“La peor barrera para que la Maternidad de María entre en la vida de sus hijos es la soberbia, la autosuficiencia”, dice el Cardenal Rouco


 

En la diócesis de Madrid, la Real Esclavitud y Santo Rosario de Santa María la Real de la Almuedena celebró, este sábado 8 de septiembre, la fiesta del Nacimiento de la Santísima Virgen María -fiesta de la Real Esclavitud- con la tradicional Eucaristía, que desde el año 1640 se viene realizando en esta fecha, que coincide con el inicio de un nuevo curso.

Presidió la Misa en la Catedral Metropolitana de Madrid, el Cardenal Arzobispo ntonio María Rouco Varela, concelebrando el Vicario General, monseñor Joaquín Iniesta Calvo-Zataraín, el Vicario para la Vida Consagrada monseñor Joaquín Martín Abad, el Vicario Episcopal de la Zona III de Madrid, Alfonso Lozano Lozano, varios canónigos de la Catedral y otros sacerdotes vinculados de manera especial a la devoción mariana en la Archidiócesis y en la Comunidad de Madrid.

Numerosos miembros de Cofradías y Hermandades de la Virgen de la Provincia Eclesiástica de Madrid -que incluye las diócesis de Getafe y Alcalá de Henares- participaron de la Eucaristía con sus respectivos estandartes.
Igualmente se hicieron presente varios Concejales del Ayuntamiento de Madrid y los Embajadores de Filipinas en España, Carlos C. Salinas y su esposa, que también recibieron la Medalla de la Real Esclavitud a la Virgen de la Almudena.

El presidente de la Conferencia Episcopal Española señaló en su Homilía que: “la Fiesta de hoy nos permite comprender cuál es el motivo de nuestra devoción a la Virgen, y la historia de la Virgen de la Almudena durante tantos siglos. María es la Madre del Señor y de la Humanidad. Ella es madre de los vivientes, madre verdaderamente de los creyentes y por tanto de los verdaderamente vivientes”.

Para el Arzobispo de Madrid: “Los tiempos que corren no son fáciles para las madres, pero también hay que decir que sin las madres no hay futuro, no solo futuro físico: futuro moral, futuro cultural y futuro espiritual. No hay futuro sencillamente”.

Según el Cardenal Rouco Varela -que recordó la realización de la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011 y la próxima Misión Madrid-hay que encomendar a la Virgen todos sus hijos de Madrid. “La necesitamos para mantener firme y generosa la maternidad. La necesitamos para que muchos hijos de Madrid puedan encontrar en el camino de su vida el don de la gracia y la luz de la verdad. En tiempos de crisis, de falta de trabajos, de horizontes, de derrotas, crisis… a final, podamos volver la mirada a Ella y pedirle que nos ayude a sus hijos e hijas, y que nos ayude en este momento de la vida y de su historia de nuestra ciudad y de sus hijos e hijas, sobre todo a las madres. Y que así como estuvo en al comienzo de la historia de Madrid, bajo la advocación de la Almudena, que también en este nuevo comienzo, vuelva a ser la compañera, la Madre nuestra”.

“Debemos imitarla en la humildad del corazón, en la sencillez del alma y en la apertura de un alma sencilla, proclive a la gracia de Dios. La peor barrera para que la Maternidad de María entre en la vida de sus hijos e hijas, es la soberbia, la autosuficiencia, creer que nosotros podemos ser los dueños del bien y del mal, los dueños de nuestros semejantes, los dueños del mundo, liberando a Dios”, alertó Don Antonio María.

Concluyó su Homilía el Cardenal afirmando que: “Esa humildad y esa modestia, unida y aliada a un espíritu de sacrificio, de abnegación, de entrega, es la que le vamos a pedir a la Virgen para que en este año, en este curso, que se presenta difícil, complejo, pero también esperanzador, nos acompañe con su gracia y nos enseñe a ser hijos de su Hijo y así siendo hijos de su Hijo, hijos del Padre que está en los Cielos”.