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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 21 de septiembre de 2012

Santa Sede

No se puede estar al servicio de los hombres sin antes estar al servicio de Dios
Benedicto XVI a los nuevos obispos participantes en el congreso de la Congregación de los Obispos y las Iglesias Orientales

Mundo

Venezuela: Finaliza hoy el Encuentro Regional de Agentes de Pastoral Familiar
Se reflexionó sobre el tema 'Familia, Trabajo y Fiesta'

'La Orden de los amigos de Dios es una Orden consagrada a la Palabra'
Esperanzas, desafíos, expectativas y retos de los dominicos de España y Portugal

En la escuela de san Pablo...

Abrazar la sabiduría que viene de lo alto, la cual está llena de buenos frutos (Tiempo ordinario 25º, ciclo B)
Comentarios a la segunda lectura dominical

Comentario al Evangelio

¿Servicio o ambición?
Comentario al evangelio del Domingo 25º  T.O./B

Entrevistas

'En Irlanda se podría predicar un poco más fuerte'
El teólogo William A. Thomas identifica puntos de apoyo para la nueva evangelización

Documentación

Venezuela: Se cumplieron 60 años de la coronación de Nuestra Señora de Coromoto
Acontecimiento destacado por un mensaje del obispo de los Teques


Santa Sede


No se puede estar al servicio de los hombres sin antes estar al servicio de Dios
Benedicto XVI a los nuevos obispos participantes en el congreso de la Congregación de los Obispos y las Iglesias Orientales
CASTEL GANDOLFO, viernes 21 septiembre 2012 (ZENIT.org).- El inicio del Año de la Fe, el 50° aniversario del Concilio Vaticano II, los veinte años del Catecismo de la Iglesia Católica, y la 13° Asamblea General del Sínodo de de los Obispos sobre la Nueva Evangelización son todas valiosas ocasiones para reforzar la fe.

Lo indicó Benedicto XVI este jueves al recibir en audiencia a los obispos recientemente nombrados, quienes participaron en Roma en un congreso promovido por la Congregación de los Obispos e Iglesias Orientales.

“El encontrarse en Roma, al inicio de vuestro servicio episcopal --indicó el papa- es un momento propicio para hacer experiencia concreta de la comunicación y de la comunión entre vosotros, para encontrar al sucesor de Pedro, y alimentar el sentido de responsabilidad en toda la Iglesia”.

El santo padre exhortó a los obispos a “promover y sostener “un empeño eclesiástico más decidido en favor de la nueva evangelización de manera que se redescubra la alegría de creer y para rencontrar el entusiasmo de comunicar la fe”. (Carta apostólica Porta Fidei, 7).

La llamada es la de “favorecer y alimentar la comunión y la colaboración entre todas las realidades de vuestras diócesis”. La evangelización, de hecho “no es obra de algunos especialistas, sino de todo el pueblo de Dios bajo la guía de los pastores”, por lo tanto “cada fiel en y con la comunidad eclesial tiene que sentirse responsable del anuncio del testimonio del Evangelio”.

La Nueva Evangelización --prosiguió el papa- es en definitiva un producto del Concilio Vaticano II, a tal punto que el beato Juan XXIII al cierre del primer período del mismo deseó “un nuevo Pentecostés que hiciera florecer a la Iglesia en su interior riqueza y en su extenderse maternalmente hacia todos los campos de la actividad humana”.

Los pastores de hoy, dijo el papa al dirigirse a los nuevos obispos, han heredado “este patrimonio de doctrina, de espiritualidad y de santidad” y a eso tienen que ir para formar a los fieles.

“Les animo por lo tanto -prosiguió el santo padre- a empeñarse para que sean presentados a todos los fieles -según las diversas edades y condiciones de vida- los contenidos esenciales de la fe, en forma sistemática y orgánica, para responder también a los interrogantes que presenta nuestro mundo tecnológico y globalizado”.

Para obtener tal finalidad es esencial tomar la doctrina del Catecismo de la Iglesia Católica, “norma segura para enseñar la fe y la comunión en el único credo. La realidad en la que vivimos exige que el cristiano tenga una sólida formación”.

En este contexto el obispo es “el primer testigo de la fe” y tiene que dar “el ejemplo de una vida vivida en el abandono y confianza en Dios”. Si quiere ser un “maestro y heraldo de la fe” tiene que ser “hombre de Dios. No se puede estar de hecho, al servicio de los hombres sin antes estar al servicio de Dios”.

“Eucaristía y oración” son el “doble alimento” con el que el pastor puede recibir “savia vital para el ministerio”. Hacia los sacerdotes el obispo deberá mostrar caridad, “con aquel amor paterno que le puede sostener, alentar y perdonar”. La caridad del Buen Pastor va dirigida también a los pobres que sufren, a las familias, a los niños y jóvenes, con una atención especial a los seminaristas que deben ser formados humana y espiritualmente, teológica y pastoralmente, de manera que la comunidad pueda tener pastores maduros y dichosos, y guías seguros en la fe”.

El santo padre concluyó la audiencia recordando la siguiente frase de san Pablo: “Busca la justicia, la fe, la caridad, la paz... Un siervo del Señor no tiene que ser litigioso, sino manso con todos, capaz de enseñar, paciente, y dulce en el reprender”. (2Tm 2,22-25).

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Mundo


Venezuela: Finaliza hoy el Encuentro Regional de Agentes de Pastoral Familiar
Se reflexionó sobre el tema 'Familia, Trabajo y Fiesta'
CARACAS, viernes 21 septiembre 2012 (ZENIT.org).- Hoy viernes 21 se clausura en esta ciudad el Encuentro Regional de Agentes de Pastoral Familiar, promovido por el Departamento de Familia y Vida del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), con la asistencia de los responsables de la pastoral familiar de los países de la Región Bolivariana y del Caribe.

El objetivo del Encuentro fue, según informan los organizadores, "Profundizar e implementar a nivel regional las conclusiones del VII Encuentro Mundial de las Familias, a través de un espacio de diálogo y reflexión de los delegados de Pastoral Familiar de los países de la región". Esto con el fin, añaden, "de revalorizar el significado de las dimensiones del trabajo y la fiesta en las familias de la región, generando la vida plena y la comunión misionera".

Durante la celebración eucarística del segundo día, que estuvo presidida por el Nuncio Apostólico en Venezuela, monseñor Pietro Parolin, el representante pontificio destacó el sentido de comunión afectiva y efectiva que sienten los participantes con el santo padre, con su magisterio y su ministerio de Pastor Universal de la Iglesia. Manifestó también la alegría de poder compartir esta eucaristía con los responsables de la pastoral familiar de las regiones Bolivariana y del Caribe, y recordó que "no hay futuro de la humanidad sin familia, comunión de amor, fundada en el matrimonio y llamada a ser santuario de la vida, pequeña Iglesia, célula de la sociedad".

Los restantes días del Encuentro Regional continuaron con el compartir de experiencias, la presentación y elaboración de un horizonte donde proyectar el trabajo de la Pastoral Familiar en la Región, así como la revisión de los desafíos que se presentan en la actualidad. Como fin del trabajo, se presentarán unas líneas de acción que orienten el trabajo en el futuro.

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'La Orden de los amigos de Dios es una Orden consagrada a la Palabra'
Esperanzas, desafíos, expectativas y retos de los dominicos de España y Portugal
ÁVILA, viernes 21 septiembre 2012 (ZENIT.org).- Los días 17 al 19 de septiembre se reunieron en el convento de Santo Tomás de Ávila los consejeros, oficiales, priores y superiores de conventos de las Provincias de la Península Ibérica con el Maestro de la Orden, fray Bruno Cadoré, para “pensar y soñar el futuro de los dominicos en España y Portugal”.

En 2016, la Orden de Predicadores celebra los 800 años de su fundación y se ha escogido ese año Jubilar como fecha del nacimiento de una nueva Provincia en la Península Ibérica, fruto de la unión de las actualmente existentes.

En general –informa un comunicado de la Orden- todos los asistentes coincidieron en señalar que es un proyecto ilusionante, que pretende no solo realizar cambios estructurales, sino lograr “comunidades plenas dominicanas: místicas, de estudio, predicación --en palabras del representante más joven, fray Javier Garzón--, para lo cual será necesaria «mucha generosidad, mucha disponibilidad, gran sentido de Orden, mucho amor por la misión, pasión por Cristo, por el Evangelio, por la humanidad, por la Iglesia”.

El Maestro de la Orden definió el espíritu que debe impulsar el nacimiento de este Proyecto 2016: “Se trata de configurar una nueva Provincia para dar a la Iglesia una nueva Santa Predicación, que puede entender los retos de la nueva Evangelización. Se trata, en definitiva, de un nuevo nacimiento”.

Fray Bruno Cadoré comunicó a los frailes allí presentes qué es lo que la Orden espera de los dominicos españoles y portugueses: que hagan un replanteamiento creando comunidades con un número suficiente de frailes para que puedan celebrar la Palabra, y cuidar la vida fraterna para que puedan ser centros de predicación itinerante, centradas en las prioridades de la Orden hoy: pastoral juvenil y vocacional, estudio, formación, internet y la misión. Finalizó su intervención animando a dar pasos en la creación de la nueva Provincia, que será “un buen regalo que los dominicos de la Península Ibérica pueden hacer a la Orden en su 800 cumpleaños”.

Para más información: www.dominicos.org.  

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En la escuela de san Pablo...


Abrazar la sabiduría que viene de lo alto, la cual está llena de buenos frutos (Tiempo ordinario 25º, ciclo B)
Comentarios a la segunda lectura dominical
ROMA, viernes 21 septiembre 2012 (ZENIT.org).- Dado que en el 25º domingo del Tiempo ordinario la segunda lectura dominical corresponde a un pasaje de la carta de Santiago, en esta ocasión nuestra columna "En la escuela de san Pablo...", escrita por nuestro colaborador el padre Pedro Mendoza LC, ofrece el comentario y la aplicación de dicho pasaje.

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Por Pedro Mendoza LC

"Pues donde existen envidias y espíritu de contienda, allí hay desconcierto y toda clase de maldad. En cambio la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, pura, además pacífica, complaciente, dócil, llena de compasión y buenos frutos, imparcial, sin hipocresía. Frutos de justicia se siembran en la paz para los que procuran la paz. ¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones que luchan en vuestros miembros? ¿Codiciáis y no poseéis? Matáis. ¿Envidiáis y no podéis conseguir? Combatís y hacéis la guerra. No tenéis porque no pedís. Pedís y no recibís porque pedís mal, con la intención de malgastarlo en vuestras pasiones". Sant 3,16–4,3

Comentario

El pasaje de este domingo recoge la conclusión del tema precedente (3,16) en el que Santiago ofrece la regla para discernir los espíritus mostrando de dónde proviene la raíz y los frutos de la falsa sabiduría (3,14-16): los frutos corrompidos de la sabiduría orgullosa de algunos cristianos provienen de una raíz podrida, del espíritu de Satán.

Inmediatamente pasa el apóstol a indicar cuáles son, en contraposición, las raíces y los frutos de la verdadera sabiduría (3,17-18). La sabiduría de arriba, que es un don de Dios, puede cumplir el precepto de amor establecido por Dios. Desciende de Dios y por eso puede estar al servicio de la obra de Dios en el mundo, del crecimiento interno y externo de su Iglesia. Su objetivo no es el propio ensalzamiento ni la autojustificación, sino que la voluntad de Dios se cumpla en la comunidad de los creyentes. Es precisamente en el servicio a la comunidad donde la verdadera sabiduría debe producir sus frutos. Santiago enumera siete características de la verdadera sabiduría, para mostrar su perfección (3,17). En primer lugar es desinteresada, sin hipocresía, es decir, no procede de ambición de mando ni de afán de prestigio en la comunidad. Sólo quiere agradar a Dios, y excluye segundas intenciones egoístas. Por eso puede hacer desbordar el espíritu de Dios en sí mismo y en la comunidad de los fieles, como se desbordó en la vida de Jesucristo. El verdadero sabio, bondadoso para todos, incluso para los necios, se adapta a todo, es misericordioso, sabe perdonar y demuestra con obras su amor a todos los que necesitan su ayuda (cf. 2,14-26). Siempre que es necesario, sacrifica sus propios derechos y su posición en aras del bien común. Se pone en guardia contra todo tipo de discordia, de formación de grupos rivales y de partidismo, y se esfuerza por fomentar conscientemente la unión y la paz en la comunidad y en la Iglesia.

Quien así procede, sigue el ejemplo y mandato de Cristo, que se puso al servicio de todos para salvar a todos e, igual que su Maestro, sólo puede producir buenos frutos. Y como es bueno cuanto contribuye a la paz y a la edificación de la Iglesia, los verdaderos sabios son los que trabajan activamente por la paz de la comunidad con palabras fraternas, que brotan de un amor responsable y sobre todo con trabajo desinteresado y servicial (3,18).

En la última parte del pasaje de este domingo, Santiago continúa su búsqueda de las raíces de la falsa sabiduría y de sus perniciosos frutos indicando, esta vez, la causa de todas las contiendas (4,1-3). Emplea palabras apasionadas tomadas del oficio de las armas y de las costumbres de la guerra. Las disensiones y tensiones existentes en la comunidad cristiana, se deben, por lo visto, a la indigencia de la mayoría y al antagonismo social que provoca el hecho de que al lado de unos pocos ricos haya una masa de fieles pobres y miserables (cf. 2,1-9; 5,1-6). La aspiración perfectamente comprensible de estos pobres, su deseo de poseer más bienes y de vivir sin los temores y zozobras de su indigencia, se ha desviado siguiendo un camino falso. Surgen tiranteces y brotan la envidia y las desavenencias entre los cristianos, lo que demuestra que los móviles son puramente terrenales y egoístas. Se ha declarado el "estado de guerra" en las comunidades, porque el egoísmo todavía domina el espíritu y el corazón de muchos cristianos (4,1).

Santiago está muy lejos de rechazar por completo el deseo de los que quieren mejorar su nivel de vida. Una tal aspiración debería conducirlos a pedir a Dios con confianza que les conceda sus dones. Pues la aspiración de quienes pretenden conseguir y obtener por la fuerza la plenitud de la vida, prescindiendo de Dios y yendo contra su voluntad, está condenada al fracaso. Sólo puede conducir a la envidia, al odio, a la discordia y, por fin, a la muerte. Esto es lo que expresan claramente las palabras escogidas por Santiago: codicia, altercado, guerra, homicidio (4,2). Por lo mismo, cuando la petición en la oración es torcida, la respuesta de Dios no puede ser positiva: "Pedís y no recibís porque pedís mal, con la intención de malgastarlo en vuestras pasiones" (4,3). En este caso no se cumplen las palabras de Jesús: "Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá" (Mt 7,7). Esto acontece cuando no se ora con el espíritu de Jesús que aparece en el padrenuestro, no sometiéndose enteramente a la voluntad salvífica del Padre: "Hágase tu voluntad" (Mt 6,10). Esos tales, con la ayuda de la oración, pretenden que su voluntad egoísta se salga con la suya, quieren satisfacer sus apetitos puramente terrenales, quieren abusar de los dones de Dios para sus propios fines. Es, pues, natural que Dios no pueda atender sus súplicas, que no tienen por objetivo la vida, que procede de sus manos divinas, ni propagan en el mundo el reino de Dios.

Aplicación

Abrazar la sabiduría que viene de lo alto, la cual está llena de buenos frutos.

En este domingo la liturgia nos presenta el tema de la pasión de Jesús tanto en el Evangelio como en la primera lectura. En el libro de la Sabiduría la pasión es prefigurada en la hostilidad de los impíos contra el justo; en el Evangelio es el mismo Jesús quien anuncia su pasión. La lectura del apóstol Santiago se aproxima a este tema en cuanto que contrapone la actitud de quien se deja guiar por la sabiduría mundana, que busca su propio egoísmo, al margen de Dios, y la de quien se rige por la sabiduría divina colaborando dócilmente en la realización de su plan salvífico, como es el caso del mismo Jesús que abraza la pasión por amor a nosotros y para salvarnos.

La mentalidad humana, si no se deja iluminar por la luz divina, puede convertirse en malvada. Así lo presenta el libro de la Sabiduría en los planes perversos de los impíos contra el justo (2,12.17-20). Las cualidades del justo, que es el verdadero hombre sabio, resultan insoportables al ojo envidioso del impío, que no acepta la sabiduría divina, sino se rige por los criterios mundanos. Traman contra él la muerte más ignominiosa para ponerlo a la prueba y de este modo encontrar satisfacción y confirmación de su postura hostil ante Dios, a quien no aceptan ni reconocen como tal.

El pasaje del Evangelio de san Marcos (9,30-37) recoge el anuncio que Jesús da a sus discípulos de camino hacia Jerusalén: "El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le  matarán y a los tres días de haber muerto resucitará" (9,31). El anuncio de su pasión es muy claro. Pero la mentalidad estrecha de los discípulos no lo logra comprender ni aceptar. Ellos tienen otra forma de pensar; son otras sus perspectivas. Para ellos el Mesías debe ser victorioso, debe triunfar; por lo tanto, no puede ser entregado a manos de sus enemigos, no puede ser matado. Jesús responderá a esa falta de fe de sus discípulos enseñándoles que el camino para entender y realizar los planes de Dios es el camino de la humildad, del desprendimiento de sí mismo, de la donación sin límites, como Él lo hará abrazando la cruz para salvarnos.

Son estas últimas actitudes, fruto de la sabiduría de Dios, las que resplandecen también en la lectura del apóstol Santiago (3,16–4,3): un corazón misericordioso como el de Jesús en el que no hay lugar a los celos o al espíritu de contienda. Ésta es la sabiduría que debemos buscar y practicar: "la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, pura, además pacífica, complaciente, dócil, llena de compasión y buenos frutos, imparcial, sin hipocresía" (3,17). Como Jesús, debemos vivir esa mansedumbre y humildad de corazón que nos lleva a tratar a todos los demás, en particular a los miembros de la comunidad cristiana, con espíritu de servicio y donación plena, hasta ser capaces de dar nuestra vida por ellos.

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Comentario al Evangelio


¿Servicio o ambición?
Comentario al evangelio del Domingo 25º  T.O./B
ROMA, jueves 20 septiembre 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos el comentario al evangelio del próximo domingo de nuestro colaborador el padre Jesús Álvarez, paulino.

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Jesús Álvarez, ssp

Jesús atravesaba la Galilea junto con sus discípulos y no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía:«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y a los tres días de su muerte, resucitará».Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas. Llegaron a Cafarnaúm y, una vez que estuvieron en la casa, Jesús les preguntó:«¿De qué hablaban durante el camino?»Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. Entonces, sentándose, los llamó y les dijo:«El que quiera ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos».Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo:«El que acoge a uno de estos pequeños en mi nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no me recibe a mí, sino a Aquél que me ha enviado»”. (Mc. 9,30-37)

Nuestro Señor repite a sus discípulos el anuncio de su pasión y de su resurrección. Y mientras Él anuncia sufrimientos --con la certeza de que van a ser coronados por la resurrección--, ellos se debaten en una vergonzosa contienda por los primeros puestos en el soñado reino terreno del Mesías.

La cruz --todo sufrimiento, enfermedad, desgracia, agonía y muerte asociados a la cruz de Cristo--, es el único pase valedero para la resurrección y la gloria eterna, y la única manera de triunfar sobre el dolor y la muerte, a imitación suya y con su ayuda personal. Solo esta esperanza hace llevaderas nuestras cruces --pequeñas y grandes-- de cada día, de toda la vida y de la misma muerte.

Sigue siendo arduo llevar la cruz detrás de Cristo para llegar con él a la resurrección y a la gloria eterna, pues la tendencia a la ambición, al poder, y al disfrute está arraigada de tal manera en el hombre, que desearía pasar a la resurrección y a la gloria saltándose la cruz.

Con esa actitud se corre el grave riesgo de adoptar una religión a propio gusto, de apariencias y cumplimiento externo --¡fatal autoengaño!--, evadiendo el encuentro real y amoroso con Cristo crucificado y resucitado presente, el único que puede dar valor de salvación a nuestra vida, a nuestras cruces y alegrías, a nuestras obras y relaciones, e incluso a nuestra muerte.

La cruz del servicio a Dios y al prójimo, asociada a la de Jesús, se convierte en cruz pascual, porque Cristo resucitado nos la alivia al cargarla con nosotros, camino del Calvario, hacia la resurrección y la gloria. “Los sufrimientos de este mundo no tienen comparación con el peso de gloria que nos espera”, dice san Pablo.

Sin embargo, quizás nos evadimos una y mil veces del servicio generoso y de la renuncia, lo que nos hace "enemigos de la cruz de Cristo", como si la cruz fuera causa de infelicidad, y no causa de resurrección y felicidad eterna, como lo fue para Jesús.

Pero es admirable ver cómo Jesús, ante las ambiciones y ceguera de los discípulos, no se pone a reprenderlos con enojo, sino que se sienta y los instruye de nuevo con infinita paciencia, esperando que al fin entiendan de una vez por todas. ¡Buen ejemplo de paciencia para pastores, catequistas y padres!

A los discípulos de entonces y de hoy, Jesús propone como modelo a un niño. Los niños no tienen pretensiones de dominio y grandeza. Están abiertos a todos, sin malicia ni ambición; son sencillos, pacíficos, felices. No se imponen. Viven y sufren al estilo de Cristo: como mansos corderitos. Pero ¡ay de quienes los hacen sufrir! Dios saldrá en defensa de ellos frente a sus verdugos, a quienes devolverá con creces los sufrimientos causados.

Lo que hace grandes y nos merece los primeros puestos en el reino de Jesús, no es dominar y ser ricos, sino servir a los más pequeños, a los que sufren, a los pobres y marginados que no pueden pagar el servicio. Porque todo lo que se hace con ellos, con Cristo mismo se hace, quien pagará con creces el amor servicial: “Estuve necesitado y ustedes me socorrieron: vengan, benditos de mi Padre a poseer el reino preparado para ustedes”.

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Entrevistas


'En Irlanda se podría predicar un poco más fuerte'
El teólogo William A. Thomas identifica puntos de apoyo para la nueva evangelización
Por José Antonio Varela Vidal

ROMA, viernes 21 septiembre 2012 (ZENIT.org).- En el mes de junio pasado se llevó a cabo en la ciudad de Dublín, Irlanda, el 50° Congreso Eucarístico Internacional, que contó con la presencia del legado especial del santo padre, el cardenal Marc Ouellet. Fue una semana de profunda reflexión sobre el misterio eucarístico, con multitudinarias celebraciones, y marcada también por gestos públicos de perdón ante los errores cometidos en el pasado.

Con el fin de conversar esta vez sobre dicho megaevento, así como para ponerle el “termómetro” a la vivencia actual de la fe en las tierras de san Patricio, ZENIT entrevistó al teólogo laico irlandés William A. Thomas, quien es también consultor de temas especiales sobre su país para dos dicasterios vaticanos.

¿Cómo fue recibido entre los fieles el Congreso Eucarístico celebrado en Dublín?

-William A. Thomas: Fue muy interesante e importante. Se convirtió en una ocasión para que la Iglesia de Irlanda pueda comenzar de nuevo, pues hace tiempo que tenemos problemas. Estamos pasando un momento difícil, ya desde el Concilio Vaticano II.

¿En qué se traducen estos problemas?

-William A. Thomas: Por ejemplo es poca la catequesis que se da en las parroquias, los jóvenes no van a la Iglesia, está el fenómeno del secularismo, las drogas y el alcoholismo, y ya no se reza en las casas. Junto a los problemas sociales y económicos, está también la emigración del país. Creo que sobre todo esto, se podría predicar un poco más fuerte.

Pero el Congreso Eucarístico habrá tenido su efecto, con tanta gente reunida, un legado papal...

-William A. Thomas: Ha sido una buena oportunidad para los que participaron, de escuchar lo que es la Iglesia católica, su universalidad y conocer los componentes que tiene, como son los sacramentos, la catequesis, las devociones. Ha sido una semana de “escuela” para los adultos que quisieron escuchar a una Iglesia madre y maestra.

¿Qué se está haciendo para mantener vivo este espíritu entre la gente?

-William A. Thomas: El Congreso ha dado una nueva oportunidad para estudiar la fe y participar más de la vida de la Iglesia. Pero no es algo que esté terminado, si no está para comenzar de nuevo; yo lo veo como una “primavera” para Irlanda.

¿Y por dónde se debería reavivar esa “primavera” de la fe?

-William A. Thomas: Bueno, ahora tenemos un nuevo nuncio, que es monseñor Charles Brown. Es cierto que entre nosotros hay una crisis de la fe, y el Santo Padre, al nombrar a un obispo proveniente de la Congregación para la Doctrina de la Fe como nuncio apostólico, ha dado una señal especial. Pedimos que progresivamente surjan nuevas vocaciones con mayor capacidad de enseñar, de predicar y trabajar muy fuerte por la Iglesia.

Allí tienen el modelo de san Patricio, ¿no?

-William A. Thomas: Y también de un Bernardino de Siena, para predicar muy fuerte. Porque lo que hay es una inanición espiritual en Irlanda.

¿La nueva evangelización y el Año de la fe, podrían ayudar?

-William A. Thomas: ¡Si!, y quiero decirlo con confianza. Yo he escrito mucho en un periódico católico y lo hablo en la televisión católica. Tengo confianza en nuestra Iglesia de Irlanda, pero en verdad no estamos bien. Tenemos gente que no sabe el catecismo de la Iglesia, hay mucha ignorancia, pero esto no es culpa de todos, ya el papa identificó en su Carta Pastoral cuál es el problema.

¿Cree que el irlandés respondería con una fe renovada a una nueva ofensiva de la Iglesia?

-William A. Thomas: Sí, los irlandeses desde el tiempo de san Patricio son muy fuertes en la fe, pero necesitamos un gran liderazgo que quiera trabajar muy duro por el Señor.

¿Y los laicos no podrían asumir un mayor protagonismo?

-William A. Thomas: En parte sí, pero en Irlanda la estructura de la Iglesia no es abierta para todos como en América. Por ejemplo yo, como laico, solo puedo ayudar escribiendo en los periódicos sobre lo que dice el papa, lo que es el Catecismo, la Nueva Evangelización.

¿Corre el riesgo de desaparecer el catolicismo en Irlanda?

-William A. Thomas: Hay mucho secularismo en Irlanda, y desde los ultimos 20 años, vemos que del 95% que era católico, hoy ha bajado a 42%. Y de este porcentaje, el 67% no cree en la transubstanciación. Según un estudio, la tendencia es que siga bajando...

Nota: En la entrevista publicada ayer al teólogo Thomas sobre diversos temas mariológicos (www.zenit.org/article-43174?l=spanish), se debe aclarar que el Año Mariano de 1954 se celebró con motivo del primer centenario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción.

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Documentación


Venezuela: Se cumplieron 60 años de la coronación de Nuestra Señora de Coromoto
Acontecimiento destacado por un mensaje del obispo de los Teques
ROMA, viernes 21 septiembre 2012 (ZENIT.org).- Con motivo de haber celebrado el pasado 11 de septiembre el sexagésimo aniversario de la coronación pontificia de la patrona de Venezuela, Nuestra Señora de Coromoto, el obispo de la Diócesis de Los Teques, monseñor Freddy Fuenmayor, dio a luz un Mensaje que reproducimos íntegro aquí para nuestros lectores.

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El próximo 11 de septiembre se cumplen 60 años de la coronación canónica de la venerable imagen de Nuestra Señora de Coromoto. En efecto, el 11 de septiembre de 1952 el Cardenal Manuel Arteaga y Betancourt, Arzobispo de La Habana (Cuba), presidía la solemne ceremonia como delegado del Papa Pío XII. Diez años antes, el 1º de mayo de 1942, los obispos venezolanos habían declarado a la Virgen de Coromoto patrona de la nación.

Junto a la de Guadalupe en México, un siglo antes, Venezuela tiene el privilegio de contar con una de las pocas apariciones de la Virgen María, históricamente comprobadas, del continente americano. Dos siglos antes de París (la Medalla Milagrosa) y de Lourdes y casi tres antes de Fátima, María se dignó aparecer en nuestras tierras a unos humildes indígenas, que ni siquiera eran cristianos, y que se resistían a recibir el bautismo que los convertiría en tales (no los culpo, temían –de hecho- perder sus tierras y su libertad a manos de los colonizadores). Y no fueron una o dos las apariciones, sino varias desde 1651 hasta 1652, la más solemne e importante la del 8 de septiembre de este último año, cuando el cacique Coromoto, de la tribu de los cospes, quiso agredir a la bella señora que lo conminaba a bautizarse y quedó entonces en sus manos aquella especie de concha o pergamino con la imagen grabada de la Virgen. La verdad histórica de estas apariciones está suficientemente documentada por testimonios debidamente notariados y confirmada por la relación autorizada del Obispo Mariano Martí a partir de su visita pastoral de finales del siglo XVIII y que viene a ser "algo así como el primer reconocimiento oficial de la Jerarquía al Hecho Coromotano, de que quede constancia por escrito" (Cf. Conferencia de Mons. Omar Ramos Cordero).

En Guanare la Virgen aparece como una verdadera misionera. Varias lecciones están presentes para nosotros cristianos del siglo XXI: ella invita al cacique a bautizarse con toda su tribu, pero antes le indica que él y los suyos deben tener una preparación previa (catecumenado) sobre los principios y la doctrina cristiana, tarea que va a recaer en manos de varios laicos dirigidos por el encomendero Juan Sánchez. Después de recibir la instrucción del catecismo los cospes son bautizados, a excepción de su cacique que con vehemencia se niega a hacerlo. María no se rinde y en la memorable aparición del 8 de septiembre de 1652 insiste, pero es rechazada con violencia. En sus inefables designios, Dios se vale de un mal para convertirlo en un bien: mordido por una serpiente el cacique en su agonía pide ser bautizado y ese mismo día estaba con Jesús en el paraíso y seguramente llevado de la mano por la Virgen para entrar en el reino de la luz y de la paz, donde ya no habrá llanto ni dolor, sino gozo en la presencia eterna del Señor.

A partir de la aparición de Guanare una corriente de fervor cristiano y devoción mariana sacude a Venezuela. Después de siglo y medio de colonización los pueblos que todavía no conocen el Evangelio se vuelven a Cristo gracias a la predicación de los misioneros y la fe cristiana se difunde en extensión y calidad en toda nuestra Patria. Por eso decimos que la Virgen es la primera evangelizadora de Venezuela. El amor a María abre los corazones a Cristo. Ilustrativa la oración colecta que recita el sacerdote al principio de la Misa Votiva dedicada a Nuestra Señora de Coromoto: pedimos al Padre que habiéndonos puesto desde los comienzos de nuestra historia bajo la maternal protección de la Madre de Dios, los católicos venezolanos nos comprometamos a vivir nuestro bautismo y a trabajar por el progreso de nuestra patria, en estos tiempos tan apremiantes, siguiendo caminos de justicia y de paz. Es decir, la devoción a la Virgen de Coromoto nos puede ayudar a convertirnos en cristianos activos que evangelizamos y nos esforzamos por edificar una civilización del amor, donde reine Jesucristo, salvador de la humanidad. Así, pues, llenos de esperanza, sin desanimarnos ante las dificultades, seamos como María, auténticos discípulos de Jesús y misioneros de su Evangelio.

Y al acercarnos al año jubilar de la fe, convocado por el papa Benedicto XVI y que él mismo abrirá solemnemente el próximo 11 de octubre junto con el Sínodo de los Obispos sobre el tema de la nueva evangelización, pedimos a María: Nuestra Señora de Coromoto, renueva la fe en toda la extensión de nuestra patria.

+ Freddy J. Fuenmayor S. Obispo de Los Teques

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