12.07.12

Tres indicios de la antigüedad del Nuevo Testamento en 2 Corintios

A las 12:13 PM, por Daniel Iglesias
Categorías : Biblia

Jean Carmignac, fundador de la Revue de Qumran, especialista indiscutido de los manuscritos del Mar Muerto y gran exegeta católico, publicó en 1984 un pequeño libro (El nacimiento de los Evangelios sinópticos) para divulgar de forma accesible y sintética los principales resultados de sus veinte años de estudio sobre la formación de los Evangelios sinópticos. En esa brillante obrita, entre otros muchos temas, Carmignac analiza tres versículos de la Segunda Carta de San Pablo a los Corintios que ofrecen indicios sugestivos de que la redacción del Nuevo Testamento fue muy anterior a lo que supone la mayoría de los exegetas actuales. Citaré ese libro según esta edición: Jean Carmignac, La naissance des Évangiles synoptiques, Francois-Xavier de Guibert, Paris 2007, 4e édition. Los versículos en cuestión (2 Corintios 3,6; 3,14 y 8,18) son analizados en las pp. 59-61. Las traducciones del francés son mías.

Comencemos por 2 Corintios 3,14. Allí San Pablo habla de “la lectura de la antigua diathêkê”. La expresión “antigua diathêke” corresponde tanto a la Antigua Alianza como al Antiguo Testamento. Sin embargo, la presencia de la palabra “lectura” invita claramente a comprender que se trata de una obra escrita, por lo tanto del Antiguo Testamento.

Ahora bien, cuando sólo existía el Antiguo Testamento no se lo llamaba así. Sólo se comenzó a hablar de Antiguo Testamento cuando se lo tuvo que distinguir del Nuevo Testamento. Por lo tanto, cuando San Pablo escribió 2 Corintios (entre los años 54 y 57) ya existía un conjunto de obras escritas que eran llamadas colectivamente “Nuevo Testamento”.

¿Cuáles podían ser esas obras? Si nos atenemos al consenso mayoritario de los exegetas, en ese momento San Pablo ya había escrito sus dos epístolas a los Tesalonicenses, su epístola a los Romanos, sus dos epístolas a los Corintios y quizás su epístola a los Gálatas. Pero es muy inverosímil que San Pablo llamara “Nuevo Testamento” sólo a ese conjunto de obras. Para englobar un grupo de obras bajo el título de “Nuevo Testamento”, ese grupo debería ser ya más numeroso y más variado. Además, parece difícil que no incluyera al menos a un Evangelio.

Veamos cómo se traduce 2 Corintios 3,14 en algunas versiones actuales de la Biblia en español.

Biblia de Jerusalén: “Pero se embotaron sus inteligencias. En efecto, hasta el día de hoy perdura ese mismo velo en la lectura del Antiguo Testamento. El velo no se ha levantado, pues sólo en Cristo desaparece.”

Biblia de Navarra: “Pero sus inteligencias se embotaron. En efecto, hasta el día de hoy perdura en la lectura del Antiguo Testamento ese mismo velo, sin haberse descorrido, porque sólo en Cristo desaparece.”

El Libro del Pueblo de Dios: “Pero se les oscureció el entendimiento, y ese mismo velo permanece hasta el día de hoy en la lectura del Antiguo Testamento, porque es Cristo el que lo hace desaparecer.”

Biblia Latinoamericana: “Con todo, los israelitas se volvieron ciegos. El mismo velo les oculta el sentido de la antigua Alianza hasta el día de hoy, y nadie les hace ver que con Cristo ya no tiene valor.”

Aunque no seamos expertos en griego bíblico, la coincidencia sustancial de las tres primeras versiones citadas (entre sí y con la versión de Carmignac) y la sustitución de la palabra “lectura” por la palabra “sentido” en la cuarta versión nos impulsan claramente a concluir que el texto de la Biblia Latinoamericana es una mala traducción (o más bien una paráfrasis) del texto sagrado original.

Pasemos ahora a 2 Corintios 3,6. Según Carmignac, este versículo refuerza las conclusiones extraídas de 2 Corintios 3,14, porque habla explícitamente de “una nueva diathêkê, no según la letra, sino según el espíritu”. Carmignac sostiene que la expresión “según la letra” deja entender que también esta “nueva diathêkê” debe entenderse como una obra escrita, es decir como el Nuevo Testamento.

Empero, como veremos, las versiones consultadas de la Biblia no coinciden con la traducción de Carmignac de 2 Corintios 3,6.

Biblia de Jerusalén: “el cual nos capacitó para ser ministros de una nueva Alianza, no de la letra, sino del Espíritu. Pues la letra mata mas el Espíritu da vida.”

Biblia de Navarra: “el cual también nos hizo idóneos para ser ministros de una nueva alianza, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.”

El Libro del Pueblo de Dios: “Él nos ha capacitado para que seamos los ministros de una Nueva Alianza, que no reside en la letra, sino en el Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.”

Biblia Latinoamericana: “Incluso nos ha hecho encargados de una nueva alianza, que ya no es cosa de escritos, sino del Espíritu. Porque lo escrito da muerte, mientras que el Espíritu da vida.”

Por último consideremos 2 Corintios 8,18. Carmignac traduce las palabras clave del versículo así: “le frère dont la louange au sujet de l’Evangile à travers toutes les Eglises” = “el hermano cuya alabanza a causa del Evangelio abarca todas las iglesias”.

Veamos de nuevo qué dicen aquí las otras cuatro versiones consideradas.

Biblia de Jerusalén: “Con él enviamos al hermano cuyo renombre a causa del Evangelio se ha extendido por todas las Iglesias.”

Biblia de Navarra: “Y con él enviamos al hermano cuya alabanza por la predicación del Evangelio se extiende a todas las iglesias”.

El Libro del Pueblo de Dios: “Con él les enviamos al hermano que ha merecido el elogio de todas las Iglesias, por el servicio que ha prestado al Evangelio.”

Biblia Latinoamericana: “Con él enviamos a ese hermano que se ganó el aprecio de todas las Iglesias en la labor del Evangelio”.

En este caso sólo la Biblia de Navarra se aparta sustancialmente de la traducción de Carmignac. Éste subraya que el servicio prestado por “el hermano” a la causa del Evangelio y que le ha hecho famoso en todas las iglesias no puede ser la predicación oral del Evangelio, ya que en ese sentido todos los colaboradores de San Pablo estaban más o menos en el mismo nivel. La única interpretación verosímil de este renombre especial de un colaborador de San Pablo en todas las iglesias es la que atribuye el motivo de ese renombre a la redacción de un Evangelio. En este caso, “el hermano” en cuestión tiene que ser San Lucas.

Carmignac concluye su análisis así: “Estos tres textos de S. Pablo, lamentablemente, no son lo bastante explícitos para permitir una argumentación decisiva, pero constituyen por lo menos indicaciones que no debemos olvidar.” (p. 61).

En las pp. 95-96 Carmignac resume los resultados de su estudio en ocho conclusiones. La conclusión 6 dice lo siguiente: “Si se tienen en cuenta las indicaciones de la segunda epístola a los Corintios, no es verosímil ubicar la redacción de Lucas en griego más tarde que los años 50-53, no es verosímil ubicar la redacción definitiva en lengua semítica de nuestro primer Evangelio (Mateo) mucho más tarde que Lucas, y no es verosímil ubicar la redacción en lengua semítica de nuestro segundo Evangelio (Marcos) mucho más tarde que el entorno de los años 42-45.”

Daniel Iglesias Grèzes