25.09.12

Ministra de Justicia de Francia, Christiane Taubira ©REUTERS/Charles Platiau

No es nuevo. Dado que la «naturaleza es homófoba» (Monty Python dixit) hay que eliminar cualquier «metafísica de la presencia», como si el lenguaje ‘construyese’ la realidad.

La nueva ley de «gaymonio» que está preparando el gobierno socialista de Hollande incluirá la adopción por parejas homosexuales. La realidad virtual que se pretende legislar necesita de un marco adecuado de lenguaje, o al menos, la eliminación de los referentes a los que remite y que muestran el absurdo. Parece que lo de «dos papás» o «dos mamás» no cuela. Los niños son primariamente crueles, y tienden a llamar las cosas por su nombre.

Para ir ‘construyendo’ esa nueva realidad la nueva ley prohibirá el uso de «padre» o «madre» en todos los documentos oficiales franceses, lo sustituirá por el conocido ‘progenitor’. El término pariente tampoco es suficiente.

Parece que la reforma va más allá de lo que ya se ha hecho en el Reino Unido, sustituyendo father y mother por parent1 y parent2 en el documento identificativo por antonomasia, el pasaporte. También va más allá de la reforma de socialismo zapaterista español, que no sólo sustituyó madre y padre por ‘progenitor A’ y ‘progenitor B’ en el registro, también propuso la eliminación del «Libro de Familia» por un Código Personal de Ciudadanía (CPC).No dio tiempo a que las palabras ‘malditas‘ fueran proscritas de toda la legislación, que es a lo que apuntan los franceses.

A pesar de esta oleada de ingenieros sociales la realidad es tozuda: la naturaleza humana es sexuada y los roles en la generación de la vida están definidos, no son electivos, no son ‘democráticos’, sea lo que sea lo que quieren que democrático diga. Y la filiación es lo más radical del ser humano, no se puede no ser hijo.

Por desgracia, los resultados de violar la naturaleza, de arrancar la filiación del ámbito que le es propio –la familia– no tardarán en llegar, por ejemplo:

No me parece ni audaz ni descabellado afirmar que cuando el sujeto de derechos, el niño, se convierte en objeto de derecho desaparecen los límites morales y éticos que salvaguardan la dignidad de la persona. Entoces, ya todo es posible.