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Servicio diario - 25 de julio de 2012

Santa Sede

El papa envía telegrama de condolencias por la muerte de Oswaldo Payá
Expresa su cercanía por el mortal accidente automovilístico en Cuba

El papa nombró un nuevo obispo auxiliar para Estrasburgo en Francia
También a nuevos miembros del dicasterio para la Promoción dela Nueva Evangelización

Mundo

La religión cristiana favorece la vida espiritual de las personas
Homilía del arzobispo de Santiago de Compostela en la fiesta del Apóstol Santiago

Elegida la nueva superiora general de las Hermanas de la Sagrada Familia de Spoleto
Sor Agnese Grasso guiará el instituto fundado por el beato Pietro Bonilli en 1888

Entrevistas

Un capellán en los juegos olímpicos de Londres
La figura fue introducida por Italia

Denver llora a las víctimas del tiroteo
Arzobispo Aquila habla de perdón a la luz de la tragedia


Santa Sede


El papa envía telegrama de condolencias por la muerte de Oswaldo Payá
Expresa su cercanía por el mortal accidente automovilístico en Cuba
CIUDAD DEL VATICANO, Miércoles 25 julio 2012 (ZENIT.org).- Ante la trágica muerte de dos notables personalidades de la Iglesia católica cubana, los dirigentes Oswaldo Payá Sardiñas y Harold Cepero Escalante, acaecida el último domingo en un accidente automovilístico en La Gavina, el santo padre Benedicto XVI le ha hecho llegar ayer un telegrama de condolencias al arzobispo de San Cristóbal de La Habana, Emmo. Cardenal Jaime Lucas Ortega y Alamino.

Ofrecemos a continuación la comunicación firmada por monseñor Angelo Becciu, Sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano:

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SEÑOR CARDENAL JAIME LUCAS ORTEGA Y ALAMINO
ARZOBISPO DE SAN CRISTÓBAL DE LA HABANA


AL HABER SIDO INFORMADO DEL TRÁGICO EPISODIO EN EL QUE PERDIERON LA VIDA LOS SEÑORES OSVALDO PAYÁ SARDIÑAS Y HAROLD CEPERO ESCALANTE, Y RESULTARON HERIDAS OTRAS DOS PERSONAS, EL PAPA BENEDICTO XVI LE RUEGA HACER LLEGAR A LOS FAMILIARES DE LOS FALLECIDOS SU SENTIDO PÉSAME Y CERCANÍA ESPIRITUAL, A LA VEZ QUE SUPLICA AL TODOPODEROSO EL TOTAL RESTABLECIMIENTO DE LOS DAMNIFICADOS.
ASIMISMO, EL SANTO PADRE ELEVA FERVIENTES PLEGARIAS A DIOS POR EL ETERNO DESCANSO DE LOS DIFUNTOS Y LE PIDE QUE CONCEDA CONSUELO Y FORTALEZA A CUANTOS EN ESTA HORA DE TRISTEZA LLORAN TAN IRREPARABLE PÉRDIDA.

MIENTRAS INVOCA LA PROTECCIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LA CARIDAD DEL COBRE, Y COMO PRENDA DE COPIOSOSOS FAVORES DIVINOS EN ESTOS MOMENTOS DE DOLOR, SU SANTIDAD IMPARTE CON AFECTO LA BENDICIÓN APOSTÓLICA, COMO SIGNO DE FE Y ESPERANZA EN JESUCRISTO, REDENTOR DEL HOMBRE.

ME UNO DE CORAZÓN A LOS SENTIMIENTOS DEL SUMO PONTÍFICE Y LE EXPRESO, EMINENCIA, MI CONSIDERACIÓN Y ESTIMA EN EL SEÑOR RESUCITADO.

+ ANGELO BECCIU
SUSTITUTO DE LA SECRETARÍA DE ESTADO

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El papa nombró un nuevo obispo auxiliar para Estrasburgo en Francia
También a nuevos miembros del dicasterio para la Promoción dela Nueva Evangelización
CIUDAD DEL VATICANO, Miércoles 25 julio 2012 (ZENIT.org).- El santo padre Benedicto XVI ha nombrado al reverendo Vincent Dollmann, como obispo auxiliar de la archidiócesis de Estrasburgo (superficie 8.280, población 1.909.000, católicos 1.367.000, sacerdotes 810, religiosos 1.429, diáconos permanentes 78) en Francia. El obispo electo nació en 1964 en Mulhouse (Francia) y estudió en el Seminario Mayor de Estrasburgo. Entre 1995-1996 ha completado su formación en el "Institut de Formation des Educateurs du Clergé" en París.

Fue ordenado sacerdote en 1990 y en su ministerio sacerdotal ha desempeñado las siguientes funciones en la archidiócesis de Estraburgo: Capellán del "Seminario para los jóvenes" en Walbourg (1990-1996); director espiritual del Seminario Mayor (1996-2009); predicador y confesor de la catedral, miembro de la Oficina Diocesana para la Enseñanza Católica y de la Oficina Diocesana para las vocaciones; en 2006 fue nombrado párroco de “Sainte-Madeleine” de Estrasburgo y Vice-rector del Seminario. Actualmente era Oficial de la Congregación para la Educación Católica y director espiritual del Pontificio Seminario Francés en Roma.

Asimismo, el papa nombró a los arzobispos Paul Youssef Matar, de Beirut de los Maronitas (Libano) e Ignatius Ayau Kaigama, de Jos (Nigeria), como miembros del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.

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Mundo


La religión cristiana favorece la vida espiritual de las personas
Homilía del arzobispo de Santiago de Compostela en la fiesta del Apóstol Santiago
ROMA, Miércoles 25 julio 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos a nuestros lectores la homilía pronunciada hoy por monseñor Julián Barrio, arzobispo de Santiago de Compostela, con motivo de la fiesta del Apóstol Santiago, patrono de España:

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La solemnidad del Apóstol Santiago el Mayor, patrón de España, nos anima a revitalizar la auténtica religiosidad y a recordar los valores del Evangelio transmitidos por el Apóstol, que han ido modelando la fisonomía espiritual y cultural de Europa, y que han de ser referencia ineludible a la hora de ser testigos del Dios vivo. Esta preocupación adquiere un relieve especial en una sociedad anónima como la nuestra, en la que la opinión común es modelada con frecuencia sin tener en cuenta que la existencia humana es una realidad abierta a lo trascendente.

“La Iglesiacatólica está firmemente comprometida para que se otorgue el justo reconocimiento a la dimensión pública de la afiliación religiosa”[1], siempre atenta para que el respeto hacia el otro se mantenga en toda circunstancia. La religión cristiana favorece la vida espiritual de las personas y de los pueblos, iluminando la dimensión cultural y social, la económica y la política. “No se trata de una confrontación ética entre un sistema laico y un sistema religioso, sino de una cuestión de sentido al que se confía la propia libertad”, ayudando a la persona a tomar conciencia de su verdadera identidad, cuando la autonomía humana se ha convertido en referente único y el progreso pretende sustituir la providencia de Dios.

Para conocer la naturaleza de cada pueblo, decía San Agustín, hace falta mirar a las cosas que ama. Es momento de preguntarnos qué es lo que amamos en una cultura marcada por lo efímero y lo voluble, donde los vínculos son cada vez más superficiales, donde el individualismo hace vulnerables a las personas y donde se pretende que la vivencia religiosa quede marginada a lo estrictamente privado. Volver a Dios y regenerar la situación actual, son dos tareas en las que convergen la misión de la Iglesiay el empeño sanamente laico de una sociedad que no quiera ser una Babel. Hay que obedecer a Dios para volver de verdad al hombre, respondiendo a las grandes preguntas de éste, y mostrando la aportación de humanidad, de razón y de libertad, que ofrece la fe cristiana. La vida se obscurece si no se abre a Dios, pues “donde está Dios, allí hay futuro”[2]. “Es cierto que el hombre puede excluir a Dios del ámbito de su vida. Pero esto no ocurre sin gravísimas consecuencias para el hombre mismo y para su dignidad como persona: el alejamiento de Dios lleva consigo la pérdida de aquellos valores morales que son base y fundamento de la convivencia humana…”[3]. Potenciar el diálogo entre fe y razón, entre política y religión, entre economía y ética, permitirá construir una civilización que no convierta al hombre en algo superfluo.

Dios nos ama y nos bendice con la gratuidad de su gracia. “Pero llevamos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros” (2Cor 4,7). Somos llamados a reflejar la presencia de Cristo en el mundo y a discernir creyentemente la realidad. “Cristo, resucitado de entre los muertos, brilla en el mundo, y lo hace de la forma más clara, precisamente allí donde según el juicio humano todo parece sombrío y sin esperanza. Él ha vencido a la muerte, vive, y la fe en Él, como una pequeña luz, penetra todo lo que es oscuridad y zozobra”[4].

Con el testimonio de la santidad y de la fidelidad que siempre da calidad humana y espiritual a nuestras relaciones, podemos decir: “Creí por eso hablé, también nosotros creemos y por eso hablamos” (2Cor 4,13). La fe que no nos ahorra sufrimientos y dificultades, hemos de vivirla con mayor conciencia y madurez día a día. “Desde Compostela, corazón espiritual de Galicia, nos decía el Papa Benedicto XVI,  exhorto a todos los fieles de esta querida Archidiócesis, y a los de la Iglesia en España, a vivir iluminados por la verdad de Cristo, confesando la fe con alegría, coherencia y sencillez, en casa, en el trabajo y en el compromiso como ciudadanos”. Es el espíritu de fe (2 Cor 4,13), el que lleva a anunciar a Cristo muerto y resucitado, que nos descubre la perspectiva de la vida eterna dando sentido a la existencia del hombre en este mundo. “Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor” (Hech 4,33). El espíritu del Resucitado nos hace sentir la urgencia y la belleza de anunciar su Palabra y dar testimonio de Él entre los hombres. “En el cristianismo todo termina siendo derivado de Cristo o referido a Cristo: la búsqueda de Dios, la esperanza humana, la relación con el prójimo. Porque en él Dios nos ha dado su medida, modales e intenciones… En él hemos descubierto quien es nuestro prójimo, cuándo y cómo somos prójimos para los demás”[5].

Así nos dice: “El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo” (Mt 20,26-27). No debemos ceder a la lógica del poder y del egoísmo. Fue la lógica que llevó a Santiago y a su hermano Juan a pedir a través de su madre los primeros puestos, irritando al resto de los apóstoles. “Dominio y servicio, posesión y don, interés y gratuidad: estas lógicas profundamente contrarias se enfrentan en todo tiempo y lugar. No hay ninguna duda sobre el camino escogido por Jesús: Él no se limita a señalarlo con palabras a los discípulos de entonces y de hoy, sino que lo vive en su misma carne”. En las actuales circunstancias sentimos intranquilidad ante la situación de tantas personas necesitadas espiritual y materialmente, y no debemos eludir la responsabilidad ante los graves problemas sociales que más allá de los procesos y mecanismos estrictamente económicos, movidos a veces por una especulación inmoral, deben resolverse con un compromiso ético y moral. La voluntad de servir ha de ser la opción para no poner el beneficio económico por encima del bien de la persona humana, ni el éxito individual por encima de la solidaridad. Buscar siempre el bien común con espíritu de justicia y ser para los demás embellecen nuestra existencia.

Pero todo esto será sólo un buen deseo, si no nos convertimos al Señor. En una visión reductiva de la persona humana se nos hace creer que la felicidad se puede conseguir a través de la acumulación de bienes, que la libertad consiste en la satisfacción de todos los deseos, y que la vida social puede resultar de la conjugación de todos los intereses privados. En medio del desvalimiento económico, provocado por el desorden moral, el miedo condiciona los diferentes aspectos de nuestra vida, y la crisis está repercutiendo de manera dramática sobre personas y familias con menos posibilidades. La Iglesia, siempre atenta a lo que afecta al hombre, está ayudando con su acción caritativa y social, nos llama a  recuperar la confianza en los valores como la sobriedad, el esfuerzo, la veracidad, la comprensión, la honestidad, el compromiso social, y la gratuidad, y nos indica que sólo Cristo es la respuesta a nuestras aspiraciones más profundas. La crisis puede ser ocasión de una toma de conciencia saludable para crear las condiciones de un nuevo estilo de vida que se concreta en que todo lo que queramos que haga la gente con nosotros, lo hagamos nosotros a la gente (Mt 7,12), mirando con confianza al futuro. Podemos hacer presente el amor de Cristo en el mundo. La actitud de Santiago y Juan, a partir del momento en que el Señor les pregunta: “¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?”, y le responden “podemos” (Mt 20,22), fue la de quien se pone en camino, teniendo fija la mirada en la ciudadanía del Cielo (Fil 3,20). Dirigir nuestra mirada al cielo es posibilitar que en la tierra brille el reflejo de la gloria de Dios.

Celebremos cunha actitude positiva e gozosa a fe que nos transmitiu o Apóstolo Santiago, “aínda que agora, se fai falta, teñamos que sufrir por un pouco tempo diferentes probas. Deste xeito, o xenuíno da nosa fe ten máis valía co ouro e considérase merecente de loanza, gloria e honra cando se revele Xesús Cristo” (1Pet 1,6-9). Non cedamos á tentación de alterala, minguala ou pregala a outros intereses, e transformémonos en anunciadores incansables da fe en Cristo, coa palabra e o testemuño da nosa vida.

Sr. Oferente, con confianza acollo a vosa ofrenda para poñela no Altar. Encomendo coa intercesión do Apóstolo Santiago a todos os pobos de España, de xeito especial ao pobo galego, ás familias para que coa colaboración necesaria se esforcen na nobre tarefa de formar ás xeracións máis mozas, animándoos a construír unha sociedade onde se vivan os principios morais e espirituais, garantía dunha sociedade con futuro. Teño en conta na miña oración ás persoas adultas e mozos afectados polo desemprego. Encomendo os froitos espirituais do Ano da Fe ao que nos convoca o Papa e no que a estrela do Apóstolo Santiago será de xeito especial referente para a nosa Diocese e para á Igrexa en España. Pido polos nosos gobernantes e por todas aquelas persoas que están ofrecendo os seus mellores esforzos para responder ás esixencias do ben común e construír unha sociedade mellor. Amigo do Señor, asiste e protexe ao Papa, e á Igrexa que peregrina en España para que nos manteñamos fieis a Cristo ata o remate dos tempos. Co teu patrocinio, Santo Apóstolo, pido que o Señor bendiga ás súas Maxestades e a toda a Familia Real, e tamén á Vosa Excelencia, Sr. Oferente, á súa familia e aos seus colaboradores. “Astro brillante de España, apóstolo Santiago; o teu corpo descansa na paz; a túa gloria perdura entre nós”. Amén.  

[1] BENEDICTO XVI, Discurso en Berlín.

[2] BENEDICTO XVI, Discurso en Friburgo, 24 de septiembre de 2011.

[3] JUAN PABLO II, Homilía en Huelva, IV Visita Apostólica a España en 1993.

[4] Ibid.

[5] O. GONZALEZ DE CARDEDAL, Raíz de la esperanza, Salamanca 1995, 349.

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Elegida la nueva superiora general de las Hermanas de la Sagrada Familia de Spoleto
Sor Agnese Grasso guiará el instituto fundado por el beato Pietro Bonilli en 1888
SPOLETO, Miércoles 25 julio 2012 (ZENIT.org).- El miércoles 18 de julio, en la casa de retiros de Collerisana en Spoleto, fue electa la nueva superiora general del Instituto de las Hermanas de la Sagrada Familia de Spoleto, fundadas por el beato Pietro Bonilli en 1888. Se trata de sor Agnese Grasso, de 55 años, originaria de Mugnano en Nápoles. Consejera general saliente y superiora justamente de la Casa de retiros de Collerisana, toma el puesto de madre Danila Santucci, quien ha guiado el Instituto durante los últimos dieciocho años (1994-2012). La elección tuvo lugar durante el XVI Capitulo General Ordinario del Instituto, iniciado el pasado 2 de julio en Cannaiola de Trevi --lugar de fundación del Instituto, en cuya iglesia reposan los restos mortales del beato Bonilli--, con una solemne concelebración eucarística presidida por el arzobispo de Spoleto-Norcia, monseñor Renato Boccardo.

Además de la superiora general fue electo también el nuevo Consejo General, es decir, el organismo que ayudará a madre Agnese en el gobierno del Instituto. Como vicaria general fue electa sor Danila Santucci, superiora general saliente. Las nuevas consejeras son: sor Giovanna Per, vicaria general saliente, sor María Antonieta López Bueno, proveniente de Chile, y Sor Irenea Gisondi, proveniente de la comunidad de Catania. Sor Provvidenza Orobello, proveniente de la comunidad de Niscemi, fue designada como secretaria del Consejo. Y finalmente, sor Raffaella Di Santo, fue confirmada en el rol de ecónoma general del Instituto.

El carisma las hermanas de la Sagrada Familia de Spoleto –dice una nota enviada por la congregación--, es contemplar la encarnación de Jesús en Nazaret viviendo, en la cotidianidad, el estilo de vida familiar por él realizado con María y José para realizar el proyecto de Dios Padre: hacer del mundo la grande y única familia del hijo de Dios. Esto se concretiza al acoger a los ancianos, los discapacitados y aquellas personas rechazadas por la sociedad, y además con las guarderías y la vida pastoral. Las comunidades se encuentran en: Italia, Libia, Costa de Marfil, RD Congo, India, Chile, Guatemala, El Salvador y Brasil.

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Entrevistas


Un capellán en los juegos olímpicos de Londres
La figura fue introducida por Italia
Por Sergio H. Mora

ROMA, Miércoles 25 julio 2012 (ZENIT.org).- En el mundo del deporte la superstición está muy arraigada, por lo que la presencia de un capellán intenta evitar esta dimensión. Y los atletas acaban entendiendo que el sacerdote no es un amuleto sino una presencia amiga. El deporte favorece mucho la relación con la fe, porque es una metáfora de la misma existencia.

Y la ciudad olímpica se transforma para el capellán en un espacio parroquial, donde la figura del sacerdote es apreciada y en la que la variedad de las situaciones lleva a entablar relaciones personalizadas. Publicamos a continuación la entrevista que el capellán del equipo italiano, padre Mario Lusek --ahora en Londres--, concedió a ZENIT.

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¿Cómo nace esta iniciativa de enviar un capellán a los juegos olímpicos?
– P. Lusek: El comité italiano decidió llevar por primera vez a un capellán cuando fueron las olimpiadas de Seúl, por lo tanto hace varios años atrás y fue el primer país a introducir esta figura. Una presencia significativa desde el punto de vista del acompañamiento, cercanía, atención de la Iglesia hacia el mundo de los atletas. Mi predecesor, el padre Carlo, participó de cinco olimpiadas y esta es la tercera que me toca a mi.

¿Cómo funciona la figura del capellán?
– P. Lusek: En el interior de la ciudad olímpica existe un centro multirreligioso, con los credos cristianos y de las religiones más difundidas. La figura del capellán es original porque está en el interior de una estructura, junto a los atletas y por lo tanto demuestra una cercanía amiga entre la Iglesia y el mundo del deporte.

¿De quién depende un capellán que va a las olimpiadas?
– P. Lusek: Mi función de capellán es porque soy director de la Oficina de la pastoral del tiempo libre, turismo y deporte de la Conferencia Episcopal Italiana, y por lo tanto existe esta relación institucional entre la Iglesia italiana y el mundo del deporte cuanto tal. Pero también lo promovemos a través del asociacionismo de inspiración cristiana, una presencia capilar en la Iglesia, las parroquias, oratorios y asociaciones, donde nuestra presencia es antigua.

¿Han celebrado ya alguna misa?
– P. Lusek: Con nuestro contingente, el domingo pasado hemos celebrado en la iglesia de los italianos en Londres, y el 30 habrá una celebración en la abadía de Westminster, dirigida a todas las delegaciones católicas.

¿Las otras delegaciones nacionales tienen un capellán?
– P. Lusek: Después de la experiencia italiana, algunas se organizaron, como Polonia, Austria, Alemania, entre otros; y ahora Inglaterra, que tiene el evento en casa.

¿Cómo vive un atleta su relación con Dios cuando tiene que dar lo mejor de sí mismo en el torneo deportivo?
–P. Lusek: Nosotros vivimos una experiencia particular, pues son miles de atletas. En el contingente italiano hay más de trescientas personas, con cultura y experiencias seguramente diversas. El deporte favorece la relación con la fe porque es una metáfora de la existencia. la competición deportiva y espiritual pueden coincidir como perspectiva existencial. De otra parte, el deporte dispone al esfuerzo, al empeño, a la responsabilidad y esto para una lucha de tipo espiritual es también importantísimo. Promueve en el interior de la persona una unidad de sí misma.

¿Por lo tanto Usted trabaja dentro de la ciudad olímpica?
– P. Lusek: Considero a la ciudad olímpica como un espacio parroquial o un oratorio, en donde nadie es indiferente delante de la figura del sacerdote, una figura muy apreciada y aceptada en la que la diversidad de situaciones lleva a entablar relaciones diferenciadas. Aquí se encuentran personas que preguntan, piden, participan en la santa misa. Otros en cambio, se quedan en las relaciones humanas informales, de diálogo y profundización, pero sin hostilidad ni riesgo por la presencia de un sacerdote. Y esto es un factor importante que nos vuelve cercanos y nos hace percibir que la Iglesia está cercana a esta manifestación, que no es hostil sino quiere acompañarla.

¿Se registraron casos particulares o de conversiones?
– P. Lusek: Existen diversas inquietudes interiores que se manifiestan con preguntas y búsqueda. Conversiones repentinas seguramente no, si bien diálogo y medición sí, y en los momentos o lugares más increíbles. De otra parte, tengamos en cuenta que la Iglesia no es la que organiza las olimpiadas, sino que somos huéspedes y se acompaña esta experiencia con una actitud de disponibilidad, de atención. Ponemos en el centro a la persona y dialogamos en profundidad, respetando también las situaciones difíciles que alguien pueda vivir.

¿Cuál es el perfil de un atleta?
– P. Lusek: No nos olvidemos que la mayor parte de los atletas son jóvenes y viven su experiencia con todas las tensiones típicas de la juventud. Por lo tanto son jóvenes inquietos, en búsqueda de algo, y sobre quienes están los ojos de todo el mundo que se espera de ellos lo mejor. Y esto para un joven significa también tensión, ansia y preocupación. Y cuando llega el éxito viene la liberación de esta ansia, en cambio cuando el cansancio aumenta se manifiestan malestares.

En el mundo del deporte ¿queda claro a los jóvenes que el factor religioso no es un amuleto?
– P. Lusek: En el mundo del deporte, la superstición está fuertemente presente, y por ello intentamos evitar esta dimensión a través de una cercanía humana que hace percibir el motivo por el cual estamos a su lado. El sacerdote no es un amuleto, pero sí una presencia amiga que anima, vive la misma experiencia de los hombres en la ciudad olímpica.

¿O sea que el capellán de alguna manera vive también esta experiencia deportiva?
– P. Lusek: Sí, también se entusiasma, se apasiona y comparte las alegrías por las victorias y se desilusiona con las derrotas. Lo importante es entender que la derrota es un modo para recomenzar, y que el derrotado no es un perdedor.

¿Y el hecho que algunos se persignan antes de comenzar?
– P. Lusek: En general no lo hacen por superstición sino como un testimonio de su fe, y esto se transforma en un testimonio público. Soy favorable a esto.?

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Denver llora a las víctimas del tiroteo
Arzobispo Aquila habla de perdón a la luz de la tragedia
Por Ann Schneible

DENVER-COLORADO, Miércoles 25 julio 2012 (ZENIT.org) -. El tiroteo mortal que tuvo lugar en Aurora, Colorado, el pasado viernes plantea interrogantes sobre la naturaleza del bien, del mal y del perdón, dijo el arzobispo de Denver, monseñor Samuel Aquila. Doce personas murieron y 58 más resultaron heridas la madrugada del último viernes, cuando un hombre disparó contra los asistentes a una función de medianoche de la última película de Batman. Se trata del peor tiroteo en Colorado desde aquel de la escuela secundaria Columbine en 1999, donde 12 estudiantes y un profesor fueron asesinados por dos adolescentes armados. El arzobispo de Denver habló con ZENIT sobre la tragedia.

El terrible crimen tuvo lugar en un área metropolitana que es el núcleo de otro delito similar: el tiroteo de Columbine. ¿Podría decirnos el impacto que esto ha tenido en la comunidad?
- Arzobispo Aquila: El tiroteo que tuvo lugar el viernes fue un acto de maldad, un acto de verdadera violencia. Nuestra comunidad está conmocionada y entristecida por la misma. Como comunidad, se plantea preguntas sobre el bien y el mal, la guerra espiritual y moral entre el bien y el mal. Por la gracia de Dios, el pueblo de Aurora y de Colorado han respondido con gran amor, con caridad y con misericordia para con los heridos y las familias que perdieron a sus seres queridos.

¿Cuál orientación se le puede dar a los que han sido afectados por este delito, a fin de conducirlos hacia el perdón?
- Arzobispo Aquila: El autor de esta acción ha cometido un grave acto de maldad y debe ser tratado según nuestro procedimiento civil. La respuesta a nivel humano es la ira y tal vez la venganza. No es fácil perdonar así, pero la gracia de nuestro bautismo nos permite amar con el amor divino. Nuestro Señor nos da una enseñanza clara sobre el perdón en Mateo 6,14: "Si perdonan a los otros sus ofensas, su Padre celestial los perdonará a ustedes". Puede que tome tiempo perdonar, pero la única manera de sanar la herida es con el perdón.

¿Qué tipo de apoyo proporciona la Archidiócesis a las víctimas y a sus familias?
- Arzobispo Aquila: Los sacerdotes y diáconos de la Archidiócesis de Denver han proporcionado atención pastoral en los hospitales, hogares, y en las iglesias a las personas involucradas en la tragedia. He tenido la suerte de reunirme con los familiares de las víctimas, que son personas que están sufriendo de verdad. Vamos a ofrecer nuestras oraciones, nuestra solidaridad, y la asistencia de nuestra comunidad en un momento en que la presencia de Cristo es muy necesaria.

¿Qué mensaje le gustaría transmitir a las víctimas y a sus familias?
- Arzobispo Aquila: Este tipo de eventos son dolorosos para nosotros porque no tienen sentido, porque afectan a nuestras creencias acerca de la estabilidad, la justicia y la seguridad. Parecen ser muertes sin sentido. Entiendo el dolor y la tristeza y he estado pensando a menudo sobre el significado de nuestro sufrimiento, y sé que en nuestro sufrimiento nos volvemos más estrechamente configurados con Jesucristo. Nuestro sufrimiento es una oportunidad para conocer más a Dios. La muerte no es lo suficientemente fuerte como para separarnos de Dios que es amor.

Traducido del inglés por José Antonio Varela V.

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