27.06.12

 

En 1989, Kirk y Madsen dieron a conocer a los grupos homosexualistas las dos estrategias que habrían de utilizar para hacer de las conductas homosexuales un debate sobre existencia o negación de derechos. Todas esas estrategias están recogidas en el libro de cabecera del activismo homosexualista: «After the ball»:

Primero, hay que conseguir que no te rechacen comportándote de la manera más semejante posible; es entonces, y solo entonces, cuando por fin aceptan y comprenden esa pequeña diferencia [orientación], el momento en el que puedes empezar a mostrar esas otras peculiaridades tuyas, una a una. Hay que lograr introducir primero la parte más estrecha de la cuña. Como dice el viejo adagio, si permites que el camello meta la nariz en tu tienda, pronto todo él estará dentro.

Pederastas, travestíes, sadomasoquistas, y otros grupos minoritarios dentro de la comunidad homosexual con peculiaridades más desmedidas se mantendrían en un segundo plano hasta que la homosexualidad entrase en la tienda. También deberían quedar en la sombra otras prácticas sexuales muy comunes entre homosexuales como el sexo anal, el sexo oral, o el sexo anónimo. Es decir, debería evitarse el tener que hablar de lo que los homosexuales realmente hacen y con cuántos lo hacen.

Hay que hacer todo lo contrario. Únicamente se deben proyectar imágenes y descripciones de homosexuales positivas, llegando incluso a «describir a los homosexuales y a las lesbianas como hombres y mujeres superiores, auténticos pilares de la sociedad.

Tenemos experiencias recientes. Si hay una víctima y es homosexual hay que resaltarlo, si es el agresor es el homosexual se esconde su condición, incluso en caso de canibalismo, en el que por arte de magia un caníbal gay pasa a ser un ’simple’ caníbal actor porno.

Probablemente no trascenderá mucho que Larry Brinkin, pionero activista gay, que encabezó en 1982 el movimiento homosexualista en la ciudad de San Francisco ha sido arrestado por repugnantes delitos de pornografía infantil y explotación sexual de un menor.

Apoyado por la ACLU –lobby laicista, propulsor de la cultura de la muerte y agresivamente propagador de la cristofobia– inició las batallas legales para el reconocimiento legal de las «parejas homosexuales». Gracias a los incontables fondos del lobby homosexualista, durante 22 años perteneció a la Comisión de Derechos Humanos de San Francisco. Tras su jubilación en 2010, la Junta de Supervisores de la ciudad declaró que la primera semana de febrero sería «la Semana Larry Brinkin» en su honor.

Es probable que la primera semana de 2013 ya no sea la Semana Larry Brikin, ni semana homosexualista. En la cuenta de correo del líder de los homosexualistas hay mensajes que incluyen fotografías de abusos sexuales a niños de 3 años y comentarios racistas y supremacistas en un correo en el que la víctima era un niño negro.

Brinkin vive con su pareja y tiene un hijo adolescente. La comunidad homosexual se ha limitado a decir que se ve sorprendida por la reciente detención. A mi lo que me sorprendería es que una noticia que vuelve a ligar al homosexualismo con la pedofilia tenga el relieve que se merece. El resto sorprende poco.