27.07.12

Eppur si muove -¿Es que no nos pueden dejar determinados homosexuales vivir en paz?

A las 12:33 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Eppur si muove

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Parece que no hay forma de que las personas que son homosexuales y que, al parecer, no pueden dejar de demostrarlo con gestos y cosas así, no van a dejarnos a los católicos vivir en paz. Y si se trata de los obispos… menos aún.

Sabido es que la Iglesia católica no tiene contra las personas que entienden que son homosexuales algo que pueda considerarse acción u omisión en contra de tales personas. Es más, las considera como personas que, equivocadamente, han asumido tal forma de ser.

Y, para muestra, un botón (o varios números del Catecismo de la Iglesia Católica):

357 La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.

2358 Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición.

2359 Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana.

Por lo tanto, como es mejor que cada cual sepa a qué atenerse, aquí hay que saber lo que aquí se dice. No supone ningún ataque a las personas que se consideran homosexuales sino la plasmación de la exacta realidad.

Pero si tenemos que recurrir a la misma Sagrada Escritura, en ella se dice esto:

Lev 18,22: “No te acostarás con varón como con mujer; es abominación".

Lev 20,13: “Si alguien se acuesta con varón, como se hace con
mujer, ambos han cometido abominación: morirán sin remedio; su
sangre caerá sobre ellos".

Rom 1,27: “Igualmente los hombres, abandonando el uso natural
de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros,
cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí
mismos el pago merecido de su extravío".

1 Cor 6,9-10: “¡No os engañéis! Ni los impuros… ni los afeminados,
ni los homosexuales…heredarán el Reino de Dios".

Seguramente no son frases políticamente correctas pero indican el camino que debe seguir quien se dice cristiano y, aquí, quien se dice católico.

Pero, al parecer, no es posible que determinadas personas acaben de entender realidades que son tan sencillas de entender. Así, el obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, está sufriendo un ataque constante por el grupo de personas que, sintiéndose homosexuales, no cejan en su intención de establecer una especie de patente de corso que les permita hacer lo que les venga en gana y fijar un comportamiento social de su gusto particular como si todo el mundo fuera homosexual o, en todo caso, tuviera que serlo.

Es fácil entender que lo mejor sería que se dedicaran a lo suyo y si es que no tiene remedio su comportamiento por lo menos podrían dejar vivir en paz a las personas que tenemos otra forma de pensar, menos mundana, que la suya.

No extrañe a nadie que el Obispado de Alcalá de Henares, gozoso de que se hubiera archivado la denuncia presentada por grupos homosexuales contra su/nuestro obispo (pues un pastor lo es de toda la grey) a raíz de la homilía del pasado Viernes Santo (origen de toda esta manipulada, ignorante y tergiversante polémica) haya dicho, entre otras cosas, el origen de todo esto que es, exactamente que

conviene recordar que, siguiendo una estrategia de acoso y desgaste bien planificada, en los últimos años son varios los obispos que han sido perseguidos, e incluso denunciados, por enseñar la Doctrina Católica sobre este mismo tema.

Y es que, según parece y es, las cosas son como son.

¡Ah!, y por favor, ruégase a determinados grupos de homosexuales sean menos gansos y más delicados en lo que hacen y emprenden; seguro que lo segundo saben serlo.

Eleuterio Fernández Guzmán