16.07.12

Lo que va de una monja a otra

A las 12:06 AM, por Tomás de la Torre Lendínez
Categorías : General

En el blog que tiene Isabel Gómez Acebo en RD publica una Carta de una religiosa, que fue presidenta de LCWR entre los años 1998-2001, en Estados Unidos. En su contenido se engarzan unas piezas de latón, de hoja de lata, de quincalla de mercadillo ambulante, de lugares comunes pisoteados, de interpretaciones erróneas, de frustraciones primaverales que ya son otoñales, camino del invierno, que demuestran la locura colectiva de las monjas yanquis que han recibido un buen tirón de orejas de sus obispos y de la misma Iglesia de Roma.

Mientras, anoche, en Intereconomía TV, en el programa dirigido por Altozano, salió Sor Teresita, una monja de 104 años, de la orden del Cister, miembro de la comunidad del monasterio de Buenafuente del Sistal, donde lleva 85 años consagrada a Dios en la vida contemplativa, que fue recibida el verano pasado por el Papa Benedicto XVI en Madrid.

Comparar la Carta de una religiosa con lo expresado por Sor Teresita es como mirar un mascarón de proa de una nave pirata del Caribe y contemplar la cara de Cristo y Maria en la Piedad de Miguel Ángel, existente en la Basílica de San Pedro.

Algunas ideas, manidas y sobadas, de la Carta de marras son las siguientes:

“Se “abrieron las ventanas” de una institución que habían sido clavadas y se liberó al espíritu.
Empezamos a ver con nuevos ojos lo que Jesús era y que las Escrituras fueron formuladas en el contexto de su tiempo. Aprendimos la historia de la Iglesia y su tradición de justicia social. Conocimos la teología de la liberación y comenzamos a entender que las estructuras y los sistemas de poder político y eclesial, oprimen a menudo a las personas que se formaron para servir. Diócesis estadounidenses se emparejaron con ciudades en centro y Sudamérica y muchas hermanas sirvieron en diversos lugares, experimentaron el poder de la teología de la liberación y fueron transformadas.

Nuestros ministerios nos colocaron, cara a cara con los parias de la sociedad, las personas sin hogar, en las cárceles, las drogas, los económicamente desfavorecidos, los que sufren a causa de su orientación sexual. Estas experiencias se infiltraron en nosotras y las llevamos a la oración. Vimos y entendimos que esas eran las personas que Jesús habría llamado amigos y acogió en su movimiento.”.

Entretanto, Sor Teresita no ha cambiado el hábito, el lenguaje, el espíritu contemplativo, el fervor a la Virgen, cuando habla de que vive en el Corazón de la Virgen, donde desea morir cuando le llegue la hora.

La Carta de la religiosa está aquí.

La entrevista a Sor Teresita está, también, aquí.

Tomás de la Torre Lendínez