2.09.12

Bien por Moscú

A las 10:52 AM, por Jorge
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Las agresiones contra los católicos en España son un día sí y otro más. En ocasiones parecen poca cosa: un insulto, una pintada. Otras veces son públicas y notorias como las que tuvimos que aguantar con motivo de la JMJ. Hemos conocido procesiones ateas que eran en realidad anti católicas en Madrid. Robos y profanaciones. Hace apenas unos días una discoteca de Ibiza se montó su desfile burlesco contra los católicos con modelitos disfrazados de obispos y cardenales y monjas ofreciendo copas por la calle. Seguro que recordamos la profanación de la capilla de la complutense en Madrid y más cosas que cada uno pueda recordar y con las que haría una lista interminable.

Atacar a los católicos es un deporte sin riesgo. Estamos educados para el perdón, la otra mejilla, rezar por los que nos persiguen y sufrir con paciencia los defectos del prójimo. No es nada probable que un católico responda con una bofetada, ni siquiera con un insulto. Es lo que nos han enseñado y procuramos practicar.

Riesgo sería que en lugar de disfrazarse de monjas y obispos y criticar el machismo de la iglesia católica, se vistieran con chilabas, hicieran remedo del llamamiento del muecín y colocaran carteles en la puerta de una mezquita denunciando la situación de la mujer en el mundo árabe. Riesgo de muerte. Como sería muy arriesgado pasarte por Chueca –el conocidísimo barrio de Madrid tomado por el mundo “gay”- contando chistes de mariquitas. El que tenga lo que hay que tener, que lo haga.

Pero es que además meterse con los católicos es barato porque nadie nos defiende de oficio. A veces me pregunto dónde están los fiscales, responsables del cumplimiento de la ley. Estamos más solos que la una. Indefensos. Apenas algunas organizaciones dando la cara, algunos medios de comunicación y poco más. Inermes. Aguantando eso sí, por amor a Cristo.

Por eso tengo que decir que me ha gustado lo de Rusia y las conocidas Pussy Riot. Entraron en la catedral “Cristo Salvador” de Moscú y decidieron bailar y cantar contra el presidente Putin, subidas en el altar mayor, con letras que mezclaban la crítica política y la burla religiosa.

Dos años de cárcel. Pues muy bien. A ver si vamos aprendiendo. Ayer escuchaba en la tele, refiriéndose a las chicas de Pussy Riot, que si una barbaridad, que dónde quedaba la libertad de expresión, que si los derechos humanos. Pues eso digo yo, a ver si aquí los derechos humanos son siempre para los mismos.

En España, si no me equivoco, existe el delito de ofensas contra las creencias religiosas. Pues a ver si la fiscalía general del estado, a ver si los católicos empezamos a exigir nuestros derechos. Y que caiga sobre los infractores todo el peso de la ley. No hace falta cárcel. Qué va! Pero sí una multita y la gente aprende. Si a estos de la discoteca de Ibiza, o a los laicistas anticatólicos, o a la gente del orgullo gay, les costara unos miles de euros cada ofensa, seguro que se lo pensaban dos, tres y mil veces.