada día, con fe, vuestro «sí», también vuestra familia vivirá del amor de Dios, según el modelo de la Sagrada Familia de Nazaret. Queridas familias, pedid con frecuencia en la oración la ayuda de la Virgen María y de san José, para que os enseñen a acoger el amor de Dios como ellos lo acogieron. Vuestra vocación no es fácil de vivir, especialmente hoy, pero el amor es una realidad maravillosa, es la única fuerza que puede verdaderamente transformar el mundo. Ante vosotros está el testimonio de tantas familias, que señalan los caminos para crecer en el amor: mantener una relación constante con Dios y participar en la vida eclesial, cultivar el diálogo, respetar el punto de vista del otro, estar dispuestos a servir, tener paciencia con los defectos de los demás,saber perdonar y pedir perdón, superar con inteligencia y humildad los posibles conflictos,acordar las orientaciones educativas, estar abiertos a las demás familias, atentos con los pobres, responsables en la sociedad civil. Todos estos elementos construyen la familia. Vividlos con valentía, con la seguridad de que en la medida en que viváis el amor recíproco y hacia todos, con la ayuda de la gracia divina, os convertiréis en evangelio vivo, una verdadera Iglesia doméstica (cf. Exh. ap. Familiaris consortio, 49). Quisiera dirigir unas palabras también a los fieles que, aun compartiendo las enseñanzas de la Iglesia sobre la familia, están marcados por las experiencias dolorosas del fracaso y la separación. Sabed que el Papa y la Iglesia os sostienen en vuestro sufrimiento y dificultad. Os animo a permanecer unidos a vuestras comunidades, al mismo tiempo que espero que las diócesis pongan en marcha adecuadas iniciativas de acogida y cercanía.

En el libro del Génesis, Dios confía su creación a la pareja humana, para que la guarde, la cultive, la encamine según su proyecto (cf. 1,27-28; 2,15). En esta indicación de la Sagrada Escritura, podemos comprender la tarea del hombre y la mujer como colaboradores de Dios para transformar el mundo, a través del trabajo, la ciencia y la técnica. El hombre y la mujer son imagen de Dios también en esta obra preciosa, que han de cumplir con el mismo amor del Creador. Vemos que, en las modernas teorías económicas, prevalece con frecuencia una concepción utilitarista del trabajo, la producción y el mercado. El proyecto de Dios y la experiencia misma muestran, sin embargo, que no es la lógica unilateral del provecho propio y del máximo beneficio lo que contribuye a un desarrollo armónico, al bien de la familia y a edificar una sociedad justa, ya que supone una competencia exasperada, fuertes desigualdades, degradación del medio ambiente, carrera consumista, pobreza en las familias. Es más, la mentalidad utilitarista tiende a extenderse también a las relaciones interpersonales y familiares, reduciéndolas a simples convergencias precarias de intereses individuales y minando la solidez del tejido social.

Un último elemento. El hombre, en cuanto imagen de Dios, está también llamado al descanso y a la fiesta. El relato de la creación concluye con estas palabras: «Y habiendo concluido el día séptimo la obra que había hecho, descansó el día séptimo de toda la obra que había hecho. Y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró» (Gn 2,2-3). Para nosotros, cristianos, el día de fiesta es el domingo, día del Señor, pascua semanal. Es el día de la Iglesia, asamblea convocada por el Señor alrededor de la mesa de la palabra y del sacrificio eucarístico, como estamos haciendo hoy, para alimentarnos de él, entrar en su amor y vivir de su amor. Es el día del hombre y de sus valores: convivialidad, amistad, solidaridad, cultura, contacto con la naturaleza, juego, deporte. Es el día de la familia, en el que se vive juntos el sentido de la fiesta, del encuentro, del compartir, también en la participación de la santa Misa. Queridas familias, a pesar del ritmo frenético de nuestra época, no perdáis el sentido del día del Señor. Es como el oasis en el que detenerse para saborear la alegría del encuentro y calmar nuestra sed de Dios. Familia, trabajo, fiesta: tres dones de Dios, tres dimensiones de nuestra existencia que han de encontrar un equilibrio armónico. Armonizar el tiempo del trabajo y las exigencias de la familia, la profesión y la maternidad, el trabajo y la fiesta, es importante para construir una sociedad de rostro humano. A este respecto, privilegiad siempre la lógica del ser respecto a la del tener: la primera construye, la segunda termina por destruir. Es necesario aprender, antes de nada en familia, a creer en el amor auténtico, el que viene de Dios y nos une a él y precisamente por eso «nos transforma en un Nosotros, que supera nuestras divisiones y nos convierte en una sola cosa, hasta que al final Dios sea “todo para todos” (1 Co 15,28)» (Enc. Deus caritas est, 18). Amén.

©Librería Editorial Vaticana

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