20.10.12

 

La situación es complicada. El jueves tuvimos reunión de lo que llamamos la “mesa de Cáritas del arciprestazgo”, a la que asisten representantes de Cáritas de las diez parroquias de la zona junto con trabajadores sociales de la institución y que preside un servidor como coordinador de la zona.

En estos encuentros evaluamos la situación general y los problemas que hay en nuestros barrios y buscamos como coordinar esfuerzos y apoyarnos unos a otros.

La situación ciertamente dramática, partiendo de que desde los servicios sociales nos han dicho claramente que ayudas CERO. Con eso de que hay crisis y recortes pues han decidido que no hay presupuesto para nada y ahí estamos. ¿Consecuencias? Pues que todo viene a Caritas. Familias que sacan a los niños de la guardería porque no pueden pagar cincuenta, sesenta euros al mes. Niños que necesitan esa guardería para socializarse, comer, estar limpios, recibir estímulos. Las hay que mandan a los niños al colegio sin libros. Lo del comedor escolar es de risa. ¡Cuántas familias hay que no saben cómo preparar un tupper de comida decente! Nada. Comedores escolares CERO. Libros de texto CERO. Guarderías CERO. Otras cosas ya ni las planteamos.

Pero los problemas están ahí. Los mayores, con pensiones que a veces dan de comer a una familia, ahora tienen que pagar las medicinas. Se acumulan recibos de luz, agua, gas. Y cada vez son más las familias que acuden a nosotros al menos a por una bolsa de alimentos.
Nos multiplicamos y hacemos las cuentas al céntimo. Los alimentos llegan porque la gente sabe lo que es pasar necesidad y que hay que echar una mano como sea. Pero cada vez se complica todo un poco más.

El otro día al acabar la reunión, como coordinador, dije unas palabras. Más o menos que no estoy dispuesto a consentir que la administración se quite de en medio a los más débiles a base de decirnos a Cáritas que lo hagamos nosotros que en definitiva lo hacemos por Dios. Porque desde los servicios municipales DE CUALQUIER BARRIO te llega gente que la envían diciéndoles que seguro que nosotros podemos hacer algo. Y que lo digo en la reunión de la mesa de arciprestazgo, que lo diré este próximo jueves en la reunión de coordinadores de la vicaría episcopal y que se lo diré al señor cardenal en cuanto tenga oportunidad.

Porque aquí hemos vivido unos años de derroche y despilfarro como si fuéramos súper millonarios. Pasa un gobierno y pasa otro y cada vez peor. Y la solución es que los pobres más pobres los atienda Cáritas y un problema menos. Pues no. Estos pobres, frutos de políticas absurdas los han creado los políticos, los banqueros y toda su panda. Pues algo tendrán que hacer, digo yo.

No. No me niego a ayudar, hasta ahí podíamos llegar. Todo lo contrario. Me siento orgulloso de los voluntarios de Cáritas, de su esfuerzo, de la generosidad de la gente. Pero una cosa es que Cáritas colabore, y otra es que se desentiendan de la pobreza con el gesto fácil de mandar a las parroquias con el cuento chino de que no tienen presupuesto.

Por cierto. Leo estos días en la prensa que un concejal del ayuntamiento de Burgos gastó en un mes más de DOSCIENTOS MIL EUROS en teléfono móvil. Me apuesto un duro de los de antes que en Burgos los servicios sociales municipales han sufrido recortes. Y la gente a Cáritas, claro.