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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 16 de septiembre de 2012

VIAJE APOSTÓLICO DEL PAPA AL LÍBANO

Un día para recordar
El santo padre se despidió del Líbano y del Medio Oriente

Mundo

Cardenal Bergoglio: "El aborto nunca es una solución"
Comunicado del arzobispo de Buenos Aires sobre reglamentación para 'abortos no punibles'

Obispos de Centro América y el Caribe reflexionaron sobre la 'Conversión Pastoral'
Importante reunión del CELAM en Panamá

Los mártires cordobeses del siglo XX llegan a Roma
Concluida la fase diocesana

Consejo Pontificio Justicia y Paz organizó misa de sufragio por el cardenal Van Thuân
A 10 años de la partida del siervo de Dios

Universidades jesuitas españolas se reorganizan como sector apostólico
Hijos de san Ignacio de Loyola tienen 200 universidades en el mundo

La Facultad de Teología de Burgos comienza el curso con 1.300 alumnos
Sesión inaugural estará presidida por el Gran Canciller, Arzobispo Gil Hellín

Donde Dios llora

La Bioética hoy
Entrevista con el especialista padre Helio Luciano

Foro

Temores infundados sobre la libertad religiosa
Ad portas de una trascendental reforma constitucional en México

Documentación

"El mundo entero ha visto a cristianos y musulmanes reunidos para celebrar la paz"
Discurso del papa Benedicto XVI antes de partir del Líbano

"Trabajemos sin descanso hacia la plena comunión entre nosotros"
Discurso del papa Benedicto XVI en el encuentro ecuménico de Charfet

"¿Por qué tanto horror? ¿Por qué tanta muerte?"
Palabras del santo padre en el rezo del Ángelus

"Que la comunión en la fe, la esperanza y la caridad se fortalezcan en vuestros países"
Discurso de Benedicto XVI en el Acto de entrega de la Exhortación Apostólica Post-Sinodal "Ecclesia in Medio Oriente"

"El Señor conceda a Oriente Medio servidores de la paz y la reconciliación"
Homilía de Benedicto XVI durante la Santa Misa en el Beirut City Center Waterfront


VIAJE APOSTÓLICO DEL PAPA AL LÍBANO


Un día para recordar
El santo padre se despidió del Líbano y del Medio Oriente
Por José Antonio Varela Vidal

ROMA, domingo 16 septiembre 2012 (ZENIT.org).- El último día de la visita del papa Benedicto XVI al Líbano dejará una huella imborrable en las comunidades cristianas del Medio Oriente, y en otras religiones como la musulmana. Y es que todos han vivido tres días de auténtica concordia alrededor de la figura del sucesor de Pedro, un hombre de paz.

Y los católicos no solo fueron “confirmados en la fe” por el santo padre, sino también recibieron la tarea que él mismo les señaló: reflexionar y poner en práctica la tan esperada Exhortación Apostólica Post-Sinodal “Ecclesia in Medio Oriente” (cf. Una síntesis del documento en: www.zenit.org/article-43124?l=spanish )

Un día para recordar

Hoy llegaron cerca de 350.000 personas para encontrarse con el papa en el Beirut City Center Waterfront, y celebrar juntos la Eucaristía, milagro de amor y también de paz...

Durante su homilía, Benedicto XVI invitó a los presentes y a los millones que lo siguieron por los medios de comunicación y redes sociales, “a llegar al corazón de la identidad de Jesús” y a comprometerse a seguirlo, porque quien “vive en comunión con él, en la comunidad de los discípulos, puede tener un conocimiento verdadero” del Maestro.

Y para seguir una ‘Hoja de Ruta’ no solo entregó la Exhortación Apostólica firmada de su puño y letra, sino una invitación urgente a vivir el Año de la fe, que comenzará el próximo 11 de octubre, a fin de que “a lo largo de todo este año, se profundice la reflexión sobre la fe, para que sea más consciente, y para fortalecer la adhesión a Jesucristo y su evangelio.”

En referencia al Medio Oriente, “donde la violencia no cesa de extender su rastro de muerte y destrucción”, el santo padre hizo un llamado urgente “a servir a la justicia y la paz, en aras de una sociedad fraterna, para fomentar la comunión.”

Pidió al mundo árabe –-y el pueblo libanés le respondió con su presencia y entusiasmo en cada acto--, que todos sean “servidores de la paz y la reconciliación”, a fin de que puedan vivir pacíficamente y con dignidad. “Es un testimonio esencial que los cristianos deben dar aquí”, dijo, recordándoles así la importancia de la coherencia.

Y parte de esta identidad con Cristo es el servicio. El cual, según el papa “debe entrar también en el corazón de la vida misma de la comunidad cristiana.”

En clara alusión a la necesaria unidad entre las comunidades cristianas, recordó que “todo ministerio, todo cargo en la Iglesia, es ante todo un servicio a Dios y a los hermanos. Este es el espíritu que debe reinar entre todos los bautizados, en particular con un compromiso efectivo para con los pobres, los marginados y los que sufren, para salvaguardar la dignidad inalienable de cada persona.”

Mencionó también a los que padecen las consecuencias de la violencia y de la falta de entendimiento, consolándolos por que “vuestro dolor no es inútil; Cristo servidor está cercano a todos los que sufren. Él está a vuestro lado, os colma de esperanza.”

Al final de su homilía, pidió la paz de Dios para el Líbano, “y a toda la querida región del Medio Oriente”.

Terminada la concelebración eucarística, el papa distribuyó de manera simbólica algunos ejemplares de la Exhortación Apostólica a los patriarcas, jefes de las iglesias orientales sui iuris, al Patriarca Latino quien es también presidente de la Conferencia de los Obispos Latinos de la Región Árabe, así como a los representantes de las conferencias episcopales de Irán, de Turquía y también del Líbano, a través de un grupo de fieles laicos. 

Durante este acto, reiteró que este documento debe ser “una guía para avanzar por los caminos multiformes y complejos en los que Cristo os precede”, como lo es para la región la unidad y la paz. Les pidió también “que la comunión fraterna sea una ayuda en la vida cotidiana y signo de la fraternidad universal que Jesús, el primogénito entre muchos, vino a instaurar en esta región, que vio sus obras y recogió sus palabras hace 2000 años.”

¿Por qué tanta muerte?

Al llegar el mediodía, el santo padre se unió a la Iglesia universal para el rezo del Ángelus. En las palabras que antecedieron a la oración mariana fue muy explícito sobre los conflictos y la violencia que no cesan en la región.

“Desgraciadamente, el ruido de las armas continúa escuchándose, así como el grito de las viudas y de los huérfanos”, atribuyendo esto a la violencia y el odio que invade muchas vidas, e identificando a las mujeres y a los niños como las primeras víctimas.

Y como si fuera un grito al cielo se preguntó: “¿Por qué tanto horror? ¿Por qué tanta muerte?”, invocando a la responsabilidad de la comunidad internacional y de los países árabes para que propongan soluciones viables que respeten la dignidad de toda persona humana, sus derechos y su religión.

“Quien quiere construir la paz debe dejar de ver en el otro un mal que debe eliminar”, fue su sentencia.

La unidad de los cristianos

Luego de despedirse de la Nunciatura Apostólica donde estuvo hospedado estos días, el papa se dirigió al Patriarcado siro-católico en Charfet para el encuentro ecuménico previsto en el programa. Allí fue recibido por el patriarca de Antioquía de los Sirios, Su Beatitud Ignace Youssif III Younan. Fuera del Patriarcado lo esperaban los obispos del Sínodo siro-católico, así como sacerdotes y seminaristas de Charfet.

El encuentro ecuménico se llevó a cabo en el Salón de Honor del Patriarcado, hasta donde llegaron los patriarcas ortodoxos, los representantes de las confesiones protestantes del Líbano y los patriarcas católicos del Líbano. El Patriarca Católico Sirio, después de unas palabras introductorias, presentó individualmente al santo padre a los participantes, quienes recibieron de manos del Pontífice una copia de la Exhortación Post-sinodal "Ecclesia in Medio Oriente".

Allí hizo un llamado final a la unidad, a la vez que reconoció la constancia, incluso hasta el martirio, de algunas iglesias cristianas como la Siríaca de Antioquía. Recordó también a la Iglesia copta ortodoxa de Egipto y a la Iglesia etíope ortodoxa, que acaban de perder a sus patriarcas.

“Es mi deseo volver”

Acto seguido, Benedicto XVI se trasladó en automóvil hasta el aeropuerto internacional "Rafiq Hariri" para la Ceremonia de Despedida, donde escuchó las palabras de agradecimiento y saludo del presidente de la República, el ex general Michel Suleiman. 

En sus palabras finales, el santo padre manifestó su pesar por dejar el país “y el deseo de volver”. En un discurso matizado con símbolos de la cultura libanesa --entre los cuales mencionó la comida, para explicar el calor y la acogida con que le han recibido los pueblos del Medio Oriente--, hizo una invocación “para que Dios conceda al Líbano, a Siria y al Oriente Medio el don de la paz de los corazones, el silencio de las armas y el cese de toda violencia, y que los hombres entiendan que todos son hermanos.”

Consciente quizás, de la atención que ha generado su visita en los países árabes y en aquellos lugares donde el cristianismo no vive en libertad sino en conmoción, el papa destacó que durante la visita todos han podido ver “a los cristianos y a los musulmanes reunidos para celebrar la paz.”

No quizo despedirse sin mencionar a la Virgen María, “nuestra Madre, que comprende nuestras preocupaciones y necesidades”. Para luego encomendarle el Medio Oriente bajo su materna protección, junto a los patriarcas y los obispos allí presentes.

Todos los discursos y la homilía del papa de hoy en: www.zenit.org/moredocs-0?l=spanish

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Mundo


Cardenal Bergoglio: "El aborto nunca es una solución"
Comunicado del arzobispo de Buenos Aires sobre reglamentación para 'abortos no punibles'
BUENOS AIRES, domingo 16 septiembre 2012 (ZENIT.org).- Al haberse aprobado la reglamentación para el subsector estatal de la salud de la ciudad de Buenos Aires, referido a la interrupción de los casos de abortos no punibles, el arzobispo de esta ciudad, cardenal Jorge Mario Bergoglio, SJ, emitió un comunicado días atrás, el que ofrecemos íntegro a nuestros lectores.

*****

Ante la reglamentación del procedimiento sobre los casos de abortos no punibles (ANP) en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, percibimos una vez mas que se avanza deliberadamente en limitar y eliminar el valor supremo de la vida e ignorar los derechos de los niños por nacer. Al hablar de una madre embarazada hablamos de dos vidas; ambas deben ser preservadas y respetadas pues la vida es de un valor absoluto.

“La biología manifiesta de modo contundente a través del ADN, con la secuenciación del genoma humano, que desde el momento de la concepción existe una nueva vida humana que ha de ser tutelada jurídicamente. El derecho a la vida es el derecho humano fundamental.” (CEA. “No una vida sino dos”. 2011)

El aborto nunca es una solución. Debemos escuchar, acompañar y comprender desde nuestro lugar a fin de salvar las dos vidas: respetar al ser humano más pequeño e indefenso, adoptar medidas que pueden preservar su vida, permitir su nacimiento y luego ser creativos en la búsqueda de caminos que lo lleven a su pleno desarrollo.

Esta decisión que amplía la despenalización del aborto cediendo a la presión del fallo de la Corte Suprema de la Nación, la cual excediendo sus competencias exhortó a aprobar protocolos, afectando de esta manera la división de poderes y vulnerando el federalismo, tiene consecuencias jurídicas, culturales y éticas porque las leyes configuran la cultura de los pueblos y una legislación que no protege la vida favorece una “cultura de la muerte” (Evangelium vitae, n° 21).

Ante esta lamentable decisión hacemos un llamado a todas las partes involucradas, a los fieles y ciudadanos para que, en un clima de máximo respeto, adoptemos medidas positivas de promoción y protección de la madre y su niño en todos los casos, a favor siempre del derecho a la vida humana.

+ Cardenal Jorge Mario Bergoglio, s.j.
Arzobispo de Buenos Aires

10 de Septiembre de 2012

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Obispos de Centro América y el Caribe reflexionaron sobre la 'Conversión Pastoral'
Importante reunión del CELAM en Panamá
CIUDAD DE PANAMÁ, domingo 16 septiembre 2012 (ZENIT.org).- Del 11 al 13 de septiembre se llevó a cabo en la Archidiócesis de Panamá un 'Curso de Formación Permanente para Obispos y Sacerdotes de Centro América y del Caribe', organizado por la Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). Uno de los principales temas estudiados fue la "Conversión Pastoral", presentado por monseñor Mario Moronta, obispo de San Cristóbal en Venezuela.

Durante la jornada de formación el obispo Moronta presentó el tema “Elementos Bíblicos de la Conversión Pastoral”, habiendo iniciado con una Lectio Divina del capítulo 10, versículos 34-43, del libro de los Hechos de los Apóstoles para luego, durante diversas sesiones, proponer los fundamentos bíblicos de esta temática “que está siendo considerada muy en serio por la Iglesia en América Latina”, según palabras de monseñor Moronta recogidas por la oficina de prensa de su diócesis.

Luego de presentar la invitación a convertirse y creer en el evangelio que hace Jesús (Mc.1,15), el obispo dio algunas líneas bíblicas a fin de entender la importancia de la conversión pastoral, para posteriormente ilustrar cómo en tres textos del Nuevo Testamento, ya se habían dado ejemplos de la hoy llamada “Conversión Pastoral”.

Monseñor Mario Moronta presentó también una reflexión a partir de Hechos 15 (el concilio de Jerusalén), Romanos 9-11 y las Cartas del Apocalipsis (Ap. 2 y 3). Hubo también participación de los asistentes, con aportes, preguntas y un trabajo de grupo a partir del texto de 1 ee Tesalonicenses 1,2ss.

El curso de formación permanente es organizado por el CELAM, cuya coordinación recayó en el Departamento de Misión y Espiritualidad. 

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Los mártires cordobeses del siglo XX llegan a Roma
Concluida la fase diocesana
CÓRDOBA,  domingo 16 septiembre 2012 (ZENIT.org).- La Catedral de Córdoba en España, acogió ayer el acto de Clausura de la fase diocesana de la Causa de Canonización de 132 mártires cordobeses fusilados en los años de la Guerra Civil Española. Al acto han acudido cientos de fieles, familiares de los mártires, cuatro obispos, así como un gran número de sacerdotes.

Con puntualidad, y luego de más de seis años de investigación, se ha procedido a lacrar las cajas que serán enviadas a Roma y se ha tomado juramento de secreto y fidelidad a cinco testigos, entre los que destaca el sacerdote Miguel Varona, director del Secretariado para la Causa de los Santos de la Diócesis. Este sacerdote ha sido nombrado “portador”, por lo que deberá viajar hasta Roma para entregar en mano todos los documentos en la Congregación para las Causa de los Santos. Así continúa este proceso que pretende llevar a “los altares” a los 132 mártires cordobeses.

Posteriormente, se ha celebrado la Eucaristía de Acción de Gracias presidida por el Arzobispo de Sevilla, Don Juan José Asenjo, anterior prelado de la diócesis cordobesa, que fue quién inició todo este proceso. Han concelebrado, don Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, don Santiago García, Arzobispo de Mérida-Badajoz, y don Ángel Rubio, obispo de Segovia, así como casi ochenta sacerdotes. En la homilía, don Juan José Asenjo ha felicitado a toda la Diócesis por tener este “riquísimo patrimonio de santidad”.

Ha estimulado a los fieles a seguir su ejemplo de entrega en la vida cotidiana y ha destacado que en el grupo de los 132 mártires hay sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas, pero también laicos, asegurando que “la santidad es propia de todos los estados de vida”. 

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Consejo Pontificio Justicia y Paz organizó misa de sufragio por el cardenal Van Thuân
A 10 años de la partida del siervo de Dios
ROMA, domingo 16 septiembre 2012 (ZENIT.org).- El pasado viernes 14 se celebró en esta ciudad una misa de sufragio en memoria del siervo de Dios cardenal François Xavier Nguyên Van Thuân, con motivo del 10° aniversario de su partida a la Casa del Padre.

La ceremonia, que estuvo presidida por el cardenal Peter Turkson, sucesor del siervo de Dios en la presidencia del Consejo Pontificio Justicia y Paz, se realizó en la Basílica de Santa Maria della Scala, que fuera la sede titular del recordado cardenal vietnamita, quien hoy está en proceso de ser elevado a los altares.

ZENIT entrevistó el pasado mes de julio al postulador de la causa de beatificación, doctor Waldery Hilgeman, la que puede leerse en: www.zenit.org/article-42788?l=spanish

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Universidades jesuitas españolas se reorganizan como sector apostólico
Hijos de san Ignacio de Loyola tienen 200 universidades en el mundo
MADRID, domingo 16 septiembre 2012 (ZENIT.org).- Desde este mes de septiembre tres universidades y 8 facultades o escuelas universitarias, relacionadas directa o indirectamente con la Compañía de Jesús (jesuitas) en España, estarán bajo la jurisdicción de la Provincia de España. En ellas estudian más de 50.000 alumnos y alumnas en variadas disciplinas.

Después de haber traspasado el sector de Educación y del subsector de Pastoral Juvenil y Colegial, la actual transferencia del sector de Educación Universitaria (UNIJES) al provincial de España es una nueva decisión en pro de la integración de las provincias jesuitas.

El Padre General de la Compañía de Jesús, Adolfo Nicolás, en la carta que aprueba este traspaso, señala: “nuestra tradición universitaria ha estado siempre comprometida con un profundo rigor científico y con la calidad académica al servicio de la exploración continua de la verdad (…). De modo especial, en tiempos de crisis como los actuales, se espera que la Universidad favorezca la investigación de soluciones ante los retos de esta nueva sociedad en construcción”.

“La vida universitaria no puede ceder a la tentación de derivar hacia una búsqueda del éxito según los criterios competitivos que nos rodean”, continúa el padre Nicolás. Frente a ello recomienda que “apuesten por abrir horizontes, deseos e ideales, desde la actitud humilde del que pretende con honradez que el saber se convierta en un sólido instrumento de servicio”.

Es así que UNIJES, el nuevo sector creado, abarcará las siguientes universidades y centros o facultades universitarias: 

- UNIVERSIDAD DE DEUSTO, Bilbao - San Sebastián. Fundada en 1886.

- UNIVERSIDAD PONTIFICIA COMILLAS, Madrid. Fundada en 1890.

- UNIVERSIDAD LOYOLA ANDALUCÍA, Córdoba/Sevilla. Fundada en 1963/2011.

- ESCUELA UNIVERSITARIA DE MAGISTERIO-Sagrada Familia (SAFA), Úbeda. Fundada en 1949.

- FACULTAD DE TEOLOGÍA, Granada. Fundada en 1939.

- IQS (Instituto Químico de Sarriá), Barcelona. Fundado en 1916.

- ESADE, Barcelona. Fundada en 1958.

- INEA (Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola), Valladolid. Fundada en 1964.

- CESTE (Centro de Estudios Superiores Técnico-Empresariales), Santander. Fundado en 1965.

- ITF (Institut de Teología Fonamental), San Cugat del Vallés. 1991.

- TSI- TURISMO SANT IGNASI, Barcelona. Fundado en 1997. 

Amplia extensión. Hoy la Compañía de Jesús cuenta con más 200 universidades en todo el mundo. Con sus instituciones universitarias los jesuitas quieren contribuir, “desde el humanismo cristiano, la innovación científica y el sentido crítico, a que nuestra sociedad sea cada vez más desarrollada, más justa y más fraterna”.  

Consideran que esta es “una forma de renovar nuestro sentir en y con la Iglesia desde el carisma ignaciano, con las especificidades propias de la misión universitaria, la cual está al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia en el mundo”.

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La Facultad de Teología de Burgos comienza el curso con 1.300 alumnos
Sesión inaugural estará presidida por el Gran Canciller, Arzobispo Gil Hellín
BURGOS, domingo 16 septiembre 2012 (ZENIT.org).- Este lunes 17 de septiembre se inicia un nuevo curso en la Facultad de Teología del Norte de España, en su sede de Burgos. El año académico dará inicio de forma oficial tras una misa concelebrada y la lección inaugural.

El acto comenzará con una misa presidida por el gran canciller de la Facultad, monseñor Francisco Gil Hellín, a la que seguirá la lección inaugural, este año impartida por el profesor de Antropología Teológica, Avelino de Luis Ferreras, y que lleva por título “Fe cristiana y nueva evangelización”.

Comenzará así un curso académico donde los alumnos del centro de formación teológica suman 1.344 --290 presenciales y el resto online--, divididos entre aquellos que cursan el ciclo institucional (quienes obtienen el título de Bachiller en Teología), los que realizan estudios especializados de licenciatura dogmática o espiritual, los que desarrollan estudios de doctorado y los alumnos del Instituto de Ciencias Religiosas. Solo estos últimos suman un total de 535 alumnos.

La Facultad de Teología del Norte de España, con sus dos sedes --una en Burgos y otra en Vitoria--, fue erigida el día 6 de febrero de 1967. Era la primera Facultad creada en España después del Concilio Vaticano II. 

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Donde Dios llora


La Bioética hoy
Entrevista con el especialista padre Helio Luciano
ROMA, domingo 16 septiembre 2012 (ZENIT.org).- La Bioética es uno de los grandes campos de batalla del siglo XXI para defender la vida humana. Ante el enorme ruido que estas discusiones provocan en los medios de comunicación social, es importante aclarar las ideas para entender lo que está en juego y también para entender la misión de la iglesia en estos debates sociales. 

Johannes Habsburg entrevista para el programa Donde Dios Llora, al padre Helio Luciano de Florianópolis, Brasil.

Padre Helio, comenzamos con usted, ¿por qué el sacerdocio?, y ¿por qué la Bioética?

- P. Luciano:Las preguntas sobre la vocación siempre son muy personales, pero en modo general: yo era dentista y llegó un cierto momento en que decidí que mi camino era otro. No creo que he dejado nada por algo peor, o sea, he dado mi vida al Señor en ese campo y por la formación en odontología previa, el obispo me encaminó un poco para que estudiara bioética y que me formara en este campo, que es un campo que la diócesis necesita bastante hoy, así como la iglesia en Brasil.

Si tuviéramos que definir los campos de discusión cuando decimos Bioética, ¿cuáles son los campos típicos a los que nos referimos hoy sobre estas cuestiones?

- P. Luciano: Bueno,la Bioética es una ciencia nueva, con lo cual, no está definida todavía y hay gente que cree que todo es Bioética y hay gente que cree que muy poca cosa es Bioética. Hay temas que no son polémicos como la relación entre el médico y el paciente, las cuestiones de ética de investigaciones científicas que son temas normales dela Bioéticay después hay otros como el aborto, la eutanasia, las células tronco que son los temas que normalmente aparecen en los periódicos y en los medios.

¿Por qué son estos campos de discusión social y por qué son importantes para la iglesia?  ¿Qué tiene que ver con el evangelio? Las Bienaventuranzas no hablan de las células estaminales...

- P. Luciano: Muchas veces se confunde a Cristo como una legislación, lo que podemos y lo que no podemos hacer, y no es esto, Cristo es una persona, es perfecto Dios, pero perfecto hombre, y esta perfecta humanidad implica algo en nuestra vida. No es que tengamos que hacer cosas o no podamos hacer cosas, es que tenemos que ser otros Cristos, a eso estamos llamados, en las cosas concretas y prácticas de nuestra vida, no en cosas abstractas, no en una espiritualidad malentendida, sino en cosas reales que se hacen realidad en lo concreto…

 …Y que también de alguna forma Cristo nos revela la grandeza de la dignidad de la vida humana, ¿verdad?

- P. Luciano: Claro, la dignidad es un tema, en ese sentido, de vivir como Cristo, o sea, o tienes un respeto profundo por la vida --no solo tuya sino tambien la de los demás--, porque es la dignidad de Cristo que estás respetando; o no eres cristiano. Cristo dice: yo soy el camino, la verdad y la vida. La Vida es importante para Cristo y esa vida no es una vida abstracta es una vida concreta, real, que se hace vida en nuestras vidas.

¿Podemos decir que también de alguna forma, cuando Cristo dice “lo que han hecho a uno de los más pequeños de mis hermanos lo han hecho a mí”, eso como que enfatiza aún más la responsabilidad hacia el prójimo y hacia la persona humana a mi lado, también en este campo de la Bioética?

- P. Luciano: Claro, la dignidad y la vida es igual a todos, el problema es que hay algunos que defienden la dignidad de su propia vida pero no la de otros. Son las viudas del Evangelio, o sea, los pobres del evangelio, de ellos habla Jesús para que se preocupen más, porque ellos mismos no tenían posibilidad de cuidar de su propia vida, de defender su propia vida. Pues esto, en estos campos, por ejemplo en el aborto: una persona que no ha nacido todavía, que no tiene modo de expresar sus derechos, con lo cual, debemos defenderlos.

Por tanto, si tuviéramos que definir también el criterio fundamental de la Iglesia Católica al hablar de estos temas ¿qué es lo que estamos defendiendo?, ¿por qué estamos entrando en temas que algunos dirían “esto no tiene nada que ver con la fe, esto no es un tema de sacristía”? ¿por qué es esto importante y qué busca la Iglesia?

- P. Luciano: Dos cosas: una, la dignidad del ser humano, la iglesia no viene para defender el hombre cristiano o católico, la iglesia viene para defender un modelo de humanidad, lógicamente que no podemos predicar que todos tengan que recibir la eucaristía, la eucaristía es para quien tiene fe y para quien la vive; pero el hombre es hombre y debemos respetar la vida como una verdad natural, o sea, una verdad humana quela Iglesia defiende porque defiende a la persona en sí misma. El otro campo de la bioética más específico es que es una dignidad con un criterio científico claro, o sea, no todo es bioética, no es decir cosas generales, es decirlo con bases científicas: “mira, esto, hace parte de la naturaleza humana”. Una cosa que hablaba Ratzinger hace poco era de ampliar el concepto de racionalidad, o sea, que una persona llore a la muerte de su padre no es algo irracional, por el contrario, si no llora la muerte de su padre es irracional, pues ampliar ese concepto, no es solo una ciencia positiva lo que se puede probar matemáticamente es ciencia, la ciencia es mucho más amplia.

Algunos dicen: “mira, esto son cuestiones de fe, ustedes tienen fe; creen que la vida comienza aquí…por tanto esto es la fe de ustedes, pero no me impongan sus criterios religiosos y de fe al hablar de estos temas, que son cuestión de conciencia personal. Si yo creo que está bien…está bien, para qué me vas a imponer tú una idea tuya”. ¿Qué respondemos a esto?

- P. Luciano: Pues que hay un nivel que es cuestion de fe, sin duda, pero hay un nivel que es de naturaleza humana. Es decir, por ejemplo, ¿por qué la gente se enoja cuando ve a un chico ser agredido? No se enoja porque es católico o no va a decir que no ha agredido por ser católico, porque esos son mis valores... No, es porque es algo de naturaleza humana, porque existe algo en la naturaleza humana que dice “esto no está bien”. No queremos imponer, pero queremos que las personas tengan conciencia de lo que son. No puedo decir: “yo quiero volar...” Tenemos una libertad, lógico, pero esta libertad no llega al punto de decir que podemos cambiar nuestra naturaleza, o sea, no podemos comportarnos como animales si somos seres humanos, y si somos seres humanos, hay uno modo humano de comportarse, y es en este nivel en que la Bioética trabaja.

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Foro


Temores infundados sobre la libertad religiosa
Ad portas de una trascendental reforma constitucional en México
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, domingo 16 septiembre 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos la habitual colaboración de monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de las Casas. Esta vez afronta el tema de la reforma constitucional sobre la tan ansiada libertad religiosa en México. 

*****

+ Felipe Arizmendi Esquivel

HECHOS

Varios Congresos locales están en proceso de aprobar o rechazar la reforma que hicieron los senadores y diputados federales al artículo 24 de nuestra Constitución, que se refiere a la libertad religiosa, junto con el artículo 40, que establece que México es un país laico. Se espera la votación de las legislaturas estatales para darles validez constitucional. Varios Estados ya los aprobaron, aunque algunos sólo aceptaron el 40 y rechazaron el 24.

Líderes de la religión Luz del Mundo y quienes forman el Foro Cívico México Laico, han presionado para que se rechace el artículo 24, porque se imaginan cosas que no contiene la propuesta de ley. Dicen que se beneficiaría parcialmente a la Iglesia Católica, lo cual es falso, pues se ampliarían libertades de creencia para todas las personas como individuos, no para las asociaciones religiosas; se respetaría también la libertad de los no creyentes. Dicen que se abriría la posibilidad de que se impartan clases de religión católica en todas las escuelas, imponiéndola a todos los ciudadanos y perjudicando a otras iglesias; esto es igualmente falso. El actual artículo 3, que ordena la educación laica, sigue intocable. Además, para eso se propuso el artículo 40, para definir que el país es laico, lo cual es correcto, pues nadie pide un Estado confesional. La laicidad oficial es garantía de respeto a todas las creencias.

 CRITERIOS

El texto aprobado por los senadores y diputados federales se basa en lo acordado por los países desde 1948 en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que en suartículo 18 establece: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.

Igualmente, lo aprobado por los legisladores federales retoma lo ratificado por nuestro país en la Convención Interamericana de los Derechos Humanos, en el Pacto de San José, del año 1969, que en su artículo 12 dice: Toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia y de religión. Este derecho implica la libertad de conservar su religión o sus creencias, o de cambiar de religión o de creencias, así como la libertad de profesar y divulgar su religión o sus creencias, individual o colectivamente, tanto en público como en privado”.

En el mismo sentido se pronunció el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU, que en su resolución 14/11 del 18 de junio de 2010, afirma categóricamente  que “todos tienen el derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión o credo”. Esto concuerda con la resolución 36/55 de la Asamblea General de la ONU, del 25 de noviembre de 1981, que se titula Declaración sobre la eliminación de todas las formas de  intolerancia y de discriminación fundadas en la religión o las creencias.

La propuesta que analizan los diputados de los Estados concuerda también con lo que establece la Declaración y Programa de Acción de Viena: “La Conferencia Mundial de Derechos Humanos pide a todos los gobiernos que adopten las medidas apropiadas para hacer frente a la intolerancia y otras fórmulas análogas de violencia fundadas en la religión o las convicciones, reconociendo que todo individuo tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia, de expresión y de religión” (Parte II, art. 22).

PROPUESTAS

Con todo respeto, sugiero a los diputados de los Estados que faltan de pronunciarse sobre estas posibles reformas, que analicen los argumentos jurídicos y no se dejen presionar por quienes inventan que hay otras intenciones. No se beneficia a ninguna asociación religiosa. No se aprueban privilegios para la Iglesia Católica, ni para otra denominación. No se impondrá educación católica en todas las escuelas. Sigue la restricción de celebrar actos de culto solo en los templos, y tener que pedir permiso de la autoridad para celebraciones en espacios abiertos. Confiamos en su buen juicio.

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Documentación


"El mundo entero ha visto a cristianos y musulmanes reunidos para celebrar la paz"
Discurso del papa Benedicto XVI antes de partir del Líbano
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 16 septiembre 2012 (ZENIT.org).- Hoy por la tarde, después de retirarse de la Nunciatura Apostólica en Harissa, el santo padre Benedicto XVI se dirigió al patriarcado siro-católico de Charfet para el encuentro ecuménico previsto.

Al final, el santo padre se trasladó en automóvil al aeropuerto internacional "Rafiq Hariri" para la ceremonia de despedida del Líbano. Allí tuvo lugar la Ceremonia de Despedida con la presencia del presidente de la República, del presidente del Parlamento y del Consejo de Ministros, así como de los patriarcas católicos, de algunos obispos libaneses y de un grupo de fieles.

Después del discurso del presidente de la República, el general Michel Suleiman, el santo padre Benedicto XVI pronunció el discurso que publicamos a continuación:

*****

Señor Presidente,
Señores Presidentes del Parlamento y del Consejo de ministros,
Beatitudes y hermanos en el episcopado,
Autoridades civiles y religiosas y queridos amigos

Ha llegado el momento de partir, y dejo con pesar el querido Líbano. Señor Presidente, le agradezco sus palabras y el haber facilitado, junto con el Gobierno, a cuyos representantes saludo, la organización de los distintos acontecimientos que han marcado mi presencia entre vosotros, apoyado de manera notable por la eficacia de los diferentes servicios de la República y del sector privado. Agradezco también al Patriarca Bechara Boutros Raï, y a todos los patriarcas presentes, así como a los obispos orientales y latinos, los sacerdotes y los diáconos, los religiosos y religiosas, los seminaristas y los fieles que se han desplazado para recibirme. Al visitaros, es como si Pedro viniese a vosotros, y vosotros habéis recibido a Pedro con la cordialidad que caracteriza a vuestras Iglesias y vuestra cultura.

Mi agradecimiento se dirige en particular a todo el pueblo libanés, que forma un hermoso y rico mosaico, y que ha sabido manifestar al Sucesor de Pedro su entusiasmo, con la aportación multiforme y específica de cada comunidad. Gracias de corazón a las venerables Iglesias hermanas y a las comunidades protestantes. Gracias en particular a los representantes de las comunidades musulmanas. Durante toda mi estancia, he podido constatar cuánto vuestra presencia ha contribuido al éxito de mi viaje. El mundo árabe y el mundo entero habrán visto, en estos momentos de turbación, a los cristianos y a los musulmanes reunidos para celebrar la paz. Es tradición de Oriente Medio recibir al huésped de paso con consideración y respeto, y vosotros lo habéis hecho. Os lo agradezco a todos. Pero, a la consideración y al respeto, habéis añadido algo más: algo parecido a una de esas famosas especias orientales que enriquecen el sabor de los alimentos: vuestro calor y vuestro corazón, que me han despertado el deseo de volver. Os lo agradezco de manera especial. Que Dios os bendiga por ello.

Durante mi brevísima estancia, cuya razón principal ha sido la firma y la entrega de la Exhortación apostólica Ecclesia in Medio Oriente, he podido encontrar a los diferentes miembros de vuestra sociedad. Ha habido momentos más oficiales y otros más íntimos, momentos de gran densidad religiosa y de oración ferviente, y también otros marcados por el entusiasmo de la juventud. Doy gracias a Dios por estas ocasiones que él ha permitido, por los importantes encuentros que he podido tener, y por la oración de todos por todos los libaneses y el Medio Oriente, cualquiera que sea el origen o la confesión religiosa de cada uno.  

En su sabiduría, Salomón llamó a Hirán de Tiro, para que erigiera una casa como morada del Nombre de Dios, un santuario para la eternidad (cf. Si 47,13). Y Hirán, al que ya evoqué a mi llegada, envió madera proveniente de los cedros del Líbano (cf. 1 R 5,22). Paneles de madera de cedro con guirnaldas de flores esculpidas revestían el interior del templo (cf. 1 R 6,18). El Líbano estaba presente en el Santuario de Dios. Que el Líbano de hoy, sus habitantes, pueda seguir estando presente en el santuario de Dios. Que el Líbano continúe siendo un espacio donde los hombres y las mujeres puedan vivir en armonía y en paz los unos con los otros para dar al mundo, no sólo el testimonio de la existencia de Dios, primer tema del pasado Sínodo, sino también el de la comunión entre los hombres, cualquiera que sea su sensibilidad política, comunitaria o religiosa, segundo tema de dicho Sínodo.

Pido a Dios por el Líbano, para que viva en paz y resista con valentía todo lo que pueda destruirla o minarla. Deseo que el Líbano siga permitiendo la pluralidad de las tradiciones religiosas, sin dejarse llevar por la voz de aquellos que se lo quieren impedir. Le deseo que fortalezca la comunión entre todos sus habitantes, cualquiera que sea su comunidad o su religión, rechazando resueltamente todo lo que pueda llevar a la desunión y optando con determinación por la fraternidad. He aquí las flores que agradan a Dios, las virtudes posibles y que convendría consolidar enraizándolas más.

La Virgen María, venerada con tierna devoción por los fieles de las confesiones religiosas aquí presentes, es un modelo seguro para avanzar con esperanza por el camino de una fraternidad vivida y auténtica. El Líbano lo ha entendido bien al proclamar desde hace algún tiempo el 25 de marzo como día festivo, permitiendo así a todos sus habitantes vivir con más serenidad su unidad. Que la Virgen María, cuyos antiguos santuarios son tan numerosos en vuestro país, siga acompañándoos e inspirándoos.

Que Dios bendiga el Líbano y a todos los libaneses. Que no cese de atraerlos a Él para darles parte en su vida eterna. Que los colme de su alegría, de su paz y de su luz. Que Dios bendiga a todo Oriente Medio. Sobre todos y cada uno de vosotros, invoco de corazón la abundancia de las bendiciones divinas. لِيُبَارِك الربُّ جميعَكُم  [Que Dios os bendiga a todos].

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"Trabajemos sin descanso hacia la plena comunión entre nosotros"
Discurso del papa Benedicto XVI en el encuentro ecuménico de Charfet
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 16 septiembre 2012 (ZENIT.org).- Luego de despedirse de la Nunciatura Apostólica donde estuvo hospedado durante estos días, el papa se dirigió en la tarde al Patriarcado siro-católico de Charfet para el encuentro ecuménico previsto.

En el Patriarcado lo esperaban los obispos del Sínodo siro-católico, así como sacerdotes y seminaristas de Charfet. Con la presencia de los patriarcas ortodoxos, los representantes de las confesiones protestantes del Líbano y los patriarcas católicos del Líbano, se inició el Encuentro, donde el santo padre Benedicto XVI les dirigió el siguiente discurso.

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Santidad, Beatitud,
Venerados Patriarcas, queridos hermanos en el episcopado,
Queridos representantes de las Iglesias y Comunidades protestantes,
Queridos hermanos:

Con gozo me encuentro entre vosotros, en este monasterio de Notre Dame de la Délivrance
de Charfet, lugar de la Iglesia siríaca católica significativo para el Líbano y todo el Oriente
Medio. Agradezco a Su Beatitud Ignace Youssef Younan, Patriarca de Antioquía de los Sirocatólicos, sus calurosas palabras de bienvenida. Saludo fraternalmente a cada uno de vosotros, que representáis la diversidad de la Iglesia en Oriente, y en particular a Su Beatitud Ignace IV Hazim, Patriarca Greco-ortodoxo de Antioquía y de todo el Oriente y a Su Santidad Mar Ignatius I Zakke Iwas, Patriarca de la Iglesia Siro-ortodoxa de Antioquía y de todo el Oriente.

Vuestra gozosa presencia realza este encuentro. Les agradezco de corazón que estén entre nosotros. Mi pensamiento se dirige también a la Iglesia copta ortodoxa de Egipto y a la Iglesia etíope ortodoxa, que han sufrido la pérdida de su Patriarca. Les aseguro mi fraterna cercanía y oración.

Permitidme rendir homenaje al testimonio de fe que la Iglesia Siríaca de Antioquía ha
ofrecido a lo largo de su gloriosa historia, testimonio de un amor ardiente a Cristo, que le ha
permitido escribir, hasta el día de hoy, páginas heroicas a causa de su fidelidad a la fe hasta el martirio. La animo a ser para todos los pueblos de la región un signo de la paz que viene de Dios y una luz que enciende su esperanza. Extiendo estas palabras de aliento a todas las Iglesias y Comunidades eclesiales presentes en esta región.

Queridos hermanos, nuestro encuentro de esta tarde es un signo elocuente de nuestro deseo profundo de responder a la llamada del Señor Jesús, «que todos sean uno» (Jn 17,21). En estos tiempos inestables y proclives a la violencia, que experimenta vuestra región, es todavía más urgente que los discípulos de Cristo den un testimonio auténtico de su unidad, para que el mundo crea en su mensaje de amor, paz y reconciliación. Es un mensaje que todos los cristianos, y nosotros en particular, tenemos la misión de transmitir al mundo, y que adquiere un valor inestimable en el contexto actual de Oriente Medio.

Trabajemos sin descanso para que nuestro amor por Cristo nos conduzca paso a paso hacia
la plena comunión entre nosotros. Para ello, debemos, por la oración y el compromiso común, volver sin cesar a nuestro único Señor y Salvador. Pues, como he escrito en la Exhortación apostólica Ecclesia in Medio Oriente, que he tenido el gozo de entregaros, «Jesús une a quienes creen en él y le aman, entregándoles el Espíritu de su Padre, así como el de María, su madre» (n.15).

Confío a la Virgen María cada uno de vosotros, así como los miembros de vuestras Iglesias
y comunidades. Que ella suplique por nosotros ante su Divino Hijo, para que nos veamos libres de todo mal y violencia y para que esta región de Oriente Medio conozca al fin el tiempo de la reconciliación y la paz. Que las palabras de Jesús que he citado con frecuencia en este viaje, « Salàmi ō-tīkum » (Jn 14,27), sean para todos nosotros el signo común que daremos en el nombre de Cristo a los pueblos de esta amada región, que anhela con impaciencia la realización de este anuncio. Gracias.

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"¿Por qué tanto horror? ¿Por qué tanta muerte?"
Palabras del santo padre en el rezo del Ángelus
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 16 septiembre 2012 (ZENIT.org).- Al mediodía de hoy, Benedicto XVI recitó el Ángelus junto a los fieles y representantes del gobierno y de otras confesiones cristianas, presentes en la misa dominical de su tercer día de visita apostólica al Líbano. Ofrecemos las palabras del papa al introducir la oración mariana.

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Queridos hermanos y hermanas:

Dirijámonos ahora a María, Nuestra Señora del Líbano, en torno a la cual se encuentran los cristianos y los musulmanes. Pidámosle que interceda ante su divino Hijo por vosotros y, en particular, implorando el don de la paz para los habitantes de Siria y los países vecinos.

Conocéis bien la tragedia de los conflictos y de la violencia, que genera tantos sufrimientos. Desgraciadamente, el ruido de las armas continúa escuchándose, así como el grito de las viudas y de los huérfanos. La violencia y el odio invaden sus vidas, y las mujeres y los niños son las primeras víctimas. ¿Por qué tanto horror? ¿Por qué tanta muerte? Apelo a la comunidad internacional. Apelo a los países árabes de modo que como hermanos, propongan soluciones viables que respeten la dignidad de toda persona humana, sus derechos y su religión.

Quien quiere construir la paz debe dejar de ver en el otro un mal que debe eliminar. No es fácil ver en el otro una persona que se debe respetar y amar, y sin embargo es necesario, si se quiere construir la paz, si se quiere la fraternidad (cf. 1 Jn 2,10-11; 1 P 3,8-12).

Que Dios conceda a vuestro país, a Siria y a Oriente Medio el don de la paz de los corazones, el silencio de las armas y el cese de toda violencia. Que los hombres entiendan que todos son hermanos.

María, que es nuestra Madre, comprende nuestras preocupaciones y necesidades. Con los patriarcas y los obispos aquí presentes, encomiendo a Oriente Medio bajo su materna protección (cf. Proposición 44). Que con la ayuda de Dios nos convirtamos, trabajando con ardor por instaurar la paz necesaria para una vida armoniosa entre hermanos, no importa su proveniencia o convicciones religiosas. 

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"Que la comunión en la fe, la esperanza y la caridad se fortalezcan en vuestros países"
Discurso de Benedicto XVI en el Acto de entrega de la Exhortación Apostólica Post-Sinodal "Ecclesia in Medio Oriente"
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 16 septiembre 2012 (ZENIT.org).- Al final de la misa celebrada en el Beirut City Center Waterfront, se realizó una significatica ceremonia durante la cual el papa Benedicto XVI entregó de manera simbólica la Exhortación Apostólica Post-Sinodal "Ecclesia in Medio Oriente", a través de los representantes de la Iglesia en Irán y en Turquía. 

Ofrecemos a continuación el breve discurso que el santo padre dirigió a los destinatarios del documento. 

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Beatitudes, señores cardenales,
Queridos hermanos en el episcopado y en el sacerdocio,
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

La celebración litúrgica que acabamos de vivir nos ha permitido agradecer al Señor el don de la Asamblea especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos, celebrada en octubre del 2010 sobre el tema: La Iglesia católica en Oriente Medio, comunión y testimonio. «El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma» (Hch. 4,32). Quiero agradecer a todos los padres sinodales su aportación. Mi reconocimiento se dirige también al Secretario general del Sínodo de los Obispos, Mons. Eterović, por el trabajo realizado y las palabras que me ha dirigido en vuestro nombre.

Después de haber firmado la Exhortación apostólica post-sinodal Ecclesia in Medio Oriente, tengo la alegría de entregarla a todas las Iglesias particulares a través de vosotros, Beatitudes y obispos orientales y latinos de Oriente Medio. Con la entrega de este documento, comienza su estudio y asimilación por parte de todos los protagonistas eclesiales: pastores, personas consagradas y laicos, para que cada uno encuentre una alegría nueva en proseguir su misión, animados y fortalecidos para aplicar el mensaje de comunión y de testimonio desarrollado según los distintos aspectos humanos, doctrinales, eclesiológicos, espirituales y pastorales de esta Exhortación.

Queridos hermanos y hermanas del Líbano y de Oriente Medio, deseo que esta Exhortación sea una guía para avanzar por los caminos multiformes y complejos en los que Cristo os precede. Que la comunión en la fe, la esperanza y la caridad se fortalezcan en vuestros países y en cada comunidad para hacer creíble vuestro testimonio del solo Santo, el Dios Uno y Trino, que se ha hecho cercano a cada persona.

Querida Iglesia en Oriente Medio, vivifica la savia original de la salvación que se ha realizado en esta Tierra única y amada entre todas. Avanza en el seguimiento de tus padres en la fe, que abrieron con su constancia y fidelidad el camino de la respuesta de la humanidad a la Revelación de Dios. Encuentra en la esplendida diversidad de los santos, que han florecido en ti, los ejemplos y los intercesores que inspiraron tu respuesta a la llamada del Señor a caminar hacia la Jerusalén celeste, donde Dios enjugará las lágrimas de nuestros ojos (cf. Ap. 21,4).

Que la comunión fraterna sea una ayuda en la vida cotidiana y signo de la fraternidad universal que Jesús, el primogénito entre muchos, vino a instaurar. Y así, en esta región, que vio sus obras y recogió sus palabras, continúe resonando el Evangelio como hace 2000 años y que sea vivido hoy y siempre. Gracias.

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"El Señor conceda a Oriente Medio servidores de la paz y la reconciliación"
Homilía de Benedicto XVI durante la Santa Misa en el Beirut City Center Waterfront
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 16 septiembre 2012 (ZENIT.org).- En el tercer día de su visita apostólica al Líbano, el papa Benedicto XVI presidió una concelebración eucarística en el Beirut City Center Waterfront ante cientos de miles de fieles. Ofrecemos a continuación la homilía que el santo padre dirigió a los fieles y al mundo entero. 

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Queridos hermanos y hermanas:

«Bendito sea Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo» (Ef. 1,3). Bendito sea en este día en el que tengo la alegría de estar aquí con vosotros, en el Líbano, para entregar a los obispos de la región la Exhortación apostólica postsinodal Ecclesia in Medio Oriente. Agradezco cordialmente a Su Beatitud Bechara Boutros Raï sus amables palabras de bienvenida. Saludo a los demás patriarcas y obispos de las iglesias orientales, a los obispos latinos de las regiones vecinas, así como a los cardenales y obispos procedentes de otros países.

Os saludo a todos con gran afecto, queridos hermanos y hermanas del Líbano, así como a los de los países de toda esta querida región de Oriente Medio, que han venido para celebrar, con el Sucesor de Pedro, a Jesucristo crucificado, muerto y resucitado. Saludo con deferencia también al Presidente de la República y a las autoridades libanesas, a los responsables y miembros de otras tradiciones religiosas que han tenido a bien estar presentes aquí esta mañana.

En este domingo en el que Evangelio nos interroga sobre la verdadera identidad de Jesús, henos aquí con los discípulos por la senda que conduce a los pueblos de la región de Cesarea de Filipo. «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Mc. 8,29), les preguntó Jesús. El momento elegido para plantear esta cuestión tiene un significado. Jesús se encuentra en un momento decisivo de su existencia. Sube hacia Jerusalén, hacia el lugar donde, por la cruz y la resurrección, se cumplirá el acontecimiento central de nuestra salvación. Jerusalén es también donde, al final de estos acontecimientos, nacerá la Iglesia. Y cuando, en ese momento decisivo, Jesús pregunta primero a sus seguidores: «¿Quién dice la gente que soy yo?» (Mc. 8,27), las respuestas que le dan son muy diferentes: Juan el Bautista, Elías, un profeta.

También hoy, como a lo largo de los siglos, aquellos, que de una u otra manera, han encontrado a Jesús en su camino, ofrecen sus respuestas. Éstas son aproximaciones que pueden permitir encontrar el camino de la verdad. Pero, aunque no sean necesariamente falsas, siguen siendo insuficientes, pues no llegan al corazón de la identidad de Jesús. Sólo quien se compromete a seguirlo en su camino, a vivir en comunión con él en la comunidad de los discípulos, puede tener un conocimiento verdadero.

Entonces es cuando Pedro, que desde hacía algún tiempo había vivido con Jesús, dará su respuesta: «Tú eres el Mesías» (Mc.8,29). Respuesta acertada sin duda alguna, pero aún insuficiente, puesto que Jesús advirtió la necesidad de precisarla. Se percataba de que la gente podría utilizar esta respuesta para propósitos que no eran los suyos, para suscitar falsas esperanzas terrenas sobre él. Y no se deja encerrar sólo en los atributos del libertador humano que muchos esperan.

Al anunciar a sus discípulos que él deberá sufrir y ser ajusticiado antes de resucitar, Jesús quiere hacerles comprender quién es de verdad. Un Mesías sufriente, un Mesías servidor, no un libertador político todopoderoso. Él es siervo obediente a la voluntad de su Padre hasta entregar su vida. Es lo que anunciaba ya el profeta Isaías en la primera lectura. Así, Jesús va contra lo que muchos esperaban de él. Su afirmación sorprende e inquieta. Y eso explica la réplica y los reproches de Pedro, rechazando el sufrimiento y la muerte de su maestro. Jesús se muestra severo con él, y le hace comprender que quien quiera ser discípulo suyo, debe aceptar ser un servidor, como él mismo se ha hecho siervo.

Decidirse a seguir a Jesús, es tomar su Cruz para acompañarle en su camino, un camino arduo, que no es el del poder o el de la gloria terrena, sino el que lleva necesariamente a la renuncia de sí mismo, a perder su vida por Cristo y el Evangelio, para ganarla. Pues se nos asegura que este camino conduce a la resurrección, a la vida verdadera y definitiva con Dios. Optar por acompañar a Jesucristo, que se ha hecho siervo de todos, requiere una intimidad cada vez mayor con él, poniéndose a la escucha atenta de su Palabra, para descubrir en ella la inspiración de nuestras acciones.

Al promulgar el Año de la fe, que comenzará el próximo 11 de octubre, he querido que todo fiel se comprometa de forma renovada en este camino de conversión del corazón. A lo largo de todo este año, os animo vivamente, pues, a profundizar vuestra reflexión sobre la fe, para que sea más consciente, y para fortalecer vuestra adhesión a Jesucristo y su evangelio.

Hermanos y hermanas, el camino por el que Jesús nos quiere llevar es un camino de esperanza para todos. La gloria de Jesús se revela en el momento en que, en su humanidad, él se manifiesta el más frágil, especialmente después de la encarnación y sobre la cruz. Así es como Dios muestra su amor, haciéndose siervo, entregándose por nosotros. ¿Acaso no es esto un misterio extraordinario, a veces difícil de admitir? El mismo apóstol Pedro lo comprenderá sólo más tarde.

En la segunda lectura, Santiago nos ha recordado cómo este seguir a Jesús, para ser auténtico, exige actos concretos: «Yo con mis obras, te mostraré la fe» (2,18). Servir es una exigencia imperativa para la Iglesia y, para los cristianos, el ser verdaderos servidores, a imagen de Jesús. El servicio es un elemento fundacional de la identidad de los discípulos de Cristo (cf. Jn. 13,15-17). La vocación de la Iglesia y del cristiano es servir, como el Señor mismo lo ha hecho, gratuitamente y a todos, sin distinción. Por tanto, en un mundo donde la violencia no cesa de extender su rastro de muerte y destrucción, servir a la justicia y la paz es una urgencia, para comprometerse en aras de una sociedad fraterna, para fomentar la comunión.

Queridos hermanos y hermanas, imploro particularmente al Señor que conceda a esta región de Oriente Medio servidores de la paz y la reconciliación, para que todos puedan vivir pacíficamente y con dignidad. Es un testimonio esencial que los cristianos deben dar aquí, en colaboración con todas las personas de buena voluntad. Os hago un llamamiento a todos a trabajar por la paz. Cada uno como pueda y allí dónde se encuentre.

El servicio debe entrar también en el corazón de la vida misma de la comunidad cristiana. Todo ministerio, todo cargo en la Iglesia, es ante todo un servicio a Dios y a los hermanos. Éste es el espíritu que debe reinar entre todos los bautizados, en particular con un compromiso efectivo para con los pobres, los marginados y los que sufren, para salvaguardar la dignidad inalienable de cada persona.

Queridos hermanos y hermanas que sufrís en el cuerpo o en el corazón, vuestro dolor no es inútil. Cristo servidor está cercano a todos los que sufren. Él está a vuestro lado. Que os encontréis en vuestro camino con hermanos y hermanas que manifiesten concretamente su presencia amorosa, que no os abandonará. Que Cristo os colme de esperanza.

Y todos vosotros, hermanos y hermanas, que habéis venido para participar en esta celebración, tratad de configuraros siempre con el Señor Jesús, con él, que se ha hecho servidor de todos para la vida del mundo. Que Dios bendiga al Líbano, que bendiga a todos los pueblos de esta querida región del Medio Oriente y les conceda el don de su paz. Amén.

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