9.09.12

Misa con un "especial Teresa de Calcuta"

A las 5:31 PM, por Jorge
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Completamente cierto. Un día me llegan dos feligreses y me dicen: “no veas qué misa el sábado en el pueblo. El cura decidió hacer en la misa un especial Teresa de calcuta. Hora y veinte de misa.”

He observado que una de las cosas qué más molesta a los fieles es encontrarse con “sorpresitas” en las misas. No. No hablo de misas raras ni de experimentos litúrgicos. Vamos a suponer que hablo de misas celebradas dentro de la normalidad de los libros litúrgicos. Me refiero a otras cosas. Intentaré explicarme con algunos ejemplos.

En mi parroquia celebramos cinco misas “dominicales”: una el sábado y cuatro el domingo. Y cada misa con su propia digamos “personalidad”. La de víspera es rezada, con el canto a la Virgen al final, normalmente la Salve Regina. Tenemos una primera misa el domingo, rezada. Otra a media mañana, pensada más para familias. En esta misa pues ya se sabe: más niños, homilía adaptada a los pequeños, los niños llevan las ofrendas y pasan los cestillos de la colecta, algunos a veces proclaman las lecturas y la música es más desenfadada sin descartar algún batir de palmas sobre todo en el canto final. La misa de las 13 h. es la misa parroquial: cantada, un poco más cuidada. La del domingo por la tarde es rezada.

Pues esto la gente lo sabe y cada cual va a la misa que mejor le viene por horario o por forma de celebrarse y punto. Bendita sea la libertad de los hijos de Dios. Lo que no puede ser es que un día en la misa de la tarde de sábado o domingo servidor se sienta inspirado y aparezcan de repente dos guitarras y unos bongos o un organista con cantor o cantora, que lo mismo da. Y que me emocione tanto que en lugar de los cuarenta minutos más a menos de siempre suelte una misa de hora y diez. No se comprende tampoco que en la primera misa del domingo, rezada, sencillita, celebrada en la capilla del Santísimo de repente un día me dé por cantar, hacer moniciones y reflexiones, para acabar en una interminable acción de gracias. O al revés. Que aparezcan familias con sus hijos en la misa de las 11:30 y se encuentren con una misa de sobaquillo liquidada en veinte minutos.

Los feligreses tienen derecho a saber qué se van a encontrar salvo circunstancias muy especiales. Todos comprendemos que si tenemos visita pastoral o confirmaciones, la misa es otra cosa, pero incluso en esos casos se debe avisar oportunamente. Recuerdo que siendo párroco de pueblo las primeras comuniones era costumbre que se celebraran en la misa de las 13 h. de los domingos. Yo solía decir a la gente la semana anterior: “el próximo domingo, a las 13 h., primeras comuniones. Por tanto, a quien le gusten que no se las pierda, a quien no le gusten ¡que huya!” Creo que es lo mínimo.

La gente en la mayor parte de las ocasiones busca un horario que le venga bien y espera encontrarse una misa al menos medio normal. Normal es que se cante más o menos. Normal que venga a durar hasta cuarenta o cuarenta y cinco minutos o quizá algo más. La gente va a misa y quiere saber a qué hora se empieza y cuando va a terminar, porque puede tener sus planes. Lo que es inaceptable es que hoy con canto y baile, mañana rezada, al otro misa con especial Domund, más tarde otra de sobaquillo porque el sacerdote anda con prisas, y la siguiente con un grupo cristiano que decidió amenizar con guitarra y pandereta. Pues por mucho que se celebre sin patear los libros litúrgicos, la verdad es que no es serio.