La Iglesia en España celebra en la Festividad de la Nuestra Señora del Carmen el Día de las gentes del mar


 

Este próximo lunes día 16 de julio se celebra la festividad de Nuestra Señora del Carmen, patrona de las gentes del mar.

Con tal motivo el Obispo de Tui-Vigo, monseñor Luis Quinteiro Fiuza, responsable en la Conferencia Episcopal Española del departamento del Apostolado del Mar, vinculado a la Comisión Episcopal de Migraciones, ha escrito una Carta en la que recuerda cómo “María es la gran educadora, Estrella del Mar que nos guía por las aguas difíciles de la vida, de una manera especial en estos momentos álgidos de crisis económica y de paro”.

El Obispo de Tui-Vigo también ha hecho mención del sufrimiento de los marineros por la separación de sus familias durante largos meses en los que cuentan “con el consuelo del amor de Dios que viene por medio de María”.

Se reproduce, a continuación, el contenido íntegro de la Carta:

Apóstoles del mar: Testigos de la Nueva Evangelización
16 de julio de 2012, festividad de Nuestra Señora del Carmen
Día de las gentes del mar

Carta del Obispo Promotor del Apostolado del mar con motivo de la Fiesta de Nuestra Señora del Carmen

Queridas gentes de mar, queridos capellanes y voluntarios:

Como cada año, el calendario nos acerca a la fi esta de la santísima Virgen
del Carmen: fi esta marinera por excelencia siempre acogida por todos con devoción, alegría y esperanza.

María, la Stella maris, nos convoca al seguimiento de Cristo, su Hijo, y nos invita a hacer lo que Él diga (cf. Jn 2, 5). Esta es una de sus más importantes recomendaciones; es el consejo que nace de una confianza absoluta en Jesucristo y que brota de un conocimiento íntimo de su misión salvífica. En Cristo, en hacer su voluntad, se esconde la fuente del amor, es donde se encuentra el principio de todo recomenzar. En Él está la respuesta a tantos problemas, dificultades y retos a los que nos enfrentamos en esta sociedad actual.

Con su Resurrección, Jesucristo cumple la gran esperanza de los Cielos
Nuevos y la Tierra Nueva y nos da parte en un futuro sin sufrimientos y
sin lágrimas, haciéndonos capaces de colaborar en la construcción de una
sociedad fundada en la paz y en la justicia.

La Iglesia, Madre y Maestra, por su experiencia de la fe sigue creyendo
y confiando en la Palabra dada por el Señor: la acoge en lo más íntimo y la
anuncia al mundo entero para que así produzca frutos de amor abundantes y duraderos.

Acogiendo al Señor, brota en nosotros una nueva vida que nace de su amor. Surge en todos aquellos que creen en Él una nueva manera de vivir, de esperar y de amar. Esta experiencia de vida nueva en Cristo no es solo algo personal, sino que debe ser una experiencia compartida. Este hecho lo constatamos cuando Jesús envía a los Apóstoles a todas las gentes y por todo el mundo (cf. Mc 16, 15). Somos pues llamados a convertirnos en testigos fieles del Evangelio. La presencia del Señor que transciende todo espacio y tiempo esta sanando, liberando del mal, fortaleciendo y tendiendo puentes para todo aquel que de corazón cree y se vincula a Él. El Señor nos hace capaces de ser, como Él, Buena Noticia para el mundo de la mar.

María es la gran educadora, Estrella del Mar que nos guía por las aguas difíciles de la vida, de una manera especial en estos momentos álgidos de crisis económica y de paro. En el sufrimiento por la separación de sus familias durante largos meses los marineros cuentan con el consuelo del amor de Dios que viene por medio de María y los une con sus familias más allá de la distancia. En las incertidumbres de la vida en la mar llevamos la certeza de que Dios nos protege contra toda incertidumbre.

En un mundo marítimo cada vez más heterogéneo, en los puertos, convertidos en encrucijada de la humanidad, y en buques con tripulaciones compuestas por miembros de diferentes credos y nacionalidades los cristianos debemos anunciar, la Buena Nueva de la salvación no solo con palabras, sino con aquel cariño y entusiasmo propios del que quiere compartir la existencia y el proyecto de Jesús. Llevamos el anuncio de un mundo nuevo, reconociendo en el rostro del otro a una persona a la que amar y respetar.

En esta Jornada queremos tener un recuerdo especial para los marineros que durante este año han muerto en el mar y para sus familias. Debemos mostrarles todo nuestro apoyo humano y espiritual y pedir por ellos al
Señor y a nuestra Señora del Carmen, a la que invocaron en los momentos
de dificultad vividos en la mar.

Que santa María, faro luminoso en medio del temporal, nos proteja y nos conceda valentía y coraje en estos tiempos difíciles por los que nos toca navegar. Firmes en la fe, aclamemos todos a nuestra Madre: ¡viva la Virgen del Carmen!

+ Luis Quinteiro Fiuza, Obispo de Tui-Vigo
Promotor del Apostolado del Mar