20.07.12

 

En la estela que deja el divorcio de Tom Cruise y Katie Holmes, del que ya hemos hablado en Info-RIES, una ex alta ejecutiva de la Cienciología cuenta la “pesadilla” del hermético culto, donde, según ella, sus miembros viven en estado de secuestro y sufren abusos físicos y psicológicos. Lo relata la redactora Leila Macor en un artículo publicado por AFP.

“Vi muchas violaciones a los derechos humanos dentro de la iglesia y no quería ser sometida a ellos. Vi cómo el personal, particularmente los niños criados dentro de la Cienciología, eran tratados en condiciones deficientes”, contó Karen Pressley en una entrevista con la AFP. Eso fue lo que llevó a Pressley, quien llevaba 16 años en la organización con sede en Los Ángeles, a escapar en 1997.

“Usaban la manipulación psicológica y a veces la violencia física contra el personal”, dijo la publicista, quien ahora vive en Atlanta y enseña escritura y comunicación en la Universidad Kennesaw de Georgia (sureste). Entre 1987 y 1989, Pressley fue la directora del Centro de Reclutamiento de Celebridades de Hollywood.

Atraer -y mantener- celebridades es parte de la estrategia diseñada por Ron Hubbard, el escritor de ciencia ficción que fundó la secta en 1953. “Quieren que las personas piensen que si funciona para Tom Cruise o John Travolta -dos de los peces más gordos- funcionará para ellas”, explicó Pressley. La Cienciología ha estado en los titulares en las últimas dos semanas desde que la actriz Katie Holmes presentó una demanda de divorcio contra Tom Cruise. Evidentemente, “ella no está bajo las garras de la iglesia como Cruise”, estimó Pressley.

El objetivo de la Cienciología “es la iluminación espiritual y la libertad para todos”, dice la organización en su página web. Este estado de libertad e iluminación se alcanza a través de “auditaciones”, muchas de las cuales se realizan conectando al interrogado a un “E-meter”, un aparato similar a un detector de mentiras.

Los cienciólogos pagan para ser sometidos a estas auditorías y avanzar en el Puente a la Iluminación. Los primeros pasos en este recorrido cuestan unos 100 dólares, pero los últimos llegan al millón. “Por eso tantos cienciólogos hipotecan sus casas, toman préstamos o se convierten en parte del personal (de la iglesia), porque no pueden costearse la religión con sus propios medios. Pero si trabajan para la iglesia pueden recibir gratis a la Cienciología, y a cambio tienen que renunciar a sus vidas”.

Según Pressley, este personal vive prácticamente en estado de secuestro y debe renunciar a sus lazos con familiares o amigos no cienciólogos. “Si un día cambias de idea y dices ‘ya no quiero hacer esto’, no puedes simplemente ir ante los líderes y decirles adiós. Tienen que darte permiso para irte. Te ponen bajo vigilancia 24 horas al día, siete días por semana, y controlan todos los aspectos de tu vida. No puedes tener un celular, televisión o acceso a internet”, explicó.

Finalmente, “te hacen pasar por un interrogatorio que es extenuante y a veces dura meses (…) Es una pesadilla”. La publicista relató que algunos se escapan escondidos en el baúl de un automóvil, si bien ella lo hizo en su propio coche desde Hollywood. “Tuve que ir a un aeropuerto distante, en Las Vegas, para asegurarme de que no habría equipos de seguridad persiguiéndome”.

Gary Soter, abogado de la organización, dijo a la AFP que “declina responder a las opiniones autopublicitarias de esta anticiencióloga, que no tiene conocimiento personal de los hechos y está buscando explotar un asunto familiar”, refiriéndose al caso Cruise-Holmes. Otros excienciólogos cuentan experiencias similares a la de Pressley en blogs y foros de discusión en internet.

Una de las deserciones más notorias es la de Jenna Miscavige, sobrina del director general de la secta David Miscavige, quien abandonó al grupo en 2005 y ahora conduce una página (exscientologykids.com) para apoyar en su reinserción social a los desertores nacidos dentro de la Cienciología. La Cienciología asegura tener 10 millones de miembros en más de 150 países y fue condenada este año en Francia por estafa.