21.08.12

Ni perros ni personas así

A las 10:29 AM, por Jorge
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La noticia me ha llegado gracias a la amabilidad de una buena amiga. Una familia de cinco personas, una de ellas en silla de ruedas, hace una reserva para pasar tres días en un hotel de Benidorm. Al llegar a recepción les dicen que no pueden quedarse en el hotel porque ellos “no admiten perros ni personas así”. Incluso, según la denuncia formulada por la familia, desde la dirección les dijeron que “heriría la sensibilidad de los clientes, que se quejarían de ver a una persona así". La noticia puede leerse aquí y aquí, recomendando especialmente los comentarios vertidos en esta última.

No voy a entrar en si hubo malentendidos entre familia, agencia y hotel, que pudo haberlos. Ni en legislación sobre accesibilidad. Creo que en la noticia hay cosas que subyacen, tanto en la propia noticia como en comentarios que suscita. Voy a intentar exponer algunas reflexiones:

1. La consideración de la persona con discapacidad como alguien de “segunda categoría” a quien podemos cercenar derechos y libertades. Todavía se escucha eso de que si está en silla de ruedas que no salga de viaje. Recuerdo una anciana que al contarle que su amiga, ciega, estaba de viaje con un grupo de ciegos, exclamó: ¿y si están ciegos, por qué los sacan? No. Habrá que ir dando pasos para que la gente con discapacidad o necesidades especiales pueda vivir como gente.

2. Pero me conmueve más un mundo que se mueve por estética. Es muy serio escuchar que “una persona en silla de ruedas puede herir la sensibilidad de los clientes, que se quejarían de ver a una persona así”. Estamos en la época del culto al cuerpo, la gente “guapa”, los cuerpos “danone”. Auténtica obsesión por ser perfectos, las clínicas de estética hasta los topes a pesar de la crisis, la moda, la nariz 10, el trasero perfecto. Ya se sabe que incluso cuando se va a hacer de público en programas de televisión, los menos agraciados físicamente son ubicados en las últimas filas. Todo es estética. Incluso una vez alguien me dijo que no tenía más ética que la estética.

3. Vivimos además en una sociedad que esconde el sufrimiento. Los enfermos, al hospital. La muerte, en tanatorios especializados y asépticos. Molesta encontrar en el hotel a una chica en silla de ruedas: que se quede en casa o en una residencia de gente como ella. Otra vez la burbuja. La gente “distinta” que se esconda.

4. Con estos planteamientos la consecuencia es el aborto “estético”. No es igual salir de viaje con la niña rubita, mona, arreglada a la última, o el niño peinadito y tan guapo, que con el hijo con síndrome de Down, espina bífida, parálisis cerebral o discapacidad severa. Qué lata todo el día pendiente, pañales, silla de ruedas, centros especializados y problemas en algunos hoteles. Se aborta y que el pobre no sufra. Y encima disfrazamos de humanidad lo que no es más que puro egoísmo.

Esta familia se ha quedado sin los tres únicos días de vacaciones que podía permitirse. Parece que por un mal entendido entre familia, agencia y hotel. Es igual. El problema, la hija con su seria discapacidad. Ahora vendrá una persona llena de buenísimas intenciones y dirá que pobrecita, que para estar así mejor se la lleve Dios, que es en definitiva anunciar que en caso de discapacidad diagnosticada en el embarazo lo mejor es el aborto, y si no hubo aborto o nos encontramos con una discapacidad sobrevenida, viva la eutanasia. Y a lucir todos el cuerpo 10.

Y ahora me pregunto yo… Como sigamos así con el culto a la estética, cualquier día a los gordos nos hacen algo… Nos prohibirán acudir a la playa o a las piscinas públicas, o quién sabe si inventarán alguna especia de burka ad hoc. Pues mira que me lo temo. Por si acaso, a andarse con cuidado.