27.09.12

 

Muchas personas están eligiendo las recetas de videntes, libros de autoayuda y El arte de vivir para terminar con su dolor. Infobae América consultó a especialistas, y Darío Mizrahi ha redactado el siguiente artículo, relacionado con el que hemos publicado recientemente sobre los libros de autoayuda.

Muchas de las terapias alternativas ofrecen algo tentador: solucionar los problemas y señalar el camino de la felicidad. ¿Pero puede ser todo tan fácil? “Con la farmacología y las terapias alternativas se difunde la ilusión de que la angustia se va a resolver rápido, aunque sea algo muy complejo. Son tratamientos que producen ciertos efectos, pero superficiales y transitorios. En cualquier momento las personas vuelven a sentir el mismo malestar o uno distinto. No se resuelve la causa de la angustia”, aseguró Enrique Novelli, psicoanalista de APA (Asociación Psicoanalítica Argentina), en diálogo con Infobae América. ¿Por qué tienen tanto éxito entonces?

Respuestas espirituales

La literatura de autoayuda vende anualmente millones de libros en todo el mundo. Desde Osho en la India, hasta Paulo Coelho en Brasil, casi todos los países tienen a escritores de este género entre los más leídos. Los une la importancia que le dan a la espiritualidad y a la capacidad que tienen las personas de hacer uso de ella para superar todos sus malestares y frustraciones. Por eso los autores abundan en consejos y recetas que, suponen, cualquiera puede aplicar obteniendo grandes resultados.

En un estudio publicado en la revista Psychological Science, la psicóloga canadiense Joanne Wood contó cómo esos libros pueden producir un efecto contrario al que se proponen. Frases como “tú puedes” o “eres el mejor”, que pretenden inflar la autoestima, terminan aplastándola, porque entran en contradicción con la imagen que las personas inseguras tienen de sí mismas, y las deprimen aún más.

Otro ejemplo es de El arte de vivir, la organización fundada en la India por Sri Sri Ravi Shankar. En cursos de siete días enseña técnicas de respiración para manejar las emociones negativas. “Uno puede eliminar todo lo que no quiera tener”, aseguró Beatriz Goyoaga, coordinadora en la Argentina. Lo que une a los libros de autoayuda y a El arte de vivir es que ofrecen respuestas express. Leer algunas páginas o asistir a un par de encuentros sería suficiente para solucionar las grandes angustias de una persona.

Otro es el caso de terapias como el yoga y el reiki, que también apuntan a eliminar el sufrimiento psíquico y físico cultivando la espiritualidad interior, pero no se presentan como soluciones rápidas. Son tratamientos que necesitan continuidad en el tiempo para producir efectos.

El malestar en las grandes urbes

“Las condiciones de vida en las ciudades desencadenan parte de las búsquedas espirituales. Las formas de trabajo, el tiempo que se tarda en llegar, la aceleración propia de la vida urbana. Las personas sienten que eso provoca enfermedad en un sentido amplio. Ansiedad, angustia, estrés y contracturas musculares”, afirmó Mercedes Saizar, doctora en cultura y sociedad e investigadora del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, de Argentina), consultada por Infobae.

Entonces, una vida acelerada y carente de espiritualidad se busca compensar con terapias espirituales. “Las personas están impulsadas a ir más allá de las religiones tradicionales, donde todo está más pautado y uno se inserta en una institución. En las nuevas búsquedas espirituales no hay tantos marcos morales, ni tantas reglas a seguir, sino que hay un encuentro de sí mismo y una relación con lo sagrado sin mediación de las instituciones”, agregó Saizar.

¿Por qué se rechazan las formas más institucionales? Porque otro rasgo de la vida en las metrópolis es la individuación. Las personas ya no se mueven en grandes grupos humanos, sino que buscan ellas mismas encontrar respuestas y organizar sus vidas. Los sistemas de valores colectivos que indicaban las máximas del bien y el mal ceden su paso a las éticas individuales.

Así se explica, por ejemplo, el éxito de la literatura de autoayuda. “Algunas personas -según Saizar- toman la lectura de esos libros como una forma de autotratamiento, como una terapia en sí, para buscar por ellos mismos el camino del bienestar”.

¿Se puede vivir sin angustia?

Lo que muchos critican de algunas de estas respuestas a la angustia es que, apoyadas en la demanda social de supresión inmediata del sufrimiento, ofrecen efectos rápidos, pero sin preocuparse por las causas del fenómeno. “Esto provocó la declinación de terapias como el psicoanálisis, que es considerado lento. Eso es cierto, pero se debe a que trabaja sobre las causas de la angustia”, aseguró Novelli.

Otro de los aspectos más criticados de los nuevos tratamientos es que algunos buscan disminuir la incertidumbre diciéndoles a las personas lo que tienen que hacer. El mejor ejemplo lo da El arte de vivir, que expresamente se propone enseñarles a las personas lo que deben hacer para vivir mejor. Por eso muchos sostienen que los resultados que se obtienen con esos cursos o con los libros de autoayuda son superficiales y de corta duración. En definitiva, no parten desde adentro de la persona, sino desde afuera.

“¿Qué es más adecuado -se preguntó Novelli-, que la persona bajo tratamiento siga determinadas directivas como mandatos o que vaya encontrando sus propias respuestas con la ayuda de un terapeuta?”. Más allá de cómo decida pararse cada uno frente a su propia angustia, de si decide iniciar un tratamiento, cambiar su modo de vida o no hacer nada, hay una serie de riesgos no se pueden obviar. Por un lado, es un problema que una terapia prometa más de lo que puede cumplir, porque puede aprovecharse de personas que están muy vulnerables. A fin de cuentas, ¿se puede vivir sin angustia?

Por otro lado, si se admite que el sufrimiento psíquico es algo que forma parte de la existencia humana, es problemático culpabilizar al angustiado por su dolor y sus dificultades para vivir, porque eso incentiva la frustración de quien sufre. Nadie es un fracasado ni un enfermo por angustiarse. Entonces, lo menos que se le puede pedir a un tratamiento que pretenda contribuir al bienestar mental es que sea honesto. No se trata de ser feliz todo el tiempo, porque eso sólo pasa en los cuentos. Bajando un poco las expectativas, el objetivo puede ser que el dolor y los miedos no paralicen. Se trata de aprender a convivir con la angustia.

¿Quiénes son los “consejeros espirituales” contemporáneos?

Recuperamos un artículo del mismo medio publicado en el año 2006, donde leemos que Deepak Chopra, Osho y Paulo Coelho son los “neo consejeros” más demandados. Público de todo el mundo recurre a ellos para comprender y enfrentar conflictos cotidianos. Sus libros baten récords. ¿Qué proponen y qué los hace tan famosos y seguidos en el mundo?

Son místicos, profesionales o simples “consejeros”, y tienen en común que millones de personas en la Argentina y en el mundo saben quiénes son, leyeron sus libros y son fervientes seguidores. Hablan del “espíritu del humano”, de la naturaleza de los comportamientos y reacciones, de cómo enfrentar situaciones de alta tensión, cómo conocerse o superar la depresión, lograr mejoras en la vida, aumentar la autoestima, y alcanzar la paz y armonía, entre muchos otros temas.

Lo cierto es que cada libro que Deepak Chopra, Osho o Paulo Coelho escriben se convierte en best seller. Y no son los únicos en el rubro: en los Estados Unidos, las obras de “autoayuda” son un “boom” que inclusive impulsan las estrellas de Hollywood. Jack Canfield y Mark Hansen, el psiquiatra Brian Weiss o la ex predicadora Louise Hay, son convocados a la TV habitualmente, y venden sus libros a cientos de miles. Y, al igual que muchos escritores menos conocidos, plantean ideas similares a las de Deepak Chopra y Osho, los dos autores más populares de la autoayuda.

¿Simple coincidencia, homenaje o intento de ganar algunos dólares?. No lo sabemos. Lo que sí se puede afirmar es que los guías espirituales actuales no escatiman en apariciones públicas (Jack Canfield, por ejemplo, es un habitual invitado de talk-shows) y ni se inmutan ante la “publicidad gratuita” que le ofrecen las estrellas del espectáculo.

Podría pensarse que en realidad, lo que proponen es una “terapéutica espiritual”, sin duda menos costosa y “más fácil” que una psicológica, basada naturalmente en “recetas” que puede aplicar cualquier lector siguiendo simples pasos o recomendaciones generales. Algunas de ellas apelan a lugares tremendamente comunes como “el camino de la felicidad es la armonía y el equilibrio” o “el amor es el camino”, entre otros tantos.

Y ganan éxito en tiempos en que nada parece brindar las respuestas que las personas buscan: porque lo que estos libros incluyen son consejos simples para mejorar la vida cotidiana. Todos pregonan la aplicación de los mismos valores: el amor, la amistad y la compasión, como una forma de mejorar nuestro paso por este mundo. Algo así como afirmar que “cada uno cosecha lo que siembra”.

Y coinciden en señalar la importancia que tiene confiar en uno mismo para alcanzar nuestras metas, y no dejarse vencer por la adversidad. La diferencia principal entre los “nuevos” y los “viejos” radica en su origen: oriental u occidental. La meditación, la relajación, la mirada interior y la calma caracterizan los consejos que rescatan los discípulos de Osho, divulgadores de su obra.

Chopra, en cambio, traza un puente entre ambas culturas, basándose en su profesión: la medicina. Sus enseñanzas combinan la física y la filosofía, lo práctico y lo espiritual, la sabiduría oriental y la ciencia de occidente. Y tal vez ahí esté el secreto del éxito de los guías espirituales contemporáneos: apoyan sus ideas sobre una base científica.

Veamos algunos casos: Brian Weiss es psiquiatra, graduado en la Universidad de Columbia y la Escuela de Medicina de Yale, en los Estados Unidos, y Jack Canfield, psicoterapeuta con estudios en la prestigiosa Universidad de Hardvard. Además, todos ellos tratan de sustentar cada uno de sus dichos en pruebas abaladas por la ciencia y la estadística: porcentajes, sondeos cerebrales y muestras comparativas. Un mensaje que apunta al corazón y al espíritu, pero con los pies sobre la tierra.