19.09.12

Una forma de razonar muy poco razonable

A las 9:34 AM, por Jorge
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En dos días, más de cien comentarios sobre la comunión de rodillas. Y he de reconocer que interesantísimos, documentados, argumentados en lo teológico, lo espiritual, la historia y hasta en lo más básico como puede ser la forma del reclinatorio o cómo hacerlo más cómodo. Quería ante todo dar las gracias por tantas y tan ricas aportaciones que me han aportado mucha luz en el tema.

Pero no me resisto a comentar uno en particular que deja un tal P. Daniel no por la aportación en sí, sino como ejemplo de argumentación pobre, desnortada y llena de los tópicos más tópicos del progresismo más progresista.

Esto es lo que dice el tal P. Daniel, que vete a saber si es padre, si es hijo o si es vaya usted a saber: “Me pregunto ¿No habrá cosas más importantes de las que ocuparse?
Es evidente el signo de retroceso en la liturgia, da pena que en la Iglesia se avance tan lentamente pero se retroceda tan de prisa, especialmente en algunos ámbitos.
Espero tengan poco éxito en sus propuestas.”

Insisto que lo que me interesa es poner de manifiesto una forma de razonar tan poco razonable. Vamos por partes.

“¿No habrá cosas más importantes de las que ocuparse?” Pues evidentemente depende. Habrá cosas más importantes, menos, para unos serán unas, para otros otras. Al menos este comentarista podía haber hecho una lista por ejemplo de diez cosas por orden de importancia y a tal vez nos aclararíamos mejor. De todos modos, y aunque fuera la cosa menos importante (y no lo es, hablamos de recibir el Cuerpo de Cristo) hay que recordar las palabras del evangelio: “El que es fiel en lo poco, es fiel en lo mucho”.

Es evidente el signo de retroceso en la liturgia, da pena que en la Iglesia se avance tan lentamente pero se retroceda tan de prisa, especialmente en algunos ámbitos.” A un servidor pasar de la dictadura al respeto de la lay le parece un extraordinario avance, para comenzar. Pasar de la dictadura de comulgar todos de pie porque me da la gana al respeto de que cada cual pueda decidir lo que crea más conveniente, me parece un extraordinario avance. Además habría que analizar qué es retroceder en la liturgia y qué es avanzar. Por ejemplo, convertir la celebración de la eucaristía, con una riqueza de historia, de fe, de símbolos extraordinaria, en una especie de cuchipanda de amiguetes por la cosa del compartir me parece el mayor retroceso. Avance es comprender el sentido de la Eucaristía, es celebrarla respetando no sólo los libros litúrgicos, sino los fieles, que son algo más que “aguantadores” de las genialidades del celebrante de turno. Retroceso volver a la dictadura de sacerdotes y comunidades que hacen de su capa un sayo simplemente porque les sale de la guitarra y los bongos y los fieles a aguantarse. Avance es conocer y profundizar en el sentido de cada rito, cada gesto, cada palabra. Retroceso es que alguien te diga, y me lo han dicho “a mí no me gustan las misas, lo que me gustan son las Eucaristías”.

Me encanta lo de “algunos ámbitos”. Eso de hablar en impersonal es de lo más venenoso. Denota falta de libertad personal, incapacidad de llamar a las cosas por su nombre. Hay que ser valiente y en lugar de decir en “algunos ámbitos” tener el coraje de afirmar: es estos ámbitos concretos. Pero lo del coraje parece que es cosa que se estila poco.

Enternecedor el final: “Espero tengan poco éxito en sus propuestas”. Es decir, nos desea que fracasemos en nuestro intento de hacer las cosas como manda la Iglesia y de facilitar a los fieles su libertad a la hora de recibir la comunión. ¿Y esto es apostar por el avance, la libertad y el respeto?

Un ejemplo, paradigma de una forma de pensar y estar en la iglesia desde la más frívola vaciedad.

Acabo agradeciendo de nuevo los más de cien comentarios de estos días de atrás: su forma de razonar, la aportación de documentos, las ideas concretas, las sugerencias de laicos y sacerdotes. De verdad que me han ayudado mucho.