2.10.12

Un amigo de Lolo - Saber que Dios existe

A las 12:13 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Un amigo de Lolo

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Saber que Dios existe

“Los más desgraciados son los analfabetos de Dios ”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (435)

Hablamos, aquí, de materia espiritual.

Seguramente hay muchas formas de vivir en el mundo en el que nos ha tocado peregrinar. También es cierto que en ocasiones no escasas no podemos escoger qué hacemos porque hay circunstancias que nos sobrepasan y casi, o sin casi, nos obligan a proceder de una manera determinada por el ambiente o, simplemente, por nuestras propias circunstancias particulares.

Sin embargo, no es menos cierto que en otras muchas ocasiones sí que estamos en disposición de ser lo que queremos ser porque tenemos la posibilidad de hacer esto o lo otro y no nos sentimos impelidos a ser lo que no queremos ser. Tenemos intacta, entonces, la libertad que Dios nos dona para que hagamos con ella lo que nos plazca. Y a fe que lo hacemos.

Carecer de conocimiento de Dios es triste. No es que una persona pueda no vivir si no conoce a Dios y que, por eso, tenga una existencia que para ella pueda ser despreciable. Lo malo de esto es que no puede gozar del Padre ni de su Amor aunque lo tenga ni de su Misericordia aunque siempre la entregue el Creador a sus criaturas. Es como si se tuviese, hablamos ahora de economía, un tesoro pero no se supiese que existe o como si padeciendo hambre no se diese uno cuenta de la comida que tuviera ante sí. Una pena.

Se puede ser, entonces, desgraciado, sin saberlo porque no se tiene la gracia que Dios nos da o, si se tiene, no se es capaz de hacerla propia por falta de fe o, simplemente, por desconocimiento de una realidad espiritual tan grande y tan anhelada por el hombre que conoce a Dios y goza, tan sólo, con saberse contemplado por el Todopoderoso y, en sus manos, acariciado por su bondad.

Saber, creer, pues, en la existencia de Dios es un elemento que no debería ser descartado por nadie porque el Creador creó, crea, y hace que el sol salga sobre buenos y malos pero es, eso, Creador y por serlo, aunque no lo necesite pues todo lo puede y hace, ha de querer, como Padre, que su semejanza goce con Él y, claro, sepa que existe.

En realidad, el analfabetismo de Dios es el peor de todos porque rompe, por la base de la existencia, la propia vivencia del ser humano e impide, además, que el crecimiento del espíritu complete el qué de cada día y lo que más nos conviene. Luz que perdemos por puro egoísmo cuando sabemos que el Creador es Quien es si estamos en disposición de acercarnos a sus inmediaciones espirituales pero negamos la posibilidad, siquiera, de que su voluntad exista.

Y a eso llaman ateísmo cuando es, más bien, ceguera ante lo que se ve y sordera ante lo que se oye.

Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán