15.06.12

Eppur si muove - ¿Tan difícil es ser católico?

A las 1:12 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Eppur si muove

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Parece que la respuesta a la pregunta de hoy es bastante sencilla: sí, es difícil ser católico. Y, sin embargo, es difícil serlo por varias causas que, a veces, son motivos (por lo que tienen de particular y egoístas).

Ser católico es difícil por esto:

1.-Cumplir la voluntad de Dios no siempre viene bien.

2.-Cumplir con la doctrina católica no siempre gusta.

Evidentemente no es lo mismo una cosa que la otra y, según estemos incursos en una u otra podremos decir, sencillamente, que lo nuestro tiene solución dentro de la Iglesia católica o lo mejor es salir de ella e, incluso, que nos echen.

En cuanto a lo primero, es bien cierto que Dios tiene una voluntad que está, digamos, bastante bien establecida. Por ejemplo, se la dijo a Moisés cuando le comunicó, para que él hiciera lo propio con el pueblo elegido, los diez Mandamientos que no son, sino, expresión de su exacto querer.

Los Mandamientos, justamente entendidos como lo que son no son fáciles de ser respetados. Es más, para un cristiano, aquí católico, son muchos los obstáculos que se le ponen delante para que, si es posible, no los cumpla y, aunque es bien cierto que nosotros mismos evitamos, muchas veces, cumplirlos, no es poco cierto que hay factores externos a nosotros que colaboran a que hagamos mal, pero mal, las cosas al respecto de Dios y de su voluntad.

Por eso es difícil ser católico.

También lo es si lo que se pretende es no aceptar la doctrina católica y se produce un posicionamiento real y efectivo en su contra. Así, muchos teólogos y personas que, no siéndolo, los secundan, se sitúan en la práctica fuera de la Esposa de Cristo pretendiendo que no hacen lo que es obvio que hacen. Y, aunque a este respecto habría mucho que decir sobre la actitud de los pastores que no cuidan de sus ovejas apartando a las se quieren ir del redil, lo bien cierto es que lo que cuenta aquí es la forma de proceder de muchos católicos que más parecen de otra confesión religiosa que de la católica.

Y, sin embargo, es bien cierto que permanecemos en la Iglesia católica.

A este respecto, el ahora Santo Padre, escribió en una ocasión acerca de las razones que hacían que permaneciese en la Iglesia católica. Y dijo algo como esto:

Primero, advierte sobre la verdad de las cosas:

Existen hoy muchos y opuestos motivos para no permanecer en la iglesia. En nuestros días están tentados de volver la espalda a la iglesia no sólo aquellos a quienes se les ha hecho extraña la fe de ésta, a quienes aparece demasiado retrógrada, demasiado medieval, demasiado hostil al mundo y a la vida, sino también aquellos que amaron la imagen histórica de la iglesia, su liturgia, su independencia de las modas pasajeras, el reflejo de lo eterno visible en su rostro.

Estos tienen la impresión de que la iglesia está a punto de traicionar su especificidad, de venderse a la moda del tiempo y de este modo perder su alma. Están desilusionados como el amante traicionado y por eso piensan seriamente en volverle la espalda.

Y esto, que es más que cierto, nos pone sobre la pista de qué es lo que pasa, en demasiadas ocasiones, con demasiados católicos.

Pero, como hemos dicho arriba, Benedicto XVI, entonces Joseph Ratzinger, tenía razones que le hacían permanece en la Iglesia católica y que nos deberían servir, a todos nosotros, para lo mismo.

Así, decía entonces que

En términos muy concretos: es la iglesia la que no obstante todas las debilidades humanas existentes en ella nos da a Jesucristo; solamente por medio de ella puedo yo recibirlo como una realidad viva y poderosa, que me interpela aquí y ahora.

Cristo, hijo de Dios, es hermano nuestro porque se nos da a través de la Iglesia católica. Y tal no es una razón pequeña ni a no tener en cuenta.

Pero es que dice, además

yo permanezco en la Iglesia porque creo que la fe, realizable solamente en ella y nunca contra ella, es una verdadera necesidad para el hombre y para el mundo

Resulta, pues, necesaria la fe y dentro de la Iglesia católica, la misma es expresión de la Verdad porque en la Verdad se basa, en ella crece y por ella se vive.

Y, ya, para terminar, Joseph Ratzinger, dice que

yo permanezco en la iglesia porque solamente la fe de la iglesia salva al hombre. Puede parecer una frase muy tradicional, dogmática e irreal, pero en cambio es totalmente objetiva y realista. En nuestro mundo lleno de inhibiciones y de frustraciones el deseo de salvación ha reaparecido en toda su primordial vehemencia. Los esfuerzos de Freud y de C. G. Jung no son otra cosa que intentos de salvar a quienes se sienten irredentos.

Por tanto, es bien cierto que es difícil ser católico. Unas veces lo es por nuestra actitud al respecto de lo que somos; otras por querer formar parte de otra Iglesia porque a la católica o no la entendemos o no estamos de acuerdo con ella. Sin embargo, no faltan razones más que dignas y a tener en cuenta para afirmar con toda rotundidad que permanecemos en la Iglesia católica a pesar de todo y a pesar de muchos.

Y que así sea muchos años.

Eleuterio Fernández Guzmán