6.06.12

 

La diócesis de Tarrasa -Terrassa en catalán- publicó ayer una nota sobre las informaciones aparecidas acerca de hospitales con presencia eclesiástica en sus patronatos. Del contenido de la misma informamos en InfoCatólica, así que no hace falta que la reproduzca en este artículo, pero sí creo necesario hacer algunas aclaraciones y dar a conocer ciertas circunstancias relacionadas con este caso.

Voy a intentar ser todo lo veraz que pueda en el relato de los hechos:

- El hospital de Granollers y el de Sant Celoni son gestionados por patronatos de fundaciones. A su vez, son hospitales concertados con la Generalidad de Cataluña a través del Departamento de Salud. Los respectivos párrocos de las localidades son miembros de dichos patronatos.

- Hace un tiempo se tiene conocimiento de que los hospitales empiezan a llevar a cabo una praxis médica contraria a la moral de la Iglesia. La más grave de todas, la práctica de abortos “terapéuticos". Pero también se llevan a cabo vasectomías y se dispensa la píldora del día después.

- Estas prácticas llegan a conocimiento del obispado. El Obispo lleva a cabo diferentes consultas con los otros obispos y con diferentes organismos de la Iglesia y también realiza gestiones con los responsables de las administraciones con la intención de erradicar dichas prácticas.

- En Barcelona, el P. Custodio Ballester empieza a organizar concentraciones ante el hospital de Sant Pau todos los día 25 de cada mes junto a diferentes grupos y organizaciones. En declaraciones a la prensa, el sacerdote explica que “este acto mensual quiere ser un signo del dolor que produce en los fieles la inacción de los obispados de Terrassa, Barcelona y Sant Feliu ante el crimen abominable del aborto, que se realiza farmacológica y quirúrgicamente en sus hospitales“.

-Mons. Saiz Meneses hace una consulta oficial a la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre si es viable la presencia de los párrocos en los patronatos o si, por el contrario, lo que cabe hacer es abandonarlos inmediatamente.

- Como ocurre cuando los obispos hacen consultas con la Congregación para la Doctrina de la Fe, la respuesta se encarga a los peritos más especializados en los temas objeto de las consultas.

- Pasado un tiempo, el obispo de Tarrasa recibe una respuesta por medio de una carta que contiene un dictamen. La misma viene firmada por el Arzobispo Secretario de la Congregación. El dictamen de la carta ha sido suficientemente explicado por la nota de la diócesis catalana. A saber, mientras los sacerdotes o representantes de la Iglesia en los patronatos de los hospitales hablen con claridad en defensa de la moral católica y voten en coherencia con la misma, no se puede hablar de una cooperación al mal moralmente ilícita. Además, se recomienda que para evitar el posible escándalo o confusión a los ojos de la opinión pública por su presencia de la Iglesia en los patronatos se puede hacer pública su opinión contraria a estas prácticas y su actuación también en contra.

-El P. Custodio Ballester sigue acusando a los obispos catalanes de no hacer nada, y traslada esa acusación a diferentes instancias de la Iglesia en Roma y en España. En una de esas instancias tiene conocimiento de la respuesta que desde la Congregación para la Doctrina de la Fe han dado al obispo de Terrassa. Pero oculta esta información a los distintos grupos y organizaciones que participan con él en las manifestaciones.

- Una vez informados, los miembros de varias organizaciones de jóvenes que participan en las manifestaciones se sienten engañados por el P. Custodio, por haberles ocultado la información de la respuesta que la Congregación para la Doctrina de la Fe dio al obispo de Terrassa, y se desmarcan de él.

- En vista de que la situación se va enrareciendo y siguen adelante las concentraciones ante el hospital San Pablo, en las que además se criticaba a los obispos, Mons. Saiz Meneses consulta de nuevo con Roma sobre la posibilidad de informar del dictamen de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Recibe el visto bueno y se publica la nota.

Hasta ahí los hechos fundamentales. Hay otra serie de detalles a tener en cuenta. Por ejemplo, he podido comprobar personalmente la sorpresa de algunas de las personas y grupos que participaban en las concentraciones cuando se les informa de que Roma había avalado la actuación del obispo Saiz Meneses y que dicho hecho era conocido por el P. Custodio Ballester, que no había informado de la cuestión a dichos grupos. Razón por la que deciden no acudir más a esas manifestaciones.

Una vez que empieza a difundirse la existencia del dictamen de la Congregación para la Doctrina de la Fe, algunos lanzan la hipótesis de que el mismo era solo la opinión de un técnico y no una respuesta oficial del dicasterio vaticano al obispo. Es decir, hablando claro, se intenta menospreciar el trabajo y la autoridad de la CDF.

Una vez publicada la nota de la diócesis de Tarrasa, muchos son los que preguntan por qué no se informó antes. Lo cierto es que cuando los obispos hacen consultas a Roma, no tienen por qué hacer públicas las respuestas que reciben. De hecho, casi nunca lo hacen. Y si se ha hecho en este caso es para evitar que siguiera adelante la polémica por la actuación del obispo en relación a esos dos hospitales.

También son muchos los que no acaban de entender las razones dadas en la respuesta de la CDF al obispo de Tarrasa. Personalmente creo que son muy claras y que han de ser aceptadas por los fieles. Pero nada impide que un grupo de fieles escriba un dubium a la propia Congregación solicitando las aclaraciones que estimen pertinentes.


Quiero concluir dando mi opinión personal sobre todo este asunto. Creo que la defensa de la vida y la lucha contra la cultura de la muerte es algo prioritario para la Iglesia y sus fieles. Todo lo que hagamos será poco. Si conseguimos salvar una vida, habremos logrado una gran victoria. Si conseguimos salvar muchas vidas, la fiesta en el cielo será grande. Si la presencia de la Iglesia en los patronatos sirve para algo, bienvenida sea. Si pasado un tiempo, se ve que no vale de nada, quizás es hora de salir de ellos de forma pública y notoria. Ahora bien, una vez que se sale, no parece factible que se pueda volver a entrar. Por tanto, hay que pensar muy mucho lo que se hace. Y eso corresponde al criterio pastoral de los obispos. Un criterio que los fieles debemos acatar filiamente. Tanto más en el caso de los sacerdotes.


Luis Fernando Pérez Bustamante