11.08.12

Embobados y ladrones

A las 7:38 AM, por Tomás de la Torre Lendínez
Categorías : General

El evangelio del Señor nos muestra la parábola de los talentos. En ella un señor entrega unas monedas a tres criados. A uno diez, otro cinco y el último una. Los dos primeros interactúan con el dinero y obtienen el doble. El tercero lo guarda en un hoyo.

Cuando el señor vuelve de su largo viaje, pide cuentas a sus servidores. Felicita a los que han doblado el valor de lo entregado. Al que devuelve solamente lo que recibió, lo apostrofa de holgazán e inútil por no haberlo colocado en el banco y hubiera obtenido, al menos, el valor de la moneda más los intereses.

En la sociedad siempre ha existido el trabajador que se ha esforzado por alcanzar mayores cotas de felicidad cultural, social y familiar. Estas personas son mayoría en todas las sociedades libres y democráticas.

En un régimen democrático la igualdad de oportunidades siempre es la misma para todos los ciudadanos cuando ingresan en la enseñanza primaria, sin embargo, ya desde la niñez se nota el alumno acostumbrado al parasitismo, a vivir a la sombra de los que se esfuerzan más y estudian mejor.

Mis largos años de docencia me demuestran que la igualdad, buscada por abajo, por los mínimos niveles, ha sido desastrosa en la enseñanza andaluza, creando un inmenso número de gente amante de la sopa boba, de la subvención, de no dar un palo al agua.

Cuando estas personas encuentran a un iluminado que les emboba con su palabrería, citando, incluso, frases de Jesús de Nazaret, le siguen como ovejas porque les promete el paraíso celestial en la tierra. La cuestión está en seguir parasitando pegados a los lomos del poder subvencionados hasta los ojos.

El manejo del iluminado de la propaganda y de los medios informativos suele ser magistral. Sabe hacer muy bien el capitán Araña. Lo mismo da que da lo mismo les emboba la cabeza con ocupaciones ilegales de fincas, cortes de carreteras, y situaciones similares. Los embobados van donde diga el iluminado. Lo han hecho siempre.

Hasta si les dice que roben en una supermercado comida para darla a los pobres, algo que es un delito como un piano de cola. El botín ilegal no lo quieren los bancos de alimentos y se lo dan a un grupo de antisistemas, otros parásitos vivientes encima de los lomos de la dócil y comprensiva democracia.

Ahora llega el momento de enfrentarse a la Justicia. Salen los consabidos adjetivos calificativos de las bocas de los ejecutores. Son victimas de su propia indolencia. El iluminado está aforado haciendo palmas con las orejas. El ha ganado publicidad. Los pobres embobados cargan con el marrón.

Este acontecimiento está sirviendo para que la gerontocracia “teológica de la liberación” existente por la Red escriba unas soflamas que huelen a naftalina justificando el delito como “una necesidad famélica”.

Viejas plumas han salido sacando unos principios tan marxistas en sus formas y contenidos que huelen a dictadura soviética y a república bananera caribeña.

Algunos han llegado tan lejos que han elevado al iluminado y a sus embobados hasta unos pequeños altares laicistas considerándolos los iconos de un ayer que pasó y que anhelan con una nostalgia propia de una casa de reposo mental.

Espero, y ruego al Señor, que este teatro andaluz pase, no se repita la función, y sirva para que las momias que yacían en su pirámide vuelvan a ella que es su sitio natural.

Tomás de la Torre Lendínez