Roma
13 de agosto del 2012

El mayordomo del Papa irá a juicio. Asegura que lo hizo todo para librar al Pontífice del "mal y la corrupción" que le rodeaba. Se sentía llevado por el Espíritu Santo

Este lunes se ha conocido la sentencia de la instrucción del juicio contra el mayordomo del Papa.


 

Será enviado al banquillo de los acusados por el escándalo de las filtraciones Paolo Gabriele aseguró en sus declaraciones que actuó porque trataba de liberar al Papa del mal y de la corrupción que lo rodeaban y del que intentaban mantener al margen. Sentía que era el propio Espíritu Santo el que lo lleva a actuar para "encarrilar" a la Iglesia.

Paoletto, que resultó ser la persona de su entorno más cercano que filtraba documentos secretos, aunque posiblemente no el único, irá a juicio porque el juez instructor de su causa ha encontrado motivos suficientes. Además, no estuvo solo. Según la sentencia que se ha conocido hoy, ha contado con la colaboración de otras personas. El juez Piero Antonio Bonnet ha identificado a Claudio Sciarpelletti como cómplice de Gabriele. Sciarpelletti es un empleado laico del Vaticano que trabajaba como informático en la Secretaría de Estado. Aunque hay pruebas de la complicidad, no se le ha podido acusar por el momento de robo o de violación de secretos.

El documento que se ha dado a conocer hoy también incluye algunas declaraciones del principal acusado, en las que expresa habría actuado movido por su deseo de desvelar lo que consideraba falta de información de los que rodeaban al Papa. "Viendo mal y corrupción" en toda la Iglesia, dice el acusado, quiso que salieran a la luz una serie de escándalos. Era consciente de la repercusión mediática que podría tener su acción. Pero se sintió movido por el Espíritu Santo en la tarea de volver a "encarrilar" la Iglesia. El juez ha visto motivos suficientes para enviarlo a juicio por robo con agravantes.