30.09.12

 

El teólogo Andrés Torres Queiruga fue objeto de una nota doctrinal por parte de la Comisión espicopal para la doctrina de la fe de la Conferencia Episcopal Española. La comunicación era sobre algunas de sus obras. Es decir, no sobre todas. Pero dada la importancia de las doctrinas que son abordadas en dicha nota y dado el hecho de que Queiruga no se ha desdicho de nada de lo escrito, parece evidente que estamos ante un teólogo cuya fidelidad al Magisterio es más bien inexistente.

A pesar de ello, un colegio de maristas en Rosario (Argentina) iba a ser la sede de una conferencia del teólogo gallego sobre su último libro “Cómo repensar la creación de Dios".

Digo iba, porque ya no va a ser. Mons. José Luis Mollaghan, arzobispo rosarino, se ha dirigido al superior de la congregación para decirle que ni aprueba ni autoriza esa conferencia. Las razones son claras, tal y como leemos en el comunicado del arzobispado:

… el Arzobispado de Rosario no aprueba ni autoriza que el referido Profesor dicte conferencias sobre la doctrina católica en la sede de un colegio o institución católica; “dado que sus enseñanzas no siempre son compatibles con la interpretación auténtica que ha dado la Iglesia a la Palabra de Dios escrita y transmitida".

La comunicación de la archidiócesis de Rosario acaba de forma bastante contundente:

Es lamentable que mientras nos acercamos a vivir el año de la Fe, se promuevan estos actos que distorsionan la verdadera fe de la Iglesia; la misma fe “que actúa por el amor y se convierte en un nuevo criterio de pensamiento y de acción que cambia toda la vida del hombre (cf. Rm 12, 2; Col 3, 9-10; Ef 4, 20-29; 2 Co 5, 17)” (Porta Fidei, nº 6)

Mientras escribo este post todavía no se han producido reacciones públicas por parte de don Andrés Torres Queiruga y todos los que le apoyaron y jalearon después de la nota de la CEE. Supongo que las habrá y serán más de lo mismo. Le presentarán como víctima de la nueva inquisición, de la censura, bla, bla, bla.

Pero el sentido común dicta que si un teólogo se aparta del Magisterio en doctrinas que afectan al alma del cristianismo, la Iglesia no puede aceptar que dé conferencias teológicas en sus centros. Es deber de los obispos promover y defender la fe. Y la fe se defiende impidiendo que se la ataque desde dentro de la propia Iglesia.

Si un pastor permite que a sus ovejas se les dé un alimento contaminado, se convierte en responsable ante Dios por la enfermedad espiritual que puedan contraer esas ovejas, que en realidad no son suyas sino del Señor que se las ha encomendado. Si las ovejas quieren salir del prado e irse a comer malas hierbas en prados ajenos, es su problema. Pero el pastor no puede quedarse de brazos cruzados mientras llega un sembrador de herejías a su terreno.

Y ello mismo me lleva a hacer la siguiente reflexión. Que no es nueva, dicho sea de paso. El ciudadano y teólogo Andrés Torres Queiruga tiene perfecto derecho a pensar, escribir y decir lo que le venga en gana en relación a la Revelación cristiana. Pero el sacerdote Andrés Torres Queiruga no puede hacer tal cosa. Si lo que cree y dice choca con la doctrina de la Iglesia, no hay derecho a que se le permita difundir sus heterodoxias entre el pueblo de Dios. Si no se retracta públicamente de sus errores, corresponde a su arzobispo u obispo (no sé dónde está incardinado) el retirarle la autorización para enseñar teología. Y si no lo hace su pastor, tendrá que hacerlo Roma.

Distinto sería si don Andrés estuviera en una situación similar a la de otros teólogos como el arriano Tamayo, que no están bajo la autoridad canónica de la Iglesia. Ellos pueden decir lo que quieran siempre que no sea dentro de un edificio propiedad de la Iglesia. Pero el teólogo gallego sí está bajo la autoridad eclesiástica. Es a ésta a quien corresponde tomar las medidas necesarias para impedir que enseñe como teólogo católico, siendo que su doctrina no es católica.

Recordemos lo que dijo Torres Queiruga en una entrevista concedida a Tempos Dixital en el 2009 (negritas mías):

Levaríame unha alegría inmensa se aparecese a tumba co cadáver de Xesús. Teriamos a máis preciosa e prezada reliquia histórica. Con todo, é difícil que suceda, porque o máis probable é que, unha vez crucificado, levasen o seu cadáver a unha fosa común, que era daquela o destino dos condenados sen recursos.

¿Non hai milagre no que se di que ocorreu tres días despois da morte do Xesús histórico?

Que a resurrección da que falan as Escrituras non é un milagre, xa é admitido por todos. Sería milagre se o cadáver volvese á vida. Non foi así. Os textos son parabólicos, son simbólicos. A interpretación máis axustada é a que deron dous grandes teólogos, Hans Küng e Karl Rhaner: Xesús morreu cara ó interior de Deus. É polo que entendo que é necesario repensar a Resurrección (o título dunha das súas obras).

¿Puede alguien así dar una conferencia como teólogo católico? Mons. Mollaghan ha cumplido ya con su deber. Toca que otros hagan lo mismo. ¿A qué esperan?

Luis Fernando Pérez Bustamante